Una medida poco conocida del paquete de estímulo de la administración Trump para fomentar la economía con las cuarentenas relacionadas con la Covid19, fue poner en pausa los préstamos de estudios. Esto era una medida más**. Dejemos que los graduados universitarios no tengan esta carga en un momento en el que pueden haber perdido su trabajo** y no tener facilidades de obtener empleos nuevos.
Esta medida supuso un incremento del coste financiero del Gobierno Federal, pero también un alivio a millones de personas que se han visto libres de estas deudas. Incluso puede que haya tenido que ver con la Gran Renuncia laboral por la cual millones de personas dejaron sus empleos. Pero la gran pausa está a punto de finalizar, y la puesta en marcha puede ser problemática.
Los préstamos de estudio de EEUU
Los estadounidenses deben aproximadamente el PIB de España sólo en préstamos de estudios. Uno de cada seis adultos en EEUU tiene un préstamo de estudios con una media de 30.000-37.000 dólares. Pero hay quién debe mucho más, tal vez 65.000 o 90.000 (por ejemplo alguien que haya obtenido un postgrado poco después de graduarse.
Los préstamos de estudios no se tratan directamente con el gobierno federal, sino con una institución financiera que los gestiona en su lugar. Con lo cual funcionamiento es un poco complejo dado que el gobierno no acaba de tener el detalle de cuánto ha tomado prestado cada persona, y lo bien que está respondiendo a sus préstamos.
Se ha discutido largo y tendido sobre si existe una burbuja o no de préstamos de estudios. Hay opiniones de ambos tipos, pero lo cierto es que los préstamos de estudios se siguen demandando y concediendo.
Sobre los préstamos de estudio se ha dicho que el dinero puede acabar haciendo la vida muy complicada a los que pidieron dinero, especialmente si no han sido capaces de tener unos ingresos que les permitan devolver los préstamos. Pero hoy no estamos hablando de estas personas, sino en general de aquellos que más o menos estaban siendo capaces de devolver sus préstamos.
La gran pausa
Durante la cuarentena se quiso facilitar a los norteamericanos que tienen esta deuda la posibilidad de poner en pausa, o dejar de devolver estos préstamos. Se puso en pausa la devolución. Esta pausa ha tenido seis extensiones, la última la de la administración Biden que la ha extendido hasta el 31 de agosto de 2022.
Esto es una especie de subvención a aquellos que tienen estudios universitarios, dado que ni siquiera están generando intereses. El coste ha sido aproximadamente de 100 millones para el gobierno federal, y se puede considerar que el deudor americano ha recibido alrededor de 5.000 dólares sólo por los intereses que ha dejado de pagar.
Pero es posible que esto finalice. Por un lado ya no quedan apenas medidas restrictivas al respecto de la propagación de la Covid19, por otro lado la economía se ha expandido. Incluso se ha recuperado a tal punto en el que la economía va a requerir subidas de tipos de interés para frenar la inflación.
Pero ¿qué han hecho la mayor parte de los deudores? Pues han empezado a emplear el dinero que dedicaban a pagar sus préstamos universitarios a otras cosas. Tal vez en ahorrar para jubilarse, tal vez para casarse, tal vez para tener unos ahorros, tal vez para financiar los gastos de tener un nuevo hijo, tal vez para darse caprichos o para devolver otros préstamos. Pero también están los que han aprovechado para endeudarse más.
Tengamos en cuenta que los préstamos de estudios pueden ser perdonados tras un periodo de 20-25 años. Por lo que si quedan pocos años, es posible que algunos prestatarios se digan ¿para qué preocuparse?
La vuelta a la normalidad
Pronto se acabará la pausa y tocará volver a devolver los préstamos de estudios. El fin de la pandemia se puede considerar que ha llegado ya, con lo cual no tienen sentido las medidas de alivio financiero. Además, a medida que la Reserva Federal deja de imprimir dinero, comienza a haber interés en dejar de subvencionar a los que de media son los más ricos de su generación.
La vuelta a la normalidad no va a ser suave. Muchas personas se han olvidado de su préstamo de estudios o de características del mismo, a lo que hay que unir el problema mencionado anteriormente de ser gestionados por empresas en nombre del gobierno. No tienen muy claro cuánto van a tener que devolver, que tipo de interés les aplica o el password de su cuenta. Es posible incluso que al haber usado el e-mail de su universidad de la que ya se graduaron, las empresas tengan problemas para ponerse en contacto. Otros puede que hayan cambiado su número de teléfono.
Es decir, es muy probable que haya impagos, intencionados o no, de los préstamos de estudios de EEUU. Estos suman aproximadamente 1.5 billones de dólares en total. Dependiendo de lo ordenada o no que sea esta vuelta a la normalidad, lo preparados o no que estén los deudores y los prestamistas, puede que tengamos o no una sorpresa en el sistema financiero de la economía más grande del mundo.