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¿Cuál puede ser la hoja de ruta económica europea en el actual desorden mundial?

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Novedades en el panorama arancelario y comercial. Destaca la suavización –y, en buena parte, retirada– de las tarifas que se anunciaron el ya famoso 2 de abril. También los acuerdos comerciales de EE. UU. con Reino Unido, y en particular, tras un fin de semana intenso de negociaciones en Ginebra, la tregua arancelaria de 90 días entre el gigante norteamericano y China, que bajan drásticamente sus respectivos aranceles al 30% y al 10%. Quedan muchos otros convenios comerciales por acordar entre Estados Unidos y el resto del mundo, destacando el de la Unión Europea, que tendrá que actuar y avanzar. Por lo pronto, esta cierta situación de impasse de la UE no le ha dejado inmune a los logros de otros países, como ha demostrado la depreciación del euro de esta semana. No tener un acuerdo comercial con EE. UU. puede penalizar y mete más presión a la UE. 

No está desocupada la UE en absoluto. Con una agenda política y económica cargadísima y gran parte de esta con muchos asuntos pendientes con Estados Unidos, que hacen más complejo el diálogo. Junto a las negociaciones comerciales, están encima de la mesa el futuro de la defensa y seguridad en Europa –con una posible retirada parcial eventual de Estados Unidos y el rearme de los países de la UE– y los intereses geopolíticos, en particular, todo lo relacionado con la guerra en Ucrania. Mucha tela que cortar. Así como en la pugna entre Estados Unidos y China parecía que los primeros tenían mucho más que perder que los segundos, con sociedades muy distintas en su capacidad de aguante, en el caso de la UE probablemente la cosa no está tan clara, y un mal acuerdo (o falta de uno que sea bueno para las dos partes) puede generar más perjuicio en este lado del Atlántico. 

No solamente porque la UE mantiene un superávit comercial que podría menguar significativamente, sino por la mayor debilidad macroeconómica actual, con varios países en importantes encrucijadas políticas y de sus economías productivas. Francia, Italia y sobre todo Alemania se encuentran en un diván terapéutico en lo económico y político. La accidentada elección como canciller germano de Friedrich Merz la semana pasada nos recuerda las tribulaciones a las que frecuentemente se enfrentan los países europeos. También las divergencias de los principales países en los grandes asuntos de Bruselas restan eficacia a la estrategia negociadora, en la que ir con una voz única, creíble y sin ruidos internos ayuda a tener éxito en el proceso. 

Las relaciones con China son otro elemento de gran trascendencia. La Unión Europea en su conjunto y también algunos de sus países por separado, están reforzando –y esperan seguir haciéndolo– sus lazos comerciales con el gigante asiático, sobre todo tras el anuncio de los aranceles por parte de Estados Unidos el 2 abril. Fue una piedra de toque para recordar que hay que tener vínculos comerciales y económicos más intensos y una estrategia más definida con el principal país en las cadenas de suministro globales. Abrirse más a China no tiene por qué ser necesariamente motivo de tensión con Estados Unidos, o por lo menos se debe intentar evitar, ya que este último país está hablando con el gigante asiático, tras su reciente acuerdo de tregua arancelaria. China debe formar parte de todas las ecuaciones comerciales que se diseñen a escala global. Asimismo, Estados Unidos y el país asiático han abierto negociaciones en un sentido más amplio que los aranceles. Los desequilibrios macroeconómicos –gran déficit comercial del país americano–, y cómo corregirlos, van a ser parte de ese diálogo que ahora se ha abierto. Incluirá seguramente además el papel del dólar y del yuan a escala global en el futuro, entre otros asuntos. 

