Modelo de riesgo en plataformas de pago

En los negocios digitales, gestionar riesgos es el pan de cada día: desde los que afectan a la reputación hasta los que impactan en operaciones y finanzas. En el ámbito de los pagos, la exposición se concentra en tres frentes clave: crédito, fraude y usurpación de cuentas, y aunque eliminarlos por completo es imposible, sí podemos reducirlos con procesos, tecnología y criterio.

Las plataformas que facilitan cobros a terceros conviven con una estructura de riesgo peculiar: conviven la propia plataforma, los comercios o proveedores que procesan los pagos y los titulares de tarjeta que pagan. Esa “triple capa” crea interdependencias y riesgos cruzados que hay que atajar con estrategias de onboarding, monitorización continua y mitigación, apoyadas por estándares de seguridad, cumplimiento normativo y herramientas de terceros.

Panorama de riesgos en pagos digitales

Antes de entrar al detalle táctico, conviene delimitar los conceptos. El riesgo de crédito aparece cuando hay que cubrir reembolsos o contracargos y la caja del vendedor no alcanza; el de fraude surge si se procesan cargos no autorizados (tarjetas robadas, pruebas de BINs, etc.); y la usurpación de cuentas (account takeover) llega cuando un estafador toma control de la cuenta de un vendedor legítimo.

Ejemplo clásico: una plataforma de eventos liquida a organizadores antes de la fecha del show y este se cancela. Si el organizador no puede devolver el dinero, la plataforma asume la pérdida. Este caso muestra por qué el calendario de transferencias y la evaluación del riesgo inicial importan tanto.

Además del vector económico, está el técnico: las técnicas de fraude evolucionan a la par de la adopción del eCommerce, los pagos sin contacto y las billeteras digitales. De ahí que la seguridad sea condición necesaria para crecer y cumplir con reguladores y clientes.

Estrategias de gestión del riesgo de crédito

El objetivo es anticipar saldos negativos y concentraciones de exposición por vendedores o verticales. Las medidas se ordenan en tres ejes: onboarding, monitorización y mitigación.

Onboarding

  • Evaluación de admisión: recopila información del negocio (producto/servicio, política de devoluciones, previsión de volumen, historial en plataformas similares) y, para vendedores grandes, aplica revisiones manuales con estados financieros y consultas de crédito a propietarios y directivos.

  • Controles temporales: fija límites iniciales de volumen diario/mensual y, si se sobrepasan, pausa transferencias para revisar actividad hasta que entiendas el patrón de operación de la cuenta.

  • Reservas: exige garantías (p. ej., mediante reservas de fondos) a cuentas con perfil de riesgo elevado y libera progresivamente esa reserva cuando acrediten buen historial.

Monitorización

  • Alertas dinámicas: vigila disputas, saldos en negativo, reclamaciones y cambios de volumen. Toda tasa de disputa superior al 0,75% es una señal de alarma que exige acción inmediata.

  • Revisiones periódicas: además de las alertas día a día, programa revisiones profundas para ver tendencias de contracargos, reembolsos, concentración por cliente/país y tickets medios.

  • Educación proactiva: comparte guías y recursos ante contingencias (crisis sanitarias, desastres naturales) para ayudar a los vendedores a gestionar devoluciones y atender a sus clientes.

Mitigación

  • Retrasar transferencias: adapta la frecuencia de liquidación a la categoría de riesgo. Para bienes/servicios diferidos, retén fondos hasta la entrega para reducir devoluciones y contracargos.

  • Gestión de saldos negativos: implanta adeudos automáticos o planes de recuperación según jurisdicción para regularizar cuentas con números rojos y evitar que el riesgo recaiga en la plataforma.

  • Límites de concentración: define umbrales de exposición por país, vertical o vendedor (p. ej., un solo vendedor no puede superar cierto % del riesgo total) y endurece políticas si se rebasan.

  • Captura cerca de la entrega: aproxima pago y suministro; autoriza primero y captura cuando el servicio/producto se haya prestado.

