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La insoportable levedad del índice de presión fiscal

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El
Gobierno planea subir los impuestos apoyándose fundamentalmente en el argumento
de que España presenta una presión fiscal más reducida que la media europea. En
concreto, según Eurostat, en torno a
5 puntos respecto al promedio de la UE-28. Efectivamente, de todas las formas
posibles de medir la carga impositiva, la más conocida es la presión fiscal
(PF),definida como el ratio entre
recaudación (T) y producto interior bruto (PIB). Su cálculo facilón,
conjuntamente con la escasa información que requiere su cómputo, hace que este
indicador sea, con diferencia, el más utilizado en la valoración de los
sistemas fiscales, especialmente para hacer comparaciones internacionales. Sin
embargo, popularidad no implica robustez, el índice de presión fiscal es un
índice impreciso, poco informativo y de una utilidad muy limitada para realizar
prescripciones de política fiscal. Entre sus limitaciones cabe mencionar que sólo
informa, y de manera imperfecta, del nivel de imposición, pero nada dice de la
composición del sistema fiscal que genera esa recaudación ni de cómo se
distribuye la carga fiscal entre los contribuyentes. Asimismo, tampoco tiene en
cuenta el esfuerzo que requiere la generación del PIB. Una misma presión fiscal
puede exigir sacrificios fiscales muy distintos. Por ejemplo, si se aplicase la
presión fiscal de Dinamarca (45,4%) a España, el esfuerzo fiscal exigido a los
españoles sería mucho más elevado: los daneses tienen una renta per cápita de
51.600 euros anuales mientras que la renta per cápita española es menos de la
mitad (24.000 euros). Es decir, presión fiscal y esfuerzo fiscal son dos
conceptos diferentes. Por eso, si las desigualdades económicas entre países
preocupan, el índice de presión fiscal como indicador impositivo es muy
deficiente.

La crítica al índice de presión fiscal no es su cómputo en sí, sino el obsesivo uso que se le está dando convirtiéndole en el elemento esencial, casi único, sobre en el que el descansa el debate actual de la reforma fiscal. Aun siendo útil, su protagonismo es desproporcionado. Un análisis riguroso de los sistemas fiscales requiere de la aplicación de técnicas estadísticas, econométricas y de modelización matemática mucho más elaboradas que el simple cociente de dos macromagnitudes, como son la recaudación y el PIB. La presión fiscal ni mide cuestiones distributivas, ni aspectos de eficiencia económica ni consideraciones de bienestar social. No obstante, si deseamos seguir utilizando el índice de presión fiscal como medida relativa de recaudación, debería acompañarse de otros índices agregados que complementan  y mejoran la fotografía de la carga fiscal relativa que suponen los impuestos a la sociedad. Entre ellos, destacan los índices de sacrificio fiscal propuestos hace más de medio siglo por Henry Frank y Richard Bird. Estos índices de sacrificio fiscal además de tener en cuenta la recaudación y el PIB, consideran también el tamaño poblacional y la renta per cápita. Es decir, los índices de sacrificio fiscal relacionan la recaudación con la capacidad económica de los contribuyentes, enriqueciendo el análisis. La simplicidad de su cálculo hace difícil entender por qué nunca se suministran conjuntamente con la presión fiscal. El cuadro 1 suministra esa información para los 20 principales países de nuestro entorno. Como puede verse, aunque la presión fiscal española (35,74%) ocupa el puesto 15, el sacrificio fiscal que se exige a los españoles está muy por encima del exigido a la mayoría de los contribuyentes de los 20 países analizados. Dependiendo del índice utilizado, España ocupa el cuarto o quinto puesto en sacrificio fiscal. Sólo Italia, Grecia y Portugal exigen un esfuerzo fiscal mayor a sus contribuyentes, lista a la que habría que añadir Francia si se utiliza el índice de Frank. Llama la atención el caso de los países nórdicos, considerados paradigma del Estado del Bienestar, que a pesar de tener altos niveles de presión fiscal exigen un sacrificio fiscal a sus contribuyentes mucho más bajo que el español. La razón es que estos países tienen una población altamente productiva con una renta per capita elevada —Suecia: 43.300; Noruega: 57.700; Dinamarca: 51.600; Finlandia: 41.200—, frente a una renta per capita española de 24.200 euros. Este es el caso también de países como Alemania (40.300) o Irlanda (49.300).

Cuadro 1

NIVELES Y RANKINGS RELATIVOS DE PRESIÓN Y ESFUERZO FISCAL ACTUALES*

Países de Europa, EE.UU. y Japón


  Presión Fiscal Esfuerzo Fiscal**
      Índice de Frank Índice de Bird
Pais Valor Ranking Valor índice Ranking Valor índice Ranking
Grecia 0.4107 11 26.276 1 25.383 1
Portugal 0.3653 13 20.273 2 17.957 2
Italia 0.4291 5 16.171 3 16.107 3
Francia 0.4707 1 13.946 5 14.997 4
España 0.3574 15 15.137 4 13.418 5
Bélgica 0.4621 2 12.028 6 12.721 6
Austria 0.4384 4 10.658 7 10.767 7
Finlandia 0.4249 8 10.645 8 10.503 8
Alemania 0.4190 9 10.495 9 10.322 9
Suecia 0.4290 6 10.000 11 10.000 10
Dinamarca 0.4546 3 0.8856 15 0.9262 11
Reino Unido 0.8850 16 10.306 10 0.8850 12
Luxemburgo 0.4149 10 0.8947 14 0.8689 13
Países Bajos 0.3815 12 0.9074 13 0.8316 14
Japón 0.3377 17 0.9149 12 0.8005 15
Noruega 0.4281 7 0.7376 16 0.7397 16
Islandia 0.3594 14 0.6629 17 0.5924 17
Irlanda 0.2186 20 0.6051 18 0.3652 18
EEUU. 0.2505 19 0.4673 19 0.3543 19
Suiza 0.2881 18 0.4295 20 0.3392 20

* Cálculos realizados por los autores a partir de la noción de presión fiscal y de los conceptos de sacrificio fiscal de Henry Frank (1959) y Richard Bird (1964). Cálculos realizados a partir de los datos de la Comisión Europea (Economic and Financial Affairs).
** Esfuerzos fiscales normalizados respecto al esfuerzo fiscal de Suecia (esfuerzo mediano).

¿Podríamos mejorar la noción de presión fiscal para saber si los impuestos son altos o bajos? ¿Es posible incorporar en su cómputo la capacidad económica de los ciudadanos? La respuesta es afirmativa: a través de la “presión fiscal equivalente en esfuerzo fiscal”. Aplicado a nuestro país, este índice identificaría la presión fiscal que debería tener España para que el esfuerzo fiscal de los españoles igualase al de sus vecinos. El cuadro 2 contiene las presiones fiscales equivalentes para España respecto al conjunto de los países considerados. Como ilustración, si, por ejemplo, quisiésemos que los españoles soportasen el mismo esfuerzo fiscal que los suecos, la presión fiscal española no debería subir, si no todo contrario, debería bajar en 9,1 puntos de presión fiscal hasta colocarse en el 26,63%. El resto de las cifras hablan por sí solas y permiten concluir que la presión fiscal española, una vez que se ajusta por esfuerzo fiscal, está entre las más altas de su entorno. Sirvan estas reflexiones para advertir que el uso irreflexivo que se está dando al índice de presión fiscal conduce a la prescripción de políticas peligrosamente erróneas, especialmente en una recesión económica como la que estamos viviendo. El diseño de la política fiscal no debe sustentarse en índices agregados con escasa capacidad informativa, sino que debe apoyarse en el análisis económico riguroso, tanto macro como microeconómico.

Cuadro 2

PRESIÓN FISCAL EQUIVALENTE DE ESPAÑA AL ESFUERZO FISCAL DE LOS PAÍSES DE SU ENTORNO*


País Presión Fiscal equivalente variación % Variación puntos
Grecia 0.6760 89.2% 31.86
Portugal 0.4782 33.8% 12.09
Italia 0.4290 20.0% 7.16
Francia 0.3994 11.8% 4.21
Bélgica 0.3388 -5.2% -1.86
Austria 0.2868 -19.8% -7.06
Finlandia 0.2797 -21.7% -7.76
Alemania 0.2749 -23.1% -8.25
Suecia 0.2663 -25.5% -9.10
Dinamarca 0.2467 -31.0% -11.07
Reino Unido 0.2357 -34.0% -12.17
Luxemburgo 0.2314 -35.2% -12.59
Países Bajos 0.2215 -38.0% -13.59
Japón 0.2132 -40.3% -14.42
Noruega 0.1970 -44.9% -16.03
Islandia 0.1578 -55.8% -19.96
Irlanda 0.0973 -72.8% -26.01
Estados Unidos 0.1462 -59.1% -21.11
Suiza 0.0903 -74.7% -26.70

* Cálculos realizados por los autores. El índice de referencia de esfuerzo fiscal es el índice Bird.

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Y llega la bio-cripto-economía, con patentes de grandes tecnológicas para que tu cuerpo haga ‘minado’ de cripto-monedas

La Criptografía y la socioeconomía se dieron el "Sí quiero" oficiados por el enigmático Satoshi-Nakamoto, y así entrelazaron sus destinos para siempre jamás, trayendo al mundo toda una prole de disruptivas innovaciones, con múltiples y grandes ventajas, y alguna desventaja que no es precisamente despreciable.

Pero ahora a la feliz pareja se une un tercer miembro constitutivo, para hacer del dúo un trío en lo que acuñaremos como bio-cripto-economía. Aunque, como todo psicólogo bien sabe, esos tríos a menudo acaban "como el rosario de la Aurora", y ésta no tiene porqué ser una excepción. Y es que tras ese tercer "Bio" sí que se esconden ya serias y múltiples amenazas, que proyectan una sombra muy alargada y ciertamente inquietante.

Desde la cripto-burbuja al desierto de Nevada, la cripto-economía vino para instalarse en nuestra vida y ya no irse

Y Llega La Bio Cripto Economia Con Patentes De Grandes Tecnologicas Para Que Tu Cuerpo Haga Minado De Cripto Monedas 2

Desde estas líneas hemos escrito largo y tendido sobre cripto-economía, a veces sobre temas altamente técnicos, otras veces sobre temas puramente económicos, en un terreno especialmente propicio para la inevitable fusión entre tecnología, economía y sociedad. Y es que lo cripto lo tiene todo de esa terna tan futurista, y que conste que decimos esto desde aquí a sabiendas, y habiéndoles advertido como les advertimos ante aquella cripto-burbuja que se acabó por demostrar cierta, terminando por explotarles a los inversores en la cara como siempre acaba por hacer toda burbuja. Igualmente, incluso tras aquella lamentable cripto-burbuja, desde aquí hemos hecho todo un alarde de cripto-optimismo (sin caer en ser cripto-desaforados), y les hemos afirmado sin ninguna duda que la cripto-economía había llegado para quedarse, y que seguía teniendo mucho futuro por delante.

Un buen ejemplo de ese futuro que les hemos analizado en el pasado es la ciudad que están construyendo en medio del desierto de Nevada y cuya actividad socioeconómica estará denominada íntegra y nativamente en Bitcoins). Y ya la mejor demostración que podíamos tener de que el futuro monetario se escribe a base de unos y ceros es que países como Suecia ya han anunciado su propia cripto-moneda nacional, adelantándose al propio BCE. Por fin cierran así ese enorme hueco que desde aquí tanto denunciamos, por el que inconcebiblemente no había todavía ningún tipo de regulación de las cripto-monedas por parte de los principales Bancos Centrales del mundo, a pesar de que el cripto-mercado estaba al rojo vivo por entonces. Por último, otra prueba de que la cripto-economía sigue muy viva es cómo recientemente los jugadores tradicionales de medios de pago han sacado una nueva y revolucionaria tarjeta, que entre otras innovaciones le permitirá pagar con una tarjeta al uso a cargo directamente de sus cripto-ahorros, pero ya en todos los comercios que acepten una simple Visa.

