Subir tipos para combatir la inflación y evitar la devaluación del euro
A principios del año existían dudas razonables sobre qué movimientos haría finalmente el Banco Central Europeo en forma de subida de tipos de interés ante la escalada inflacionista. Mientras la Reserva Federal ya ejecutaba sus primeros movimientos en marzo, nuestra autoridad monetaria parecía inmóvil.
Y es que en juego no sólo teníamos la evolución del nivel de precios que el bloque económico de la eurozona sino que también la fortaleza del euro, el euro llegó a cotizar por debajo de la paridad frente al dólar. A partir de la segunda mitad del año, empezamos a ver que la autoridad monetaria apuesta claramente por la estabilidad de precios, aunque ello signifique no solo una desaceleración de la economía sino una potencial entrada en recesión.
El retraso del BCE
El BCE actuó tarde. Y es que anclado en los bajos tipos de interés subestimó la persistencia de la inflación e inicialmente no se tomó suficientemente en serio las señales de la inflación cada vez más alta, sobre todo porque se estaba saliendo de una fase en la que el principal riesgo existente haya sido una inflación demasiado baja.
Empezamos el año con tipos de interés al 0% y no fue hasta julio, que se ha incrementado significativamente en cada reunión del Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria, a menudo mucho más de lo esperado.
Llevamos cuatro subidas de tipo de interés y, con la última subida, en 50 puntos básicos en su reunión del 15 de diciembre se alcanzó el 2,5%, el banco central continuó con su tono agresivo, afirmando que espera seguir subiendo debido a la revisión sustancial al alza de sus pronósticos de inflación.
Mientras tanto, la enorme cartera que el BCE acumuló en su Programa de Compra de Activos se reducirá en 15.000 millones de euros a partir de marzo de 2023 durante tres meses y luego se actualizará el ritmo. El BCE prometió más información sobre las carteras del APP y del Programa de Compras de Emergencia ante la Pandemia durante el transcurso de 2023.
Las subidas de tipos empiezan a mostrar sus efectos
Conociendo la hoja de ruta del BCE, hay que observar sus efectos. Y el primero de todos se manifiesta en el tipo de cambio que reacciona con relativa rapidez, ya estamos sintiendo los efectos de esto.
En la primeras mitad del año, con una guerra en la frontera de la eurozona, un suministro de energía incierto de Rusia y un riesgo creciente de recesión, las presiones sobre el euro finalmente aumentaron tanto que el euro cayó brevemente por debajo de la paridad con el dólar estadounidense, una tasa de uno a uno. Desde entonces, el BCE se la puesto firme en las subidas de tipos de interés y a pocos días de cerrar el año el euro cotiza a 1,064 dólares.
Las expectativas de inflación, que influyen en las negociaciones salariales y la fijación de precios, también pueden adaptarse con bastante rapidez. Estamos en una etapa de desinflación, es decir, rebajar el ritmo de crecimiento de los precios, aunque seguirán permaneciendo altos. Esto se puede ver con claridad cuando se observa la evolución bajista del petróleo el la segunda mitad del año que representa un indicador adelantado para la evolución de los precios. Si en junio la cotización del brent la teníamos en unos 123 dólares, hoy se encuentra ligeramente por encima de los 80 dólares.
Con todo ello, el nivel de precios que refleja el IPCA ya muestra alguna señal positiva. La inflación de la eurozona frena por primera vez en 17 meses al caer al 10% en noviembre, una bajada de seis décimas respecto del récord histórico registrado en octubre.