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Preparando el euro digital

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El proyecto del euro digital ha tomado impulso. Tras dos años de investigación sobre su diseño y distribución y la aprobación en junio por parte de la Comisión Europea del reglamento, el BCE dio luz verde a la fase de preparación el 18 de octubre. No se ha decido emitirlo aún, pero se avanza en el proyecto que se está presentando actualmente a la sociedad, como en el Open Day organizado por el Banco de España esta semana, con participación de diferentes visiones del ecosistema donde operaría.

El euro se introdujo físicamente en enero de 2002 con billetes y monedas en circulación, que no permiten explotar las ventajas de la digitalización. De ahí la posibilidad de un euro digital como complemento del efectivo. Los euros digitales estarían en una cuenta y los pagos se harían con dispositivos como tarjetas o móviles. Ambos instrumentos, el euro físico y el digital contarían con el respaldo del banco central. El efectivo continuará existiendo por sus numerosas ventajas —como la privacidad— y su elevado uso en significativos grupos de población.

Las autoridades europeas han señalado las ventajas en eficiencia, seguridad e inclusión financiera. También para contrarrestar a las monedas digitales privadas que, en demasiados casos, han generado muchos problemas. Las iniciativas de otros países, como China, con su yuan digital, también presionan a la Reserva Federal estadounidense y al BCE. En China trasciende lo económico, en una sociedad no democrática. Y se potencia el uso del yuan en los mercados internacionales como divisa. El caso del dólar y el euro —ya de gran presencia global— es distinto. En esas economías la privacidad es muy importante y ya existe una pléyade de soluciones digitales privadas para los pagos. Puede haber poco apetito por un nuevo instrumento, aunque venga respaldado por el banco central. Fabio Panetta, recién nombrado gobernador del Banco de Italia, había llevado hasta ahora la voz cantante del BCE en esta materia, señalando que “en general, la confidencialidad y la privacidad son diferentes del anonimato” y “los ciudadanos aún podrán usar efectivo, lo que garantiza el anonimato”. Esto podría ocurrir si se posibilitan pagos fuera de línea (offline) para pequeños importes, en los que no queden registrados los datos del pagador y el beneficiario.

Si se lleva a la práctica el euro digital, debería ser gradualmente (por ejemplo, comenzando por el lado mayorista primero), para poder comprobar su funcionamiento e ir ampliando capacidades en el futuro. Son cautelas necesarias por las implicaciones para el sector bancario, en particular, en materia de depósitos —trascendentales para el crédito y la estabilidad financiera—, por lo que los límites de tenencias de euro digital deben ser suficientemente bajos. Asimismo, en un sistema con soluciones privadas digitales eficientes (como Bizum en España), se debería garantizar su interoperabilidad con el euro digital. En suma, muchos interrogantes todavía, que conviene despejar por la trascendencia del proyecto.

Este artículo se publicó originalmente en el diario La Vanguardia.

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CBDC: China se anticipa con el e-yuan

Tras meses de preparativos, el e-yuan se ha estrenado a nivel internacional en los juegos olímpicos de invierno de Pekín con unos números muy discretos, debido a la escasa cantidad de público en unas pruebas que se celebraron sin venta de entradas por la amenaza del covid-19. Fuentes del propio banco central chino (PBoC) cuantifican el volumen de operaciones diario en la nueva divisa digital en unos dos millones de yuanes diarios, unos 280.000 euros, durante los juegos. Esas cifras palidecen ante las ofrecidas por los mismos responsables a mediados de enero, cuando informaron que una quinta parte de la población —unos 260 millones de personas, casi el doble que en octubre— habían activado sus monederos electrónicos y realizado operaciones por más de 12.000 millones de euros.