Entrando en temas de cripto-energía, igualmente reseñable es el disruptivo (en su momento) análisis que les trajimos, cuando (casi) nadie hablaba de ello, sobre Bitcoin y su derrochador modelo a base de consumir energía innecesariamente, en lo que era un modelo de prueba de trabajo con energía (PoW o “Proof-of-Work” por sus siglas en inglés) que siempre sostuvimos que era un error de diseño, aunque hay que admitir que es un punto algo comprensible, cuando lo que hizo Satoshi Nakamoto fue literalmente inventar el futuro. Y de hecho, nuestro trasgresor análisis se demostró cierto cuando en la comunidad Bitcoin se pusieron manos a la obra para tratar de encontrar modelos de prueba de trabajo alternativos u otros modelos de otro tipo, algo que también se daba ya desde hace algún tiempo en Ethereum u otras altcoins. Con ello pretendían por fin evitar que Bitcoin fuese una máquina de desperdiciar (innecesariamente) energía, algo especialmente grave en la época del cambio climático y de esa lucha por el medioambiente que el ser humano está perdiendo vergonzosa y (algo) dirigidamente.

El tema de la energía ha sido siempre el punto débil de Bitcoin, y una posible solución puede estar en nuestro yo catódico

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Pero energía y Bitcoin han sido un complicado dueto de digerir para nuestro sistema energético-económico, habiendo llegado incluso a ser Bitcoin prohibida en algunos lugares por este motivo, y lo más complicado del tema viene especialmente para una cripto-moneda como Bitcoin que aspiraba (y aspira) a convertirse en moneda de adopción masiva. Un extremo que, de haber ocurrido ya en el pasado antes de corregir su despilfarro energético, habría supuesto todo un desastre medioambiental de proporciones incalculables. Tal vez fuese en realidad una suerte que Bitcoin no llegase a arrasar como medio de pago masivo de primeras antes de que el ecosistema estuviese verdaderamente preparado, y que así la comunidad haya tenido la esencial opción de mejorar su diseño para mejorarlo y, entre otras mejoras, hacerlo también más sostenible. Afortunadamente, como Bitcoin al fin y al cabo es un software, ya hay opciones sobre la mesa que se han conseguido en no demasiado tiempo, y Bitcoin y las altcoins están hoy mucho mejor preparadas energéticamente para afrontar ese futuro que les pertenece, y en el que podrán convertirse masivamente en dinero en circulación sin impactos inasumibles (al menos que conozcamos a día de hoy).

Pero hablando de energía, hay un extremo que ha quedado mayormente inexplorado hasta el momento. La noticia a mí personalmente me llegó hace algún tiempo por vía de uno de esos grandes amigos con los que un servidor tiene la suerte de contar en sus círculos personales, y que comparten con uno mismo una sana curiosidad, mezclada con una positiva inquietud tecnológico-económica, además de una cautelosa ambición de prepararse para ese futuro que siempre está viniendo. Y esa noticia es disruptiva a más no poder, porque se trata de que ya hay grandes tecnológicas patentando fórmulas y técnicas para que sean nuestros propios cuerpos los que puedan hacer “minado” de cripto-monedas. Ahí es nada.

En concreto ha sido el gigante Microsoft el que ha dado “la campanada” con sus nuevas patentes de lo que podemos acuñar aquí como “bio-cripto-economía”. El sistema patentado en cuestión se basa en un nuevo cripto-sistema basado en la actividad biológica humana, entre la que se monitorizan y explotan cripto-económicamente las ondas cerebrales y el calor corporal, así como otras señales y emisiones biológicas. Estas señales y emisiones serían (en principio) objeto de explotación cuando el sujeto haga uso de servicios o aplicaciones online (u offline), como por ejemplo una búsqueda online, cuando esté leyendo banners y anuncios, o cuando interactúe con chatbots. Es en ese momento cuando el sistema implantado en su cuerpo le ayudaría a resolver de forma inconsciente los retos de dificultad computacional en los que se basa todo minado, y que casi siempre pasan por algoritmos criptográficos de alta complejidad a la hora de ser resueltos.

El tema es que la actividad biológica del usuario sería utilizada como esa Prueba de Trabajo que citábamos antes, y de una manera y otra es clave para el “minado” de cripto-monedas como Bitcoin. Además, la patente va a por todas, y es de ámbito mundial, habiendo sido solicitada y concedida por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Entre los dispositivos de medición y monitorización de la actividad corporal de este sistema, la patente incluye las imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) obtenidas mediante escáneres y sensores, incluyendo sensores de Electroencefalograma (EEG), sensores espectroscópicos de infrarrojos (NIRS), así como pulsómetros, sensores térmicos, sensores ópticos, sensores de radiofrecuencia (RF), sensores ultrasónicos, cámaras, o en general cualquier otro sensor o escáner que permita de uno u otro modo medir y monitorizar cualquier tipo de actividad biológica. Decíamos que este sistema entraría en funcionamiento cuando el usuario utilizase algún servicio online, del que podrá disfrutar gratuitamente (total o parcialmente) a cambio de ceder momentáneamente su capacidad de generación de cripto-monedas al servicio en cuestión y a través del sistema ahora patentado por Microsoft.

Como pueden ver, las posibilidades que abre este nuevo sistema son abismales, como abismales son también sus potenciales amenazas. Y es que ya no es sólo que pueda haber terceros que de forma inconsciente para nosotros se nos adueñen del potencial criptográfico-lógico de nuestro cuerpo físico para usarlo para quién sabe qué, en vez de que su destinatario sea lo que nosotros hayamos decidido y por lo que, de una manera u otra, tendremos que pagar a pesar de haber sufrido una interposición fraudulenta. Es que además que todos acabemos llevando implantado un sistema así multiplica infinitamente las posibilidades invasivas de la tecnología sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra mente, y sobre nuestra vida tanto virtual como física: no olviden que muy probablemente acabaremos llevando implantado uno de estos sistemas, y que será potencialmente capaz de medirnos las ondas cerebrales, y por tanto en un futuro (aún lejano) incluso hasta nuestros propios pensamientos.

Con todo ello, este sistema se debe enmarcar en lo que sería un inquietante paso a caballo entre la distopía más inquietante, y la innovación más disruptora. Nuestros cuerpos podrán ser concebidos y explotados como máquinas de generar dinero tomando como base última nuestro metabolismo y nuestra combustión celular, que es el origen verdadero de toda esa actividad biológica humana que será explotada. Igual a ustedes este extremo les parece que era totalmente inesperado e imposible de anticipar, pero lo cierto es que ciertos analistas como el que suscribe ya escribimos en el pasado acerca de ello (aunque fuese con cierta dosis de economía-ficción), a colación de las ingentes cantidades de energía que otra tecnología como la Inteligencia Artificial requiere para entrenar sus mentes sintéticas. Y en aquel momento ya les expusimos el metabolismo humano como una solución infinitamente más eficiente que el mix energético de nuestros sistemas eléctricos a la hora de ser utilizado como un mero sistema de producción energética.

Pero el problema ya no es tanto el “cómo” sino más bien el “para quién”… la eterna pregunta que envuelve a todo sistema socioeconómico

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Y aquí topamos ya en el análisis de hoy una vez más con la eterna piedra (o más bien “pedrusco”) de todo sistema socioeconómico que pueda tener agentes socioeconómicos humanos de por medio. El gran problema de la humanidad en clave salmón es la (des)naturaleza de algunos, que no dudan en hacer de la ambición y de la avaricia su principal razón de ser y de concepción de su particular éxito personal, y el cual a menudo acaban canalizando hacia alguna siniestra forma de acabar apropiándose extractivamente de los recursos monetarios y el valor que generan otros. De hecho, la misma cripto-burbuja que les citaba antes, ha sido otro de esos sonrrojantes casos de alzamiento anti-ético y (casi) apropiación indebida de valor por parte de terceros oportunistas sin escrúpulos, puesto que esta burbuja ahora se sabe que fue manipulada y dirigida por una única mano fuerte del cripto-sistema, y cuya identidad todavía está por saber para su propia vergüenza: el anonimato es lo que tiene, que a veces cataliza que la gente se actúe todavía peor en los mercados que cuando hay transparencia, luz y taquígrafos.

Ésa es ni más ni menos la parte más censurable y recurrente de la Historia Económica, por la cual desde la “bartola”unos tratan de vivir a costa de otros, y que tiene su igualmente censurable vertiente más sistémica en esa regla de oro por la que siempre les digo que es una máxima que toda superpotencia siempre aspira a dominar el mundo, y a vivir a costa de terceros países. Trabajar es duro, y algunos execrablemente tratan de vadear su esfuerzo personal con el “ocurrente” atajo de hacer que otros trabajen por ellos, y ellos limitarse a dedicarse simplemente a políticas extractivas que ordeñen en su favor cualquier sistema que la humanidad acabe por implantar. Es un problema tan eterno como connatural al ser humano: nunca nunca nunca nos libraremos de él, salvo en caso de que… haya seres sintéticos que ni sientan ni padezcan cuando otros les exploten para beneficio propio, y del cual es parte aquella innovadora propuesta que fuimos los primeros en traerles como primicia desde estas líneas de que los robots paguen cotizaciones sociales, y que además sería también una solución de futuro para el inabordable tema de la insostenibilidad de las pensiones.

Pero hoy parece ser que la realidad que se nos desvela por capítulos discurre por otros derroteros paralelos (que no incompatibles), y es que serían los humanos los que con su metabolismo generarían onerosos beneficios económicos para terceros. ¡Por qué limitarse a explotar socioeconómicamente sólo a los robots, cuando por la misma ambición el lado oscuro del hackitivismo y de la socioeconomía puede explotar también humanos! Y como otra demostración más de que en este enigmático mundo en el que vivimos hay muchas distopías de ficción que sorprendentemente se acaban haciendo realidad ante nuestros atónitos ojos, debo recordarles que la futurista cinta de The Matrix tenía un guión en el que ya se relataba cómo un super-sistema informático controlaba lo que parecía un mundo real, pero que en realidad sólo era producto de una inconmensurable simulación digital. En el pasado ya hemos fantaseado también con cómo un sistema así no tendría precio como macro-sistema de simulación socioeconómica. Pero la clave es que ese sistema usaba los cuerpos de esos humanos que vivían en la simulación para generar físicamente energía con sus energéticamente muy eficientes metabolismos biológicos, algo muy en sintonía con las posibilidades que abre esta patente de Microsoft (por mucho que a esta tecnología le quede un rato para poder llegar a ser ”implementable” técnicamente). ¡Pero es que este vertiginoso mundo nuestro experimenta una progresión tecnológica tan exponencial que el futuro lejano muchas veces se convierte en mañana por la mañana!

Y Llega La Bio Cripto Economia Con Patentes De Grandes Tecnologicas Para Que Tu Cuerpo Haga Minado De Cripto Monedas 3

Y además, con cripto-monedas con Prueba de Trabajo como Bitcoin, realmente es análogo que los humanos generemos, bien energia, bien tokens de cripto-divisas. Así que saluden a Neo y Trinity, y sobre todo cuídense del agente Smith, que a buen seguro les perseguirá bajo su sombría forma digital de unos y ceros para arrebatarles todo el cripto-dinero. Aquí ya no es cuestión de elegir entre la pastilla roja o la pastilla azul: el riesgo puede acabar siendo que no te ofrezcan ninguna pastilla, y que lo que tu cuerpo sea capaz de generar también se lo lleven. Nunca antes el ser humano fue en mayor medida una máquina de generar dinero, puesto que ahora promete serlo por partida doble: con el fruto del sudor de su frente, y con el fruto de su metabolismo, todo bien sintetizadito en valiosos unos y ceros en forma de tokens. Y como siempre algunos ya se están frotando las manos mirándonos con avaricia para ver cuál es la mejor forma de explotarnos. Humano o máquina, o tal vez seres híbridados a medio caminio entre persona y robot, en cualquier caso lo cierto es que corremos el riesgo real de que la única diferencia acabe siendo la consciencia, y llegados a ese extremo, tal vez ésa acabe siendo incluso una de nuestras principales desventajas frente a los seres sintéticos e híbridos, que ni sientan, ni piensen conscientemente, pero sobre todo no sufran si les someten y/o les arrebatan su cripto-producción. Aquel "We are the robots" de Kraftwerk puede estar más cerca de lo que sospechamos... Cualquier día lo estamos cantando nosotros como metálica banda sonora enlatada de nuestra propia vida…

Imágenes | Pixabay Comfreak | Pexels @ketut-subiyanto | Pixabay xresch | Pixabay klimkin | Pixabay WorldSpectrum

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¡urgente!-transformacion-digital-en-tiempos-de-“nueva-normalidad”

¡Urgente! Transformación digital en tiempos de “nueva normalidad”

Según el estudio global “The Agents of Transformation” de AppDynamics, el 95% de los profesionales de IT ha cambiado sus prioridades de transformación digital a raíz del COVID-19. De hecho, el 71% asegura que ha logrado implementar proyectos planificados para meses o años en solo unas semanas.

