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Comparar con un índice cuando se invierte en un Fondo de Inversión es fundamental: te contamos por qué

Si consultamos el folleto completo de un fondo de inversión, veremos que el producto tiende a compararse frente un índice o benchmark que sirve como referencia de la cartera para tratar de rastrear el desempeño de una amplia clases de activos que se encuentran integrados.

Hay que ser muy puntilloso en esta cuestión, pues normalmente los comerciales de un fondo nos ofrecerán las rentabilidades del producto que se han obtenido en el tiempo mediante el folleto simplificado (siempre debemos exigir el folleto completo), y no esas rentabilidades comparadas con el índice de referencia.

La razón por la que debemos echar un ojo al benchmark es que los selectivos bursátiles no son administrados por ningún gestor, simplemente rastrean las rentabilidades sobre una base de compra y retención de los instrumentos financieros incorporados (acciones, bonos, materias primas,...) ni asumen una reasignación de valores que pueden ser más atractivos en diferentes ciclos de mercado o eventos de mercado.

Por lo tanto, los índices representan un enfoque de la inversión desde el punto de vista pasivo y pueden ofrecer un buen punto de referencia con el que el inversor puede comparar la rentabilidad de una cartera que esta siendo gestionada activamente con la selección de valores y reasignación de pesos intrínsecos.

Con la referencia de estos índices, el inversor pueden valorar si la gestión de la cartera está generando valor, que sucederá cuando rentabilidad de la cartera del fondo sea superior a la del índice. Por el contrario, aquellos productos financieros a carteras que no son capaces de batir a los índices bursátiles referenciados, significa que el gestor no está aportando valor con su gestión.

Si un gestor al paso de los años es incapaz de batir al índice bursátil, el inversor debería abandonar ese producto ya que tiene un coste de oportunidad claro con un detrimento de las rentabilidades.

Muchos fondos de inversión gestionados principalmente por el entorno bancario tienden a realizar una gestión indexada en varios de sus fondos de inversión. Esto significa que buscan replicar al índice con su producto e imputar sustanciales comisiones que influyen negativamente en el diferencial de rentabilidades sobre el índice.

Seguidamente mostramos el ejemplo del fondo BBVA Bolsa Euro. Este producto ofrece una rentabilidad del 20% en lo que va de año... nada mal. Con esta rentabilidad muchos estarían tentados en su contratación.

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Pero si hacemos una comparativa con el índice de referencia, es un producto que ha tendido a quedarse por detrás (la gestión toma como referencia la rentabilidad del índice EURO STOXX 50 PRICE). Según los datos de Morningstar, a tres años el alfa anualizado es del 6,61 puntos porcentuales negativa.

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Con estos datos, podemos concluir que la gestión aportada no genera valor y, si queremos exposición a este índice, es aconsejable fondos que aporten un alfa sostenida o dirigirse a la gestión pasiva con un ETF o fondo índice que replique el comportamiento del EURO STOXX 50.

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La globalización deja perdedores, sí, pero muchos más ganadores: el Elefante de Milanovic tiene problemas metodológicos

Toca hablar de desigualdad. Proclamado por muchos como el gráfico más importante de los últimos años, el Elefante de Milanovic no deja indiferente a nadie en el mundillo. Hoy, intentaremos rellenar sus lagunas más comunes.

Vemos renta relativa en X (si, de cada 100, cobro más que 61 y menos que 37, seré el percentil 62) y su crecimiento en Y. De ahí el mote de "elefante": poco crecimiento en la cola, torso alto, caída en la curva de la trompa y repunte de megaricos. Spoiler: la globalización no afecta a todos por igual.

La lectura habitual afirma que pobres y ricos se han beneficiado a costa de la clase media occidental, motivando el Brexit, Trump y el gol de Ramos. Pongamos en perspectiva sus limitaciones, primero, para reflexionar después sobre sus consecuencias políticas.

Cabe destacar, antes de seguir, que dicha lectura difiere por completo de la defendida por el propio Milanovic (quien ha celebrado públicamente estas críticas -varias de las cuales ya incluía su paper original-, lo cual le honra). A pesar de ello, es la más popular en redes sociales, tertulias, medios anticapitalistas-pero-no-mucho, y demás aquelarres.

Problemas metodológicos

En primer lugar, en 1988 se ignora a los más pobres del mundo por falta de datos (distorsionando a la baja, pues 2008 sí los incluye). Al corregirlo como sugiere Corlett (2016), la globalización resulta haber sido aún mejor para las clases bajas. Esto se acentúa si incluimos la Gran Recesión, que dañó especialmente al top 10% (europeos, japoneses y americanos).

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(Kharas et al., 2018)

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Después, Demographics 101. ¡Sorpresa! Los pobres tienen más hijos que los ricos. Pongamos que en Lolaland viven 10 personas, seis amish que cobran 1€ y cuatro ateos que cobran 2€. Los amish pasan a ser 16 y los ateos adoptan un gato (pero, sin ganar ni un céntimo, suben del top 40% al top 20% de renta). Aunque nadie es más pobre, la renta de los percentiles 60 a 80 cae un 50%. Así dejaría este sesgo al elefante si no lo tapase, sólo en parte, el crecimiento de renta:

Además, habamos de franjas de renta relativa. No de personas. De hecho, hasta las nacionalidades de cada franja varían. La curva (percentiles 75 a 80) tenía latinoamericanos ricos y occidentales pobres en 1988. En 2008, chinos ricos. Comparar personas distintas no dice si a Antonio e Ignacio les ha ido bien o mal.

Sin rechazar de plano el concepto de "perdedores de la globalización", demos una vuelta de tuerca a la econometría. ¿Qué pasa si seguimos la trayectoria de grupos concretos y no de franjas impersonales? Pues que vemos cómo los pobres mejoran mucho más de lo esperado y los ricos mucho menos.

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Que el 40% más pobre supere la línea negra (y que el 10% más rico quede por debajo) supone que su renta real creció más (menos) de lo reflejado en estudios anónimos como el Elefante de Milanovic (Kraay et al., 2017).

Por último, las encuestas de consumo del elefante ilustran mal los percentiles extremos. Cabe esperar que súper-pobres ocultos en la economía sumergida (percentiles 1, 0'1, 0'01...) y súper ricos que ahorran más que gastan (99, 99'9, 99'99...) hayan mejorado su renta mucho más de lo que refleja el gráfico.

Según se ha afina la lupa con la que dichas encuestas miran a los primeros, la depresión de la cola del elefante va desapareciendo. Kraay (2017) afirma que todo indica en dirección opuesta:

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Respecto a los segundos, lo mejor que tenemos son los datos fiscales. Nace así el hermano del Elefante de Milanovic: el Monstruo del Lago Ness de Piketty.

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(Alvaredo, F. y Piketty, T., 2017)

No obstante, esta re-edición del elefante tiene sus propios problemas (que, volviendo a la honestidad que escasea en otros ámbitos, los autores reconocieron de primeras), como enumera Kraay (2017):

  • Sesgo: infrarepresenta al Tercer Mundo obviando economía sumergida, menores de 20 años y desproporcionalidad renta-bienestar (el paso de 10 a 100€ es una mejora más drástica que el de 10.000 a 100.000, aunque este último compute como la mayoría de las ganancias del conjunto).

  • Muestra: cubre sólo 53 países, asumiendo represetatividades controvertidas como Francia, Reino Unido y Alemania para Europa Occidental (sin España e Italia), Estados Unidos para Norteamérica (sin México) o China e India para Asia.

  • Indicador: los ingresos antes de transferencias e impuestos difieren de la renta real disponible. Además, el consumo refleja mejor del bienestar (pues el ahorro crece de forma desproporcional a la renta relativa) y reduce el sesgo adulto (siendo más regular durante la vida que la renta).

  • Anonimato: ¡seguimos hablando de franjas, no de personas concretas! No es que súper ricos con nombre y apellidos se hayan enriquecido más aún (aunque será el caso del algunos), sino que ser súper rico hoy supone tener más dinero de lo que suponía en 1980. Huyamos del mito del 1%

  • Premisas controvertidas (debate Piketty-Saez-Zucman vs Auten-Splinter): omite reformas fiscales (que cambian incentivos de evasión y tributan por distintos tipos de ingresos en cada momento y país), factores culturales (que varían su concepto base de "unidad familiar") e ingresos fruto del auto-empleo (reflejado en cuentas nacionales pero no en datos fiscales).

Es clave conocer la distribución de poder económico (ojalá de forma cada vez más realista, sorteando estas limitaciones), pero no deben inferirse de estudios sobre ella conclusiones sobre el bienestar que tan mal miden.

Problemas ideológicos

Toda Nochevieja tiene un Pitágoras que recuerda que si uno come toda la tarta y otro nada, blablablá. Por aquello de velar por que los outliers no sesguen mi conclusión, ¿no? Pues no. El elefante es tu primo relamiéndose porque tú y él vais a salir a media tarta por cabeza -de media.

¿Que la globalización parezca ensañarse con los percentiles 70 a 90 es cosa de outliers? Bueno, tendrían que (1) empobrecerse por causas ajenas a ella y (2) tener suficiente población para distorsionar la media. Colapsos endógenos al Imperio Soviético y Japón, con 425 millones habitantes, por ejemplo.

