Muchas veces vemos el auge en las cotizaciones de un valor sin que haya detrás unos fundamentales que puedan justificar los niveles alcanzados. La única explicación que existe son unas expectativas en la evolución de los resultados futuros por parte de los inversores, descontadas en el momento presente vía demanda de acciones.
Y este es el caso de la automovilística Tesla. La empresa ha conseguido una capitalización de mercado (valor de la empresa cotizada) de 135.000 millones de dólares, una cifra espectacular teniendo en cuenta que a principios del pasado diciembre el valor era de 60.000 millones.
El meteórico ascenso que ha llevado a las acciones a 743 dólares, impulsado por los crecientes resultados, la producción del Modelo 3 en China y el «abrazo de cortos», lanza la expectativa del enorme potencial de la compañía para transformar la industria automovilística. Con un valor de 135.000 millones de dólares, Tesla vale ahora más que todos los demás fabricantes de automóviles del mundo, exceptuando Toyota.
Para poner en contraste estas cifra, representaría el 10% del PIB español, y **ya es la segunda automovilística mayor del mundo solo superada por Toyota (203.000 millones de dólares), y superando a la histórica Volkswagen con una capitalización de 92.650 millones de dólares.
¿Estamos ante una burbuja?
El avance de las cotizaciones es llamativo. Incluso si tenemos en cuenta la fuerte caída a principios de esta semana, las acciones de Tesla han subido más del 75% en lo que va de año. En su récord de cierre de 887,06 dólares el martes, Tesla subió un 2.519% desde finales de 2012.
Sin embargo, el meteórico rally que estamos viendo Tesla también está planteando preguntas acerca de cuán sostenible es este auge de cotizaciones, y si la podemos etiquetar como burbuja. Al mismo tiempo que Y Tesla se ha posicionado dentro del segmento del vehículo eléctrico, liderando las ventas, y que es el gran potencial de esta compañía.
Para ponernos en contexto, Tesla ha tardado menos días en alcanzar el umbral del 2.000% que en la burbuja del sector tecnológico que comenzó a mediados de los 90. Asimismo, El aumento de Tesla ha superado el espectacular crecimiento de las acciones de las constructoras de viviendas a principios de la década de 2000. Y Tesla ha superado fácilmente el auge de la biotecnología que comenzó en 2009. Parece que queda lejos esos momentos en el que Elon Musk amenazaba con comprar Tesla y sacarla de bolsa.
En los históricos podemos ver que han habido casos, incluso, más extremos. Podemos recordar por ejemplo el caso de Yahoo y Cisco durante la burbuja de las puntocom. Esas acciones tecnológicas alcanzaron la marca del 2.000% mucho más rápido que Tesla.
En ninguno de los casos repasados, acabó bien para sus accionistas. Pero, ¿será esta vez diferente?
Valoraciones que escapan a la pura racionalidad
Nos encontramos con que la semana pasada, Tesla registró su primer beneficio anual ajustado, lo que en principio proporcionaría más pruebas de su creciente mejora de situación financiera. Y Tesla expuso que será consistentemente rentable en el futuro.
Pudiera parecer que esos números más sólidos del fabricante de coches eléctricos han silenciado a los críticos que advirtieron que se quedaría sin dinero y se declararía en quiebra. Pero como veremos a continuación las valoraciones de la empresa escapan a la racionalidad.
Si dijéramos a cualquiera que para recuperar la inversión en una empresa debería esperar 100 años a beneficios esperados, podría parecer una locura. Pues esa es la valoración de Tesla que la vemos cotizando a un PER forward de 100 veces -relación cotización frente al beneficio por acción esperados-.
Si miramos la relación entre el precio frente al valor contable de la empresa, está cotizando 20 veces su valor en libros, mientras que el promedio del sector es 1,8 veces. Y la relación entre deuda y capital es del 202,8%, muy por encima del 91,7% que marcan las empresas del sector.
Para más inri, las ventas de Tesla están muy lejos de sus competidores del sector. Sí Tesla ha superado en capitalización a Volkswagen pero Tesla vende 400.000 vehículos, pero Volkswagen 10,8 millones de vehículos. Y en el segmento del coche eléctrico, todos los competidores del sector ya están entrando, por lo que no existe una barrera entrada que permita atacar a Tesla en los próximos años.
El abrazo de cortos
Ha habido un desencadenante de este fuerte auge de los precios en los últimos meses. Y, tal vez, el paralelo más evidente podría ser dibujado entre el Tesla de hoy y el Volkswagen de 2008.
Incluyendo el aumento de las acciones de esta semana, los inversores que apostaron en su contra (apostando a que las acciones bajen) han perdido más de 8.000 millones de dólares desde principios de año.
Los vendedores a corto plazo son inversores que piden prestado acciones a un banco y luego las venden, esperando que las acciones bajen. Si lo hace, entonces los vendedores en corto las compran de nuevo a precios más bajos y las devuelven al banco, beneficiándose de la diferencia.
Tesla tiene más inversores apostando contra la compañía que cualquier otra acción estadounidense. Si suficientes vendedores en corto se ven obligados a cubrir sus pantalones cortos y comprar de nuevo las acciones al mismo tiempo, puede crear una mayor demanda y en sí mismo impulsar el precio de las acciones aún más alto, un fenómeno también conocido como «el abrazo de cortos».
Movimientos similares provocados por la venta en corto ocurrieron en Volkswagen en 2008 después de que Porsche tomara una participación en la empresa, sorprendiendo a los inversores que apostaban contra las acciones con la guardia baja.
En ese momento, los vendedores en corto empujaron notoriamente al fabricante de automóviles alemán a convertirse en la empresa más valiosa del mundo. **Las acciones se dispararon ya que los vendedores en corto pagaron altas sumas, desesperados por salir de sus posiciones.