El estreno internacional de esta nueva CBDC (Central Bank Digital Coin) había concitado, previamente, cierta expectación. La china no es la primera moneda digital en lanzarse —8 países caribeños y Nigeria tienen ya sus propias divisas operativas y otros 13 países se encuentran ahora mismo en fase de pruebas— pero la dimensión económica y geopolítica del país asiático explican la atención que recibió el lanzamiento “olímpico”. Más allá de este hito inicial, existen muchas razones para seguir de cerca la evolución de la nueva e-divisa.

Los test iniciales han ido destinados a poner a prueba su funcionamiento como moneda al por menor o medio de pago para particulares y comercios. En ellos se han empleado tanto soft (apps) como hard wallets (tarjetas y pulseras) y se han desplegado los distintos niveles de uso en cuanto a capacidad operativa y saldo de los monederos electrónicos, en función de la información personal proporcionada por el usuario. Una de las primeras intenciones del PBoC es “estimular la libre competencia, eficiencia y seguridad de los servicios de pago al por menor”, hasta ahora prácticamente monopolizados por los servicios de gigantes tecnológicos, como Ant Group (Alipay) y Tencent (WeChat Pay). Se presume que los siguientes pasos pueden incluir su uso para el pago parcial de las nóminas de los funcionarios, los programas de compras públicas, transferencias a hogares con bajos ingresos (otra de las metas explícitamente mencionadas por las autoridades chinas es que el e-eyuan contribuya a una mayor inclusión financiera) y subvenciones a empresas o, incluso, progresivamente, para el pago de tasas e impuestos. 

Lo cierto es que su uso principal como sustituto del M0 puede tener implicaciones para el sector bancario; por un lado, hay quien teme que la divisa digital podría conducir a una desintermediación financiera, o que, en momentos de crisis, podría incluso acelerar o incentivar retiradas masivas de fondos bancarios. Una visión alternativa señala, por el contrario, que la estructura en dos niveles elegida por el PBoC para la emisión y distribución del e-yuan, en la que seis bancos de titularidad estatal y dos entidades digitales proporcionarán la infraestructura y los servicios necesarios para su uso al por menor, les dará acceso a estos a una mayor participación en el mercado de pagos. Es por tanto interesante ver los resultados que ofrecen, en primer lugar, el diseño de la divisa electrónica, con sus niveles de operativa y saldo para distintos usuarios y el hecho de que no devenga intereses, y en segundo, las medidas prudenciales puestas en marcha por el banco central para la monitorización, análisis y prevención de esos riesgos. 

El e-yuan también tiene connotaciones para la privacidad y la seguridad. Nadie duda que su uso está generando una gran cantidad de información financiera que queda a disposición de las autoridades chinas, pero no de entidades externas. Y es que otro objetivo de las autoridades chinas es el despliegue de una alternativa centralizada al creciente mercado de criptodivisas —cuyo minado y uso fueron prohibidos el pasado año— empleadas para eludir el control de capitales. A diferencia de las criptomonedas como el Bitcoin, la nueva divisa no se basa en una tecnología descentralizada como el blockchain. A pesar de que el propio PBoC afirma que la moneda sigue el principio de “anonymity for small value and traceable for high value”, este es un aspecto que causa preocupación. Una muestra de ello es que han surgido voces que reclaman a Estados Unidos que no ponga en marcha su propia CBDC precisamente para evitar “experimentos peligrosos para la privacidad”. 

Finalmente, la puesta en marcha del e-yuan tiene una vertiente internacional. El último objetivo declarado del PBoC es “explorar la mejora de los pagos transfronterizos”, y aunque en la actualidad prioriza su uso a nivel nacional, China ha proclamado su intención de considerar su participación en programas piloto y de llegar a acuerdos con otros bancos centrales y autoridades monetarias. Y si hace un año formó una joint-venture con SWIFT, la red internacional de comunicaciones financieras, para sondear el uso de la moneda digital en pagos transfronterizos, este febrero se ha conocido que China estudiará el establecimiento de estándares de infraestructura para la moneda digital como parte de su plan quinquenal de normalización financiera 2021-2025. 

