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Consejos poco habituales para ahorrar mejor

A estas alturas, parece que poco queda por decir sobre ahorro, pero lo cierto es que siempre hay cosas por aprender. Por eso, me gustaría comentar algunos consejos inusuales para ahorrar, que no se suelen repetir a menudo o que mucha gente no conoce, ni utiliza.

Si tenemos la mentalidad adecuada, nos pueden ayudar en ciertas situaciones. Eso sí, es muy importante tener en cuenta lo siguiente.

Vamos a ver tácticas que, solas, no marcan una diferencia espectacular, pero juntas, pueden llegar a notarse. Ese es el poder de las pequeñas cosas.

Eso ocurrirá, especialmente, si seguimos los consejos básicos para ahorrar y los consejos psicológicos que también vimos.

Ellos deben constituir el plato principal y los cimientos de nuestra estrategia de ahorro. Lo que veremos aquí puede ser el aderezo, el complemento según nuestra situación particular.

Comencemos con un aspecto psicológico no muy conocido, ni utilizado.

Usar los desafíos de ahorro y la "gamificación"

Las personas respondemos mejor a la hora de desarrollar actitudes cuando las planteamos como un reto y no como un problema. El lenguaje que usamos es psicológicamente poderoso.

Del mismo modo, la "gamificación" es un concepto aplicado con éxito para mejorar la productividad y la actitud en contextos de trabajo. Se ha utilizado este enfoque de convertir algo en un juego en ámbitos tan diversos como el reciclaje, la conducción, el ahorro de energía y el ejercicio físico, además del ahorro o incluso las relaciones.

Aunque la "gamificación" (diseñar un juego alrededor del ahorro, con logros y recompensas) puede ser más complejo de aplicar, introducir los desafíos es muy sencillo. Podemos usarlos para apretarnos el cinturón y, además, tener una sensación de logro.

Hablo de retos tales como:

  • Ser vegetariano durante una semana, ahorrando en carne.
  • No hacer una compra online durante 15 días.
  • El mes de la frugalidad, no gastando en nada que no sea absolutamente necesario para comer, beber o no morirnos de frío.
  • El desafío de andar más pasos, dejando coche y transporte público.
  • El desafío del ahorro creciente, donde ahorras 1 euro la primera semana, 2 la segunda y, así, hasta 52 euros la última semana de ese año. Parece una tontería, pero suman 1378 euros anuales, de nuevo el poder de las pequeñas cosas.
  • El reto del abaratamiento. Es decir, pararnos y pensar en cómo podríamos hacer más barata la actividad que deseamos, desde encontrar una alternativa más económica al producto que necesitamos, hasta caminar un poco más hasta ese local con el café y la tostada más barata.

Los retos son la manera más sencilla de introducir una "gamificación" mínima y fácil al alcance de todos. Y, como vemos, pueden ser de todo tipo imaginable.

Aprovecha el poder de las bibliotecas y el ocio gratis

Las bibliotecas son fuente de ahorro en ocio

El ocio es fundamental. Contrariamente a lo que algunos gurús proclaman sobre ahorrar Netflix o la cerveza:

  • Eso no funciona para revertir una situación monetaria apretada.
  • Perpetúa un discurso erróneo y nocivo, sin base económica.
  • No entiende que el ocio y descanso es lo que nos recarga y la línea que nos separa de perder la cordura, especialmente en un contexto en el que la mayoría trabaja cada vez más por cada vez menos.

Pero sí podemos ahorrar mucho en ocio y una de las grandes olvidadas en este sentido son las bibliotecas públicas. El rendimiento que me ha dado mi carné es infinito y, aunque no las visito tanto como cuando era más joven, las recomiendo encarecidamente.

No estoy hablando solo de libros, la mayoría tienen también películas, cómics o servicio de Internet, juegos de mesa e incluso actividades culturales.

Y que si no está la cosa para pagar las cuatro mil plataformas de streaming que debe haber ya, un viejo DVD de saldo y una biblioteca, nos pueden dar muchas noches de cine gratis.

Y hablando de no gastar, pero tampoco renunciar a estas cosas necesarias: busca actividades de ocio gratis en tu ciudad. Hay muchas más de las que parece.

De nuevo, existen aplicaciones de móvil y páginas web que recopilan esa clase de actividades o, al menos, clasifican los eventos por precio y suelen tener un apartado gratuito.

Además, también podemos abaratar actividades habituales, dando una vuelta de tuerca. En lugar de comer en un restaurante, por ejemplo, quizá podemos hacerlo en la playa o en un parque, improvisando un picnic.

Y ya puestos, deja el dinero en casa cuando salgas. Así es imposible tomarse esa cerveza en el bar o comprar ese capricho en el supermercado.

Ahorra comprando con tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito pueden servir para ahorrar en ciertas circunstancias

Sí, ya sé que, precisamente yo, aconsejo no usar la tarjeta de crédito y sacar en efectivo lo que vayamos a gastar. Lo sigo manteniendo, pero los matices cuentan.

Comprar con tarjeta puede funcionar para ahorrar bajo dos circunstancias que debemos cumplir:

  • La primera es obvia, usar una tarjeta (o tarjetas) que nos devuelva dinero de las compras realizadas con ella, o aporte algún descuento. Si no tenemos de este tipo, podemos mirar alguna que no lleve comisiones y gastos.
  • La segunda clave es que solo realizamos compras que ya teníamos previstas y presupuestadas.