La disidencia de salón estaba muy cómoda clamando al cielo por el injustisérrimo elefante como para no mirar con escepticismo a este argumento. “Pues lo bueno será tan distorsión como malo, ¡todo el mérito del torso lo tiene China!”. Si no gano, empato. Pues tampoco:

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¡Ojo! Claro que las variables macro son interdependientes, pero el ejercicio no es “¿cómo le habría ido a Occidente sin el colapso de Japón y la URSS o al Tercer Mundo sin el milagro chino?”, sino “¿cómo les fue realmente?”. Pues mejor que en ningún otro período de la Historia. Para reticentes:

No hay nada malo en [retirar países y regiones]. Nosotros mismos hemos retirado a China a veces para subrayar su importancia. (...) Mostrar el gráfico de economías maduras excluyendo [a China, Japón y satélites soviéticos] es absolutamente correcto.

Branko Milanovic

Es decir, la teoría de un populismo nutrido por el hundimiento de Occidente hace aguas. Todas sus franjas mejoraron en el periodo. Aun con individuos concretos damnificados, su peso en la ola populista debe relativizarse.

Ni hay evidencia concluyente como para afirmar que la globalización tiene un rol preponderante en que Occidente crezca más despacio que Asia ni para descartar por completo su papel. Pero la economía es multicausal y conocemos bien factores de convergencia cuyo peso es mucho más claro:

  1. Occidente (Asia) ha visto desplomarse (multiplicarse) su población trabajadora por su colapso (auge) demográfico. Por si fuera poco, ese brutal envejecimiento relativo le ha granjeado una partida en salud y cuidados ingente y, sobre todo, asimétrica respecto a la precaridad asiática.
  2. La segunda fórmula clásica para prosperar sin innovar, tras aumentar la mano de obra, es aumentar el stock de capital. Y partir de caminos de tierra ayuda. Mientras las infraestructuras en Occidente han sido presa de rendimientos decrecientes, a Asia le han brindado sus décadas más dulces.
  3. Por último, aunque no menos importante, llega el crecimiento schumpeteriano. Para seguir prosperando, Occidente había de mover la frontera del conocimiento, pero a Asia le bastaba ponerse al día en educación, instituciones y tecnologías.

Donde sí hay evidencia concluyente es en el nexo causal libre comercio-prosperidad. Tanto, que es de los únicos consensos (ver: 1, 2, 3 y 4) entre economistas (y la única vía sostenible hacia la utopía liberal sin fronteras). No hay argumentos en contra, como explica el poco sospechoso Krugman.

Tal prosperidad es difícil de ligar a revoluciones tecnológicas (en países caracterizados por la escasez de capital), políticas (sin socialdemocracia alguna, aun con reformas pro-mercado cruciales) o sindicales (en pleno declive, como denuncia el mito de la financiarización). El peso de la demanda internacional invita a otorgar preponderancia a la pura especialización:

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La desigualdad internacional ha bajado, pero la nacional ha subido, dicen. Sí: en 50 de 146 países, menos de un 1% por década en promedio. Además, ocultando cambios en bienestar enormes (desigualdad más bien constante con pobres y ricos mejorando mucho, como en Francia y Reino Unido).

Que los pobres sean los principales beneficiados de la liberalización comercial (en especial considerando la mentada desproporcionalidad renta-bienestar) destruye la base misma de la izquierda postmarxista. Urge una refundación socioliberal de la socialdemocracia que nos libre de tal lastre.

Nada de ello hace menos cierto que, si bien deslocalización y nuevas tecnologías nos hacen más ricos de lo que jamás podrían haber soñado nuestros abuelos, crean perdedores por el camino. No dejarles en la cuneta es de justicia. Todo un imperativo cívico (y, subsidiariamente, político).

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Bibliografía

Alvaredo, F., Piketty, T. et al. (2017). "The elephant curve of global inequality and growth". WID N° 2017/20.

Corlett, A. (2016). “Examining an Elephant: Globalization and the Lower Middle Class of the Rich World.” Resolution Foundation.

Fajgelbaum, P. y Khandelwal, A. (2016). "Measuring the unequal gains from trade." Quarterly Journal of Economics.

Kharas, H. et al. (2018). "What’s happening to the world income distribution? The elephant chart revisited." Global Economy and Development at Brookings.

Kraay, A. y Van der Weide, R. (2017). "Mobility and growth in top and bottom incomes." World Bank Development Research.

Lakner, C. y Milanovic, B. (2013). “Global Income Distribution: From the Fall of the Berlin Wall to the Great Recession.” World Bank Policy Research Working Paper No. 6719.

Lakner, C. y Milanovic, B. (2016). “Global Income Distribution: From the Fall of the Berlin Wall to the Great Recession.” World Bank Economic Review 30(2).

Piketty, T., Saez, E., y Zucman, G. (2018). “Distributional National Accounts: Methods and Estimates for the United States.” Quarterly Journal of Economics.

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Ranking de las profesiones digitales más demandadas en 2022

Descubre cuáles son las profesiones digitales con mayores oportunidades de empleo según LinkedIn. Este es el ranking de las profesiones más demandadas en el ámbito digital en 2022. ¡Apunta!

  • El auge en la implantación de nuevas tecnologías en las empresas aumenta la demanda de nuevos perfiles profesionales.
  • Inteligencia Artificial, robótica, gestión de clientes y ciberseguridad. Las áreas con mayor crecimiento y demanda de trabajadores.

¿Cuáles serán las profesiones más demandas en 2022 en el ámbito digital? La pandemia ha acelerado exponencialmente la implantación de nuevas tecnologías y procedimientos en las empresas. El objetivo: vender más y facilitar mediante vías online un acercamiento masivo a todo tipo de público.

Para lograr este objetivo, las compañías van a adoptar nuevas herramientas y tecnologías que, además, les ayudarán a automatizar ciertos procesos y a optimizar sus flujos de trabajo en cualquier área.

Comienza aquí la adopción y aprovechamiento de Big Data, Inteligencia Artificial, automatización de procesos, etc. Toda una revolución que no van a poder llevar a cabo sin contratar a profesionales digitales expertos en estas áreas.

‘The Future of Jobs’ establece que la demanda de profesionales en el ámbito tecnológico crecerá entre un 16 y un 27% el próximo año.

Aumento exponencial de la demanda de profesionales digitales

En este escenario, diferentes estudios prevén una creciente demanda de profesionales digitales para el año 2022 (y siguientes).

El World Economic Forum destaca en ‘The Future of Jobs’ que el próximo año crecerán entre un 16 y un 27% la demanda de empleos relacionados con el ámbito tecnológico. Pero, ¿cuál es exactamente el ranking de profesiones digitales más demandadas?

Sage

La robótica será una de las tecnologías que más profesionales demande en 2022.

Ranking de profesiones más demandadas del ámbito digital en 2022

El informe ‘Empleos Emergentes’ elaborado por LinkedIn ha ordenado las profesiones con mayor demanda dentro del ámbito tecnológico, siendo este el ranking de las principales:

  1. Especialista en Inteligencia Artificial
  2. Desarrollador de Salesforce
  3. Customer Success
  4. Ingeniero de robótica
  5. Especialista en Ciberseguridad

La Inteligencia Artificial se desarrolla a pasos agigantados, y ofrece un buen número de aplicaciones interesantes para la industria y para las empresas en general. Es por ello por lo que este tipo de especialistas serán los más demandados en 2022, según el informe.

En segundo lugar, tenemos a los desarrolladores de Salesforce. Este software de gestión permite a las empresas obtener información relevante sobre sus clientes, lo que facilita la consecución de más ventas, conocimiento de nuevas tendencias y demandas, pedidos medios, problemas de atención al cliente, inteligencia de negocio, puntos fuertes y débiles de un servicio o producto…

La información que se puede obtener e interpretar para tomar decisiones es realmente importante. De ahí que su adopción se esté extendiendo, y que se demanden profesionales capaces de adaptar este CRM (software de gestión de clientes) a las necesidades concretas de cada organización.

El tercer puesto de este ranking es el ‘Customer Success’. Este trabajo trata de evitar quejas y reclamaciones de los clientes al utilizar productos y servicios.

Su función es la de crear y establecer una estrategia capaz de anticipar estos problemas, en busca del ‘éxito del cliente’ (que sería la traducción literal de esta profesión).

Robótica y ciberseguridad entre las áreas de mayor demanda de empleo

En el cuarto lugar de los empleos digitales con mayor demanda tenemos al ingeniero de robótica.

La robótica tiene aplicación en todo tipo de industrias y sectores. Los ingenieros de robótica se encargarán de diseñar y crear las soluciones más adecuadas para que las máquinas realicen cualquier tipo de proceso dentro de las corporaciones.

En quinto lugar, tendríamos al especialista en ciberseguridad. El tremendo auge de todo tipo de aplicaciones tecnológicas requiere de un alto nivel de conectividad e interacción entre dispositivos, que podrían ser hackeados. Imaginemos una fábrica en donde multitud de procesos y decisiones se encuentran automatizados, en base a ciertos parámetros.

¿Qué ocurriría si dichos parámetros fueran manipulados externamente y ofrecieran resultados no reales? ¿Y si el software, robot o cualquier otra tecnología empieza a tomar decisiones en base a esos datos manipulados y no reales?