En último término subyace la inquietud de que un creciente protagonismo chino amenace la posición del dólar como moneda de referencia en el entorno internacional. Sin embargo, la amenaza es, a día de hoy, borrosa. Las restricciones al libre movimiento de capitales y las opacidades legales chinas restan verosimilitud a la hipótesis de que el e-yuan compita con el dólar como moneda de referencia, al igual que el hecho de que casi el 90% del comercio internacional del gigante asiático se gestiona en dólares. En Europa, la atención se ha enfocado en las repercusiones que puede tener la anticipación china sobre el papel internacional del euro.

Una segunda consideración en este terreno, de especial relevancia estos días con la crisis de Ucrania, es la posibilidad técnica que ofrece el e-yuan de ofrecer vías alternativas para esquivar las sanciones económicas estadounidenses, mermando el papel que Estados Unidos confiere a su divisa como herramienta de política exterior. De momento, esa capacidad está por demostrar y, además, parece dudoso que el banco central chino tenga intención de desafiar en este terreno a la potencia estadounidense.

El hecho es que, mientras Europa aún estudia la configuración del futuro euro digital y Estados Unidos medita incluso la conveniencia de abordar este camino, China ha hecho su apuesta y dispone ya de su propia CBDC con un diseño claro y objetivos definidos. Habrá que estar atentos a la experiencia y los resultados porque las implicaciones serán considerables en múltiples dimensiones.

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¿que-es-facilita-emprende?

¿Qué es Facilita Emprende?

Juan Carlos Fernández, abogado en Tecnogados y especialista en privacidad nos cuenta las novedades sobre la iniciativa Facilita Emprende.

La Agencia Española de Protección de Datos ha creado la herramienta ‘Facilita Emprende’ para ayudar a startups y emprendedores a cumplir la normativa de protección de datos en las primeras fases de proyecto, donde los emprendedores tienen que estar a su foco y estos cuentan con pocos recursos financieros, para delegar esta labor en manos de profesionales.

La herramienta identifica el papel de los responsables y encargados de tratamientos, orientando las especialidades de cada figura para su cumplimiento, así como detectando la existencia de transferencias internacionales de datos y el nivel de seguridad que se tiene que dar a los datos acorde a sus categorías.

Facilita Emprende ayuda a PYMES y emprendedores a cumplir en materia de privacidad, cuando la herramienta Facilita RGPD se quedaba corta. Estando está pensada para empresas cuyos modelos de negocio se basan en tecnologías de la información, plataformas colaborativas, comercio electrónico o aplicaciones en entorno web.

Tras responder a varios cuestionarios la herramienta genera un documento con contenidos que sirven al interesado como guía para el cumplimiento de las obligaciones normativas, además de ofrecer recomendaciones en materia de privacidad, seguridad o gestión del riesgo.

Gracias a la descripción de los tratamientos, la herramienta permite gestionar los posibles riesgos y amenazas, los cuales podrían derivar en brechas de seguridad e incumplimiento de los derechos y libertades de las personas. Por lo que recomienda medidas para evitarlos.

El Sistema es gratuito y fácil de aplicar, en no más de 30 minutos, la herramienta genera un documento acorde a los datos introducidos, el cual sirve de guía para cumplir con las obligaciones impuestas por la normativa de protección de datos.

En opinión del despacho Tecnogados, especialistas en nuevas tecnologías y privacidad, la herramienta queda muy limitada en su objetivo de conseguir la adaptación al cumplimiento en materia de protección de datos. Por lo que ha desarrollado una guía que pone a disposición de todos aquellos interesados que se suscriban a su newsletter en www.tecnogados.com

También quedan a disposición de todos aquellos emprendedores que quieran solventar sus dudas en materia de protección de datos.