En este sentido, Europa se encuentra en una situación comparable, porque otros temas, como el desequilibrio exterior de Estados Unidos con la Unión Europea, la relación entre el euro y la divisa americana, así como los comentados temas de defensa y geopolíticos, pueden suponer una manera de abrir –en un símil deportivo– el campo de juego para la negociación de las próximas semanas. Es como si todo el ruido de los aranceles se hubiera producido para sentar a todos los países a negociar no solamente las tarifas, sino también para corregir, al menos en parte, el conjunto de desequilibrios exteriores que tiene Estados Unidos. En este entorno, la Unión Europea debe tener el temple, nivel de exigencia y diplomacia suficientes para cerrar acuerdos con ambas potencias comerciales, para no quedarse fuera de lo que puede ser una era menos oscura y con mayor dinamismo de la que se pronosticaba el 2 de abril. 

Esta abultada agenda del Viejo Continente con el exterior (no solamente Estados Unidos) no puede hacer caer en el olvido que hay un reto pendiente de vital importancia, como marcaban los conocidos informes de Mario Draghi y Enrico Letta, como es el aumento de la productividad. Dicho de otro modo, el diseño de estrategias económicas que permitan la definitiva integración de los principales mercados europeos (energía, telecomunicaciones y financieros entre otros), el aumento de la dimensión y competitividad con la creación de empresas que sean verdaderos campeones europeos y el desarrollo de políticas en el ámbito de la innovación y del mercado de trabajo que permita un aumento notable de la productividad, algo absolutamente necesario –hoy mejor que mañana– para garantizar los actuales niveles de renta y bienestar de la Unión Europea.

Este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días

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Cómo Brito Cosmetics transformó su red comercial con Sage Sales Management

4 minutos de lectura

En Brito Cosmetics, transformamos nuestra red comercial con Sage Sales Management y Sage 50, ganando agilidad, visibilidad y mejores decisiones en un sector cada vez más exigente.

  • En Brito Cosmetics, dentro del competido sector cosmético, hemos transformado nuestra red comercial optimizando pedidos, rutas y seguimiento de clientes.
  • La clave del cambio ha sido la visibilidad y la rapidez en la operativa comercial, algo fundamental cuando tu cartera de clientes crece mes a mes.

Brito Cosmetics es una empresa española especializada en cosmética y productos de peluquería profesional. Con un equipo comercial en crecimiento y una base de clientes cada vez más amplia, necesitábamos una solución eficaz que aportara orden, visibilidad y agilidad a nuestra gestión comercial.

En ese contexto, decidimos apostar por la tecnología y, por ello, implementamos Sage Sales Management conectado con Sage 50 y el cambio ha sido radical: nuestra forma de trabajar se ha transformado por completo.

CONTENIDO DEL POST

El punto de partida: Muchos pedidos, poca visibilidad

Lo cierto es que habíamos llegado a un punto complicado: nuestro equipo comercial crecía, pero también lo hacían los desafíos. Nos enfrentábamos a una situación compleja, ya que tres grandes problemas aparecían ante nosotros:

  1. No teníamos una herramienta para planificar rutas ni hacer seguimiento de todas las visitas.
  2. Gestionábamos los pedidos de forma manual, lo que generaba errores y retrasos en todos los aspectos.
  3. La coordinación entre la oficina y el equipo en la calle era poco fluida.

Todo eso nos estaba frenando. Por lo tanto, era el momento de acometer la transformación digital del negocio. Para eso, necesitábamos una solución conectada y ágil que se integrara con nuestra solución integrada de contabilidad y gestión comercial, Sage 50, y que ayudara al equipo de ventas a ser más autónomo.

La respuesta: Integración entre Sage Sales Management y Sage 50

Ahora, en Brito Cosmetics, entendemos Sage Sales Management como algo mucho más completo que una app comercial: es una extensión natural de nuestro día a día. De hecho, desde que la implementamos, los comerciales pueden:

  • Organizar sus rutas fácilmente.
  • Registrar las visitas desde el móvil o cualquier otro dispositivo.
  • Enviar pedidos directamente al sistema.

Y lo mejor: todo queda sincronizado con Sage 50, que es nuestra solución integrada de contabilidad y gestión comercial. En definitiva, la integración entre ambos sistemas nos ha favorecido en muchos aspectos, tanto de ventas como a nivel de organización.