  • El coronavirus ha acelerado los procesos de transformación digital de las empresas y ha puesto el foco en la experiencia del cliente.
  • En la nueva normalidad, la tecnología no solo puede reforzar la relación con los clientes: también redefine las necesidades de seguridad y soporte de las organizaciones.

Para un gran número de empresas, el teletrabajo se ha convertido en la norma y, con ello, han cambiado las necesidades tecnológicas tanto de la propia organización como de sus clientes.

La transformación digital puede dar la vuelta a la forma de llevar un negocio, optimizar los procesos de trabajo y mejorar la forma de gestionar la información de los clientes. En estos tiempos difíciles, las compañías lo tienen claro: el momento de la transformación digital es ahora, no dentro de 10 años.

Sin embargo, desarrollar una estrategia digital no es tarea fácil. Según el estudio “The Agents of Transformation” de AppDynamics, el 66% de los encuestados aseguran que la crisis ha expuesto los puntos débiles de sus estrategias digitales y ha creado la necesidad de acelerar sus programas de transformación digital.

La primera prioridad de los profesionales de IT es la experiencia digital del cliente (88% de los encuestados).

Entre los principales obstáculos que señalan los encargados de IT se encuentran:

  • La gestión de picos de tráfico en web (81%)
  • La falta de visibilidad y comprensión de las soluciones tecnológicas (80%)
  • La gestión del tiempo para incidencias en remoto (70%)

Frente a estos desafíos, el 92% de los encuestados demandan mayor visibilidad y comprensión del rendimiento de las IT y de su impacto en los clientes y el negocio.

¿Cómo acelerar la transformación digital de tu empresa?

La dirección de IT de la empresa tiene un rol fundamental en el cambio de rumbo durante la pandemia del COVID-19. Su hoja de ruta no solo impactará en cada área de la empresa, sino que de ello depende la propia continuidad del negocio.

Los encargados de IT deben redefinir sus objetivos y elegir los recursos y el momento adecuado para ejecutar sus estrategias digitales. Esto requiere una visión completa e integrada de la estrategia de negocio y, sobre todo, la capacidad de priorizar.

El primer paso es conocer los servicios esenciales que la empresa debe seguir ejecutando. Por ejemplo, mantendrá aquellas operaciones que son vitales para la continuidad del negocio y la estabilidad de las operaciones o aquellos con un impacto directo en los ingresos de la empresa.

Siempre hay que tener en cuenta las capacidades del departamento de IT para establecer una estrategia de transformación digital realista y alcanzable.

Una vez establecidos los servicios fundamentales, es el momento de priorizar las necesidades tecnológicas de la empresa.

Mediante la autenticación de múltiples factores (MFA), la seguridad de los inicios de sesión no depende solo de una contraseña.

Infraestructura para la nueva normalidad

A estas alturas, la mayoría de las compañías han adoptado herramientas para el teletrabajo, como almacenamiento en nube, programas colaborativos y plataformas de videoconferencias. ¿Pero se han implementado de manera segura?

El robo de información es un riesgo real y puede ser incluso mayor cuando se trabaja en remoto. Por eso, el uso de las redes VPN y la autenticación de múltiples factores (AMF) se ha convertido en una de las grandes prioridades.

Las redes VPN (Virtual Private Network) permiten conectar uno o más dispositivos a una red privada, de manera que el tráfico no puede ser interceptado por terceros.

Las VPN permiten gestionar el tráfico de manera más rápida y eficiente, a diferencia de las redes WiFi de los empleados, que muchas veces suponen un obstáculo para su productividad. Por tanto, implementar un acceso seguro a VPN se podría considerar, dependiendo del tamaño de la empresa, una necesidad inmediata.

Soporte de IT

Con el auge del teletrabajo, es inevitable que surjan más problemas técnicos de lo habitual. Para evitar la saturación del equipo de IT, es conveniente informar a los empleados sobre las pautas de uso de software, así como establecer unas normas para evitar los virus o el phishing.

El 61% de los profesionales de IT se sienten más estresados que nunca en el trabajo (“The Agents of Transformation”, AppDynamics).

Ante un aumento de peticiones de soporte, especialmente en grandes empresas, reforzar el equipo de IT podría ser otro objetivo prioritario.

Transformación enfocada en el cliente

Por último, hay que destacar la experiencia digital del cliente, el factor más importante de la transformación digital según los profesionales de IT.

En este sentido, los cambios en el comportamiento de los clientes son rápidos, y la inversión en tecnología tiene que seguirle el ritmo.

En general, las empresas hacen frente a estos retos mediante un mayor seguimiento de los datos de los clientes, el uso de inteligencia artificial y la implementación de soluciones integrales para todas las áreas implicadas en el proceso comercial (marketing, almacén, logística, ventas…).

Las soluciones integrales de gestión empresarial permiten a las organizaciones tener una visión completa y unificada de todo lo que pasa en el negocio: desde los aspectos financieros de la empresa hasta la satisfacción de los clientes.

No se trata solo de digitalizar los procesos, también hay que replantear lo que sabemos de los clientes para cumplir sus expectativas.

La transformación de la experiencia del cliente, el refuerzo de IT y la seguridad de las redes son solo algunos de los objetivos destacados de las empresas.

Pero no hay una estrategia digital única para todos los negocios.

Cada empresa tendrá sus propias prioridades y, por tanto, una hoja de ruta única para estos tiempos de transformación.

COVID-19. Medidas económicas plan de choque

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Presupuestos de crisis

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El fondo europeo de recuperación está acaparando buena parte del debate, con la cuestión de una hipotética condicionalidad como principal punto de enfrentamiento. Sin embargo, para el futuro de la economía española, éste será sin duda un asunto menos relevante que la evolución de nuestros propios presupuestos, la puesta en marcha de reformas que respondan a los desequilibrios económicos y sociales que arrastra el país, y el mantenimiento de las actuales condiciones de financiación facilitadas por el BCE.

Gráfico 1

Fuente: Banco de España y Funcas (previsiones).

Bienvenido sea el plan de inversiones, especialmente si se llegara a aprobar una versión no muy distante de la iniciativa de la Comisión (Next Generation EU). Según las estimaciones de Bruselas, la eurozona corre el riesgo de enfrentarse a un giro hacia la “austeridad” a partir del 2021. El cese prematuro de los estímulos por parte de los Estados generaría un abultado e indeseable superávit estructural, un resultado contraproducente en plena crisis que frustraría el rebote esperado de la actividad. Esto es porque no se puede esperar un fuerte tirón del sector privado, en situación de extrema fragilidad por el contexto de gran incertidumbre creado por la pandemia.

«Los PGE doblemente prorrogados están muy alejados de las necesidades de la era postcovid. la prioridad debería ser, por tanto, una política fiscal renovada y que apoye la coyuntura, además de estar diseñada en coherencia con las hipotéticas ayudas europeas».

Raymond Torres

Sin embargo, aunque los 750.000 millones prometidos se materializaran, el impulso fiscal sería todavía insuficiente para contrarrestar la inercia recesiva. En el mejor de los casos, es decir si los países frugales no lograran imponer su visión, y que los fondos se desembolsaran con celeridad, el estímulo equivaldría al 1,2% del PIB europeo, un punto menos de lo que sería necesario para que la política fiscal siguiera aportando actividad, en vez de drenarla como anticipa la Comisión. Además, la eficacia de las ayudas europeas será proporcional a su complementariedad con la política económica española —y por supuesto la capacidad de gestión de los programas europeos por parte de la administración—. Los PGE doblemente prorrogados están muy alejados de las necesidades de la era postcovid (preponderancia del gasto corriente y de transferencias, con respecto a la inversión, empezando por la sanidad; ausencia de instrumentos efectivos de recolocación de parados, por ejemplo). El riesgo inmediato sería un fuerte repunte del paro, algo que constreñiría aún más la demanda, además de agravar los desequilibrios sociales. A más largo plazo, se trata de generar una capacidad propia de respuesta a los planes europeos de inversión en energías renovables y tecnología digital. Todo un reto.

Para España la prioridad debería ser, por tanto, una política fiscal renovada y que apoye la coyuntura, además de estar diseñada en coherencia con las hipotéticas ayudas europeas. Según el consenso de Funcas, ningún analista aboga por unos presupuestos restrictivos para los próximos meses, y una mayoría considera que no se deberían adoptar medidas de reducción del déficit estructural antes de 2022.

«Las reformas son ya inaplazables. Los males crónicos de la economía española, como las carencias inexplicables del sistema educativo, la elevada temporalidad del empleo o una fiscalidad incapaz de generar recursos suficientes, erosionan la eficacia de los estímulos fiscales, además de lastrar la productividad y agravar las desigualdades».

Raymond Torres

Esto es posible porque se prevé el mantenimiento de las actuales condiciones de financiación del déficit, gracias a los programas de compra de deuda del BCE. Entre marzo y finales de junio, es decir un periodo que cubre aproximadamente el estado de alarma, el Tesoro Público colocó en los mercados nada menos que 140.000 millones en títulos de deuda. Esto es un resultado colosal, que equivale al 73% del total de deuda emitida en todo el año pasado. Las últimas emisiones muestran que las condiciones han mejorado (la rentabilidad del bono español a 10 años se ha reducido significativamente hasta niveles cercanos al 0,4%, mientras que la prima de riesgo se recorta hasta menos de 90 puntos).

Por otra parte, las reformas son ya inaplazables. Los males crónicos de la economía española, como las carencias inexplicables del sistema educativo, la elevada temporalidad del empleo o una fiscalidad incapaz de generar recursos suficientes, erosionan la eficacia de los estímulos fiscales, además de lastrar la productividad y agravar las desigualdades. En definitiva, Europa podría estar dando una respuesta distinta en esta crisis. Está en nuestras manos aprovechar el nuevo contexto, y así reanudar el camino de la convergencia.

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Cambio histórico: los ajustes estructurales ya no son una prioridad para Europa

La crisis causada por el coronavirus es la crisis más grave que ha sufrido la economía Europea desde hace mucho tiempo, sobretodo la economía de España. Las nuevas previsiones de la Comisión Europea es una contracción del economía española en 10,9 por ciento.

Las malas previsiones de las grandes economías en Europa van a provocar una recesión más grave, de lo que se esperaba inicialmente, alejando cada vez más la tan famosa recuperación en ‘V’.

La Comisión Europea espera que la economía española se contraída un 8,3 por ciento en 2020

La Comisión Europea prevé que Europa se contraiga un 8,7 por ciento, mientras que la Unión Europea se prevé que se contraiga en un 8,3 por ciento.

Las previsiones del próximo año, la Comisión Europea prevé un crecimiento del 7,1 por ciento para España. Pero el crecimiento va a ser menor de lo que lo previsto en Mayo para el conjunto de los socios.

Las previsiones económicas para estos meses de verano solo se actualizan las cifras de crecimiento y de la inflación, y las previsiones de la Comisión Europea para España son que habrá una deflación del 0,1 por ciento para el 2020 y para el año que viene habrá una inflación del 0,9 por ciento.