A continuación, te dejamos enlace a la herramienta ‘Facilita Emprende’:


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economia-digital-en-tiempos-de-pandemia-(vii).-turing-y-el-rastreo-inteligente

Economía digital en tiempos de pandemia (VII). Turing y el rastreo inteligente

Llevado por el 75º aniversario de la victoria aliada y las metáforas bélicas sobre la pandemia, he vuelto a ver una serie documental grandiosa, La Segunda Guerra Mundial en color. Es un documento histórico impresionante que suscita el vértigo de que, en algunos momentos, la contienda podría haber caído hacia el lado oscuro. También proporciona la convicción de que las guerras las gana el arma más poderosa (la inteligencia), el que comete menos errores estratégicos y quien posee la mejor tecnología. Uno de los momentos críticos de la contienda fue la batalla de Inglaterra, que se decidió en parte por un “soldado” excepcional, Alan Turing. Este pionero de la inteligencia artificial ayudó a descifrar el código Enigma de los nazis, dando con ello una ventaja decisiva a los aliados. Turing fue un héroe, pero no era militar. Fue uno de los grandes científicos del siglo XX. La máquina (imaginaria) de Turing es la base de la teoría de la computabilidad, y merece estar en el very best de cualquier antología científica que se precie. Moraleja: para los tiempos que vendrán, de planes de reconstrucción, políticas industriales, etc… hay que invertir en ciencia básica. Quizás, en la próxima crisis, tendremos nuestro propio Turing.

Para ganar la batalla que estamos librando ahora también nos hace falta inteligencia, tecnología y estrategia. Hemos conseguido bajar la terrible curva de contagios y muertos con confinamiento, aislamiento social y parando la economía en seco. Esto funciona, pero es costosísimo; el reto ahora es despertar la economía sin subir los contagios. La experiencia internacional nos indica que la estrategia en la fase de desescalada se debe basar en 4 puntos: i) esperar a que la tasa de infección diaria sea muy baja –distancia social hasta entonces–, ii) disponer de capacidad para realizar tests masivos a la población, iii) aumentar la capacidad del sistema sanitario y proveer de equipos de protección al personal médico de primera línea, y iv) practicar el seguimiento de contactos de modo generalizado y efectivo para garantizar que podamos responder rápidamente a brotes de segunda ola. De hecho, los países que han conseguido el santo grial (baja tasa de contagios combinada con una actividad económica alta), es decir, Corea, Taiwan y también Alemania (véanse los datos de Kiko Llaneras en El País) han sido muy eficientes rastreando los nuevos contagios. En la primera entrada de esta serie en el blog ya advertíamos de la importancia estratégica de las aplicaciones móviles de rastreo para la desescalada. Ahora queremos reflexionar sobre cómo deberían ser diseñadas y acerca de los conflictos éticos y de privacidad que plantean.

Lo que Turing hacía al “decodificar” Enigma era volver atrás, recuperar el mensaje original antes de que la endiablada maquina lo codificase. Rastrear es básicamente eso: volver atrás. Una vez se identifica que una persona está enferma, hay que intentar averiguar dónde se ha infectado y a quién ha podido contagiar en los últimos 15 días. Este trabajo detectivesco no es sencillo. Imagine por un momento el número de contactos con otras personas que usted tendría si la actividad se recuperase y piense que, cuando se enciende la mecha, hay que identificar al contacto del contacto. La pandemia nos ha enseñado, por el camino doloroso, cómo explotan las progresiones geométricas (como le pasó en al famoso rey de la leyenda que quiso recompensar al inventor del ajedrez). Para esta tarea ingente, las aplicaciones de rastreo de contactos para los móviles pueden ser clave, porque pueden ayudarnos a gestionar esa capacidad inmensa de datos y nos permitirían saber quién necesita estar en cuarentena y quién no, facilitando con ello el relajamiento de las medidas de distanciamiento social.

«La gran decisión es si se apuesta por una arquitectura centralizada (que parece la apuesta de Reino Unido y Francia) o por una descentralizada, inicialmente liderada por Suiza y a la que, recientemente, se ha unido Alemania».