“Sage es una solución que facilita el trabajo del equipo comercial y ofrece visibilidad para seguir creciendo”

Javier Belart, Director Comercial de Brito Cosmetics

¿Qué hemos ganado?

Para ser más preciso, estas son las principales mejoras que hemos conseguido en Brito Cosmetics desde que trabajamos con Sage Sales Management integrado con Sage 50:

Mejora Impacto directo en el negocio
Rutas más organizadas Más visitas por jornadaMenos tiempo perdido
Registro inmediato de visitas Seguimiento completo de cada cliente
Pedidos desde la app Menos erroresMás velocidad
Visión clara de la cartera Identificamos qué clientes necesitan más atención
Comunicación fluida con la oficina Equipo alineadoProcesos más ágiles

Más autonomía, mejores decisiones

Ahora, cada comercial sabe qué clientes ha visitado, con qué frecuencia y cuáles son los prioritarios. Para mí, como director comercial, esto es un avance fundamental.

Es más, con los informes de actividad integrados que me ofrece la herramienta, tengo la oportunidad de:

  • Analizar el rendimiento de cada miembro del equipo.
  • Detectar oportunidades de mejora.
  • Tomar mejores decisiones basadas en datos reales y no con suposiciones.

Así que la visibilidad y el control que hemos ganado no solo mejora nuestro día a día particular y globalmente, sino que sienta las bases para seguir creciendo.

Gracias a la solución integrada de Sage Sales Management con Sage 50, Brito Cosmetics gestiona pedidos de inmediato, optimizando tiempos y mejorando la respuesta al cliente en todo momento.

Resultados tangibles en pocos meses

Tras analizar resultados dentro de la empresa, desde que usamos esta herramienta de Sage, hemos visto avances claros. Sin ir más lejos:

  • Los errores en pedidos han disminuido considerablemente.
  • La atención al cliente es mucho más ágil que antes.
  • El equipo comercial trabaja con más foco y eficiencia.
  • Las reuniones son más productivas porque tenemos datos reales sobre la mesa.

En resumen, hemos ganado en profesionalización, trazabilidad y eficiencia operativa. Además, al estar todo conectado con Sage 50, no hay duplicidades y los procesos administrativos son mucho más rápidos y ordenados.

Si formas parte de una empresa en crecimiento con un equipo comercial en expansión, te enfrentas a los mismos retos que teníamos en Brito Cosmetics: descoordinación, falta de datos y procesos muy lentos y desordenados.

Ahí, Sage Sales Management ha sido una inversión tanto estratégica como tecnológica. Nos ha ayudado a ser más competitivos, más rápidos y precisos. Así que, sin duda alguna, recomendaría esta herramienta.

La experiencia de Brito Cosmetics demuestra que una herramienta de gestión comercial bien implementada marca la diferencia. La integración entre Sage Sales Management y Sage 50 ha elevado nuestra eficiencia, reduciendo errores y mejorando la experiencia del cliente.

Si estás buscando cómo optimizar tu red de ventas y profesionalizar la gestión comercial en tu empresa, este caso real puede ser el punto de partida para tu propia transformación digital.

¿Quieres ser Partner de Sage?

Únete a nuestro Programa de Partners y ofrece una gama de soluciones potentes y fáciles de usar que sirvan de ayuda a tus clientes.

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Dos compañeros de trabajo charlando animadamente

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No tener hijos por decisión propia: un fenómeno minoritario en España

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Desde hace ya algunas décadas, las dinámicas familiares experimentan transformaciones profundas. Los jóvenes encuentran crecientes dificultades para transitar a la vida adulta, la formación de parejas es cada vez más compleja y, en consecuencia, la creación de nuevos hogares se retrasa. En todos estos procesos, la situación de España parece más desfavorable que la de los países del entorno. Prueba ello es que, mientras que para la media de la UE el 6% de los nacimientos en 2023 corresponden a madres 40 años o más, en España la cifra alcanza el 11%, lo que sitúa al país a la cabeza de la UE en esta dimensión, junto con Grecia e Irlanda. Esta tendencia al retraso en la maternidad no solo tiene implicaciones demográficas, sino que se refleja también en las trayectorias vitales de quienes llegan a la madurez sin haber formado una familia. 

