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Más impuestos, más trabajadores públicos y tipos más altos: un cocktail explosivo para España

Nos las prometíamos muy felices hace tan solo unos meses. Salíamos de la pandemia por fin y la economía se iba recuperando a buena marcha mientras volvía a crecer el empleo y los españoles volvíamos a gastar, a salir, a vivir…

Pero en un pestañeo todo ha cambiado y ha vuelto a ponerse la cosa difícil. Una inflación histórica nos ha puesto contra las cuerdas, haciendo que las previsiones de crecimiento de nuestra economía se hayan enfriado hasta el 4%, según las últimas previsiones de la Comisión Europea, que baja la cifra más de un punto y medio en tres meses.

No vamos a ser capaces de volver al nivel e riqueza de 2019 este año y teniendo en cuenta que todavía no hemos sido capaces de dejar atrás del todo la crisis de 2008. Pero parece que el Gobierno no lo ve o no quiere verlo, porque sigue adelante con medidas que claramente perjudican el bolsillo de los ciudadanos y la propia economía.

En la última semana ha anunciado un aumento de las plazas de empleo público este año hasta las 30.000, una cifra récord que ha acordado con los sindicatos. ¿Son necesarias tantas? El Gobierno estima que sí, pero parece que no se da cuenta de que el gasto público vuelve a desbordarse perjudicando claramente el endeudamiento del país.

Pero, ¿quién paga la fiesta?

Pagas muchos impuestos pero…¿te compensa?

Pues, evidentemente, los de siempre. Es decir, nosotros. Los ciudadanos, los contribuyentes. Que según la OCDE, destinamos casi el 40% de nuestro coste laboral a pagar impuestos y cotizaciones, cinco puntos más que la media de la OCDE.

Además, en cuanto a carga fiscal estamos en el puesto 16 de los 38 países que conforman esta organización, curioso cuando tenemos menos ingresos que la mayoría. Pero claro, en nuestro país el gasto público está disparado y mal repartido.

Porque los trabajadores pagamos nuestros impuestos pero después no gozamos de una protección social acorde a ello, con un sistema que ayude a encontrar empleo (de calidad) cuando se pierde o que nos aporte una buena formación laboral.

No, aquí los impuestos se destinan a engrasar la maquinaria de gasto público. De ahí que, a pesar de la alta inflación que se come nuestra renta disponible, el Gobierno no quiera oír hablar de bajadas de impuestos.

Y a todo esto se suma un ingrediente más. Y peligroso. Los tipos altos vuelven. Una noticia que no esperábamos pero que será un hecho muy pronto para poder combatir la elevada inflación.

En España, un país en el que se financia casi todo por la escasa cultura de ahorro que tenemos, eso es un duro golpe, pues significa que van a subir las hipotecas y demás créditos, mermando más la capacidad adquisitiva de los ciudadanos.

Por lo tanto, tenemos entre manos un cóctel que puede estallarnos en la cara si no se toman medidas (que no tiene pinta). La bajada del precio de la luz sigue sin producirse, mientras todo sube y sube de precio.

¿Hada cuándo aguantaremos?