Estrategias de gestión del riesgo de fraude

Un pago fraudulento es aquel que el titular de la tarjeta no autoriza. Pueden ser compras con tarjetas robadas o ataques de “prueba de tarjetas” para validar numeraciones. La plataforma debe cubrirse del fraude de compradores y del de vendedores fraudulentos, con medidas por fases.

Onboarding

  • Identidad y legitimidad: verifica el negocio: presencia en redes, licencias, web funcional (ojo con copias de texto, plantillas toscas), dirección física e inventario u hojas de servicios.

  • Detecta duplicados: comprueba datos (IBAN, fiscalidad, nombre/fecha de nacimiento) contra cuentas rechazadas, patrones de IPs o dominios iguales y relaciones entre cuentas.

  • Reservas por riesgo: igual que en crédito, retén una garantía a cuentas con mayor probabilidad de fraude y suéltala por tramos.

Monitorización

  • Define la normalidad: perfila el comportamiento típico de cada vendedor (volumen mensual, ratio de disputas, ticket medio) para detectar anomalías por desviación.

  • Alertas personalizadas: crea reglas ad hoc basadas en patrones observados en casos confirmados de fraude para adelantarte a nuevas tentativas.

  • Pruebas adicionales: ante señales sospechosas, solicita facturas, fotos de inventario o números de seguimiento y pausa pagos si es preciso.

Mitigación

  • Liquidación condicionada: ajusta calendarios de pago a riesgo y retrasa transferencias hasta verificar estabilidad en tasas de contracargos.

  • Prueba de tarjetas: picos inusuales de pagos rechazados (códigos 402) delatan testeo de tarjetas. Introduce barreras como CAPTCHA o límites por IP/dispositivo.

Usurpación de cuentas (Account Takeover)

Aun con vendedores legítimos, un atacante puede secuestrar la cuenta y desviar fondos. La mejor defensa combina verificación sólida y vigilancia de señales comportamentales.

  • Verificación de identidad y seguridad: políticas de contraseñas robustas, autenticación en dos pasos y controles de acceso bien diseñados.

  • Señales de alerta: picos de volumen, aumentos del ticket medio, inicios desde IPs remotas o dispositivos “nuevos”. Suspende transferencias si detectas anomalías.

Seguridad, cumplimiento y controles técnicos

La seguridad en pagos se apoya en estándares. A finales de los 90, Visa lanzó CISP y poco después el resto de redes crearon sus programas. Para unificar criterios nació PCI DSS, el estándar global que define controles para quienes procesan, transmiten o almacenan datos de tarjeta.

PCI DSS clasifica el cumplimiento por niveles; el Nivel 1 exige auditoría de un evaluador externo y el Nivel 4 permite autoevaluación, según volumen y exposición. Integrarse con pasarelas que encapsulen datos ayuda a reducir superficie de ataque, pero no exime de buenas prácticas.

Cifrado: protege datos en tránsito con SSL/TLS y configura algoritmos fuertes. La criptografía asimétrica añade capas separando clave pública y privada. Actualizar sistemas y rotar claves es indispensable.

Tokenización: sustituye PAN por tokens aleatorios. Los pagos se autorizan con claves internas, evitando que datos sensibles viajen o se almacenen sin necesidad, incluso en ecosistemas con múltiples actores.

Autenticación: desde factores adicionales hasta análisis de riesgo transaccional. 3D Secure (3DS) analiza IP, historial e importe; si detecta riesgo, pide un paso extra (OTP por SMS/email, por ejemplo).

SSL/TLS y “candadito”: el prefijo HTTPS indica canal cifrado, aunque ojo: los sitios maliciosos también pueden obtener certificados, así que el candado no es cheque en blanco.

AVS y CVV: la verificación de dirección y el código de seguridad añaden fricción útil. Funcionan mejor combinados (AVS puede fallar por direcciones desactualizadas, y CVV es vulnerable si se filtra), por lo que conviene integrarlos en un enfoque multicapa.


