Desde el marketing digital, el desarrollo web, las ventas o la atención al cliente, el teletrabajo o trabajo en remoto está creciendo en muchos sectores. En definitiva, la ubicación ya no es relevante, pero si lo es el conocimiento y la experiencia de los trabajadores.
- Los meses veraniegos se han convertido en un buen momento para que muchas empresas realicen una prueba con el teletrabajo.
- Antes de nada, es importante analizar qué necesitamos para teletrabajar en nuestra organización de forma efectiva.
Según un estudio realizado por Sage, durante el estado de alarma, un 24% de las empresas recurrió al teletrabajo como principal medida. En este sentido, tras la vuelta a la oficina, el 15% de las pymes encuestadas afirmó que tenía intención de aumentar el teletrabajo.
Y es que la tecnología y las comunicaciones hacen que cada vez sea más fácil poner en marcha esta opción. Sin embargo, hay muchas empresas que tienen sus dudas. Para disiparlas, nada mejor que probar si funciona en nuestra organización. Por eso, los meses de junio a septiembre son el momento perfecto para probar el teletrabajo en nuestra empresa.
A esto se une que es una modalidad con una gran aceptación entre los empleados. Según el estudio realizado por Grupo Adecco, el 77% de los españoles consultados considera que el modelo ideal es aquel que combina el teletrabajo con ir a la oficina.
Aun así, trabajar desde casa no es tan fácil como puede parecer. En este post con contenido actualizado hacemos un repaso a los básicos que necesitas conocer para ponerlo en práctica.
Cómo implantar el teletrabajo en la empresa
La primera medida que una empresa tiene que poner en marcha para implantar el teletrabajo es de tipo técnico. ¿Cómo se conectará el empleado de forma remota para poder realizar su trabajo?
Existen diferentes posibilidades: desde empresas que prácticamente no tienen que hacer nada porque sus programas están en la nube a otras que tienen que habilitar conexiones remotas para que puedan acceder desde sus casas.
Hay que tener en cuenta lo siguiente:
EN PRIMER LUGAR: INFRAESTRUCTURA
- Por lo que respecta a la infraestructura hay que llegar a un acuerdo con los empleados. Si hace unos años era la empresa la que facilitaba conexión a Internet, un portátil o una tablet, hoy en día muchos empleados son los primeros interesados en trabajar desde casa y utilizan su propia conexión de fibra en el hogar o su portátil personal para acceder.
- En todo caso, hay que fijar unas mínimas medidas de seguridad para que los datos de la empresa estén en todo momentos seguros. No deben salir en ningún caso de la organización. Los portátiles o tablets personales tienen que ser un medio para conectarse, en ningún caso para almacenar ni tratar datos dentro de los mismos.
EN SEGUNDO LUGAR: CONTROL HORARIO
- El segundo aspecto a tener en cuenta es cómo vamos a fiscalizar el trabajo que hacen en remoto. Es decir, además de realizar un control horario, que también es obligatorio si trabajamos desde casa registrando la hora de entrada y la hora de salida, es necesario evaluar la productividad de este empleado.
- Lo habitual es establecer una comparativa entre la cantidad de tareas que se realizan habitualmente en la oficina y las que se han hecho desde casa.
EN TERCER LUGAR: PAUTAS A SEGUIR
- Y, por último, hay que establecer unas pautas de teletrabajo, es decir, si se va a trabajar desde casa siempre, si podemos hacerlo una vez a la semana cuando el empleado lo decida, si serán una o dos tardes, etc.
- Como prueba piloto, lo ideal es que se pueda trabajar un día a la semana desde casa. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los empleados que se acojan a esta fórmula intentarán pegar estos días que teletrabajan al fin de semana, ya que les ayudará a conciliar mejor.
Lo ideal es establecer un calendario para que nos ayude a coordinarnos y no acabe la mitad de la oficina el viernes trabajando desde su casa. Si se trabaja por las tardes, una buena forma de ayudar a conciliar es que una o dos tardes cada semana lo hagamos desde casa.