La negociación del fondo de recuperación es uno de los puntos más conflictivos

También se aspira a cerrar los presupuestos de la Unión Europea para los próximos 7 años, es decir, se tienen que negociar los 1,85 billones de euros de gasto para solucionar los diferentes problemas que ha causado la crisis del covid-19.

Uno de los puntos más conflictivos de está negociación son los criterios para decidir cómo se van a repartir los 750 mil millones de euros del fondo Europeo de recuperación. La propuesta que establece la Comisión Europea, basada en las cifras de empleo durante los últimos 5 años, beneficia a España y a Italia.

Mientras los países miembros de la Unión Europea discuten sobre como pueden superar la crisis causada por el coronavirus, también se ha empezado a negociar cómo y cuándo se empezarían a retirar las ayudas y a empezar a sanear las economías con ajustes fiscales.

En este aspecto, la Comisión Europea no espera que los países miembros presenten ajustes fiscales en sus borradores presupuestarios del 2021. España tendría que reducir su elevado endeudamiento, que puede superar a finales de este año el 120 por ciento del PIB.

Pero la Comisión Europea, ahora mismo, tiene en mente que ahora es el momento de reaccionar frente la crisis causada por el coronavirus para evitar las consecuencias económicas que puede traer.

Ni la Comisión Europea ni ningún miembro espera unos ajustes fiscales inmediatos

El debate para sanear las cuentas públicas de las economías de los países miembros de la Unión Europea, es decir, el cuándo y el cómo se deben retirar las ayudas y ajustar las economías para reducir el endeudamiento, ya está puesto encima de la mesa.

Sin embargo, nadie espera que estos ajustes se realicen de forma inmediata, ya que tanto la Comisión Europea como ciertos miembros de Europa son conscientes de que la transición debe hacerse poco a poco, para evitar los efectos negativos del coronavirus que pueden traer caer en más errores.

El debate para los ajustes, seguramente, será desplazado para el 2022, ya que todo depende de la evolución del coronavirus y si se consigue una vacuna pronto. También se ha pensado en la supresión del límite del 60 por ciento de la deuda pública, y fijar unos objetivos realistas a cada situación.

España está preparando subida de impuestos en contra de lo que piensa la Comisión Europea

El Gobierno de España piensa hacer todo lo contrario que propone la Comisión Europea, ya que en plena crisis económica y con los efectos del coronavirus todavía latentes en la economía, quieren realizar una subida de impuestos a largo plazo.

La Comisión Europea y el Banco de España han recomendado al Gobierno de España apoyar la economía mientras duren los efectos negativos del coronavirus, ya que una subida de impuestos, acompañados de recortes, no deberían hacerse hasta que la economía se den síntomas de una sólida recuperación.

Una subida de impuestos supone un mayor lastre para el crecimiento económico y, por tanto, no es aconsejable realizarlo en medio de la crisis que se está viviendo, ya que no se sabe cuando se va a dar la recuperación de los efectos negativos.

Aplicar esta medida por parte del Gobierno de España puede poner en peligro la recuperación, ya que puede lastrar el consumo que empieza a despertarse de nuevo después del confinamiento o reducir, aún más si cabe, la inversión de las empresas que luchan por sobrevivir.

El Gobierno de España ha puesto encima la mesa un reforma fiscal que prevé un aumento del IRPF a las rentas altas, un incremento del tipo del Impuesto de Sociedades para las grandes empresas o un aumento de los impuestos especiales y medioambientales.

Mientras el Gobierno de España está pensando en aumentar impuesto, por otra parte Merkel en Alemania ya tiene prevista una reducción del IVA hasta finales del 2020 para estimular el consumo y darle un impulso a la recuperación económica.

En El Blog Salmón | Ayudas fiscales en España respecto al covid y qué están haciendo el resto de miembros de la UE

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Amsterdam aprovecha el reset del Coronavirus para intentar cambiar su modelo socioeconómico de raíz, y no son los únicos

El ser capaces de cambiar el modelo productivo de un país es algo extremadamente complejo, especialmente cuando sus políticos no están por la labor más allá de los titulares seductores dirigidos al electorado. Y eso por no hablar en términos más generales del cambio de su modelo socioeconómico en toda su extensión, ya que tiene todavía muchas más implicaciones, incluso de carácter político-social. Ahí ya las voluntades declaradas y nunca implementadas pueden incluso traducirse en toda una fuerte resistencia de fondo que impide que las reformas revitalicen el sistema socioeconómico.

Pero en una escala más local, este tipo de cambios de modelo son igualmente muy complicados, y hace falta una fuerte determinación por parte de las autoridades locales, pero también hace falta no sólo proponer un modelo alternativo, sino también elegir el momento más propicio para ello. En Amsterdam lo tienen muy claro, y en el reset socioeconómico traído por el Coronavirus han visto una ocasión de oro para intentar transformar la economía de esta gran capital europea.

Ámsterdam ya llevaba bastantes años detrás de ir cambiando su modelo socioeconómico, y creen que el Coronavirus les ha abierto una ventana (o puerta) de oportunidad

Amsterdam Aprovecha El Reset Del Coronavirus Para Intentar Cambiar Su Modelo Socioeconomico De Raiz Y No Son Los Unicos 2

Por diversos motivos, desde los años 80, tres eran las grandes capitales europeas que estaban en la ruta de la cultura más alternativa, pero también de otro “tipo” de forma de entender el ocio nocturno, que en ciudades como Ámsterdam ya era también ocio diurno despachado sin tapujos a plena luz del día y bajo farolillos rojos. En ese Ámsterdam, desde entonces, la venta de ciertos tipos de sustancias no sólo era permitida en determinados casos, sino que eran extremadamente fáciles de adquirir a plena luz del día también otras tantas sustancias estupefacientes ya de carácter ilegal incluso allí. A aquel Ámsterdam en los 90 se le unía una Zurich en la que los empadronados eran dispensados estupefacientes de forma gratuita y controlada, bajo programas públicos de metadona. Por casualidad, un servidor pudo presenciar en aquellos años en primera persona lo que era aquello, y les puedo asegurar que a la hora del “reparto” se concentraban en uno de los parques más céntricos de la ciudad (apodado "El parque de las agujas") centenares de consumidores de la sustancia estupefaciente en cuestión (y otros de heroína pura y -muy- dura), que acto seguido sacaban allí en medio el kit de goma y aguja, y procedían a inyectarse su dosis. Realmente, aquella dantesca escena impactaba lo suyo, especialmente porque, tras las prisas y la ansiedad por inyectarse, venía el desolador panorama dejado tras el "chute", con el suelo literalmente plagado de jeringuillas, y con una silenciosa multitud de personas ausentes en paraísos artificiales y tiradas en plena vía pública, desperdigadas por doquier.

La tercera capital habitual en aquellas rutas de reglamentos laxos y “vistas gordas” era la alternativa Berlín. Por aquellos años, Berlín no sólo era un centro de ocio nocturno con determinada vida paralela, sino que era una capital que conservaba un carácter alternativo de los de verdad, con una cultura que muchas veces se reflejaba en iniciativas como la del aquel famoso Tacheles de Oranienburgerstraße, que fue defendido en su momento y de manera espontánea por buena parte de sus habitantes como todo un símbolo de la cultura más alternativa de la ciudad. A pesar de aquello y de todo lo que representaba, el Tacheles ha acabado sucumbiendo ante un turismo (y unos intereses) que le han restado casi todo lo que atesoraba de alternativo, y le han acabado transformando en algo casi exclusiva y artificialmente turístico y comercial. Pero en la vida nocturna de Berlín había más polos de vida y salidas "alternativas", como las habituales en el polifacético barrio de Kreuzberg, y había también en la ciudad no pocos locales de ocio nocturno (muchos de música duramente electrónica), en los que las sustancias psicotrópicas corrían por aquellos años mucho más fácilmente de lo que las autoridades estaban dispuestas a admitir públicamente.

De aquella tríada de ciudades europeas con reglas más que laxas ante ciertas sustancias, hoy sólo queda Amsterdam como máximo exponente europeo de la laxitud gubernamental y municipal en ciertos temas, y no sólo porque allí muchos piensen que eso es un modo de vida "alternativo" a respetar, sino también porque se ha hecho de ello todo un modelo socioeconómico que aporta a la ciudad ingentes cantidades de dinero y de turistas, que ahora ya es muy difícil de reconvertir. Ámsterdam es un destino de ocio nocturno de primer nivel en Europa, pero es que además lo es porque sus turistas buscan allí precisamente ese tipo de “ocio” que en Zurich y Berlin (ni en ningún otro sitio) ya no es tan fácil de conseguir, y que en Ámsterdam ha llegado a alcanzar un peso específico demasiado relevante (entre otras razones) como para que sus dirigentes hayan podido desmontarlo hasta el momento.

Y no será porque en Ámsterdam no lleven persiguiendo transformar su socioeconomía desde hace tiempo, pero es que haber dejado que una laxitud se haya transformado en todo un sector socioeconómico es algo que no se puede abordar ahora de la noche al día, al menos no sin perjudicar gravemente a una ciudad cuya socioeconomía lleva lustros estructurada ante determinado perfil de “turista”. La realidad es que el debate lleva abierto en la capital de Holanda desde hace años, pero no encontraban el momento ni la situación propicia para tirarse a la piscina. Y ahora ha llegado el parón producido por la pandemia, un reset económico en toda regla que las autoridades locales y nacionales holandesas quieren aprovechar como ocasión única para intentar transformar (ahora sí) la socioeconomía de Ámsterdam, pero minimizando el impacto y el potencial daño económico.

Ámsterdam lo tiene claro, y se lanza al grito de un “ahora o nunca” a navegar con valiente y oportuna determinación

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La larga historia de cohabitación y laxitud de Ámsterdam con esas “sustancias”, que son directamente ilegales fuera de los límites de la ciudad, no es un idilio cosa del amor a primera vista. De hecho, como les decía, en Ámsterdam llevan años (sino décadas) tratando de deshacerse de su fama de destino de juerga sin límites, y del tráfico soterrado de estupefacientes que muchas veces rodea al negocio de la noche, que allí se hace también a plena luz del día y en el centro neurálgico de la ciudad. Y de la mano de las sustancias narcóticas, otra pata del modelo socioeconómico que quieren cambiar en Ámsterdam es un viejo vecino que demasiadas veces suele compartir espacios con los estupefacientes: la prostitución. Y también en el consistorio de la ciudad norte de los canales llevan tiempo tratando de cambiar este otro modelo socioeconómico con su epicentro en el Barrio Rojo. De hecho, puede resultar hasta sorprendente cómo en las páginas de información turística sobre la ciudad de Ámsterdam hablan muy explícitamente de la prostitución en la ciudad, con un enfoque muy neutro y equidistante, pero introduciendo también el debate público que los amsterdameses mantienen sobre la idoneidad de hacer de ello un reclamo turístico y un modelo de negocio a gran escala.

Así, significativamente, sin embargo en la página de economía del consistorio de la capital holandesa no se citan para nada ciertas actividades de “negocios minoristas” y turísticos “no ortodoxos”: es más, ni tan siquiera se cita de primeras al turismo como motor económico de la ciudad, cuando sin embargo la ciudad recibe de media más de 1 millón de turistas al mes, una cifra que supera a la de sus habitantes permanentes, habiendo convertido todo el centro en un lugar inhóspito y sumamente incómodo para los propios residentes. Y es que allí el turismo es uno de sus grandes propulsores, y en especial lo son los “Coffee Shops” y la prostitución, y precisamente por ello tanto les está costando tanto reconvertir su economía a otros modelos. Como informaba Bloomberg en el enlace anterior, la ciudad en total acoge a 19 millones de turistas anuales, que dejan 6.000 millones de Euros en la ciudad, y de lo cual dependen el 10% de los empleos.