Juan José Ganuza

Las aplicaciones de rastreo que se están proponiendo en los diferentes países europeos están inspiradas en una empleada en Singapur, TraceTogether. Esta herramienta utiliza el bluetooth de los teléfonos móviles para rastrear los contactos de cada usuario. Cuando dos personas se encuentran a menos de una cierta distancia, durante un tiempo determinado, ambos teléfonos intercambian un código y registran ese contacto. Si uno se infecta (y esto se notifica al sistema), todos sus contactos en los últimos 14 días reciben una señal de advertencia, pero ningún dato de la persona contagiada, ni datos de geolocalización que permitan identificarla. Esta app es mucho más respetuosa con la privacidad (y, por tanto, más fácil de implantar en Europa) que sus alternativas chinas o coreanas, que utilizaban datos de geolocalización y los cruzaban con otras bases de datos.

«España no ha anunciado todavía si va a apostar por las apps de rastreo y qué sistema eligiría. La estrategia de esperar y ver es prudente, dada la incertidumbre. Es más importante elegir bien que ser primeros. Sin embargo, sería interesante abrir el debate».

Juan José Ganuza

Esta es la idea base, pero como siempre, el diablo (y también el éxito) está en los detalles. La gran decisión es si se apuesta por una arquitectura centralizada (que parece la apuesta de Reino Unido y Francia) o por una descentralizada, inicialmente liderada por Suiza y a la que, recientemente, se ha unido Alemania. En la arquitectura centralizada los datos de los contactos son almacenados y procesados ​​en un servidor controlado por una autoridad nacional, como un servicio de atención médica. El modelo de rastreo de contactos descentralizados, por el contrario, significa que unos identificadores (IDs) se almacenan localmente en el dispositivo (con un sistema de codificación aleatoria que rememora los tiempos de Enigma). Con el permiso del usuario tras un diagnóstico confirmado de COVID-19, el teléfono usa un servidor de retransmisión para enviar la información anonimizada a todos los contactos. Su teléfono usa un servidor de retransmisión para enviar la información anonimizada a todos los contactos. Este enfoque está respaldado por un protocolo de rastreo llamado DP-3T creado por criptógrafos suizos herederos de Turing y tiene dos ventajas: por un lado, garantiza la máxima privacidad , gracias a lo cual cuenta con el apoyo implícito del parlamento europeo; además, está alineado con una alianza tecnológica entre Apple y Google para lanzar un conjunto de herramientas digitales para desarrolladores (APIs), que facilitarán la compatibilidad de los teléfonos y mejorarán la funcionalidad de estas apps descentralizadas. La sinergia de las apps descentralizadas con la futura API de Apple y Google puede ser crucial, porque prácticamente la totalidad de los teléfonos móviles tienen un sistema operativo de una de estas dos compañías, lo que no solo reduce los posibles problemas de compatibilidad de los teléfonos, sino que hace que el sistema pueda funcionar en diferentes países. Por añadidura, ambos gigantes indican que el sistema puede entrar en funcionamiento con una sencilla actualización de los sistema operativo (aunque con el consentimiento del usuario), lo que facilitaría su distribución. La app puede actuar en un segundo plano, sin interferir con otras aplicaciones, reduciendo el consumo de batería y sus promotores garantizan que el sistema de codificación será efectivo y que la privacidad estará preservada.

España no ha anunciado todavía si va a apostar por las apps de rastreo y qué sistema eligiría.
La estrategia de esperar y ver es prudente, dada la incertidumbre. Es más
importante elegir bien que ser primeros. Sin embargo, sería interesante abrir el
debate, porque en la decisión que adoptemos habrá de ponderarse qué peso se le
concederá a la privacidad y cuánto a la efectividad. A mi apúntenme entre los
que, en una situación económica y de salud pública tan grave como la actual, me
decante por la efectividad, con algunas salvaguardas que luego explicaré.