Una cadena de producción de una gran compañía puede irse al traste si sus sistemas con hackeados, interrumpidos o manipulados. De ahí la importancia de ciberprotegerse, para evitar este tipo de problemas que pueden generar importantes pérdidas.

Por no hablar de los tradicionales problemas relacionados con todo tipo de malware, ramsonware, phising, etc. Así como el auge del teletrabajo, que también ha disparado vulnerabilidades ante el uso inadecuado de las tecnologías cuando los empleados se encuentran en el hogar, y no en equipos profesionales, con pautas de uso poco seguras.

Se habla constantemente de cómo el avance de las tecnologías está desplazando a ciertos puestos de trabajo. Sin embargo, cabe recordar que esas tecnologías, aplicaciones y servicios no se desarrollan solos. Detrás hay personas que se encargan de programar, establecer estrategias digitales o proteger dichas tecnologías. Siendo estas acciones las que determinan las profesiones más demandadas en el ámbito digital en 2022.

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¿Está la industria preparada para la venta digital?

En este post te hablamos sobre cómo se está adaptando la industria a la venta digital y cómo puede evolucionar el sector.

  • Solo el 7% de las industrias tiene previsto transformar su capacidad digital en los próximos años.
  • El 96% de los ejecutivos reconoce la necesidad de adaptar sus departamentos de ventas.

Hasta hace unos años la venta digital era algo que solo practicaban algunas empresas. Sin embargo, la pandemia ha provocado un cambio de paradigma. Una de las lecciones que se han aprendido durante la crisis de la COVID-19 ha sido que la venta digital no es el futuro, sino el presente. No obstante, hay sectores como la industria en los que el boom de la venta digital no termina de despegar.

Despegue de la venta digital en las industrias, ¿cuándo se producirá?

Así se pone de manifiesto en el  informe Ventas Digitales de alto voltaje que ha presentado recientemente Accenture. Según este documento, solo el 7% de estas empresas tiene previsto transformar su capacidad de venta digital en los próximos años. Se trata de un porcentaje bajo de empresas si se tienen en cuenta datos de otros sectores.

El despegue definitivo de las ventas digitales en la industria tampoco llegará dentro de unos años. Al menos no según el informe Ventas digitales de Accenture. Y es que los autores del mismo pronostican que en el año 2025 solo el 29% de las ventas industriales se realizarán a través de canales digitales, frente al 21% actual.

En el año 2025 solo el 29% de las ventas industriales se realizarán a través de canales digitales.

Para poder realizar dicho estudio se ha encuestado a 500 ejecutivos de ventas. Entre los datos obtenidos figura el hecho de que el 96% de los profesionales de las fábricas reconoce la necesidad de transformar sus departamentos de ventas. Sin embargo, el cambio no termina de llegar.

Nivel de madurez de las industrias

El problema de la venta digital está asociado al nivel de madurez de la industria. El trabajo realizado por Accenture se fundamenta en clasificar a las empresas en función de sus capacidades. Uno de los ítems analizados es su nivel de madurez en ventas. En la clasificación entran también:

  • El compromiso digital de las empresas con el cliente.
  • Las recomendaciones proactivas y personalizadas.
  • El conocimiento predictivo del cliente basado en datos.
  • Los procesos de venta automatizados y estandarizados.
  • Las operaciones de front-office colaborativas.

En ese sentido, cerca de la mitad de las empresas encuestadas, un 48%, carecen de madurez en lo que a ventas digitales se refiere. Tan solo un 11% de las industrias se catalogan en el grupo con enfoques más avanzados para la creación de experiencias de cliente.

Casi la mitad de las industrias carecen de madurez en ventas digitales.

Independientemente del nivel de madurez empresarial, las industrias también se enfrentan a otro problema que puede atascar su salto a nivel digital. Se trata de la reticencia de los empleados al cambio. Según el informe, cerca de la mitad de las empresas que tienen madurez suficiente para impulsar un cambio de modelo de negocio asegura que su personal de ventas se resiste a un mayor impulso hacia el comercio digital.

La causa viene porque temen que la digitalización ponga en peligro sus puestos de trabajo. Aun así, los expertos aseguran que la promoción de productos complejos, como es la maquinaria industrial, requiere, según los empresarios, de un experto en ventas. Las ventas online podrían ayudar a estas empresas a atraer a nuevos compradores y a seguir creciendo.

¿Cómo pueden las industrias aumentar sus ventas digitales?

Para aumentar las ventas digitales, las industrias deben crear experiencias de compra diferentes para sus clientes. Las capacidades más relevantes en este sentido son la colaboración en el front-office y las recomendaciones personalizadas.

Por un lado, los líderes del sector industrial apuestan por trazar nuevas colaboraciones en el front-office. Plantean la creación de experiencias digitales que motiven a comprar y que acompañen al cliente durante todo el proceso de compra. Todo esto incluiría tanto los departamentos de marketing como los de venta y postventa.

Para converger hacia el éxito lo que plantean es utilizar todos los datos y la información que han proporcionado los clientes en estas tres áreas de actividad. Cabe destacar que en la actualidad un 54% de los líderes empresariales se involucran en las acciones de marketing. Así, se centran en el uso de la inteligencia competitiva y la optimización de precios. Todo ello les es útil a nivel de ventas y postventa.

Además de eso, las recomendaciones personalizadas han adquirido cierto protagonismo. Con esto se pretende conseguir una experiencia online mucho más personalizada para cualquier consumidor. Asimismo, las empresas adaptan sus estrategias para centrarse en el público B2B. Para ello son útiles las recomendaciones automatizadas, personalizadas y basadas en datos. El Big Data se ha convertido en un gran aliado en la toma de decisiones y en la consecución de ventas.

Pese al poco convencimiento que hay en la industria sobre la necesidad de vender a nivel digital, el sector empieza a adaptarse. Todo cambio cuesta al principio, pero una vez las fábricas descubran las posibilidades de ampliar su cartera de clientes y de expandir su negocio, se darán cuenta de lo necesarias que son las ventas digitales. Es un adaptarse o quedarse anclado en el pasado y las empresas deben evolucionar.

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Hacia la normalización crediticia

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El pulso de la recuperación se toma en muchas extremidades del entramado económico. El crédito es una de ellas. Tras una crisis, la actividad crediticia, a veces, lidera la reactivación económica. En otras, tiene una participación menor. En la pandemia quedó desde el primer momento patente que iba a ser un salvavidas para muchas empresas, gracias a mecanismos como los préstamos de bancos con aval del Instituto de Crédito Oficial. Entre todos los que estudiaban aquellas medidas en la primavera de 2020 surgían siempre dos cuestiones de medio plazo. La primera, cuál sería la morosidad que esos préstamos podrían acarrear, algo que se dilucidará aún en un futuro no muy lejano, pero que, en principio, parece bajo control. La segunda, si el puente de financiación creado podría sostenerse una vez que las ayudas fueran retirándose. Los datos que ofreció esta semana el Banco de España así parecen sugerirlo. No solo sigue aumentando el crédito a empresas, sino que hay también más animación en la que reciben las familias.

La financiación a empresas creció en septiembre un 2,5% en tasa interanual. Lleva siendo del 2-3% desde abril. Aunque los crecimientos registrados anteriormente fueron superiores (al amparo de las líneas del ICO), conviene recordar que en 2018 la tasa interanual media fue del -0,1% y en 2019 del 1,9%. Por otro lado, los préstamos a hogares comienzan a despegar con una variación interanual en septiembre del 0,8%, en la línea de las que vienen registrándose desde mayo, poniendo fin a más de año y medio pandémico de tasas negativas. El impulso no solo se observa en el segmento del consumo, que avanzó un 3,1%, sino también en vivienda, que por tercer mes consecutivo crece un 0,7% interanual.

En esta crisis no hemos vivido la situación de 2008, con quiebras y rescates bancarios por todo el mundo. En España, el crédito bancario avalado por el ICO ha ayudado (junto a los ERTE y ayudas directas) a acomodar mejor un shock sanitario tan terrible, así como los confinamientos y restricciones. Los bancos fueron un apoyo importante para reducir el impacto negativo de la Covid-19 y deben serlo también en la iniciada recuperación. Asimismo, sus mejoradas cuentas de resultados hasta septiembre sugieren una vuelta a la normalidad. Lo reflejan también las valoraciones bursátiles de las acciones bancarias, y las buenas perspectivas que les conceden muchos bancos de inversión y analistas.

El de hoy no es un problema inmobiliario o de estabilidad financiera. Es una cuestión de expectativas, de creencia en una recuperación que, poco a poco, se confirma. Ahora sí ha sido y debe seguir siendo con crédito. Sin estridencias, pero con el necesario apalancamiento. No obstante, el sector financiero debe continuar siendo prudente y no rebajar los estándares de control en esta fase de recuperación. De por sí, algunos créditos otorgados en la pandemia pueden ser problemáticos. Más aún en un contexto de tipos negativos o ultra reducidos a la vez que inflacionario (las deudas pesan menos con inflación) que genera un entorno propicio —como el actual— para el exceso de crédito.