Para comprender mejor estas dinámicas, resulta útil observar qué proporción de la población ha tenido hijos una vez superada la barrera de los 40 años, así como la correspondencia entre su comportamiento reproductivo y sus preferencias al respecto[1]. En España, según datos del CIS de septiembre de 2024, el 77% de los hombres con 40 años o más y el 86% de las mujeres de la misma edad tiene hijos (gráfico 1a). Más de la mitad de los hombres que a esa edad no había tenido hijos (el 56%) confiesa haberlos querido tener, proporción algo superior a la correspondiente a las mujeres (45%). Gracias a estos datos podemos también saber que la infecundidad voluntaria parece bastante minoritaria: solo el 8% de los hombres y el 7% de las mujeres de 40 años o más no tiene hijos y afirma no haberlos querido tener.

Uno de los rasgos específicos de la fecundidad en España es que las mujeres con mayor nivel educativo tienden a tener menos hijos que el resto de la población. Entre las mujeres de 40 años o más, es menos frecuente haber sido madre en el caso de las universitarias (79%) que entre las que tienen menor nivel educativo (88%) (gráfico 1b). La infecundidad involuntaria, es decir, no haber tenido hijos a pesar de haberlo querido, es ligeramente más común entre los hombres que no alcanzaron una titulación universitaria (13% del total de hombres con ese nivel educativo) y las mujeres con educación superior (8%). Contra lo que se suele creer, la infecundidad voluntaria, que agruparía a quienes no han tenido hijos y no los deseaban, es infrecuente. Eso sí, alcanza al 12% de las universitarias, al 5% de las que no lo son y a algo más del 8% de los hombres.


Más allá de si se han tenido hijos o no, cabe preguntarse por el número de hijos. El 27% de los hombres con hijos de 40 años o más (con o sin estudios universitarios) han tenido solo uno (gráfico 2a). Entre las mujeres, tener solo un hijo es más frecuente entre las universitarias (31%) que entre las no universitarias (21%). En todo caso, tener dos hijos constituye el comportamiento reproductivo más común: casi la mitad de las personas de 40 años o más con hijos declara tener dos. Sin embargo, las familias numerosas son mucho menos frecuentes. Entre los hombres, apenas hay diferencias por nivel educativo en la proporción que declara tener al menos tres hijos (20% entre los universitarios y 23% entre los que tiene secundaria o menos). En cambio, de nuevo entre las mujeres hay una brecha muy visible entre quienes alcanzaron una titulación universitaria (17%) y quienes no lo han hecho (32%). Es decir, el colectivo de universitarias no solo es el más infecundo de los analizados, sino que, además, es el que menos hijos tiene cuando llega a tener alguno.

También en cuanto al número de hijos se encuentran dificultades específicas entre las universitarias para materializar sus preferencias reproductivas. El 28% de los encuestados declararon que su número ideal de hijos es (o habría sido) tres o más. Entre las personas con estas preferencias, son las mujeres con educación universitaria las que más frecuentemente declaran haber tenido un solo hijo a pesar de haber deseado al menos tres (21%) mientras que la cifra se reduce al 11% entre las que tienen menos estudios (gráfico 2b). También es más frecuente entre las universitarias que deseaban tener tres hijos no haber tenido ninguno (8%) que entre las que tienen menor nivel educativo (4%). Son, de hecho, las mujeres con educación secundaria o menos las que más se acercan a sus preferencias ideales cuando consisten en tener tres hijos (un 52% lo consiguen), frente a solo el 27% de las universitarias.


A la luz de la evolución de la fecundidad, la reproducción se perfila como un objetivo cada vez más difícil de conseguir en España, especialmente para las mujeres con perfiles educativos altos. Esta realidad cobra aún más relevancia si se considera que, entre las generaciones más jóvenes, las universitarias son ya mayoría. El Día Internacional de las Familias, que se celebra el próximo 15 de mayo, ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de una política familiar dirigida a facilitar que las personas puedan tener los hijos que desean. Para ello, sería imprescindible, aunque resulte contraintuitivo, prestar una atención preferente a las mujeres universitarias, incluso si no constituyen un colectivo particularmente vulnerable en otras dimensiones.