Seguridad en pagos y cumplimiento

Métodos de pago y buenas prácticas del lado del usuario

En tarjeta, la tienda solicita nombre, número, caducidad y, a menudo, CVV. Si hay pasarela bancaria, el flujo se completa en un entorno seguro ajeno a la tienda, que no ve los datos; si no, recae en la tienda la custodia y los riesgos. (ver pago en efectivo o con tarjeta)

En webs fraudulentas, los datos de la tarjeta acaban en manos de delincuentes para compras no autorizadas o ingeniería social. Una medida sencilla: usa una tarjeta “para online” con saldo limitado para minimizar el impacto de incidentes.

Los intermediarios (PayPal, Amazon Pay, Google Pay, Apple Pay) actúan como capa de privacidad y resolución de disputas: la tienda no ve la tarjeta, y el proveedor ayuda si hay fraude. Eso sí, cuidado con phishing que suplanta estas marcas.

Con móviles NFC, Google Pay/Apple Pay permiten pagos sin contacto y en apps. La seguridad se basa en tokenización y autenticación del dispositivo, pero no conviene “fiarlo todo”: revisa qué compras haces, los permisos de las apps y los importes.

Bizum, integrado en la banca móvil, agiliza envíos entre particulares y comercios. Requiere app oficial del banco, clave de 4 dígitos y doble verificación. Muchos fraudes llegan por SMS que piden aceptar cobros: verifica siempre al destinatario antes de confirmar.

En España, OSI/INCIBE ofrecen recursos y una línea 017 para dudas de ciberseguridad. Formarte y saber identificar fraudes recurrentes (como BEC o phishing) evita un buen número de disgustos.

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Plataformas financieras online, PSD2 y open banking

La digitalización, acelerada por la pandemia, ha impulsado las fintech y el open banking. La normativa PSD2 habilita agregación de cuentas y pagos iniciados por terceros, abriendo el abanico de plataformas.

Tipos comunes: banca electrónica, monederos, PFM (finanzas personales), cripto, trading, etc. Los monederos electrónicos facilitan pagos pequeños y frecuentes y suelen ser gratuitos entre monederos, cobrando en retiradas a cuentas bancarias.

PayPal es el ejemplo clásico de monedero extendido y alternativa a la tarjeta. En su esquema, quien recibe el dinero suele asumir la comisión, lo que simplifica la experiencia del comprador.

En cripto, blockchain asegura transacciones y controla emisión. Ventajas: menor coste por desintermediación y liquidación casi inmediata. A diferencia de PayPal, una transacción en bitcoin es P2P sobre una red pública y distribuida, y la reciente oleada de licencias MiCA marca cambios regulatorios relevantes.

El trading online, cada vez más accesible, exige bróker y comisiones asociadas. La facilidad de uso no elimina el riesgo: con apalancamiento puedes ganar mucho o perderlo con la misma rapidez.

Riesgos en estas plataformas: falta de formación financiera, seguridad (la cripto resiste hoy, aunque la computación cuántica es un reto a futuro), volatilidad, posibles adicciones, comisiones poco transparentes, regulación (verifica brókeres bajo MiFID) y protección de datos.

Algunas soluciones ofrecen recorridos guiados o tours interactivos para entender funciones y riesgos. Úsalos, pero no delegues el juicio crítico: tu mejor defensa es entender el producto.

Coste del fraude y cómo montar un sistema de pago seguro

El fraude en eCommerce sale caro: en Reino Unido se robaron cientos de millones de GBP en el primer semestre de 2022 entre estafas autorizadas y no autorizadas, y en 2020 el fraude en comercio electrónico supuso el 66% del total de fraude en tarjetas con cientos de millones de libras. Además, el BEC (compromiso de correo de negocios) domina los intentos de fraude de pago y más de la mitad de departamentos de AP reportan ataques por email.

En ciberseguridad, el Gobierno británico señala que el 39% de empresas detectó ataques; de ellos, el 89% fue phishing y el 21% obedeció a DDoS, malware o ransomware. También pesa el coste de brechas: IBM/Ponemon estima millones por incidente en el Reino Unido.