Ventajas para los empleados y también para la empresa
Los empleados son los primeros que están interesados en el teletrabajo. He aquí los principales motivos:
- El principal motivo es que les ayuda a conciliar mejor su vida personal y profesional.
- Además, evita desplazamientos y ahorra tiempo, especialmente en las grandes ciudades donde los atascos están a la orden del día.
- También es un ahorro de dinero al evitar gastos como, por poner dos ejemplos, los de transporte o la comida fuera de casa.
Esto hace que el trabajador esté más implicado cuando trabaja desde casa. No solo va a concentrarse mejor, sino que, si tiene un problema personal y se puede quedar en casa para solucionarlo mientras desarrolla remotamente su labor profesional en lugar de ir a la oficina, la productividad será más alta. También se rebaja el absentismo laboral.
No todo son ventajas
Pero no todo son ventajas. La empresa debe hacer un esfuerzo de coordinación, ya que en muchos casos no todos los empleados están en la oficina para poder montar una reunión en cualquier momento. Además, hay que conjugar atención al cliente con poder trabajar desde casa. También se deben añadir medidas de seguridad para que las conexiones desde casa sean seguras.
Los empleados muchas veces piensan que se levantan en pijama y se ponen a trabajar. No se dan cuenta de que puede que no tengan el espacio adecuado para pasarse 8 horas trabajando de forma seguida, que trabajar en el salón no es lo mejor, especialmente si tenemos familia, y que cuando se trabaja desde casa muchos no acaban de entender que no se pueda abandonar las labores profesionales dedicarte a hacer otras tareas.
Hay, por tanto, que saber organizarse y concentrarse ya que, de otra manera, nos damos cuenta de que trabajando desde casa hemos dedicado muchas más horas de las que nos gustaría para las tareas pendientes.
Verano, el momento perfecto para probar el teletrabajo
En esta época estival se dan dos circunstancias que hacen que se pueda crear un campo de pruebas adecuado para la implantación del teletrabajo. Por un lado, existe una menor carga de trabajo en la mayoría de las empresas. Ese periodo de adaptación que significa aprender a trabajar desde casa se pasa mejor si no tenemos un nivel de tareas elevado.
Para el empleado es una prueba de fuego a la hora de aprender a organizarse, a valorar en qué condiciones sí y en cuáles no le es más rentable trabajar desde casa. Una mala conexión a internet puede arruinar nuestra productividad, por lo que intentar conectarse desde un pueblecito remoto no sería una buena idea. A veces es más fácil pasar la mañana trabajando en un coworking cercano o en un centro de empresas si nos hemos desplazado con la familia que está de vacaciones.
Y a nivel organizativo también nos ayuda a ver los pros y los contras para la empresa, a evaluar cuántos empleados pueden teletrabajar a la vez o si es más adecuado hacerlo solo un día o un par de tardes a la semana. También permite evaluar la calidad del trabajo realizado de forma remota o la seguridad de las conexiones y las medidas a tomar para cumplir con el RGPD.
El final del verano, ¿será el fin del trabajo en remoto para muchos trabajadores?
A priori, la evolución de los rebrotes derivados de la situación sanitaria por el COVID-19 será la que marcará la vuelta o no a las oficinas. En muchos casos, ese regreso será lento y escalonado, sobre todo para las grandes compañías.
Por ejemplo, algunas de las grandes tecnológicas como Google, Facebook o Salesforce ya han manifestado que extenderán el teletrabajo hasta el verano de 2021. Y otras como Twitter, lo harán de manera indefinida.
En nuestro país, las grandes empresas contemplan mantener el teletrabajo o trabajo en remoto a partir de octubre. Y aquí, será muy importante el papel de los profesionales de recursos humanos para garantizar que los empleados que trabajan a distancia reciben la misma calidad de experiencia que en la oficina.
En definitiva, el mundo del trabajo está sufriendo de golpe una de las mayores disrupciones de la historia. Y aquí, las áreas de recursos humanos deberán enfrentarse a los grandes desafíos que está provocando la necesidad de mitigar los riesgos del presente al mismo tiempo que nos preparamos para un futuro rodeado de incertidumbre.