como-ser-menos-estupido-y-equivocarse-menos-en-decisiones-economicas

Cómo ser menos estúpido y equivocarse menos en decisiones económicas

La enésima debacle cripto, las tecnológicas por los suelos, esquemas piramidales, gurús de mercadillo prometiendo oro... Es una jungla económica ahí fuera y cualquier mala elección puede significar la ruina. Pero si algo está claro es que, cuando se trata de euros, ahorro e inversión, nuestra capacidad de tomar buenas decisiones se nubla fácilmente.

El dinero despierta nuestra irracionalidad y, por eso, el primer paso para una buena gestión del mismo es no tomar decisiones estúpidas.

Que parece obvio, pero veremos que es mucho más difícil de lo que parece.

Por qué estamos condenados a ser estúpidos con el dinero

En 2002, Daniel Kahneman and Amos Tversky ganaron un Nobel por sus trabajos demostrando que, básicamente, cuando el dinero entra en escena, nuestra capacidad de toma de decisiones racionales sale por la ventana.

Quiero dejar claro que este fenómeno tiene que ver más con una psicología inevitable que con una falta de inteligencia (que también contribuye, claro).

Aunque la ignorancia es muy cara, gran parte de los mecanismos que nos hacen tomar malas decisiones económicas vienen propiciados por sesgos cognitivos que todos tenemos.

Somos humanos y estamos programados así. Y eso empeora porque dichos sesgos y mecanismos son aprovechados por el marketing y la economía del comportamiento para disparar emociones que nos hagan consumir y comprar más, o caer en inversiones rentables solamente para quien las propone.

Por eso, hoy nos protegeremos de malas decisiones económicas aprendiendo a «ser menos estúpidos».

Los 7 factores principales que nos vuelven estúpidos

Cómo ser menos tonto en temas económicos

Para ser menos tontos con el dinero, hay unos factores generales que nos empujan a tomar malas decisiones y otros factores concretos que tienen que ver con la economía en sí.

Para los elementos generales, las tesis de Adam Robinson nos van a resultar útiles. Este inversor, que además es maestro de ajedrez, educador y todo un hombre renacentista, plantea 7 factores que nos inclinan a actuar de manera estúpida en cualquier situación.

Estos son:

  1. Encontrarnos fuera de nuestro círculo de competencia. Que conecta con el consejo de inversión más famoso de Warren Buffet y Berkshire: «Invierte en lo que conozcas». Que seas un buen ingeniero no se traslada a sabiduría sobre geopolítica o redes sociales. Las probabilidades de tomar decisiones estúpidas por el orgullo de creer que sabes más, cuando estás fuera de tu especialidad, es casi del 100%.
  2. El estrés. No tomemos decisiones (que podamos posponer) en momentos de agobio.
  3. La prisa. Otro elemento que, cuando está presente, es preludio de malas decisiones. No en vano, vendedores y marketing usan la urgencia por algo.
  4. Obsesionarnos con un resultado. Que hará que nos atemos al Titanic cuando se hunde. Los ganadores eligen las batallas, cambian de dirección y abandonan constantemente. Que no nos timen las frases de autoayuda.
  5. Estar sobrecargados de información. Un clásico actual. Pasado un punto de saturación, esta información juega en nuestra contra y no a favor.
  6. Encontrarnos en un grupo donde la cohesión social resulta importante. Esa reunión de trabajo, ese grupo de inversión donde todos quieren hacer algo que no nos huele bien... Si el estatus y la conformidad social en un grupo son más importantes que los resultados objetivos, terreno abonado para decisiones estúpidas.
  7. Encontrarnos ante una autoridad o experto. Como ya vimos, cuando se trata de adivinar el futuro, muchos expertos son peores que monos tirando dardos al azar. O a ver quién le lleva la contraria al jefe que no es consciente del factor número 1 que hemos visto. La presencia de este otro factor puede ser presagio de probables decisiones estúpidas, especialmente, cuando hablamos de autoridad.

La aplicación práctica de esto es clara. Saberlos para reconocer esos factores cuando están presentes y, en ese caso, detenernos a analizar con cabeza fría y eliminarlos en la medida de lo posible. Si no, la decisión tonta ronda cerca, acechando.

Lo bueno de estos 7 factores generales que llevan a la estupidez es que son aplicables a cualquier situación. Sin embargo, cuando hablamos de economía, ahorro e inversión, no es suficiente para evitar tropiezos tontos.

Factores económicos concretos que nos llevan a decisiones estúpidas con el dinero

Factores económicos que nos hacen perder dinero

Hay demasiados como para no convertir esto en un libro, pero estos son algunos de los más importantes a tener siempre en cuenta para evitarnos tropiezos predecibles:

El descuento hiperbólico

Por el cual valoramos mucho más algo presente que algo futuro. Es decir, que tendemos a aceptar 50 euros hoy más fácilmente que 100 euros en cuatro semanas.

Este sesgo también nos lleva a pensar que más adelante lo haremos mejor de lo que lo vamos a hacer ahora. Así, el lunes seguro que empezamos a ahorrar, mañana ya nos ponemos a hacer un presupuesto... Y así fastidiamos a nuestro yo futuro constantemente con malas decisiones económicas.

La aversión a la pérdida

Nos movemos más para no perder que para ganar. Por eso, muchos productos recurren a ese sesgo para manipularnos en su marketing y que compremos más.

El FOMO (Fear Of Missing Out) o miedo a perdernos algo bueno también es otro motor enorme de decisiones equivocadas, que nos llevan a gastos innecesarios e inversiones desastrosas.

