El otoño de 2022 será incierto en lo económico. La inflación ronda el 10%, el desempleo empezó a repuntar en julio y en Europa con una guerra en el patio trasero y la destrucción del gasoducto hace que Alemania no vaya a tener muy claro si va a poder tener el gas y electricidad suficiente para pasar el invierno.
Es posible prepararse para años de vacas flacas. Requiere hacer unos cambios, pero se puede superar. Esta publicación empezó en 2005, poco después de la explosión de la burbuja puntocom, y hemos visto la explosión de la burbuja inmobiliaria, la crisis de deuda soberana de comienzo de los 2010, la crisis de la pandemia, así que sabemos un poco de crisis y de qué se puede hacer para pasar por ellas mucho mejor.
Otoño de 2022, un cúmulo de malas noticias
2022 es un año de crisis energética, probablemente equivalente a la de 1973. La diferencia es que si entonces el problema estaba asociado al petróleo en EEUU y otros países occidentales, esta lo está al gas natural en Europa. Durante los últimos años Europa y especialmente Alemania lleva funcionando con el abundante y barato gas ruso que se transmitía por gasoductos. Tras la invasión de territorios ucranianos por parte de la Federación Rusa en 2022, se establecieron sanciones por parte de los países occidentales que no incluían el gas del que dependía la economía alemana. No obstante Rusia optó por dejar de enviar gas a través del gasoducto Nordstream, el principal conducto que unía directamente la economía alemana con los campos de gas rusos.
Esta semana hemos visto como unas explosiones atribuidas a una maniobra rusa han destruido el gasoducto Nordstream 1 y el 2 (que nunca se llegó a poner en marcha), eliminando cualquier esperanza de que vuelva a haber un flujo de gas abundante entre Rusia y Europa. Estados Unidos se encuentra en recesión, según Allianz se está desmoronando su mercado inmobiliario. Francia y Alemania apenas salvan los muebles de la economía.
A esto debemos añadir que España no ha salido de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus (todavía presenta valores económicos inferiores) y que el incremento de precios junto a los muchos desafíos del mundo, están provocando que este otoño va a ser bastante duro, económicamente hablando. Si se espera que a largo plazo la situación no vaya a ser tan mala como se hubiera pensado hace unos meses, o eso opina el banco de inversión Goldman Sachs. Europa ha encontrado proveedores alternativos de gas, está usando plantas de regasificación de gas natural licuado flotantes y aunque este invierno es muy probable que haya restricciones, a medio y largo plazo la situación debería revertirse.
Como prepararse ante la crisis que viene
Dejando claro en la sección anterior que es muy probable que tengamos una crisis, ¿qué podemos hacer individualmente?
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Alargar la vida de todo lo que tenemos, ya sea ropa, muebles, electrodomésticos, vehículos… Tenemos que reducir el gasto dentro de lo posible. Reparar antes que reemplazar mientras que salga a cuenta.
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Si no queremos hacer recortes, como mínimo es importante que sepamos cuales son nuestros gastos y por dónde empezar a recortar si vienen mal dadas.
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Cuidar nuestra salud. Adelgacemos si nos hace falta, hagamos ejercicio. Dejemos de fumar y reduzcamos el alcohol que consumimos. No por los gastos médicos, sino por lo que dejamos de ganar cuando lo estamos.
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Si tenemos que hacer un cambio en un electrodoméstico o vehículo, fijarnos especialmente en el consumo. No sabemos lo que va a subir el precio de la electricidad, el gas o los carburantes en los próximos meses y cuánto durará esta subida. La eficiencia energética tiene que ser nuestro principal objetivo.
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Intentar incrementar los ingresos o encontrar alternativas a los mismos. Actualizar nuestras habilidades profesionales con las que nos ganamos la vida, la seguridad no está en tener un empleo, sino en poder conseguir otro rápidamente.
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Desendeudarnos dentro de lo posible, y siempre que se puedan pasar nuestras deudas a tipo de interés fijo, típicamente las hipotecas. Ya hemos hablado de cómo se puede mejorar en caso de que volvamos a tipos negativos.
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Tengamos un fondo de emergencia. Ya conocemos la ley de Murphy: la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla, si algo puede salir mal saldrá mal. Estemos preparados para ello. Con las subidas de tipos de interés los bancos vuelven a remunerar cuentas corrientes, todavía por debajo de la inflación, eso sí.
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Si nos mudamos, tengamos más en cuenta la conexión mediante transporte público, o mejor todavía andando si se puede. También la energía que va a consumir esa vivienda para tenerla a una temperatura aceptable en los meses más extremos del año.
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Si estamos eligiendo entre varios trabajos, ¿cuál es más seguro? ¿Cuál nos puede permitir mejor sobrevivir en una crisis energética?
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Respecto a nuestras inversiones, no olvidemos que la volatilidad va a ser mayor y nos va a añadir estrés, por lo que puede que nos interesen inversiones menos rentables pero más seguras. No obstante, en parte a esto estamos llegando tarde.
Pregunta a los lectores ¿qué más recomiendan para prepararse para esta crisis energética?