Todo un maná que ahora es difícil de atajar sin dejar víctimas colaterales. Los esfuerzos de renovación urbana del consistorio tienen una de sus principales apuestas en atraer a la ciudad las oficinas de empresas nacionales e internacionales, revertiendo la tendencia de huida de empresas de la capital en los últimos lustros, y ofreciendo como atractivo para sus empleados la vida de una ciudad que tampoco quieren que deje de ser vibrante pasando de 100 a 0. Y no se puede negar tampoco la coherencia del argumento de los que abogan por dar continuismo a este modelo de negocio, y que se basa en que ese tipo de turismo da ingresos y empleos a la ciudad, algo especialmente esencial en un momento económico en el que ese avecinan oscuros nubarrones. El punto de encuentro entre ambas formas de vida se encuentra en el equidistante término medio de los amsterdameses más equilibrados entre los dos extremos, y que afirman que el modo de vida alternativo realmente no es el problema ni lo ha sido años atrás, y que sostienen que en realidad el verdadero tema a atajar es la masificación extrema del turismo tan propia de nuestros días.

Pero la ciudad de Ámsterdam no piensa dejar pasar la ventana de oportunidad abierta por el Coronavirus, y se han puesto en marcha a toda prisa para cambiar un modelo que no les gusta desde hace tiempo, en un momento en el que la prostitución casi ha paralizado su actividad, en el que se ha hundido el mercado de esos escaparates a la calle que mostraban las prostitutas en el Barrio Rojo, y en el que muchas profesionales del sexo han abandonado la ciudad para retornar a sus países de procedencia (habitualmente Europa del Este). Pero además de estos movimientos espontáneos del sector forzados por el persistente parón, desde el consistorio han empezado a poner en práctica nuevas políticas para tratar de aprovechar el momento en beneficio de su ciudad y sus ciudadanos. Sabedores de que el turismo de masas tiene como compañero de viaje inseparable al auge paralelo de servicios de viviendas turísticas con Airbnb y similares como canal de distribución, los políticos locales han puesto en marcha un ambicioso plan de reconversión socioeconómica de la ciudad, y del cual la primera medida es prohibir las viviendas turísticas en tres céntricos barrios. Y es que estas viviendas turísticas, al igual que en otras capitales europeas, se han convertido en el máximo exponente de la expulsión de los habitantes permanentes, y en muchos barrios del centro prácticamente no hay más que vecinos de fin de semana o de unos días.

Otras medidas que quieren poner en marcha desde el consistorio, es canalizar y promocionar la compra de activos inmobiliarios dentro del casco urbano, dando especial prioridad a las inmobiliarias comprometidas con hacer la ciudad sostenible socialmente. Y será el ayuntamiento el que acabe decidiendo qué negocios serán los adjudicatarios de las licencias y locales de cuya gestión se encarguen las autoridades locales. Al mismo tiempo, pretenden cambiar la legislación para que las tiendas 24 horas dejen de ser un auténtico negocio de venta permanente de alcohol casi al por mayor. El objetivo es que vuelva a haber tejido social y económico con los habitantes permanentes como epicentro, e impidiendo que el turismo lo siga invadiendo todo; al menos el turismo actual de cerveza&cannabis&”algo más”, porque una de las políticas a poner en marcha pasa por atraer más turismo de calidad, y fomentar Ámsterdam como hub nacional al que lleguen los turistas, pasen allí unos días, y luego se dediquen a visitar el resto del país. La situación se ve tan dramática y alucinógena desde dentro, que la alcaldesa de la ciudad, Femke Halsema, ha pedido “poderes de emergencia” al ejecutivo holandés para poder tomar acción contra el riesgo de infecciones por COVID-19 importadas, pero obviamente con la saturación turística de la ciudad de telón de fondo: seguramente algunas de las medidas que quieren poner en marcha habrán llegado para ya no irse nunca más.

Un cambio de modelo socioeconómico nunca es fácil de conseguir, muchas veces por falta de voluntad política e intereses creados, pero Ámsterdam no ha sido la única en lanzarse

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Vaya por delante que el caso de Ámsterdam tampoco ha resultado ser una solitaria excepción, sino que otras ciudades han sabido ver en el Coronavirus igualmente una de esas ventanas de oportunidad que se dan (como mucho) una vez en una generación. Así, la bellísima pero “hiper-turistizada” al extremo Venecia, esa joya flotante en la que ya no hay apenas espacio vital para los propios venecianos, esa ciudad del agua en la que los turistas son una especie invasiva a gran escala, esa histórica capital que rezuma arte en cada esquina, pero que queda tapado por las hordas de gentío, esa Venecia estandarte del histórico reino Lombardo-Véneto venía arrastrando este problema socioeconómico que les exponemos como de muy difícil solución una vez que ha calado en el tejido productivo, y que allí tenía como causante un turismo que ya no era ni mínimamente sostenible ni para los visitantes y menos para los locales sufridores de un largo proceso de expulsión. Como demostración de lo inhóspita que se ha vuelto Venecia para sus residentes, su población desde 1951 se ha reducido en un 70%, pasando de los 174.800 habitantes a escasos 53.000, y donde los pocos venecianos autóctonos que van quedando viven mayormente arrinconados en lejanos barrios como Campo Santa Margherita, un último reducto de autenticidad veneciana que ahora también está siendo ya destrozado por Airbnb&Cía. Y en Venecia ya están manos a la obra, con un liderazgo particularmente comprometido por parte de las dos universidades que se ubican en la famosa ciudad de los canales.

Y que conste que el caso veneciano es directamente aplicable a determinadas ciudades españolas como Barcelona, que, a distinta escala pero con la misma progresión, están siendo invadidas hasta límites excesivos por el turismo, mientras sus habitantes se preguntan si viven en una ciudad acogedora o en un simple parque temático en el que hasta sus famosas fachadas de Gaudí lamentablemente les empiezan a parecer un decorado urbano. Y ya ha habido graves casos de ruptura de la cohabitación, con lamentables y múltiples ataques a turistas. El turismo no debe ser sólo sostenible medioambientalmente, sino que también ha de serlo socialmente, y tecnologías como las Ciudades Inteligentes, de las que Europa es líder mundial, encuentran la ocasión de oro con el Coronavirus para ser implantadas todavía con mayor intensidad en nuestras ciudades más turísticas, para beneficio de habitantes y visitantes, que cohabitarán con ellas de forma mucho más respetuosa en ambos sentidos.

La economía de una ciudad (y ya por no hablar de la de un país) es algo muy complejo de transformar ya desde sus fases más teóricas. Si este tipo de cambios de modelo se plantean de forma bien planificada y con concepciones de futuro, pueden arrojar en los plazos más largos grandes ventajas competitivas y reforzar la posición de liderazgo de una ciudad o de un país en el mundo. El problema es que en la práctica son muy muy muy complejos de poder conseguir con un éxito que les haga merecer la pena, por no hablar de la poca disposición habitual de los propios dirigentes para este tipo de cambios, pues a menudo están demasiado “en connivencia” con los modelos imperantes y sus consiguientes intereses creados.

De hecho, podemos afirmar que, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria española, durante la cual todo el tejido productivo nacional ya se había acomodado a la nueva configuración socioeconómica, en España se ha estado hablando de la necesidad de cambiar el modelo productivo nacional, en un debate que no ha trascendido mucho en políticas reales implementadas, y en el que finalmente, como no podía ser de otra forma, ha sido la situación sobrevenida la que ha forzado al tejido productivo a tener que buscarse “las habichuelas” por sí mismo, sin la más mínima planificación ni diseño de estrategias productivas al más alto nivel. Un cisne negro como el estallido de la burbuja inmobiliaria, que podría haber sido aprovechado para transformar y modernizar el tejido socioeconómico español al igual que hace Ámsterdam ahora con el reset del Coronavirus, en nuestro caso hizo perder en España una oportunidad de oro que, de haber sabido aprovechar, ahora nos habría permitido alcanzar nuevas cotas de progreso, y posiblemente estar en mucha mejor disposición para enfrentarnos a entornos socioeconómicamente muy complejos como el actual.

Y que conste que desde estas líneas participamos muy activamente en su momento con propuestas de futuro y varios análisis interesantes para tratar de ayudar en el debate y en la definición de ese nuevo modelo productivo, pero poco se aprovechó de todo aquello desde instancias oficiales en un tema que, como tantos otros, poco trascendió aparte de los habituales eslóganes pasionales de los mítines electorales. Nosotros por nuestra parte cumplimos nuestra función como medio salmón, y pusimos nuestros varios granitos de arena, otra cosa es que los que podían y debían hacerlo no armasen con ellos y con muchos otros ninguna montaña.

Pero… ¿Y por qué uno de estos cambios de modelo socioeconómico es tan complejo de abordar?

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Bueno, pues la verdad es que, tanto política como socialmente, cuando empieza a entrar dinero por ciertas actividades, no siempre se tienen las agallas de ponerle coto a los suculentos flujos entrantes desde un principio. Así, poco a poco, un dinero que muchas veces es necesario para revitalizar la actividad económica de una ciudad ante determinadas coyunturas, se acaba perpetuando en un modelo y un sector socioeconómico, del que luego con los años ya es muy difícil prescindir. Y es que cuando el dinero acude a una ciudad bajo ciertos patrones de gasto, la socioeconomía de esa ciudad se estructura en base a él, las empresas acaban teniendo un alto grado de dependencia, y con ellas los empleos de no pocos de sus habitantes.

Acaba siendo un auténtico efecto bola-de-nieve socioeconómica, que en una determinada coyuntura se permite que eche a rodar por los motivos que fuere, y una vez que ha empezado a bajar la ladera se va haciendo con los años más gorda e ir ganando peso socioeconómico, con lo que luego ya es muy difícil de parar… al menos si no es en una coyuntura extraordinaria de shock y parón socioeconómico por factores exógenos como los traídos por el COVID-19. Cambiar un modelo socioeconómico no es ni mucho menos sencillo, de hecho es un debate abierto en muchos países, entre ellos España, y al cual contribuimos con propuestas de futuro e interesantes desde estas líneas. Pero no es ni mucho menos una tarea fácil, ni a nivel urbano y local, y menos a nivel nacional.

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Y puede ser que haya veces en las que incluso casi sea misión imposible, pero lo que está claro es que, si hay un momento idóneo para abordar estos cambios radicales con algo más de probabilidad de éxito, es en momentos excepcionales de reset socioeconómico como el surgido al calor de la pandemia. Ámsterdam lo ha visto meridianamente claro, esperemos que otros tomen ejemplo si el cambio de modelo es verdaderamente algo prioritario para ellos. Porque ahora llega la hora de la verdad, y puede que podamos observar quién hablaba de un cambio de modelo con una intención sincera, y quién lo nombraba simplemente porque queda fenomenal en los mítines electorales. En Ámsterdam se han puesto significativamente manos a la obra y con gran determinación, ¿Quién más se apunta al "Heat of the moment"? Cri cri, cri cri, cri cri… aquí sólo se oyen los ecos de nuestra jaula de grillos particular: ¡Sana envidia es lo que más me dan los amsterdameses!: al menos saben lo que no quieren e intentan cambiarlo de verdad

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Perspectivas de la inmovilidad internacional

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La internacionalización
es un proceso que ha penetrado casi todas las esferas del comportamiento económico
y social: las inversiones, el comercio, las carreras profesionales, el ocio, la
cultura y la vida personal. Aunque la movilidad de personas entre países no es
una condición indispensable para su desarrollo, lo acompaña frecuentemente. La
crisis del coronavirus ha supuesto un alto en seco a la creciente movilidad
internacional. Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones,
a finales de junio 219 países en el mundo habían decretado 68.964 restricciones
de viaje. A pesar de que durante las últimas semanas las excepciones a estas
restricciones han aumentado progresivamente, el número de vuelos comerciales en
el mundo en la primera quincena de julio era el 60% del correspondiente a las
primeras semanas de marzo[1].

En este repentino periodo
de inmovilidad internacional al cierre de fronteras se unen las reticencias a emprender
viajes en un escenario epidemiológico incierto. Se ha discutido mucho sobre las
consecuencias en el sector turístico puesto que, además de ser potencialmente
considerables, el plazo en que se hacían efectivas era inminente. Pero existen
otras dimensiones en las que los efectos de la parálisis internacional pueden ser
notables. Este sería el caso, por ejemplo, de los viajes de negocios, académicos
o las relaciones personales. Si bien las tecnologías de la información y la comunicación
han podido suplir en buena medida a la movilidad internacional durante los pasados
meses, el dinero que invierten habitualmente compañías y personas en viajes
profesionales, personales y educativos apunta al valor de la presencialidad.
Los apretones de mano y miradas a los ojos que requieren los acuerdos
importantes siguen necesitando de la presencia física.