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7-errores-del-marxismo-como-teoria-economica

7 errores del marxismo como teoría económica

Respondamos ya a la queja fácil: nadie va a encontrar aquí a un bloguero que se cree capaz de refutar a Karl Marx o de negar las valiosas contribuciones de sus seguidores a campos como la filosofía política o la antropología. Esto es una mera recopilación de algunas de las críticas que autores más sabios que yo han expuesto.

Como decía Hegel, una refutación a fondo no se monta ‘desde fuera’, contraponiendo nuevas afirmaciones al principio que se intenta criticar, sino mostrando cómo éste se autorrefuta al evolucionar. Por eso, en vez de discutir si los fines marxistas son deseables, mostraremos solamente cómo sus conclusiones son incompatibles tanto con sus propias premisas como con la realidad empírica. Tampoco apelaremos al fracaso histórico de los proyectos marxistas, para ahorrarnos la excusa barata de que “no eran socialismo real”. Atacaremos los pilares imprescindibles para considerar "marxista" a una teoría económica: sin apoyarlos, denominarse marxista carece de sentido, más allá de la pura nostalgia (que no entiende de rigor).

Que en la Academia del S.XXI los economistas marxistas brillen por su ausencia siempre puede achacarse a una conspiración o al dogmatismo de los académicos del mundo. Aunque, como en todo, hay excepciones (caracterizadas por dicha nostalgia, puesto que las defensas de los pilares del marxismo que hoy criticaremos llevan décadas escaseando). Otro cantar son las Ciencias Sociales ajenas al rigor de las matemáticas: donde impera el “todo es relato” de Lacan, los cuentacuentos brotan como setas.

En cambio, su ausencia en lo que Nassim Taleb llama el “mundo real” (donde uno depende de estar acertado y no de llenar auditorios) es más preocupante: si (1) especuladores y empresarios son cínicos podridos de avaricia y (2) el marxismo explica mejor la realidad que sus alternativas; ¿por qué las inversiones de lógica marxista brillan por su ausencia?

Obviamente, los hipócritas capitalistas no tendrían problema alguno en utilizar razonamientos marxistas para rentabilizar más aún su avaricia. Que no lo hagan es, precisamente, un indicio de que la tradición investigadora marxista no explica mejor la realidad económica que sus alternativas. Todo lo contrario. Por ejemplo,

"El análisis de Marx del ratio de beneficio implica que las industrias intensivas en trabajo serán más rentables que las más intensivas en capital. Pero esta conclusión es claramente falsa a nivel empírico (Böhm-Bawerk, 1898)"

Stanford Encyclopedia of Philosophy

Salvando heurísticas -pretendidamente- simples para abrir boca, este artículo expondrá 7 de los errores que convierten al marxismo como teoría económica (y, por extensión, como ideología política) en un fracaso. Hay más, pero estos pueden explicarse sin recurrir a complejas demostraciones matemáticas (típicas, exempli gratia, de las refutaciones de la teoría del valor-trabajo, como esta de Álvaro Romaniega).

1. Teoría de los salarios

No puede exagerarse la importancia de este punto para el edificio marxista. Si se cree que el capitalismo tiende a colapsar, es por su teoría de los salarios. Es decir, el marxismo como teoría económica se basa en el siguiente error:

“Marx pensaba que los trabajadores en el capitalismo sólo recibirían el salario suficiente para cubrir las más básicas necesidades de supervivencia”.

Stanford Encyclopedia of Philosophy

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Marx detalló por qué consideraba que este proceso era inevitable. El capitalismo necesariamente causará, con los salarios, su propia destrucción. Aunque sus sucesores lo matizarían, tal conclusión fue central en la propaganda del Manifiesto:

“Por consecuencia de la creciente competencia de los burgueses entre sí y de las crisis comerciales que ocasionan, los salarios resultan cada vez más eventuales, el constante perfeccionamiento de la máquina coloca al obrero en más precaria situación; choques individuales entre el obrero y el burgués adquieren cada vez más el carácter de colisiones entre dos clases”

Karl Marx, El Manifiesto Comunista (1848)

Como señaló Karl Popper, esto ejemplifica su actitud anticientífica: en lugar de llegar a sus conclusiones análisis mediante, Marx dio con la conclusión que más convenía a su ideología y, sólo después, se pasó veinte años buscando una justificación para ella:

“Por eso es afán inmanente y tendencia constante del capital reforzar la productividad del trabajo, para de este modo abaratar las mercancías, y con ellas los obreros (…) [cita:] “los salarios se rebajan en la misma proporción en que crecen las fuerzas productivas. Es cierto que la máquina abarata los medios necesarios de subsistencia, pero abarata más los obreros”. (…) En la producción capitalista, el desarrollo productivo tiene como finalidad acortar la parte de la jornada en la que el obrero trabaja para sí mismo”

Karl Marx, El Capital I, Capítulo X (1867)

La idea queda clara: toda mejora en tecnología o educación traerá siempre más plusvalía, nunca más salario. Los empresarios usarán las bajadas de sueldos como arma entre ellos para absorberse unos a otros, concentrando el capital (sobre la relación entre esto y la tasa de ganancia haría falta un post aparte). Con el tiempo, los salarios caerán hasta que la menor bajada matase al obrero de hambre: el mínimo de subsistencia. Así, el propio sistema llevará a los obreros a una situación tan miserable que se rebelarán, dando paso al socialismo. Tal convicción marxista suele denominarse "Ley de la Pobreza Creciente":

"Esta expropiación [de "muchos capitalistas por unos pocos"] la lleva a cabo el juego de las leyes inmanentes de la propia producción capitalista, la centralización de capitales. (...) Conforme disminuye progresivamente el número de capitalistas que explotan, crece la masa de la miseria, de la opresión, del esclavizamiento, de la degeneración, de la explotación; pero crece también la rebeldía de la clase obrera (...) cada vez más unida y organizada"

Karl Marx, El Capital I, Capítulo XXIV (1867)

Llevamos 170 años esperando. El colapso no llega y los salarios suben. Veamos las excusas que dieron antes de reconocer su equivoc… dejar de hablar del tema. Recordando de nuevo a Popper: cuando el marxismo es incapaz de predecir la realidad, el problema siempre lo tiene la realidad.

Como tras siete décadas desde el Manifiesto los salarios se habían multiplicado, Lenin sentenció que ello no suponía que Marx se equivocara (faltaría más), sino que era una anomalía fruto de la ‘super-explotación’ de las colonias.

“El capitalismo ha elegido a un puñado de países (…) para que saqueen el mundo (…). Tan gigantesco superbeneficio (obtenido a mayores de los beneficios que los capitalistas exprimen a los obreros de su ‘propio’ país) permite corromper a (…) la aristocracia obrera”.

Vladimir Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916)

Es decir: en lugar de tenernos a todos en mínimos de subsistencia, el capitalismo tenía a las colonias por debajo (muriendo de hambre) y a Occidente lo suficientemente por encima para ‘aburguesar’ a los proletarios (convirtiéndolos en ‘aristocracia obrera’).

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Aunque los marxistas predijeron que el capitalismo nos mataría de hambre, la pobreza cae más rápido que nunca.

Se ha reprochado a Lenin que la colonización apenas tuvo efecto sobre los salarios (en Reino Unido se multiplicaron por 4 en 200 años de colonialismo, 1750-1960, y por 5 en los 50 siguientes a la descolonización), que también subieron en los países sin colonias, o que la población colonial (supuestamente condenada a la extinción al estar por debajo del mínimo de subsistencia) se multiplicó en el periodo. Pero basta observar lo siguiente:

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Que los hechos no te estropeen la ideología.

¿Cómo es posible que suban los salarios de todo el mundo al mismo tiempo? ¿A qué alienígenas estamos super-explotando? Sorpresón: no hacen falta pobres para que haya ricos. Los marxistas os han estado mintiendo.

Para intentar excusar este fracaso de Marx y Lenin, se aventuraron dos (pen)últimas excusas más, que refutaremos antes de pasar al siguiente punto:

  • “Los burgueses han subido los salarios para frenar al comunismo”. Entonces, ¿Marx se equivocaba al hablar de "lógica inevitable y necesaria"? ¿Cómo, exactamente, se evita esa tendencia estructural? ¿Cómo subir salarios por un acuerdo entre millones de burgueses, que daría ventaja a quien lo rompa para absorber a los demás? ¿Por qué los salarios han subido más que nunca precisamente después de colapsar el Imperio Soviético?

  • “Si suben los salarios es gracias al Estado de Bienestar”. De nuevo, ¿cómo, exactamente, consigue la socialdemocracia evitar lo que era inevitable? ¿Admitir que tal reforma puede funcionar no es antirrevolucionario? Y, lo más importante, ¿cómo es que donde más suben los salarios es en el Tercer Mundo, donde los estados de bienestar son mínimos o inexistentes?

2. Propiedad de los medios de producción

Marxismo es centrar tu cosmovisión en la propiedad de los medios de producción (MDP). Todo lo demás es antirrevolucionario. Al socialdemócrata que sugiere poner el foco en la desigualdad de renta y riqueza (esto es, decir ricos y pobres en lugar de burgueses y proletarios) se le acusa de revisionismo. Por razón sencilla: si el problema no fuese estructural, de base, el capitalismo podría reformarse y la revolución sería innecesaria. En vez de socializar los medios de producción, bastaría con redistribuir sus frutos.