[1] Las pautas reproductivas aquí mostradas no varían si se restringe el colectivo analizado al grupo etario 40-49.

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Dependencias reales y financieras

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Hace dos domingos en estas mismas páginas escribía sobre los momentos de tensión que estaba (y que aún está experimentando) el dólar y los activos denominados en esa divisa. El anuncio de los aranceles de hace algo más de un mes por parte de la Administración Trump han desencadenado efectos negativos en el comercio global, la macroeconomía y los mercados financieros. Y Estados Unidos ha sufrido los correctivos más importantes en el ámbito financiero desde principios de abril, que se han ido moderando en las últimas semanas, conforme se han suavizado las posiciones iniciales sobre las tarifas a las importaciones. Asimismo, en el ámbito de la economía real se ha percibido en estas semanas las dificultades de la economía norteamericana para romper o al menos desvincularse parcialmente de unas cadenas de suministro, muy dominadas por China. Sin duda, ha sido uno de los factores principales que explica que hasta ahora la principal víctima de los aranceles es el país que lo inició todo. Es probable que la administración Trump aspiraba a esa mucha menor dependencia comercial más a medio y largo plazo. Sin embargo, los vértigos del corto plazo han hecho mella en las perspectivas macroeconómicas y, quien sabe, hasta qué punto modificará la hoja de ruta arancelaria prevista en Estados Unidos. Las interrelaciones globales importan tanto para bien y para mal.

En cuanto a las interconexiones financieras y a pesar de las tensiones sobre los treasuries, estamos muy lejos de que el resto del mundo pueda desvincularse del mercado de bonos estadounidense. Por supuesto, los inversores tienen flexibilidad para reajustar sus carteras y disminuir su exposición al dólar y sus activos, pero no existen ni mercados ni divisa alguna con dimensión parecida para reemplazarlos significativamente. Una posibilidad hipotética sería el euro. Sin embargo, no existe un verdadero bono común (eurobono) en Europa. La oferta de deuda soberana “sin riesgo” de su principal economía, Alemania es limitada, sobre todo a corto plazo. Y esta semana se pudo ver que el futuro político en Alemania y en Europa sigue incierto, por lo accidentado de la elección del canciller Friedrich Merz. Y eso afecta al euro, que además desde su creación nunca tuvo como objetivo principal la atracción de capitales. Por otro lado, ni Reino Unido, Canadá o Suiza, con divisas estables y solventes, son alternativas por el tamaño comparativamente reducido de sus mercados. Tampoco China ni otros gigantes como India o Brasil tienen mercados financieros funcionales. Por ello, esta dependencia financiera del resto del mundo de los activos de EE. UU. juega a favor de la hoja de ruta disruptiva de la Administración Trump. La economía real va más lenta de lo esperado en ese proceso de cambio al supuesto nuevo orden. Sin embargo, la gran dependencia financiera —también tecnológica— del resto del mundo actúa a favor de Estados Unidos. 

Este artículo se publicó originalmente en el diario La Vanguardia.

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Aranceles vs reindustrialización

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Los flujos internacionales de
comercio e inversión constituyen una red de una enorme complejidad, formada por
infinidad de nodos interrelacionados entre sí, de tal modo que un cambio
estructural en este “ecosistema” desencadenará una
sucesión impredecible de efectos
, con implicaciones en otras variables como
los tipos de cambio, tipos de interés, etc. El resultado final de todo ello es incierto,
pero sí se pueden anticipar algunas implicaciones generales.