Una de las expresiones más profundas de la movilidad internacional es la decisión de trasladar de forma estable el país de residencia. Según datos de la OCDE, el 3% de la población mundial vive en un país diferente al de su nacimiento. Entre los nacionales españoles, el porcentaje de los inscritos en el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero alcanza el 5,9%. Además, a principios de 2020 y después de seis años de crecimiento ininterrumpido de la inmigración se había alcanzado el máximo histórico de población inmigrante residente en España, el 15,2% (gráfico 1). Según datos de la Estadística de Variaciones Residenciales (EVR), en 2019 se inscribieron como nuevos residentes en España 827.000 personas nacidas en el extranjero. Se trata de una evolución que, aunque ha recibido poca atención mediática, solo es comparable a la registrada antes de la pasada crisis. También la pauta seguida por la emigración confirma el atractivo de España para la inmigración. Aunque un número importante de inmigrantes abandona el país cada año, su volumen evoluciona a la baja desde 2013 y se posiciona por debajo de las 300.000 salidas en 2019. Es decir, a pesar de que la rotación de la población inmigrante en España es notable, en los últimos años el saldo migratorio positivo crecía porque aumentaba la inmigración y disminuía la emigración.

Gráfico 1

Nota: El dato de porcentaje de población nacida en el extranjero correspondiente a 2020 es provisional.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Estadística de Variaciones Residenciales y Estadística del Padrón Continuo.

Es evidente que el cierre
de fronteras se dejará notar en el total de inmigrantes llegados este año a
España. Aunque se han levantado las restricciones a la entrada para los países
de la Unión Europea y algunos países extracomunitarios, la prohibición de
viajar a España sigue vigente para los orígenes más frecuentes de los
inmigrantes (excepto Marruecos). Este es el caso de casi todos los países latinoamericanos,
de donde procedían el 54% de los inmigrantes llegados en 2019.

Varios factores
condicionarán la evolución de los flujos una vez que se reanude la movilidad
internacional con estos países. Es plausible pensar que el deterioro de la
situación del mercado de trabajo español disminuirá el atractivo del país como
destino de la migración laboral, por lo que se reducirían los flujos de
entrada. Pero, al mismo tiempo, el carácter global de la crisis apunta a que el
empeoramiento de las economías de los principales orígenes de los inmigrantes
también será sustancial, lo que animará a muchos a tomar la decisión de
emigrar.

Si se tiene en cuenta
como referencia lo sucedido en la pasada crisis no cabe esperar una reducción
sustancial del peso de la población inmigrante en España. Entonces, el
porcentaje de nacidos en el extranjero siguió aumentando durante los primeros
años de recesión, pasando del 13,1% en 2008 al 14,3% en 2012 (gráfico 1), a
pesar del aumento de la emigración y la disminución de la inmigración. Aunque a
partir de 2012 se empieza a registrar una disminución de la proporción de
inmigrantes residentes en España, en cuatro años solo se reduce en poco más de
un punto, para situarse en el 13,2% en 2016. Esto fue así porque, aunque la
inmigración se redujo considerablemente, incluso en los peores años de la
crisis el volumen anual de nuevos residentes fue notable. De hecho, solo en
2013 se registró un saldo migratorio negativo.

«A pesar de esta repentina inmovilidad internacional, la consolidación de España como país de destino de la inmigración no parece tener marcha atrás».

María Miyar

Hay otros factores ajenos
a la evolución del ciclo económico y específicos de la crisis sanitaria que
condicionarán las decisiones migratorias. Por ejemplo, puede esperarse que no
se produzca el aumento de las salidas que se había dado durante la crisis
anterior. En primer lugar, porque el cierre de las fronteras ha afectado
también a las salidas y, en segundo lugar, porque a pesar de la gravedad de la
crisis del COVID en España, es probable que los inmigrantes evalúen la calidad
relativa de los sistemas de salud a favor del español. Por último, ha de
tenerse en cuenta que los proyectos migratorios suelen tardar unos meses en
gestarse y hacerse efectivos. El cierre repentino de las fronteras ha
frustrado, con toda probabilidad, los proyectos migratorios de cientos de miles
de personas que cuando empezó la pandemia estarían valorando trasladarse a
España. Es difícil aventurar si esos planes se habrán cancelado o pospuesto.

La incertidumbre sobre la
evolución de la sociedad española en los próximos meses, o incluso años, es
alta. Pero varios factores sugieren que la inmigración jugará un papel relevante
en su futuro. En primer lugar, el crecimiento vegetativo (negativo desde 2015)
deja al saldo migratorio como el principal elemento de renovación demográfica.
En segundo lugar, la crisis del COVID ha puesto de relieve los problemas para
cubrir la demanda de mano de obra en el sector agrario, de cuidados y sanitario
con la población autóctona. Por último, el aumento de contagios por coronavirus
entre trabajadores agrícolas inmigrantes en las últimas semanas llama la
atención sobre la necesidad de mejoras en las deficientes condiciones
habitacionales en las que viven parte de la población de origen extranjero,
también para controlar la crisis epidemiológica.

A pesar de esta repentina
inmovilidad internacional, la consolidación de España como país de destino de
la inmigración no parece tener marcha atrás. La necesidad de garantizar la
seguridad sanitaria en los movimientos migratorios y en las condiciones
habitacionales de los inmigrantes puede constituir también una oportunidad avanzar
hacia un modelo de migración laboral regular en el que se preste atención a las
necesidades del mercado laboral, la capacitación de la mano de obra y la
búsqueda conjunta de beneficios para los países de origen y destino.


[1] Según datos procedentes de Flightradar relativos a
la media móvil (siete días) de vuelos comerciales diarios a 12 de julio (60.297)
y a 1 de marzo de 2020 (103.397 vuelos).

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equilibrar-salud-y-economia

Equilibrar salud y economía

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Con diferente grado de comprensión y tolerancia,
en la mente de todos está una regla no escrita hoy: equilibrar salud y
economía. La salud es lo primero. Vivir para preguntarse luego cómo. La
estrategia de tratar de controlar brotes es probablemente la única disponible,
pero no está exenta de riesgos. Las cifras de contagios (con más de 100 brotes
declarados) indican que en muchos lugares se está peor que cuando se decretó el
fin del estado de alarma e incluso en algún caso, peor que a principios de
marzo. Ahora se hacen muchos más test PCR, por lo que es difícil comparar
cifras, pero ninguna autoridad sanitaria lo está aclarando adecuadamente.
Parece que algunos territorios hacen test y detectan de forma más rápida y
eficaz que otros lo que, paradójicamente, les puede estar acercando a mayores
restricciones a la movilidad o incluso confinamientos.

Por otro lado, parece que la covid-19 ha perdido
virulencia, al menos, en términos de ingresos hospitalarios y uso de las UCI,
pero el contagio aumenta. Parece preocupar el papel de los asintomáticos pero
se enfatiza insuficientemente, con lo que siguen los comportamientos
irresponsables de algunos. Los números reproductivos —a cuántos casos
secundarios puede llegar a infectar un sujeto ya infectado— han vuelto a
situarse por encima de 1, como en el mes de marzo. La OMS reconoce que ningún
país puede erradicar el coronavirus de momento.

«Parece necesario el uso obligatorio de mascarilla y otras medidas de distancia social y preventivas. El buen funcionamiento de la asistencia primaria y de los sistemas de rastreo, asimismo, serán de vital importancia».

Santiago Carbó

Se precisa información más contrastada y
transparente. Entre comunidades autónomas —y dentro de las mismas— hay
discrepancias con poco sentido, que generan confusión y pueden empeorar la
incertidumbre económica. Parece necesario el uso obligatorio de mascarilla y otras
medidas de distancia social y preventivas. El buen funcionamiento de la
asistencia primaria y de los sistemas de rastreo, asimismo, serán de vital
importancia. Parece que en plena campaña turística (que será mala, sin
paliativos) haya miedo a asustar, a tener que cerrar o a ahuyentar al turista
con la obligatoriedad de la mascarilla. Estamos solo al principio de la
temporada alta y, tal y como van las cosas y si no se actúa desde ya (aunque
vamos tarde), todo puede ponerse muy feo en términos de brotes a finales de
julio o en agosto. Volvemos a ir por detrás de la curva.

En breve llegarán muchos más turistas extranjeros
(por ejemplo, del Reino Unido) y todo puede complicarse aún más si no se exigen
tests en origen y tampoco se observan nuestras normas. La paradoja del verano
de la covid-19 en España es el corazón operativo —el centro de Madrid— en
cuasiparálisis y algunas playas a reventar. También destaca lo poco que se sabe
de los planes para el otoño, tanto sanitariamente (vacunación de la gripe, prevención,
profilaxis) como en otros términos con mayor impacto económico (enseñanza
presencial o virtual en la educación secundaria, universidad…). Parece que hay
miedo a ser transparente sobre esos planes.

Si se explican bien los escenarios posibles, nos podemos preparar mejor y con más confianza. Las dudas, la falta de transparencia y actuar con prisa cuando se compliquen las cosas sanitariamente, solamente traerá problemas. Y de los grandes.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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Europa lidera con fuerza la recuperación económica tras la catástrofe del Coronavirus, dejando claramente atrás a Reino Unido y EEUU

Las recuperaciones económicas, al igual que las crisis precedentes, son un codiciado objeto de concienzudo estudio por parte de economistas y académicos. Al igual que no hay dos crisis iguales, no hay dos recuperaciones iguales, y además no hay tampoco dos superpotencias con las mismas repercusiones calcadas ni aunque sean de una misma crisis. Las notables diferencias econométricas entre cómo estos eventos afectan a una u otra área económica es un apasionante campo para tratar de arrojar algo más de luz sobre la ciencia económica (con mis debidos respetos a los que no la consideran ciencia).

La crisis del Coronavirus, a pesar de lamentablemente haberse llevado tantas vidas preciadas de nuestro lado, y de estar destruyendo inclementemente tejido productivo y puestos de trabajo, también nos ha traído nuevos escenarios socioeconómicos, los cuales habrá que analizar para al menos tratar de sacar conclusiones que pueden ser muy relevantes, y que pueden ayudar a encajar mejor en un futuro estos golpes secos socioeconómicos. De hecho, hay diferencias importantes entre cómo está teniendo lugar la recuperación económica en un país u otro, y se están marcando significativas distancias entre la recuperación europea frente a la de los países de la órbita anglosajona. Y no, por esta vez la recuperación de la actividad no está siendo más dinámica allí, sino que es Europa la que está liderando esa recuperación.

De los millones de desempleados por la crisis del Coronavirus, a los empleos que se van recuperando con la re-ignición del motor económico

Europa Lidera Con Fuerza La Recuperacion Economica Tras La Catastrofe Del Coronavirus Dejando Claramente Atras A Reino Unido Y Eeuu 2

No hace falta que les analicemos de nuevo la catástrofe económica que ha supuesto la pandemia (y lo que nos queda), con decenas de millones de desempleados en apenas unas semanas en cualquiera de las superpotencias que publican cifras macroeconómicas mínimamente fiables. Y esta fiabilidad es un punto siempre realmente relevante en economía, pero lo es especialmente en el escenario del Coronavirus, donde en general la calidad de las cifras ha dejado bastante que desear, empezando por las increíbles cifras iniciáticas chinas de Enero, que trataron de ocultar la realidad de lo que allí se les había desatado, y ante las que ya les advertimos que anticipaban una auténtica pandemia mundial, como de hecho ha acabado por ocurrir.