Subrayo el término: propiedad. Desde la óptica marxista, lo que tienes define lo que eres, hagas lo que hagas (evidentemente, verían mejor a Amancio Ortega si reivindicase el activismo comunista, pero no por ello pasaría a ser obrero):

  • El propietario de MDP será un burgués. Aunque no sea capitalista: Engels no dejó de ser burgués por dedicar su vida al marxismo. Aunque no sea rico: se le llamará ‘pequeñoburgués’. Aunque ni siquiera sea explotador: poseer una fábrica en desuso sigue siendo poseer un medio de producción.
  • El no-propietario MDP será un proletario. Aunque sea capitalista: alienado. Aunque sea rico: ‘aristocracia obrera’. Aunque ni siquiera tenga trabajo: parado.

Cuando se perfiló este criterio, mirando a la industria de Manchester y Dickens, no daba tantos problemas como ahora. Si no tenían ni para comer y estaba convencido de que jamás mejorarán sus salarios, ¿cómo iba Marx a imaginar que los obreros podían llegar a ser propietarios de medios de producción sin revolución mediante?

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Por desgracia para los marxistas, los salarios subieron. Los obreros compraron casas, tierras, máquinas domésticas y trocitos de empresas divididos en planes de pensiones. Ya no existe ni el proletariado ni la ‘aristocracia obrera’, sólo los ‘pequeñoburgueses’. Recordemos la definición:

“[En la teoría marxista] los medios de producción son la tierra (…), las materias primas, los instrumentos de producción, los edificios, los medios de comunicación, etc.”

Diccionario filosófico abreviado (Rosental, M. y Iudin, P.)

Aunque el marxismo te tacharía de burgués pese a no utilizar tus medios de producción, lo cierto es que cada vez resulta más fácil ponerlos a producir: servicios de transporte con tu coche (Uber), hostelería con tu salón (Airbnb), gastronomía con tu cocina (Zomato) o contenido audiovisual con tu smartphone (YouTube). De todas formas, puede oírse ya la excusa ad hoc de que, para un autónomo, el interés de clase lo define más la condición de pobre que la condición de burgués. El tipo de revisionismo por el que los marxistas solían mandarte a Siberia, vaya.

Por mucho que crean que eres burgués por poseer medios de producción y no por hacerte rico con ellos, es obvio que no todos podemos conseguir millones de seguidores en redes sociales (los nuevos medios de comunicación). Igual que el 99% de empresas son PYME. Ello evidencia que no importa ser propietario o no, sino el cómo gestionas tus recursos y lo que consigues con ellos. Esto supone dos problemas para Marx:

  1. Si la clave no está en la propiedad de los MDP, sino en la desigualdad de renta y riqueza, el capitalismo puede reformarse (lo cual, para quien conozca los estados de bienestar occidentales, ya era evidente).
  2. Los medios de producción adquiridos por los otrora obreros son difícilmente ‘socializables’: colectivizar los canales de televisión es una mala idea; colectivizar los perfiles de Instagram es una idea impracticable.

¿Habrá que darle la razón al revisionista que se centraba en la desigualdad de renta y riqueza? Si os parece grave este error, central para la perspectiva marxista, esperad a ver cómo degenera a continuación en otro de sus conceptos clave.

3. Interés de clase

“[En la teoría de clases marxista] las relaciones sociales que definen las clases generan intereses inherentemente opuestos. Así, por ejemplo, los intereses de la burguesía [explotar a los obreros] son diferentes y antagónicos a los del proletariado [derribar a los burgueses] (…). Esta definición de interés va implícita en la definición de clase: las clases tienen intereses objetivos”.

Oxford Dictionary of Sociology

En pocas palabras: para Marx, el interés de clase es necesariamente objetivo, común y antagónico. Todo depende de tu relación con los MDP (es decir, de si eres propietario o no): tu interés es objetivo porque viene de ella, no de tu opinión. Es común porque lo compartes con quienes tengan la misma relación. Es antagónico porque se opone al interés de quienes tengan una distinta.

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En este apartado se explicará cómo esto supone un triple error. Desde la lógica económica de la Teoría de Juegos, los propietarios y no-propietarios no tienen intereses objetivos, comunes y antagónicos. Veamos por qué:

  • Si el interés de la clase burguesa es el de los propietarios y el interés de la clase obrera es el de los que no son propietarios, el apartado anterior cristaliza aquí en un problema evidente: ¿qué queda del interés objetivo de la clase proletaria cuando todo el mundo es pequeñoburgués?
  • Si cualquier obrero aburguesado viviría materialmente peor bajo el socialismo, por mucho que lo considerase ideológicamente más justo, ¿qué interés común puede tener la aristocracia obrera con el proletariado?
  • Si dichos obreros vivirían materialmente peor bajo el socialismo (y lo inverso ocurre con ciertos pequeñoburgueses, como los autónomos precarios), ¿qué antagonismo queda cuando hay obreros con intereses antirrevolucionarios y burgueses con intereses anticapitalistas?

Todo ello subraya lo obvio: basar el análisis en “propietarios” y “no-propietarios” para poder decir que reformar el capitalismo es imposible sólo da problemas. Al contrario que hablar de ricos y pobres, como sugirieron los socialdemócratas (a los que la línea dura del marxismo-leninismo exterminó, allí donde pudo).

Por si fuera poco, como señala José Luis Ferreira, el marxismo caracteriza mal el concepto de lucha de clases. Partiendo de su errónea idea de ‘interés’, cae en el funcionalismo (lo cual subrayaría décadas después el propio Lenin): que a cierto grupo le convenga actuar de cierta manera no significa que vaya a hacerlo.

Grosso modo, este punto demuestra la pobreza conceptual del marxismo respecto a la economía neoclásica. Frente a la idea de “clase”, basada en unos intereses presuntamente comunes, objetivos y antagónicos, hoy día los expertos usan el concepto de “grupos de presión”. Esquivan así el funcionalismo (al centrarse en quien ya ha tomado la determinación de actuar y no en quien supuestamente actuará según le dicta su interés), y proporcionan una herramienta más versátil y precisa. Sin el maniqueísmo de lo común y lo antagónico, permitiendo estudiar las connivencias de unos grupos con otros.

4. Teoría de la Explotación

La misma torpeza metodológica que llevó a los marxistas a los tres errores anteriores se refleja también en su amor-odio al término “explotación”. Veremos los problemas que genera entenderla como “producción en la que el obrero no recibe el fruto completo de su trabajo” (siendo la plusvalía la parte que no recibe).

Antes de profundizar al respecto, conviene aclarar que Marx siempre habló de explotación forzosa. Es decir, aquella en la que la alternativa a ser explotado era morir de hambre. Sin embargo, este ‘chantaje’ es una premisa innecesaria: ¿de existir una renta básica que garantizase el sustento, recibirían el fruto completo de su esfuerzo quienes decidieran trabajar? Obviamente no. Los capitalistas seguirían quedándose con la plusvalía (de acuerdo al criterio marxista). Ergo habría explotación, aunque no fuese forzosa.

Otro gran malentendido gira en torno a la idea de gestión empresarial. Muchos marxistas creen que el empresario no hace absolutamente nada. ¡Craso error!, señalarían los grandes economistas soviéticos como Nikolai Bukharin. Asume riesgos, asigna capital y organiza a los trabajadores. Esa es su aportación a la producción. Un comité de obreros puede encargarse de ello (aunque hacerlo reduciría su productividad), pero es imprescindible que alguien haga de empresario. Marx no le llama explotador por recibir algo sin aportar nada, sino por quedarse con lo que aportan otros (además de lo que aporta él). Sutil diferencia.

Analizar la etapa socialista con la teoría de la explotación muestra una autocontradicción de peso. Nadie puede sostener que los obreros reciben la totalidad del fruto de su trabajo en el socialismo. Es imposible. Una parte se les quita vía impuestos y otra vía plusvalía (que las empresas públicas utilizan para financiar el Estado o para renovarse).

Aliena que alguien, patronal o politburó, gestione por ti el fruto de tu trabajo. Aliena no poder dedicarte a tu vocación, lo diga tu hipoteca o el plan quinquenal. Que la explotación socialista revierta completamente en el obrero vía servicios públicos es irrelevante, además de falso. Aunque sólo fuera por los sobrecostes burocráticos, una parte de tu trabajo la disfrutarían otros, no tú. En un sentido más forzoso que el del capitalismo, para más inri:

“En un país donde el Estado es el único patrón (…) el antiguo principio de ‘quien no trabaja no come’ ha sido reemplazado por este otro: quien no obedezca, no comerá”

León Trotsky, ¿A dónde va la URSS?

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Una vez más resulta palmario que los revisionistas tenían razón: el problema no es la explotación, es la pobreza. A quienes dicen querer acabar con la explotación del hombre por el hombre mientras alaban el socialismo no les importa que haya explotación, sino el cómo se gestiona.

Pero, al fin y al cabo, el socialismo es una fase transitoria. Tampoco pasa nada por que explote a los trabajadores si terminará por llevar al comunismo, ¿no? Pues no. Vayamos al siguiente punto.

