¿Alguien podría imaginar que una empresa del tamaño (en todos los sentidos) de Goldman Sachs iba a tener problemas para encontrar trabajadores o para retenerlos? Hace unos años, no, pero ahora las cosas han cambiado mucho.
La pandemia ha traído una nueva corriente a las relaciones laborales. La gente ya no quiere vivir en la oficina, ya no valora tanto como antaño tener un puestazo de trabajo que le llene la cuenta bancaria cada mes y le otorgue un gran status profesional, porque saben que detrás de eso hay un gran sacrificio personal. Y ya no estamos dispuestos.
Por ello, esta firma, uno de los mayores bancos de inversión del mundo, ha decidido que dará vacaciones indefinidas a sus empleados senior, es decir, podrán cogerse todos los días del año que quieran libres. Pero que no se vayan.
Si esta compañía ha tenido que recurrir a esto, imagínense cómo pueden estar las demás. Porque hace unos años la gente mataba por trabajar en Wall Street, y ahora huyen como de la peste de estas ofertas, pues saben lo que conllevan.
Pero no solo está ocurriendo en sectores en los que se mueve cantidades ingentes de dinero; también en otros más modestos. España tiene un déficit de un millón de trabajadores en la construcción o la hostelería, a pesar de tener tres millones de parados.
¿Qué está pasando? ¿Por qué no queremos trabajar?
La Gran Renuncia
Lo llaman ‘The Great Resignation’, la ‘Gran Renuncia’, una tendencia que lleva ya unos años dándose en Estados Unidos y hace referencia a la oleada de dimisiones que viven las empresas. Los trabajadores ya no aguantan y a la mínima se marchan buscando algo mejor.
Solo el año pasado hubo 50 millones de dimisiones en Estados Unidos, y en Italia 1,3 millones. Por lo que hablamos de un fenómeno que parece que se expande. En España, por el contrario, apenas hay renuncias (30.000 el año pasado según los datos de la Seguridad Social), pero aquí el problema va más por la falta de empleados. Directamente algunos sectores no los encuentran.
Renunciar al trabajo se ha puesto de moda, y tiene que ver con la nueva mentalidad laboral imperante: la seguridad (un puesto fijo) y el salario ya no son tan importantes. Ahora queremos sentirnos realizados profesionalmente, valorados, acumular muchas experiencias laborales diferentes, emprender y cumplir nuestros sueños.
Y por eso nos estamos volviendo ‘nómadas laborales’. Algo que está machacando la estabilidad de las empresas. Porque muchas veces directamente ni nos presentamos al trabajo, le hacemos ‘ghosting’ (desaparecer) como en las citas.
Una encuesta cifra en 1 de 5 los trabajadores que no se presentan a su nuevo empleo el primer día. Una cifra sorprendente pero que muestra la volatilidad del mercado laboral desde hace varios años.
Aunque aquí en España no impera todavía esta cultura, hay pequeños signos de ella, sobre todo en el sector tech donde se mueven sueldos mucho más altos que la media.
Por lo tanto, ese viejo refrán de «donde manda patrón no manda marinero» va ir teniendo que cambiarse, porque el marinero ahora sí manda. Y mucho. Los trabajadores han cogido la sartén por el mango, ahora son ellos los que eligen, y de ello va a depender en gran medida el futuro económico mundial.