Sin ir más lejos, tomando de referencia a esa primera potencia económica mundial que (todavía) es EEUU, éste ha sido el país del mundo “econometrizado” donde el desempleo se ha multiplicado más catastróficamente, llegando a cifras absolutamente inconcebibles que incluso han llevado a miles y miles de familias de clase media a tener que recurrir masivamente a comedores de caridad, esperando pacientemente en colas kilométricas de coches sólo para conseguir una mísera ración de subsistencia. Y ante esta evidencia es cuando ha llegado la hora de la verdad, demostrando ciertos los análisis de los que advertíamos que la clase media estadounidense (y la de otros países) llevaba años perdiendo poder adquisitivo y peso socioeconómico (a pesar de la tímida recuperación final que llegó demasiado tarde), y que como consecuencia de ello apenas disponían de recursos y ahorros para pasar el más mínimo bache o imprevisto económico. Otro dato que ya hacía entrever la magnitud de un potencial desastre socioeconómico en los Estados Unidos, y en el que a EEUU se le unía Reino unido, era cómo el pleno empleo en ambos países distaba mucho de ser real, y era un mero producto de unas cifras imprecisas que no estaban adaptadas para medir la nueva realidad económica de los trabajadores de aquellos países. El hecho es que allí el trabajo a tiempo parcial involuntario arroja desde hace años unas cifras apabullantes, pero sus sufridores ya no contaban estrictamente como desempleados, aunque sus ingresos (también parciales) no les llegaban tan apenas para llevar una típica vida con unos mínimos estándares de clase media.

En Europa, aunque el panorama hoy por hoy tampoco es nada halagüeño, e incluso es especialmente sombrío en lo que al futuro político-social se refiere, sin embargo ya les analizamos cómo las redes de contención social y la diferencias del modelo europeo podían hacer que un bache temporal, como el traído por el Coronavirus, pudiese ser absorbido menos dramáticamente que en un país como EEUU, donde despedir a parte de la plantilla es mucho más ágil (aunque sea por motivos coyunturales). Y tampoco canten victoria con esto, puesto que a veces este sistema “a la europea”, en vez de amortiguar, simplemente hace sufrir la crisis con la misma virulencia, pero en diferido. Habrá que ver qué ocurre a la vuelta del verano, cuando los ERTEs temporales se quieran “metamorfizar” en EREs definitivos. Aún tenemos mucho que aprender con todo lo que nos queda por delante en el desarrollo de esta terrible crisis, y con cómo está afectando de forma diferente a los distintos sistemas socioeconómicos capitalistas. Pero los datos son los datos, y más allá de esperanzas y conjeturas a futuro, sea por lo que sea, el hecho es que a día de hoy la Europa continental está liderando claramente la recuperación económica post-Coronavirus, y tanto Estados Unidos como Reino Unido le van claramente a la zaga (y por bastante), a pesar de que el batacazo precedente allí fue especialmente duro. Y sólo eso ya es (muy) digno de un análisis como el de hoy.

A pesar de unos EEUU y un UK con mercados laborales mucho más dinámicos, en esta ocasión ha sido la Vieja Europa la que más vitalidad económica está demostrando (dentro de lo posible)

Europa Lidera Con Fuerza La Recuperacion Economica Tras La Catastrofe Del Coronavirus Dejando Claramente Atras A Reino Unido Y Eeuu 3

Pues ahí van esos datos, y es que recientemente Bloomberg publicó las cifras del índice de actividad diaria que está arrojando la actual recuperación económica, sobrevenida tras el levantamiento generalizado del confinamiento en diversos países. Y cuando esas cifras son puestas negro sobre blanco en un revelador gráfico como el del enlace anterior, las diferencias llaman poderosamente la atención de cualquiera. Y es que el tradicional dinamismo en la recuperación económica de los países de la órbita anglosajona ahora brilla por su ausencia, y tanto Estados Unidos, como Reino Unido, y otros países cercanos a esa órbita socioeconómica como Canadá, se sitúan todos (y con diferencia) en los últimos lugares del gráfico comparativo. Japón se sitúa en un plano intermedio. Y finalmente, para (gran) sorpresa de algunos, por el contrario los países de la Europa continental como Francia (prácticamente recupera el 100% de su actividad de Enero), Italia, Alemania y España (por ese mismo orden), lideran claramente la recuperación con mucho más brío que sus compañeros capitalistas anglosajones. Debemos decir también que, entre estos cuatro países europeos, España se sitúa en la posición menos dinámica, pero sacando aún así una ostensible ventaja respecto a los más rezagados.

Y esto último no es en absoluto un respaldo a la gestión económica de la pandemia en nuestro país, que no acaba de ser (ni de lejos) lo que debería, y que puede todavía seguir demostrando (y todavía con mayor dramatismo que hasta ahora) que las cosas se podrían haber hecho mucho mucho mejor. Porque no olvidemos que la vuelta del verano puede ser especialmente dramática en España en concreto, y ante ese panorama llaman la atención las lacerantes diferencias entre cómo por ejemplo Italia y Alemania han optado por apoyar a la economía con rebajas fiscales que suman ya más de 59.000 millones de euros, lo que tiene por objetivo prioritario reanimar la languideciente actividad económica, cuando sin embargo en España se ha optado por todo lo contrario, y ya se han anunciado importantes subidas de impuestos que sólo auguran un mayor deterioro económico con su habitual efecto depresor.

En unos trimestres veremos las diferencias y los diferentes efectos de estas dos recetas económicas europeas diametralmente opuestas, pero mucho me temo que España no podrá sacar mucho pecho por haberse echado “entre pecho y espalda” una significativa escalada de impuestos, que además llega en el peor momento posible para los que van a tener que soportarlos sobre sus hombros. No es nada nuevo, esto ya lo hemos visto en otras crisis de nuestro pasado reciente, con el resultado de que España infra-desempeñó frente a las principales economías europeas, pero parece que en este país no aprendemos del pasado y somos capaces de repetir los mismos errores socioeconómicos una y otra vez, para cuando luego llega el baño de realidad pasar oportunistamente a cargar con las culpas propias a otros que pasaban por allí.

Todo lo que estas cifras de evolución en la recuperación podrían estar escondiendo… Enciendan la luz y veámonos todos las caras (y las fórmulas socioeconómicas)

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Pues si ya es apasionante tratar de dilucidar en el plano más económico el porqué de las diferencias en el desempeño de la recuperación entre diferentes países, ya es para no dormir la pasión por hacerlo en el plano más sistémico y socioeconómico. Si no fuese por lo dramático de la situación, el experimento de campo debería al menos servirnos para aprender (y mucho) de ese concepto de socioeconomía que re-acuñamos hace ya años aquí, y que es la verdadera base de todo y fragua los cimientos de nuestro progreso más real. Ya les anticipamos hace algunos meses, cuando analizamos la gestión española del Coronavirus, cómo quedaba pandemia para rato, y les dijimos textualmente que aún estaba por ver qué nefastas gestiones podían hacer otros políticos en cualquier momento, sin descartar que se pudieran incluso superar nuestras terribles marcas de entonces, que en aquel momento nos hacían líderes del mundo en desastre socio-sanitario.

Y en el análisis enlazado antes sobre la auténtica debacle del desempleo en EEUU también les dijimos que aquel mercado laboral y en general su economía era mucho más flexibles y dinámicas que las europeas, y que era probable que, igual que en la bajada habían destruido empleo a espuertas y perdido buena parte de su actividad económica, en la subida pudiesen hacer lo propio, al menos a mayor ritmo que Europa. Si bien este escenario todavía no puede ser descartado, puesto que ahora mismo en EEUU se puede decir que la nefasta gestión ha hecho que se pueda considerar que están zambullidos en una segunda ola del Coronavirus que se ha superpuesto sobre la primera (que no ha llegado a remitir), lo cierto es que hay otro escenario que también les hemos puesto de relieve en otras ocasiones, y que podría ser la explicación a los diferentes ritmos que la recuperación económica está tomando a uno y otro lado del Atlántico (y del Canal de la Mancha).

Y es que puede ser que esas diferencias no sólo sean achacables a que Europa haya salido antes de la pandemia (al menos de la primera ola), y que por ello haya un decalaje en los tiempos de la recuperación, porque, tal y como les decía, en una igualdad de condiciones que verdaderamente no acaba de ocurrir, sí que era de esperar que (incluso a estas alturas) la recuperación en EEUU fuese más enérgica. Pero, independientemente de una segunda ola que ha tomado forma tan sólo en los últimos días, realmente por ahora el confinamiento ya se había levantado también en EEUU y UK (de momento), con lo que la comparación con Europa sí que procede. Y además, este hipotético razonamiento de estar en una fase anterior que la europea no vale para el caso del Reino Unido, país en el que los tiempos marcados por las fases de la pandemia están infinitamente más próximos a Europa que a EEUU, por lo que en teoría la recuperación económica de Reino Unido debería ser tan boyante como la europea, y no mostrar las mismas grandes diferencias que separan a EEUU de nosotros. Así, habrá pues que buscar las causas de las diferencias de su floja recuperación en otro sitio, y lo que más llama la atención es que UK y EEUU son países que sí que presentan un gran parecido socioeconómico entre sí, con mercados laborales y economías muy similares en características y en evolución, compartiendo igualmente también en esa arrealidad que citábamos antes de un pleno empleo que no es tal).

Y es que las redes de contención social de los sistemas europeos podrían haber hecho su papel en esta ocasión, y haberse convertido en una opción que esté amortiguando el impacto de un desastre económico tan masivo pero tan definido en un corto plazo de tiempo: esas redes estarían haciendo de bote de salvavidas no sólo para los más afectados, sino también para el conjunto de la economía ayudando a superar un bache temporal. Lo que está claro es que la respuesta al porqué de estas diferencias entre países en la recuperación pasa por la resiliencia de cada sistema socioeconómico y de cada mercado laboral a un gran gran gran cisne negro de características coyunturales como son las del funesto Coronavirus, y que desde estas líneas ya les anticipamos que por ejemplo podría tener unas consecuencias especialmente graves para UK con el Brexit de telón de fondo: a la vista están los tristes resultados de actividad salmón al otro lado del Canal de La Mancha (y al otro lado del Atlántico). Va a resultar que Europa no era tan mal sistema como algunos nos pintaban, en un ponderado medio camino entre el capitalismo más desatado y el centralismo más totalitario e hiper-controlador. El problema siempre ha sido que algunos nos quieren sacar del carril porque la viabilidad del sistema europeo no les viene nada bien ni a los unos ni a los otros: es el sino del centro, que le atacan siempre desde ambos extremos.

Y ya saben, llegados a este punto, de nuevo volvemos a decirles que ahora tampoco se puede descartar que los graves y reincidentes errores del ejecutivo de EEUU en la gestión de la pandemia puedan acabar por hacerles líderes absolutos en el desastre del Coronavirus, un extremo que siempre hemos contemplado como posible para ese caso y para el de cualquier otro país con dirigentes con más visceralidad que altura política. Conociendo además el "nivelazo" que se observa a nivel mundial, y las flagrantes diferencias en la gestión y en la comunicación de la pandemia que separan a algunos países (sin ir más lejos el abismo que separa a Trump de Merkel), del triste podio de los ganadores en fallecidos o desempleados por COVID-19 aquí no hay nada decidido, y no se puede descartar a ningún corredor. Y es que en concreto en EEUU aún está por ver cuándo y cómo saldrán de esta grave crisis sanitaria y socioeconómica, si esta crisis ha acabado por resquebrajar de verdad los cimientos de su sistema socioeconómico, y si son capaces de aprovechar la lamentable coyuntura al menos para llevar a cabo esa refundación del capitalismo que desde aquí tantas veces hemos reclamado como ineludible, y que tienen como asignatura (muy) pendiente, especialmenre en un escenario post-Coronavirus que sólo está expandiendo esas grietas sociales.