Si tenemos programado algo como gasto necesario, usamos la tarjeta para eso solo y luego la guardamos bien.

Con esa disciplina, no caeremos en la trampa psicológica del dinero de plástico y ahorraremos.

Compara en supermercados, marcas y tiendas como un profesional

En estos tiempos de inflación, especialmente en productos básicos como energía o alimentos, esto es más importante que nunca.

Si esos establecimientos están aprovechando para repercutirnos los costes que suben y, de paso, algo más de regalo, nuestra manera de contraatacar es esta y votar con el bolsillo por los supermercados que nos esquilman menos.

Sin embargo, recoger y cotejar folletos es demasiado trabajo. Para comparar como profesionales, podemos apoyarnos en aplicaciones de móvil y webs.

Soysuper u Ofertia son opciones de este tipo. No tenemos nada que ver con ellas, ni gano nada nombrando unas u otras, simplemente, me parecen útiles.

Con ellas comprobaremos que, en más de una ocasión, la subida de costes de un producto no se ha repercutido igual en según qué supermercado, o bien que podemos encontrar productos sustitutivos, de similar calidad, por menos precio.

Usar apps y extensiones de navegador de ahorro y cupones

Cupones online, una fuente de ahorro que no se utiliza tanto como se debería

La misma estrategia que aplicamos para el supermercado la podemos emplear para compras online. Sin duda, en la red se suelen encontrar muchas cosas algo más baratas y podemos exprimir aún más los márgenes con extensiones de navegador y aplicaciones móviles que ofrecen cupones, ahorro y ofertas.

Una de las más famosas y efectivas es Honey, disponible para Android, iOS o navegadores como Chrome.

Así, cuando visitamos una tienda y tenemos intención de comprar, Honey muestra, automáticamente, si hay cupones descuento u ofertas que ahorren unos euros.

En una línea similar, también existen las aplicaciones de cashback, como Gelt. Con ellas vas acumulando un poco dinero por ciertas compras concretas y te van devolviendo dicho dinero tras un periodo de tiempo.

No soy fan, pero hay quienes las exprimen hasta los céntimos.

Ahora, no seamos inocentes. Todas estas apps están hechas porque incentivan a comprar más, no menos.

Por eso, como en el caso de las tarjetas, la clave para ahorrar es la disciplina y ceñirse al presupuesto. Las usamos por si acaso, cuando vamos a comprar algo necesario, no como compañeras cuando navegamos deprimidos y sin rumbo por la red.

Ahorrando con ayuda del hielo

Este es un consejo de ahorro en alimentos más o menos habitual, pero lo vamos a llevar un paso más allá, usando más congelado que nunca.

Esto significa 2 cosas:

  • Comprar congelado todo el género que podamos.
  • Cocinar el doble de lo habitual y congelar.

En el primer caso, desde carne, hasta hortalizas, es posible encontrarlas en variantes congeladas que no han perdido ninguna propiedad, pero suelen ser más baratas que las frescas. Además, con eso ahorramos también evitando algo típico de lo fresco, que lo acabamos tirando porque se ha echado a perder.

En cuanto a cocinar el doble y congelar, la lógica es que no hay nada más caro en el supermercado que ser soltero.

Mejor comprar en formato grande, de modo que, si cocinamos el doble y vamos congelando, conseguiremos raspar un poco más en la partida alimentaria de nuestro presupuesto.

El agua como fuente de ahorro

El agua puede ser fuente inusual de ahorro

Otro de los consejos poco habituales de ahorro que pueden sumar es usar el poder del agua. ¿A qué me refiero? Varias cosas.

Para empezar, podemos gastar bastante menos, sin renunciar a nada. Esto significa:

  • Acortar las duchas que, en la mayoría de las casas, suele estar en el podio de gasto de agua.
  • Establecer una disciplina férrea de grifo cerrado. Tanto en esa ducha, durante el momento de enjabonado y limpieza, como durante el lavado de dientes, platos o incluso de manos, cerrando mientras no estemos bajo la corriente.
  • Usando una cisterna de doble descarga y pulsando el botón de descarga mínima. Y si no la tenemos, poner un ladrillo o peso dentro de la cisterna, eso hará que gastemos menos cada vez que la usemos.

Y el poder del agua para el ahorro también pasa por el consejo de ahorro más estrambótico e inusual: beber más.

Eso elimina buena parte del apetito y evita esos donuts de mediodía o ese café o refresco.

Otra alternativa es invertir en un termo y llevar el café y el té contigo. Eso, y que a veces el hambre es sed. Así que, si tenemos ganas de algo en la máquina de vending del trabajo, bebamos primero un buen vaso y esperemos cinco minutos.

El bolsillo y la salud lo agradecerán.

Como vemos, hay más formas de ahorrar de las que solemos pensar, y algunas suelen ser bastante inusuales y poco usadas, como los retos o las bibliotecas.

Y no, no nos van a hacer ricos ni solucionar problemas estructurales, pero pueden redondear nuestra estrategia general y ser una buena guinda del pastel, especialmente, cuando aplicamos varias.

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