Un sistema centralizado tiene muchas ventajas en términos de efectividad. Lo primero es que el rastreo inteligente no acaba con las aplicaciones móviles. Detrás de la  máquina de decodificación que diseñó Turing había mucho esfuerzo humano que completaba los huecos y trasformaba la información en decisiones estratégicas. La información que se genere con las apps de rastreo debe ser complementada con un ejército de rastreadores del sistema de salud, que además haga los tests y el seguimiento a las personas infectadas y en cuarentena. Es de esperar que, en un sistema centralizado, la interacción entre rastreadores digitales y humanos sea más efectiva. El sistema centralizado permitiría, además, usar la información sanitaria para calibrar mejor el sistema digital (por ejemplo, el tiempo y la distancia que determinan cuándo hay que informar de un contacto deberá depender de la situación de la pandemia). Un tema delicado es la potestad de comunicar al sistema el estado de salud. En un sistema centralizado, la autoridad sanitaria puede tomar esa decisión. En el caso de un sistema descentralizado extremo, solo podemos confiar en que el individuo lo haga por motivos altruistas.

El principal problema del sistema centralizado es, sin
duda, la privacidad. Muchas personas preferirían limitar la capacidad de las
autoridades (o de un pirata informático) de usar los registros de un servidor centralizado
para rastrear individuos específicos e identificar sus interacciones sociales.
Otras confían en las autoridades sanitarias como garantes de la privacidad de
sus datos y priman sobre todo la efectividad, lo que podría implicar la recopilación
de datos no solo de contactos, sino también de localizaciones. Si varias
personas de contagian en un mismo lugar (bar, colegio, etc..), ¿no querríamos
saber dónde está localizado ese foco?

Mi posición respecto a la privacidad la resume muy bien el comunicado de la Agencia de Protección de Datos (APD): “Esta situación de emergencia no puede suponer una suspensión del derecho fundamental a la protección de datos personales. Pero, al mismo tiempo, la normativa de protección de datos no puede utilizarse para obstaculizar o limitar la efectividad de las medidas que adopten las autoridades competentes, especialmente las sanitarias, en la lucha contra la epidemia”. Por ello pienso que las autoridades sanitarias, que no tienen un conflicto de interés –que sí podría presentar una empresa– están bien posicionadas para ser los gestores de nuestros datos. De hecho, gestionan cotidianamente datos muy sensibles sobre nosotros y respetan cotidianamente nuestra privacidad. Por otra parte, se generarán protocolos éticos y normas de actuación sobre la forma de gestionar datos sensibles. Ahora tenemos normas que permiten dar asistencia sanitaria a emigrantes ilegales, sin comunicar su situación a la policía y si se la informa solo cuando existe riesgo de maltrato infantil. Por último, en la regulación de la privacidad es frecuentemente mejor establecer un control a posteriori que un control a priori. El argumento es que, si una actividad es con frecuencia socialmente positiva y solo excepcionalmente negativa, al realizar un control ex ante, debemos incurrir en numerosos costes de control; es eficiente hacerlo solo ex post cuando se producen señales de costes sociales. En definitiva, los incentivos a hacer un uso responsable de los datos sanitarios se pueden garantizar con multas e incluso sanciones penales.

Pero priorizar la efectividad no conlleva necesariamente apostar por un sistema centralizado. Hemos comentado con anterioridad las ventajas tecnológicas y de compatibilidad que van a tener las soluciones descentralizadas que usen la plataforma de Google y Apple. Seguramente, de este proceso surgirán soluciones hibridas que intenten combinar las ventajas de ambos sistemas. Aunque Europa llegó tarde al uso de estas apps para contener la pandemia, confiemos en que podamos liderar conjuntamente su desarrollo en la etapa de desescalada y acortar el tiempo que tardemos en recuperar una normalidad sin adjetivos.

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