Cuatro medidas clave al configurar pagos online

  • Entender lo sospechoso: múltiples pedidos desde una misma IP con tarjetas distintas, tickets inusuales con envío urgente… usa varios puntos de datos para diferenciar transacciones “buenas” y “malas”.

  • Activar AVS CVV2: la verificación de dirección y del código de seguridad, juntas, elevan la barrera al defraudador.

  • PCI DSS en regla: con un socio experto que gestione escaneos, formación y soporte, reducirás la probabilidad e impacto de brechas.

  • Escoger bien el procesador: un proveedor que prioriza la seguridad y conoce tu modelo te ayudará a equilibrar fricción y conversión.

Estrategias, proveedores y herramientas para operar con menos riesgo

Muchas plataformas delegan el riesgo de pagos en un tercero para aligerar cargas operativas. Soluciones de “gestión de riesgo administrado” cubren supervisión de crédito y fraude, e incluso saldos negativos irrecuperables de comercios conectados, liberando a la plataforma para centrarse en su core.

Quienes optan por gestionar el riesgo internamente necesitan ingeniería, operaciones y capital para absorber pérdidas, como describen los riesgos de operar con plataformas de trading, además de integrar herramientas antifraude, supervisar y reportar KPIs de pérdidas. Jurídico y soporte también son clave: hay que responder a auditorías y a dudas de usuarios por contracargos o retrasos en transferencias.

Entre los kits disponibles, destaca la protección basada en IA y reglas configurables para bloquear cuentas y transacciones de riesgo, flujos de onboarding que recogen documentación y se adaptan a cambios regulatorios, soluciones de verificación de identidad para frenar cuentas falsas, analítica avanzada (p. ej., consultas tipo SQL sobre tus datos) y webhooks para alertas. En pagos a terceros, calendarios flexibles permiten diferir o ralentizar abonos según el perfil del vendedor.

También existen plataformas de orquestación de pagos con detección de fraude en tiempo real y ruteo por el proceso de autenticación más eficaz, manteniendo independencia del adquirente para optimizar autorización y seguridad.

En el frente de minimización de contracargos, hay redes que conectan emisores y comercios (como Ethoca) para notificar intentos de devolución de cargo y permitir reembolsos rápidos antes de que escale el proceso formal, ahorrando tiempo y tasas.

Modelos de riesgo y machine learning aplicados a pagos

Más allá de reglas, los modelos pueden seguir el comportamiento de pagos en el tiempo y anticipar impagos o fraude según cambian condiciones económicas o del cliente. Técnicas como GBDT, SVM o métodos clásicos (logit, discriminante) han mostrado eficacia en escenarios de scoring y detección.

Seleccionar variables importa: algoritmos genéticos ayudan a elegir características relevantes con heurísticas eficientes; su flujo típico itera población, fitness, selección, cruce y mutación hasta converger en subconjuntos con mejor poder predictivo.

Hay retos de datos: valores faltantes y, sobre todo, desbalanceo extremo entre “buenos” y “malos”. El submuestreo y sobremuestreo pueden ayudar, aunque no son panacea; su utilidad depende del dataset y deben validarse con rigor.

Los modelos requieren monitorización y recalibración continua para evitar deriva. Cuando cambian patrones (nuevas tácticas de fraude, cambios macro), el rendimiento cae si no se actualizan. Métricas de estabilidad, backtesting y “champion/challenger” son prácticas recomendables.

Finalmente, la IA es una herramienta potentísima, pero debe complementarse con conocimiento del negocio y buen gobierno del riesgo. Combinar datos, experiencia y tecnología es lo que marca la diferencia en la cuenta de resultados.

Si miramos el cuadro completo —amenazas, controles técnicos, procesos de riesgo, estándares y herramientas—, la receta pasa por evaluar bien a quién incorporas, vigilar lo que ocurre, poner freno a tiempo, cumplir normativas y apoyarte en partners solventes. Todo ello, ofreciendo a clientes y vendedores una experiencia fluida, con métodos de pago seguros (tarjeta, monederos, NFC o Bizum) y sin bajar la guardia ante estafas que, por desgracia, no dejan de evolucionar.