Hay que partir de una idea
fundamental, y es que, gracias al contexto de libre comercio que –más o menos–
ha predominado en las últimas décadas –con todos los matices que se quiera–, el
diseño actual de las cadenas globales de producción es la más eficiente de
entre todas las posibles. Es decir, cada etapa de la cadena productiva se ha
localizado en aquellos lugares que, o bien están muy especializados en esa
tarea concreta –por ejemplo, procesos de gran contenido tecnológico o
intensivos en conocimiento–, o bien en aquellos lugares que son capaces de
realizarla de forma más barata –es el caso de actividades más rutinarias e
intensivas en mano de obra–. El perfeccionamiento continuo de este modelo a lo
largo de las décadas ha dado lugar a un sistema hipereficiente, capaz de
producir bienes y servicios al menor coste posible y con las mejores
prestaciones posibles. Cualquier otro diseño de la cadena productiva será, por
definición, más ineficiente y caro que el actual, porque si fuera más eficiente,
sería el que se habría implantado.

La entrada en efecto de los aranceles supondrá un empobrecimiento general: compraremos bienes más caros y peores que los actuales.

María Jesús Fernández

Los aranceles anunciados por
Trump, incluso si no entran en efecto los denominados “aranceles recíprocos”, supondrán
un cambio de paradigma, que obligará a reorganizar estas cadenas globales, y,
por tanto, a adoptar un sistema necesariamente más ineficiente que el actual.
Es decir, todos nos habremos empobrecido, porque los bienes que compraremos
serán más caros, y en muchos casos, con peores prestaciones, que los actuales. El
daño sobre cada área económica dependerá del modelo de relaciones comerciales
que finalmente se establezca. Existen
varios escenarios posibles
, que irían desde el aislamiento, en mayor o
menor grado, de la economía norteamericana y el mantenimiento de unas
relaciones comerciales más o menos libres entre el resto de países, a un mundo organizado
en bloques con relaciones limitadas entre sí.

Si empresas europeas o chinas trasladasen parte de su producción a suelo estadounidense, la pérdida de eficiencia, los aranceles y las pérdidas de economías de escala harían que sus bienes fueran más caros en el mercado interno y menos competitivos internacionalmente

María Jesús Fernández

En cuanto a las consecuencias
sobre lo que más le importa a Trump, que es la “reindustrialización” de su
país, es cierto que algunas empresas europeas o chinas, para las que el mercado
estadounidense sea muy relevante, pueden trasladar a suelo norteamericano la
producción destinada a ese mercado. Pero esto supondrá un encarecimiento de sus
productos, en primer lugar, por el motivo señalado al principio –será una
organización productiva menos eficiente que la actual–; en segundo lugar, porque
los inputs que utilicen estarán gravados por aranceles elevados; y en tercer
lugar por la pérdida de economías de escala que supone la división de la
producción para atender diferentes mercados. Además, a las empresas instaladas
en suelo norteamericano les será más difícil acceder a ciertos componentes –por
ejemplo, de alta tecnología– fabricados en lugares muy especializados, y
prácticamente imposibles de replicar, lo que afectará a la calidad y
prestaciones de sus productos. Los bienes norteamericanos serán más caros en el
mercado interno y menos competitivos internacionalmente.

Esto acarreará dos consecuencias,
contrarias al objetivo del presidente. Una, que muchas mercancías europeas serán
ahora más competitivas en comparación con las norteamericanas, lo que
favorecería a la industria europea, y reduciría la actividad al otro lado del
Atlántico. La otra, que algunas empresas estadounidenses, para las que el
mercado exterior suponga una parte importante de su volumen de negocio, decidan
trasladar la producción fuera de su país para poder seguir compitiendo y
vendiendo en el exterior. Cabe esperar que el efecto “desindustrializador” sea
de mayor magnitud que el efecto “reindustrializador”, ya que, al fin y al cabo,
para la mayoría de empresas exportadoras del mundo, EE. UU. es solo un mercado
más, mientras que, para las estadounidenses, se dificulta el acceso a todo el
resto del mundo.

En definitiva, habrá sectores
beneficiados y perjudicados, tanto a un lado como a otro del Atlántico, pero el
resultado neto global será un empobrecimiento para todos, y especialmente para
EE. UU.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista Metros2.

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