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EEUU intentó combatir la inflación de forma poco ortodoxa durante la Segunda Guerra Mundial y le salió el tiro por la culata

Estamos viviendo una época de inflación que todavía no sabemos si durará mucho. La ortodoxia dice que para combatirla hay que subir los tipos de interés, pero eso puede lastrar el crecimiento. Por eso siempre hay gente que propone ideas un poco diferentes para controlar los precios.

La historia nos enseña mucho de lo que pasa cuando se hacen cosas diferentes y un ejemplo de ello es lo que hizo EEUU durante la Segunda Guerra Mundial para intentar contener la inflación. El resultado no fue muy satisfactorio, la verdad.

El contexto histórico

EEUU, a partir de 1941, entró en la Segunda Guerra Mundial. Y se sumergió como nunca antes lo había hecho en una Guerra. La producción industrial se volcó en el esfuerzo militar y el gasto público también. El déficit público pasó del 3% del PIB en 1939 al 23% en 1943, el récord absoluto de toda la serie histórica.

El cócktel era ideal para inflación: gasto público desbocado y producción centrada en un sector y dejando de lado la demanda interna de otros productos y servicios. La experiencia, además, decía que habría inflación: en la primera Guerra Mundial los precios subieron entre 1917 y 1920 un 80%.

Control de precios y sus consecuencias

Esta vez EEUU no quería dejar que los precios se desbocaran. Como las políticas ortodoxas no iban a funcionar (¡estaban en guerra!) decidieron tomar otras medidas. La fundamental era el control de precios: no iban a dejar que el libre mercado fijara los precios sino que se establecerían precios máximos para bienes escasos (que pronto fueron muchos).

El problema de poner precios máximos es que no crea incentivos para las empresas para solucionar esta escasez: ante una subida de precios los productores tienen una señal muy clara para aumentar su capacidad de producción. Si los precios no pueden subir esta capacidad no aumenta y sigue habiendo escasez.

EEUU se puso a implementar un control de precios exhaustivo, con cartillas de razonamiento y propaganda para que su población viera que cumplir con la regulación era una tarea más del esfuerzo bélico.

El fracaso

El problema del control de precios es que se quiere controlar un bien escaso con regulación y no es algo «natural». Primero, empieza a aparecer un mercado negro donde dar salida a la demanda real vía precios. Esto sucedió en EEUU durante esa época. Y además genera más escasez para los que se atienen al sistema: hubo huelgas en algunas fábricas por la escasez de carne.

Otro efecto es que la calidad de los productos dejó de ser la adecuada. Los productores, ante la imposibilidad de subir los precios, redujeron la calidad de los productos para así llevar a sus márgenes la superior demanda a la oferta. A unos precios fijos es otra de las vías de escape que ofrece el mercado.

La salida

Una vez la Segunda Guerra Mundial acabó quitar los controles de precios es complicados, pues la inflación podría volver con fuerza. Aunque hubo voces que pedían retirar estos controles de forma gradual, la población estaba muy quemada después de años de sacrificios. Y además los productores, sabiendo que los controles desaparecerían pronto, dejaron de producir esperando la vuelta inminente al libre mercado.

Finalmente en 1946 se quitaron todas los controles, después de unas elecciones al Congreso en el que los demócratas perdieron brutalmente debido a esta cuestión y por primera vez desde 1930 el control lo tuvieron los republicanos. En 1947 hubo una inflación del 20%, la más alta en 80 años. Poco a poco el mercado volvió a ajustar la oferta y la demanda vía la señales de precios y el libre mercado comenzó a funcionar de nuevo.

Sinceramente, lo que hizo EEUU en aquella época fue razonable. Estaba inmerso en una situación muy particular, donde la oferta no podía ajustarse a la demanda porque la capacidad productiva estaba dirigida por el Estado en los esfuerzos bélicos. Tenía pocas opciones. Pero en una situación como la actual cualquier intento de controlar los precios sería contraproducente. Incluso en mercados como el inmobiliario, como estamos viendo.

Más información | NPR (en inglés)