5. Ley de Hierro de la Oligarquía (LHO)

“[De acuerdo a la LHO] toda organización, incluidas aquellas comprometidas con ideales y prácticas democráticas, sucumbirá inevitablemente al control de una pequeña élite (…) la captura oligárquica hace la democracia interna insostenible, y condiciona el desarrollo a largo plazo de cualquier organización (incluyendo las de retórica más radical) en una dirección conservadora”

Enciclopaedia Britannica

Sin excepciones, hasta el último de los regímenes comunistas basaron su propaganda en acercar el poder al pueblo. Sin excepciones, en todos ellos el poder acabó monopolizado por la oligarquía del partido. No, no es casualidad. No es casualidad que Stalin desemboque en Gorbachov, Mao en Deng, Castro en Díaz-Canel, Hồ Chí Minh en Đổi Mới o, incluso, Anguita en Garzón. Veamos por qué, con la ayuda del concepto económico de ‘incentivos perversos’:

  1. Gobierna la clase política, no la clase obrera. En la lógica de producción socialista, la oligarquía del partido se apropia del trabajo de los proletarios. La excusa es que el Estado, patrón único, usa parte de esa plusvalía para ofrecerles sueldos y servicios públicos. A todos los efectos, les explota.
  2. Dado que el comunismo eliminaría el privilegio de controlar el Estado (al abolirlo), la oligarquía del partido comunista tiene un interés de clase común, objetivo y antagónico: mantenerse en el poder. Paradójico.
  3. Por si fuera poco, les falta lo que Taleb llama “skin in the game” (SITG): las consecuencias de sus errores no repercuten en ellos, sino en el pueblo. No se hacen responsables. Con el Gran Salto Adelante, los que murieron de hambre eran campesinos. Mao siguió en su burbuja.

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En pocas palabras: la oligarquía política siempre desarrolla intereses antirrevolucionarios y vive desconectada de la realidad, haciendo pagar al pueblo por sus errores.

Sostener que su ideología pesará más que sus intereses materiales no sólo es históricamente falso, sino que supone decirle al mismísimo Marx que la clave son las ideas, no el materialismo. Resumiendo: toda ‘dictadura proletaria’ es siempre ‘dictadura’ y nunca ‘proletaria’. En otras palabras, el socialismo nunca llevará al comunismo.

A estas alturas uno ya debería tener claro que el marxismo es tal fracaso como teoría económica que sólo puede llevar a las catástrofes políticas que todos tenemos en mente. Pero añadamos dos puntos más, por si quedan dudas.

En sexto lugar, veremos otro ejemplo de cómo los marxistas son incapaces de predecir y explicar la realidad (en este caso, la geopolítica). En séptimo y último, revisaremos algunos defectos del origen del problema: su versión de la teoría del valor trabajo.

6. Teoría del Imperialismo

“A principios del S.XX, el vínculo entre colonialismo y la mala distribución de la renta fue trazado por Hobson (1902) y repetido por Rosa Luxemburgo (1913) y Lenin (1916). (…) Hay toda una tradición que liga la mala distribución de la renta al expansionismo que se remonta a Marx”.

Branko Milanovic, Global Inequality

La tradición marxista considera al imperialismo un fenómeno ‘endógeno’ al capitalismo (esto es, fruto de su propia estructura, sin necesidad de factores externos). Razona así: una gran desigualdad de renta y riqueza redunda en que las clases altas tengan más ahorros de los que se pueden rentabilizar con la demanda doméstica (superávit), obligándolas a luchar por las oportunidades de inversión en el extranjero. Como tal oligarquía controla al Estado, sus intereses acaban traduciéndose en imperialismo.

Bien, pues los marxistas se equivocan. Demostrarlo con suficientes datos requeriría un post aparte, pero tenemos la suerte de que Pseudoerasmus ya se ha encargado de ello. También recomiendo su crítica al discurso habitual a favor del socialismo cubano o su refutación al intento de excusar el desastre económico de Salvador Allende en Chile. Para los escépticos, aquí otro post suyo demostrando que la política económica del golpista Pinochet fue otro fracaso.

Aunque su crítica se centra en el fracaso de la teoría de Lenin sobre la Primera Guerra Mundial, es más que suficiente para identificar los errores inherentes a la visión marxista (de hecho, en este otro post muestra el fracaso del economicismo en general a la hora de explicar el imperialismo yankee). Aquí algunos de sus mejores puntos:

  1. Teoría: invertir en el extranjero ni requiere control físico del terreno (y mucho menos en 1870-1914, con una libertad de movimiento de capitales casi completa) ni superávit de ahorros. Los mismísimos Estados Unidos llevan hoy 40 años con déficit de ahorros (igual que España, Portugal, el Imperio Otomano o Rusia durante su periodo colonial).
  2. Origen: la desigualdad doméstica no puede explicar por sí sola las inversiones internacionales europeas. Ese superávit de ahorros tiene unas causas tecnológicas y demográficas que los marxistas ignoraron.
  3. Destino: las colonias recibieron menos del 20% de las inversiones internacionales británicas y francesas; mientras Occidente -supuestamente saturado de capital- recibió el 80% de las francesas y alemanas. Hoy día los mayores receptores de capital siguen siendo las economías que, según la teoría marxista, están tan ‘saturadas’ que deberían exportarlo.
  4. Composición: la práctica totalidad de los ahorros se utilizaban para especular en las bolsas de Londres y París. Si bien se guerreó en las colonias para defender inversiones sobre el terreno, sólo puede hablarse de excepciones, nunca de tendencia estructural.
  5. Interés: el principal era evitar las guerras y cualquier otra forma de pánicos bursátiles. Esta lógica de Immanuel Kant nos ha traído el periodo más pacífico de la Historia, pero sólo el catastrofismo vende periódicos. Por las mismas, los marxistas se centran en el caucho congoleño y obvian a los banqueros londinenses.

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Muchos siguen sin considerar imperialismo al imperialismo soviético, aunque el propio Mao Zedong reconoció públicamente que fue la causa última de su ruptura con Moscú.

7. Teoría del valor-trabajo

Como explicaba al principio, este no es el espacio idóneo para una refutación formal. Sin embargo, y para terminar, merece la pena destacar algunos de los comentarios de Stanford Encyclopedia of Philosophy al respecto de lo que introduce como “la teoría del valor trabajo de Marx y los economistas clásicos [como Adam Smith] abandonada en gran medida por los economistas desde la revolución marginalista de 1870 [tres años después de publicarse El Capital]”:

  1. “[Según Marx] el valor de un objeto va en función del trabajo que requeriría producirlo ahora, sin importar cuánto trabajo se empleó de hecho en producirlo. Por paradójico que parezca, la teoría del valor-trabajo es incompatible con la afirmación de que el trabajo es lo único que crea valor”. En línea con Cohen (1979), que demostró la contradicción entre su teoría del valor y la idea marxista de explotación.
  2. El trabajo es heterogéneo: “no parece haber ninguna forma de satisfactoria de reducir [el trabajo cualificado y el no cualificado] a una medida única del valor de las mercancías”. Sucede igual con el trabajo escalable: una hora de trabajo vale más si genera un superventas que una novela impopular, aunque escriba la misma persona, en iguales condiciones.
  3. “La teoría del valor-trabajo parece incapaz de tener en cuenta el valor de bienes como la tierra o las materias primas”.
  4. “Una teoría del valor formalmente idéntica podría ser construida con cualquier otro bien en lugar del trabajo, siendo así la ‘teoría del valor-maíz’ tan legítima y tan inútil como la teoría del valor trabajo de Marx”. Para comprobar cómo Marx se centró arbitrariamente en el trabajo, puede consultarse Wolff (1981).

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Hay muchos más, pero estos 7 errores bastan para afirmar que el marxismo es una teoría económica fracasada. Sin el golpe de estado de Lenin contra la República Rusa, recordaríamos a Marx como lo que era: otro economista de segunda equivocado. O, en palabras de Samuelson, “un post-ricardiano menor”.

Una ideología política fértil no puede florecer sobre tal desconexión de la realidad, por mucho que nos repitan que ninguno de sus desastres eran marxismo real. Devolvámoslo al rincón del que nunca debió salir o atengámonos a las consecuencias.

Más información

Cohen, G., 1979, “The Labor Theory of Value and the Concept of Exploitation”, Philosophy and Public Affairs, 8(4): 338–360.

Wolff, R.P., 1981, “A Critique and Reinterpretation of Marx’s Labor Theory of Value”, Philosophy and Public Affairs, 10(2): 89–120.

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El partido demócrata en EE.UU. empieza a plantear una de las peores ideas fiscales de la historia: impuesto a ganancias de capital no realizadas

El impuesto a ganancias de capital no realizadas puede ser efectivo en los próximos presupuestos de Estados Unidos, según lo que ha comentado el partido demócrata. Ya han realizado la estimación que van a afectar al menos a 1.000 estadounidenses multimillonarios.

Este impuesto puede ayudar mucho a Joe Biden para poder pagar la política social que quiere aplicar en Estados Unidos, a parte, de su legislación en tema climático.

El impuesto a ganancias de capital no realizadas supuestamente no es un impuesto al patrimonio

El impuesto a ganancias de capital no realizadas según el planteamiento de los demócratas no es un impuesto al patrimonio, pero va a tener un gran parecido, ya que el impuesto va a ser anual sobre las ganancias de capital no realizadas sobre activos líquidos en poder de multimillonarios.