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Reinventarse o morir, o tal vez simplemente la cosa sea ya tan grave como para que la decisión sea entre morir o morir con gran dolor; en todo caso “that is the question”. Por poner una nota de optimismo de barras y estrellas, al menos hay elecciones dentro de poco en las que los ciudadanos de aquel país tendrán la ocasión de corregir un rumbo que es a todas luces (muy) errado ahora mismo, y de empezar a gestionar mejor la pandemia y su crisis. Pero a buen seguro que alguno fuerza a que esa corrección deba pasar inevitablemente por un cambio de color político, frente a un simple cambio de dirigente del mismo color, porque es lo que tiene la erótica del poder: nadie quiere abandonarlo hasta que no se le cae el castillo de naipes literalmente encima. Y esto no es en absoluto una debilidad, sino que, mal que les peses a los autócratas, precisamente para eso son excepcionales las democracias, donde se caen los líderes pero se renuevan los sistemas. En los países con cultos personalistas no tienen esa fortaleza (ni opción a ella), y así les va: se hunden socioeconómicamente junto con su líder mesiánico. Benditas elecciones, pero de las de sin pucherazo ni resultados más cantados que la “Macarena” de Los del Río: elecciones de las de verdad, limpias, justas, y sin injerencias. ¡Quién nos iba a decir hace tan sólo una década que hoy en día estas tres cosas iban a ser mucho pedir!

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El momento de la verdad

Llevo varias semanas con una muy intensa actividad profesional y personal. El fin del confinamiento ha reactivado algunos procesos internacionales que estaban funcionando al ralentí e iniciativas demoradas por razones evidentes. Movilizar lo que ya de por sí resultaba complejo y difícil se había convertido en misión casi imposible, en un mundo con las fronteras cerradas y con los países tratando de combatir la pandemia con mejor o peor fortuna.

Aquí en España, después del confinamiento, el regreso a una pretendida nueva normalidad adquiere la forma de un enorme interrogante. Superada la primera oleada del COVID-19 y bajo la espada de Damocles de un rebrote incierto en su alcance y dimensión, nuestra economía parece sostenida en un limbo artificial. Paseando por la calles de Madrid y alrededores, uno constata la cantidad de pequeños comercios cerrados, bastantes con carteles de "se traspasa" o "se alquila". Cafeterías y restaurantes van abriendo, pero no todos. Muchos las que daban servicio a trabajadores en polígonos industriales o edificios oficiales están ahora semivacíos. Las grandes superficies y centros comerciales parecen llevarlo un poco mejor, pero todo parece estar a medio gas.

Algunos de ustedes dirán que es normal; estamos en julio, hay que esperar, la gente ha adelantado las vacaciones, aunque luego el CIS nos dice que dos de cada tres españoles no las disfrutará este verano. Aquí, muchos analistas comparten la misma inquietud que expresaba John Müller en mi timeline de Twitter:

"No sé qué morfina nos están dando, pero en septiembre esto va a ser de órdago".

Banco De Espana Completo

Fuente: Banco de España

Nubarrones

El caso es que las previsiones a corto y medio plazo para la economía española no son halagüeñas. Todas las instituciones nacionales e internacionales coinciden en apuntar que España será uno de los países desarrollados más afectados económicamente por la pandemia. Es más, dichas previsiones se han ido ajustando a la baja con el transcurso de las semanas. En la peor de los escenarios del Banco de España (cuadro anterior), la caída del PIB sería del 15,1% en 2020, para ascender un 6,9% en 2021 y un 4% en 2022, con una tasa de paro que podría alcanzar el 23,6%. Las razones son evidentes:

"Los efectos del covid-19 estarían siendo asimétricos por países, no solo en cuanto a la severidad de los brotes epidémicos, sino también en términos de su impacto económico. en particular, españa se encuentra entre los países del área del euro que presumiblemente se verán más afectados, como resultado tanto de las medidas de confinamiento más estrictas desplegadas hasta el momento como también a consecuencia de algunas características estructurales de su economía. Por un lado, los servicios cuya prestación lleva aparejada una interacción social elevada, como los relacionados con el turismo, a los que la crisis ha perjudicado con especial intensidad, tienen un peso comparativamente más alto en la economía española. Por otro lado, dentro de su tejido societario es más elevada la proporción de empresas de tamaño reducido, que tienen más dificultades para acceder a herramientas efectivas con las que mitigar la disminución de liquidez originada por la caída de ingresos asociada a la pandemia y a las medidas para contenerla."

Aparte de lo indicado anteriormente, tampoco podemos olvidar el impacto en la industria automovilística española, una de las más dinámicas del mundo: 17 plantas productivas cerradas y más de 60.000 empleos suspendidos durante el confinamiento. Turismo,hostelería y automóvil, precisamente los sectores más afectados, suponen en conjunto alrededor del 25% del PIB nacional.

Pero no sólo es el Banco de España quien prevé un grave deterioro de nuestra economía. Esta misma semana, la Comisión Europea ha advertido que el impacto económico de la pandemia está siendo más severo de lo esperado, y ha empeorado sus previsiones de crecimiento para la Unión Europea, incluyendo España, para la que proyecta una caída del 10,9% este año (frente al 9,4% estimado en primavera), segundo país europeo más golpeado tras Italia. Para el conjunto de la Unión, el desplome sería del 8,3% (8,7% en la zona euro).

Map Forecast Summer

Fuente: Comisión Europea

Para redondear este cúmulo de negatividades, el mismo día que la Comisión actualizaba sus previsiones, la OCDE estimaba que, pese a los ERTE, el mercado laboral español será también uno de los más castigados por el Covid, con un 19,2% de paro a final de año, que podría llegar al 20,1% en caso de rebrote.

"Además de los despidos, y a pesar de las medidas adoptadas para regularlos, una notable reducción en la actividad de contratación desempeñó un papel clave en el aumento del desempleo. Como en la mayoría de los países de la OCDE, los contratos temporales no se renovaron y la contratación se congeló durante el cierre."

Ocde

Fuente: OCDE

En definitiva, parece que pintan bastos para nuestra economía. No obstante, estamos hablando de previsiones, que en un entorno de incertidumbre como el actual pueden acertar o desviarse de manera estrepitosa. Para contrastar su solidez, debemos preguntarnos: ¿qué nos cuentan los indicadores que vamos conociendo durante estas últimas semanas?

Indicios

Como señalaba también el Banco de España en sus proyecciones macroeconómicas, existe incertidumbre sobre que el retorno a la actividad tras superar lo peor de crisis sanitaria no lleve aparejado, de forma paralela, una restauración completa de la economía a su estado previo a la crisis:

"Estos daños persistentes podrían provenir, por ejemplo, de la posibilidad de que las medidas introducidas para otorgar liquidez a las empresas no logren evitar la insolvencia de una parte de ellas o de que la pérdida de ingresos de estos agentes durante la fase más aguda de la crisis se traduzca en un menor volumen de recursos para afrontar sus inversiones. estas eventualidades darían pie a pérdidas de empleo, conducentes probablemente a la aparición de un componente significativo de paro de larga duración, con la consiguiente pérdida de empleabilidad de algunos trabajadores."

Ayer mismo, el ministro Escrivá compartía unos datos relevantes en su cuenta de Twitter: desde los máximos habidos en mayo han regresado al trabajo el 60% de trabajadores en ERTE. Con mucha prudencia, el ministro añadía que la traslación de esos datos como foto realista de la recuperación económica no es "totalmente directa".

Erte

Dicha reactivación, puntualizaba el ministro, tiene además un carácter marcadamente sectorial. Hay actividades económicas donde se supera el 75% (construcción especializada, actividades sanitarias, venta y reparación vehículos) y otras que no llegan al 20% (servicios alojamiento, trasporte aéreo, agencias de viaje), algunas de ellas con un peso significativo en el total de ERTES:

Erte2

Aunque los datos anteriores se presentan con un sano (y necesario) cariz optimista, no deja de resultar inquietante que abordemos el verano con estos números. El primer semestre de 2020 nos ha dejado en una situación de vulnerabilidad extraordinaria. Es duro expresarlo, pero aún no tenemos indicios claros de que las empresas que han conseguido retomar la actividad puedan hacerlo con una entidad suficiente que garantice su supervivencia o un nivel de empleo similar al anterior de la pandemia. No podemos tampoco descartar que cuando el Estado deje de pagar las cotizaciones en septiembre u octubre, muchos de los ERTE actuales se vayan a transformar en ERE. Siguiendo a Pedro Lalanda, un optimista confeso, resulta muy difícil la supervivencia mayoritaria de un tejido empresarial compuesto en un 99,9% por PYMES (hasta 250 empleados), que en su mayoría son micro (hasta 10). A finales de marzo, el 40% de las empresas españolas estaba en pérdidas y la rentabilidad del conjunto del tejido productivo privado se había hundido a la mitad en apenas dos semanas de confinamiento. Y ello sin contar con los autónomos, sumidos también en una crisis sin precedentes.

Para sobrevivir, empresas y Administraciones Públicas se han sostenido en estos meses a base de endeudamiento, con las implicaciones que ello tiene para el futuro. En el ámbito público, se descartan por ahora rebajas de rating en la deuda soberana española, lo que al menos nos permitirá un "cómodo acceso" al mercado el resto del año.

Deuda

Fuente: diario Expansión

A su vez, y según indicaba recientemente BBVA Research, el repunte de la incertidumbre, materializado en un empeoramiento de las expectativas de los hogares sobre la situación económica, impulsará la tasa de ahorro a registros de comienzos de la década de los 90. Una tendencia que ya empezamos a advertir con los datos reales, como apunta el siguiente gráfico de Combarro, compañero de reflexiones económicas en Thinknomics. Y sin consumo, no hay repunte económico que valga.

Ahorro

En este sentido, Combarro está efectuando en su timeline un seguimiento gráfico minucioso de las constantes vitales de nuestra economía (actividad empresarial, transporte, comercio, cuentas públicas, etc.), que nos recomiendan ser extremandamente prudentes a la hora de lanzar campanas al vuelo. Especialmente preocupantes son los datos relativos a nuestras cuentas públicas que, al cierre de abril, muestran una notable caída en la recaudación impositiva y una importante subida de gastos. El déficit público en abril 2019 fue del -0.54% PIB; en abril de 2020 alcanzó un -2.15% del PIB. Y aún nos quedaban dos meses de confinamiento:

Deficit

Fuente: Combarro

Los gráficos sobre ingresos y gastos públicos no requieren más explicación:

Ingresos Gastos

Fuente: Combarro

Y no digamos la evolución de los ingresos tributarios:

Ingresos Tributarios

Fuente: Combarro

Este difícil panorama puede complicarse todavía más, como ya expliqué en una de mis anteriores entradas, si no conseguimos sincronizar la curva sanitaria con la económica, y ello pasa por tener un sistema rodado y efectivo para testar, trazar y proteger. Ya no digo la vacuna, que puede tardar meses. Hay que evitar a toda costa que los rebrotes epidémicos, que estamos viendo despuntar y pueden acrecentarse después del verano, nos conduzcan a otro confinamiento masivo, lo que supondría una catástrofe sin paliativos para nuestra economía.

Uci

El estado del enfermo

Podríamos abundar en el escenario anterior, proporcionando más datos de seguimiento, pero creemos que son lo suficientemente indicativos para afirmar que el símil sugerido con por John Müller no andaba desencaminado: nuestra economía es como un enfermo grave, sostenido en la actualidad por un soporte vital avanzado con tratamiento de antibióticos y opiáceos para el dolor (ERTES, deuda, planes de ayuda, avales, subvenciones...). Su desconexión de la máquina en otoño resulta una icertidumbre: no tenemos todavía garantías sólidas de que el enfermo pueda valerse entonces por sí mismo sin ayudas adicionales, ni de que estemos en condiciones de suministrárselas por nosotros mismos en las cantidades requeridas, dado el deterioro de las cuentas públicas. No creo que afirmar tal cosa sea derrotismo, sino fidelidad a unos hechos que se imponen a los buenos deseos.

El momento de la verdad se acerca inexorablemente; de nosotros dependerá la mejor forma de afrontarla. Y aquí en donde entran, por un lado, Europa y su fondo de recuperación, y por otro, nuestra voluntad de ser proactivos en las imprescindibles reformas que necesitará nuestro sistema económico. Pero eso es otra historia, sobre la que escribiremos más adelante.

Hasta entonces, permanezcan atentos, infórmense bien y mantengan el sentido crítico afilado. Never surrender, queridos lectores.

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