Nuestro compañero Javier Navarro expuso su opinión en el siguiente tweet en el mes de junio de este año:

Tweet De Javier Navarro

El planteamiento que quiere ofrecer sobre el impuesto sobre los demócratas es que no es un impuesto sobre el patrimonio, pero va a gravar la obtención de ganancias de capital, que son gran parte de los ingresos de lo millonarios y multimillonarios que ahora mismo no están pagando impuestos.

Ya existen voces en contra del impuesto

Ya existe instituciones de consumidores, como la Unión Nacional de Contribuyentes, que se han opuesto que se aplique este tipo de impuestos con dos razones de peso:

  • Va a agregar más burocracia al sistema.
  • Imponer nuevas cargas a los inversores comerciales.

A parte, de que las empresas que han creado estos multimillonarios ya están pagando impuestos y están generando puestos de trabajo. Entonces, el argumento que dicen los demócratas que no pagan impuesto porque no venden no es tanto así.

Los republicados plantean que es impuesto inflacionista

El planteamiento del impuesto a ganancias de capital no realizadas es que va a afectar a contribuyentes con mil millones de dólares en activos con 100 millones de dólares en ingresos durante 3 años consecutivos.

Este último planteamiento, ha supuesto ya una disminución de la propuesta que hicieron los demócratas en un inicio y ya fracasado entre los propios demócratas, ya que están buscando nuevas formas de pagar los 2 billones de dólares en gastos.

El impuesto se enfrenta a grandes obstáculos, y eso que todavía que no se ha presentado el texto legislativo, pero se plantea que tenga disposiciones sobre la ejecución, las pérdidas no realizadas y la forma de valorar los activos líquidos, como las empresas cerradas o las obras de arte.

Por otra parte, el partido republicado dice que si se aplica el impuesto a ganancias de capital no realizadas se corre el riesgo de aumentar la inflación a través del aumento del gasto, ya que lo que plantean es que más impuesto es más deuda y, por tanto, más inflación.

El planteamiento de ingresos que tienen los demócratas de este impuesto sería de entre 200 y 250 mil millones de dólares durante una década.

El impuesto a ganancias de capital no realizadas pueden afectar a los multimillonarios inversores de criptomonedas

Los poseedores de criptomonedas pueden estar preparados para un nuevo mazazo en temas fiscales de Estados Unidos, ya que el impuesto es un impuesto a la riqueza, por tanto, grava los ingresos no realizados sobre las ganancias del capital, y en esta categoría también se engloban las criptomonedas.

El impuesto se aplica cuando un inversor vende un activo, en este caso una criptomoneda, a un precio más alto del que pago inicialmente. Actualmente, en el caso de las criptomonedas, el precio de las criptomonedas en el momento de la compra y el momento de la venta en moneda de uso legal pueden ser muy diferente.

El impuesto puede utilizar el ajuste de mercado como metodología de gravación, ya que mide el valor razonable de los activos que su valor va fluctuando, y es lo que les pasa a las criptomonedas.

Imagen | Gage Skidmore

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Brecha con el resto de Europa

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Una vez más, el INE sorprende con su estimación del crecimiento de la economía: los indicadores avanzados apuntaban a un incremento del PIB superior al 2% divulgado por el instituto estadístico. El buen comportamiento del empleo, con un aumento del número de ocupados y de horas muy superior a esa cifra, auguraba un resultado más vigoroso. Pero, incluso anticipando una corrección de esas cifras más adelante, a medida que los expertos del INE recopilen más información, parece evidente que la recuperación de la economía está siendo menos intensa de lo previsto.   

Además, nos estamos quedando atrás en relación a los países de nuestro entorno. El crecimiento acumulado desde el inicio del año es del 2,4%, frente al 4,4% en Francia y 5,6% en Italia (solo Alemania, con un 1,7%, tiene un resultado inferior, pero partiendo de una situación menos degradada). Los principales socios europeos se acercan al nivel de actividad prepandemia, incluso en Italia con una estructura productiva tan dependiente del turismo como en nuestro país, mientras que la brecha es todavía muy acusada en el caso de España. 

Fuente: Eurostat.

¿Cómo se puede explicar la pérdida relativa de vigor? Más allá de factores que atañen al carácter inescrutable de la ciencia estadística (llama la atención la caída del consumo privado en el tercer trimestre, contradiciendo el fuerte rebote registrado del turismo y de las compras con tarjeta), hay que reconocer que la inflación complica el escenario. Con un IPC en el 5,5%, y unos ingresos que para la mayoría de hogares apenas se incrementan, la pérdida de poder adquisitivo es ineludible. En Francia e Italia la inflación es dos puntos menos, lo que contribuye a explicar el tirón de la demanda interna en esas economías. 

Tanto Macron como Draghi han optado por atenuar el impacto de la escalada de los costes eléctricos en el bolsillo de la ciudadanía, mediante un incremento significativo de las subvenciones a las empresas y recortes de impuestos. Esta política se basa en la visión de transitoriedad del shock energético: para que no pese en la coyuntura, el Estado asume buena parte del alza de los costes, financiándose con déficit. También intentan desvincular la factura de la luz del vaivén de los mercados mayoristas, mediante un mayor protagonismo de los contratos a plazo. 

En contraposición, nuestra estrategia es menos gravosa para las arcas públicas, pero entraña unos mayores costes para el sector privado no-energético. Solo se podrá sostener si se interrumpe el ciclo alcista de costes, o se contrarresta con reformas adicionales del mecanismo de formación de precios. A largo plazo, por supuesto, solo queda apostar por un mayor protagonismo de renovables.  

Otra explicación del decepcionante tercer trimestre atañe a la política fiscal: de los 27.000 millones de euros presupuestados en inversiones del Plan de recuperación, se han ejecutado proyectos por un total de 5.800 millones (con datos obtenidos agregando las convocatorias publicadas en el portal del Plan, que tal vez no recogen todos los proyectos de las comunidades autónomas). Por tanto, el impulso que se esperaba de los fondos europeos está siendo menos potente de lo esperado. Es un hecho que la inversión pública se ha reducido un 2,4% hasta agosto. 

Con todo, no hay que confundirse de diagnóstico: los motores de la recuperación se mantienen, en particular la bolsa de sobre ahorro dispuesto a liberarse es considerable. Prueba de ello, los hogares y las empresas siguen acumulando dinero en depósitos, en vez de gastarlo. Por tanto, la clave está en adaptar la política fiscal al contexto de cuellos de botella, con inversiones en sectores que contribuyen a relajarlos a la vez que facilitan la transición energética y la formación de los trabajadores. Entre tanto, es tiempo de recortar las previsiones de crecimiento. Pero, más allá del baile de cifras, la prioridad pasa por reconocer que los atascos de abastecimiento y los costes energéticos perjudican sobremanera el aparato productivo. Y se han convertido en el principal freno a nuestra recuperación.    

Coste de la deuda | El brote de inflación se ha trasladado a las expectativas, encareciendo el coste de financiación de los Estados. El rendimiento de los bonos españoles con vencimiento a 10 años, que cotizaba en terreno negativo en enero, supera el 0,6% y su tendencia es alcista. Por tanto, el mensaje del BCE, reiterado por su presidenta esta semana, no parece disipar la percepción de que el encarecimiento de costes energéticos tendrá un impacto más persistente de lo vaticinado. La prima de riesgo, por su parte, se mantiene estable en niveles reducidos, inferiores a 70 puntos. 

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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Cómo proteger los ahorros de tu vida de hiperinflación y depresión, por John T Reed

Como proteger los ahorros de tu vida de hiperinflación y depresión, es un libro por John T Reed en el que explica que debido a las políticas económicas del gobierno de EEUU los EEUU podrían dirigirse a un periodo de hiperinflación o de depresión económica equivalentre a la hiperinflación que asoló a Alemania a principios del siglo XX (y Austria y Hungría) o a la depresión económica de la gran depresión de 1929.

Aunque los sesgos del autor no dejan de verse (el libro es de 2010, actualizado en 2012, y culpa a la administración Obama) y está escrito desde la perspectiva de un estadounidense (haciendo el libro poco útil para el resto de países), es cierto que existe muy poca bibliografía pensada para las finanzas personales en situaciones extremas, como es el caso de la hiperinflación o una depresión económica fuerte (como la que es probable que vivamos debido a la COVID 19).

El libro básicamente se compone de dos partes, una en la que describe como es una crisis económica fuerte estilo las grandes depresiones o la hiperinflación al estilo de la República de Weimar (o más recientemente los ejemplos vividos en Venezuela, Zimbabue o Argentina) y una segunda mitad dedicada a explicar los distintos tipos de activos con los que nos podríamos encontrar ante una situación de hiperinflación o deflación así como cómo sobrevivir una situación equivalente.

Podría suceder mañana

El argumento del libro es que el alto nivel de endeudamiento de EEUU (y de otros países) respecto al PIB podría provocar una quiebra de los Estados Unidos (y posiblemente otros países), que, aunque no hemos visto muchas recientemente, no son tan infrecuentes en la historia desde el Imperio Romano. Incluso países como Argentina que en su momento estuvieron entre los más ricos del mundo en términos de PIB per cápita han acabado provocando crisis de deuda soberana o hiperinflación más tarde. Con lo cual, la hipótesis de la que parte el libro es que tanto EEUU como otros países (en los que incluye a buena parte de la Zona Euro) estarían destinados a una crisis en la que los inversores dejaran de prestar al gobierno de EEUU. Algo que también se teme que nos pueda pasar en Europa.

En esta situación a un gobierno no le quedaría más remedio que tomar dos caminos. Uno sería hacer recortes o incluso hacer un impago en su deuda soberana o combinación de ambas que supusieran una fuerte crisis económica con deflación. La otra opción sería imprimir dinero como hicieron Alemania, Austria y Hungría entre la primera y la segunda guerra mundial, o han hecho otros muchos más países como Venezuela o Zimbabue más recientemente.

Aunque muchas economías serias como EEUU o la Zona Euro tienen muchas disposiciones para evitar que se imprima dinero sin control (como ha recomendado el actual ministro de consumo), es cierto que en la actualidad debido a las políticas de Quantitative Easing de la Fed y de LTRO del BCE se ha aumentado la masa monetaria mucho por parte de los bancos centrales.

En estas situaciones los gobiernos tienden a actuar de modo que suele perjudicar a la población. Además existe un fuerte impacto en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, como puede ser la alimentación o los impuestos. De hecho una frase interesante es que para sobrevivir acaba siendo necesario saltarse la ley, ya que esta impide hacer las cosas que son necesarias (acumular, tener divisa extranjera u oro…) Por último en esta primera parte recomienda seguir los distintos índices de inflación existentes, así como su ajuste a nuestro consumo. Incluso monitorizar y construir uno para ajustarlo a nuestras necesidades.

En la segunda parte el autor comenta sobre los distintos activos que se pueden tener en caso de una situación de hiperinflación y de depresión económica, recomendado unos y recomendando deshacerse de los otros antes de que una situación extrema en la economía pudiera venir.

Activos no recomendados

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  • Bonos: especialmente porque a un rendimiento fijo bajo hiperinflación su valor al vencimiento sería casi nulo, una excepción podrían ser los bonos indexados a la inflación o TIPS.
  • Acciones: porque no queda muy claro que podría suceder en una situación de estas (aunque no es el peor activo que se puede tener).
  • Oro: aparte de por sus evoluciones de precio (por ejemplo en 2012 no tenía un poder adquisitivo equivalente al de su pico en 1980) porque puede que sea requisado por las autoridades (como ya hizo Franklin Delano Roosvelt en 1933 con la orden ejecutiva 6102). Si reconoce la ventaja como que contiene alta densidad de valor.
  • Otras materias primas: aquí no se siente tan reticente como en el oro, recomendando monedas de EEUU de pequeña denominación de antes de 1965 que tienen un alto contenido en plata.
  • Depósitos bancarios: los no asegurados por el FDIC (equivalente al FGD español) serían más arriesgados todavía en caso de una crisis que hiciera quebrar entidades bancarias. En el caso de España lo hemos visto con las participaciones preferentes de las Cajas de Ahorro.
  • Planes de pensiones y equivalentes: porque pueden ser poco líquidos y porque se han llegado a intervenir por algunos estados en necesidad de liquidez para el sistema público de pensiones.

Activos recomendados

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  • Todo lo que vayas a necesitar a lo largo de tu vida: como comida de larga duración, jabón, cuchillas de afeitar, etc. Bajo estas circunstancias en deflación nos podríamos encontrar que hemos pagado de más, pero en hiperinflación no nos afectaría tanto el incremento de precios. Si reconoce que es bastante complicado, como la comida que acaba caducando.
  • Propiedades inmobiliarias: son una cobertura a largo plazo, dado que su valor de uso permanece (especialmente para la primera vivienda). Un propietario hipotecado se encontraría fuertemente beneficiado en una hiperinflación si sus ingresos aumentan al mismo ritmo, ya que su deuda se reduciría a casi nada. No obstante, no solucionan el problema a corto plazo.
  • Explotaciones agrícolas: los granjeros lo pasaron mucho mejor en la gran depresión tras el crack de la bolsa de 1929 y también en la hiperinflación de Austria.
  • Activos para trueque: aunque no es recomendable por ineficiente, es cierto que tener productos demandados podría ser útil para obtener otras cosas que necesitáramos. Podrían ser cuchillas de afeitar, calcetines y ropa interior, preservativos, comida enlatada, papel higiénico, semillas, sal, etc. Sólo aquello que usemos nosotros, de modo que en el peor de los casos simplemente tenemos suministros para varios años.
  • Inventarios de nuestro negocio.
  • Divisa extranjera: en bancos de otros países ya que en casa podríamos ser obligados a entregarla. Recomendando aquellos países cuyo ratio de deuda respecto al PIB fuera inferior al 60% y un bajo índice de corrupción por parte de transparencia internacional. Con lo cual quedan Australia, Dinamarca, Canadá, Nueva Zelanda, Suecia y Suiza. Combinado con la posibilidad de salir del país, podría ser el mejor modo de sobrevivir a una crisis hiperinflacionaria.
  • Activos que podrían sobrevivir a una declaración de quiebra: por ejemplo en EEUU algunos activos como anillos de boda no pueden ser embargados, por lo que lo óptimo sería comprar uno muy caro y guardarlo en la caja fuerte. No obstante, creo que esta parte no está bien investigada como ya hemos contado por aquí sobre el mantenimiento del valor de la joyería. En España habría que mirar los bienes inembargables según el art 1911 del código civil y el artículo 606 de la ley de enjuiciamiento civil.

En resumen, un libro que trata sobre un evento que podría ser poco probable, pero que también intenta darle soluciones a nivel de nuestra economía familiar. Algo que no es habitual, dado que la mayor parte de los libros de finanzas personales se suelen centrar en situaciones normales y los libros que tratan situaciones extraoridnarias no suelen bajar al nivel de las finanzas personales.

Pregunta a los lectores ¿creen que puede haber una situación de hiperinflación o depresión económica próximamente? ¿Cómo creen que deben protegerse al respecto?

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al-aumentar-la-edad-hay-que-invertir-el-porcentaje-de-inversion-en-renta-fija:-te-explicamos-por-que

Al aumentar la edad hay que invertir el porcentaje de inversión en renta fija: te explicamos por qué

Es habitual que, a medida que el inversor cumple años y se acerca a la edad de jubilación, se decida que su cartera de inversión vaya incrementando el peso de los activos de renta fija frente al resto de activos ya que pagan un importe fijo hasta su vencimiento.

A pesar de que la tolerancia al riesgo está altamente individualizada, los inversores cercanos a la jubilación deben invertir en renta fija y sobreponderar sus carteras por tres razones: ingresos por intereses, diversificación y protección contra un deterioro económico o deflación.

En primer lugar, los ingresos por intereses son una forma de capitalización, que puede aumentar considerablemente la rentabilidad total de una cartera de bonos (que incluye tanto los cambios en el precio de los bonos como los ingresos por intereses generados por los bonos de la cartera).

Desde el punto de vista de la diversificación, se trata de no "poner todos los huevos en la misma cesta". Un inversor con una edad avanzada se enfrenta al riesgo de que el mercado bursátil baje y haga caer también el valor de la cartera. Para compensar este riesgo, los inversores han recurrido durante mucho tiempo a las inversiones en renta fija porque la rentabilidad de las acciones y los bonos no suele estar correlacionado; es decir, los factores del mercado que pueden tener un impacto negativo en el rendimiento de las acciones no tiene por qué repercutir en los bonos.

Los bonos se consideran generalmente una inversión menos volátil que las acciones, y los inversores suelen incluirlos en un esfuerzo por reducir parte del riesgo inherente a una cartera centrada en las acciones. De este modo, mantienen la rentabilidad conseguida en los años previos. Los inversores que están más cerca de la jubilación pueden depender de sus inversiones para generar ingresos. Debido a que la renta fija generalmente conlleva menos riesgo, estos activos pueden ser una buena opción para los inversores que tienen menos tiempo para recuperar las pérdidas. 

Otro de sus atractivos es la protección contra la desaceleración económica, crisis o la deflación. Las inversiones en bonos pueden ayudar a proteger a los inversores durante una desaceleración económica por varias razones. El precio de un bono depende de cuánto valoran los inversores los ingresos por intereses que proporcionan los bonos.

Cuando los precios de los bienes y servicios están subiendo (generalmente durante los periodos de crecimiento económico), la renta de un bono se vuelve menos atractiva porque esa renta compra menos bienes y servicios. Por otro lado, un crecimiento económico más lento suele conducir a precios más bajos de los bienes y servicios, lo que hace que los ingresos de los bonos sean más atractivos.

Una desaceleración económica también suele ser negativa para los beneficios de las empresas, lo que aumenta el atractivo de los ingresos de los bonos como fuente de rentabilidad. Si la ralentización se vuelve lo suficientemente mala como para que los consumidores dejen de comprar cosas y los precios de la economía empiecen a caer, entonces los ingresos de los bonos se vuelven aún más atractivos porque uno puede comprar más bienes y servicios (debido a sus precios deflactados) con la misma cantidad de ingresos de los bonos.

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