La falacia de los costes hundidos

O cómo estamos perdiendo a la ruleta, pero con una apuesta más a doble o nada, seguro que recuperamos todo. Así que seguimos tirando dinero por el desagüe de las malas decisiones.

No queremos reconocer equivocaciones. Esta falacia afecta mucho a supuestos «buenos» consejos de inversión, como mantenerse y holdear, o comprar durante el bajón de valores e inversiones que no, no van a remontar, igual que no vamos a ganar ese doble o nada en la ruleta.

Lo mismo pasa con compras que son un desastre y un agujero financiero, como ese coche de lujo en el que seguimos perdiendo dinero. Debemos tener cabeza fría y ser sistemáticos cortando pérdidas.

La creencia en balas de plata y almuerzos gratis

Están programadas muy hondo en nuestra psique, pero la realidad es que nada de eso existe.

¿De verdad pensamos que, si alguien ha encontrado un método infalible de inversión, nos lo va a vender en un curso de 49,99 euros? ¿De verdad creemos que hay inversiones sin riesgo con enormes rentabilidades que los expertos no conocen, pero un tipo en Youtube sí?

El secreto es que no hay secretos.

El «efecto avestruz»

Efecto Avestruz en economía

Las pobres avestruces no entierran la cabeza en la arena ante los peligros, pero ellas son el mito y nosotros, la realidad.

Nuestra aversión natural hace que, muchas veces, no nos pongamos firmes con el tema del dinero para no afrontar lo duro y lo incómodo.

Así, seguimos otra semana más sin:

  • Ponernos de una vez con unos objetivos y un presupuesto personal.
  • Cancelar préstamos, tarjetas y servicios cuyos intereses o cobros mensuales terminan siendo una «muerte financiera por mil pequeños cortes» que nos desangran.
  • Revisar bien los gastos y darnos cuenta de que dedicamos mucho más dinero del que creíamos a caprichos o vicios. Este es un clásico entre compañeros dedicados a finanzas personales, que se repite en las conversaciones. Cuando se ponen a revisar las verdaderas salidas de caja de sus clientes, siempre han de tener la conversación más incómoda del mundo y no los envidio.
  • No pensar en jubilaciones, planes o seguros hasta que es tarde, porque, de momento, creemos aún queda tiempo (spoiler: no).

No comprender bien la aritmética o la probabilidad

Lo cual es normal, porque no estamos hechos para ellas de manera natural. Requieren esfuerzo y educación en el que casi nadie invierte y, con suficiente emoción, el marketing sabe que puede anular la poca predisposición que tengamos.

Así, lo gratis hace que nos comportemos irracionalmente y nos salga caro, o muchas ofertas son confusas en sí mismas o contribuyen a que gastemos más de lo previsto, atraídos por la promesa inicial de ahorro.

Cuidado en presencia de todo eso, porque lo que parece demasiado bueno para ser verdad, es demasiado bueno para ser verdad.

En definitiva, con el dinero y la economía hay una tendencia irresistible a comportarnos de manera estúpida. Nos lo recuerdan cada día muchos titulares de noticias, pero, conociendo todo esto, podemos ser un poco menos tontos más a menudo. Es un comienzo.

Leer más
zara-ya-no-es-lo-era:-se-echa-de-menos-el-toque-pablo-isla-y-la-competencia-aprieta

Zara ya no es lo era: se echa de menos el toque Pablo Isla y la competencia aprieta

Zara es la tienda insignia en España, un emblema de la moda patria que hemos exportado al resto del mundo que nos hace sacar pecho al saber que prácticamente la mitad del planeta la conoce y compra en ella. Pero el problema es que ha empezado a cansar.

Sí, efectivamente, Zara ya no es lo que era. Sobre el papel sigue siendo un gigante textil que al año más de 3.200 millones (el pasado 2021), pero la burbuja se está deshinchando, vienen tiempos de cambio y no solo en lo puramente económico.

El año pasado, Inditex obtuvo unos beneficios un 11% por debajo de 2019 (evidentemente ganó más que en 2020 por el efecto pandemia) y las ventas fueron un 2% inferiores. Es decir, no ha logrado volver al estado de gracia que tenía hace tres años.

Si nos fijamos en lo que va de año, en el primer trimestre de 2022 Inditex ganó un 80% más que en el mismo periodo de 2021, pero los expertos avisan de que es una cifra engañosa, puesto que el pasado año el COVID coleaba en muchos mercados y, por otro lado, eso le deja muy poco margen de crecimiento para el resto del año. Es decir, que Zara podría haber tocado techo.

Y todo ello cuando hace apenas unos meses que Marta Ortega cogió el timón de la compañía tras la época dorada que se vivió con Pablo Isla. La heredera de Amancio ha tomado la empresa con una estructura ya muy formada y todo sobre ruedas, pero está imponiendo un toque en la parte de diseño puro y duro que está alejando a su comprador habitual y, también, a las nuevas generaciones.

Zara se ha vuelto aburrido

Zara ya no parece lo que era Zara hace unos años. De un tiempo a esta parte, y sobre todo tras el ascenso de Marta Ortega a la presidencia, la cadena se ha vuelto mucho más anodina en lo que respecta a sus propuestas de moda.

Con un aire mucho más aspiracional, colecciones cápsula con renombrados diseñadores (la última con Narciso Rodríguez) a unos precios superiores a lo habitual. Esa es la idea de la hija de Amancio Ortega: sacar a Zara del fast fashion donde reinaba y llevarlo al segmento premium.

Inditex necesita recapitalizar su marca estrella y pretende dejar a las nuevas generaciones con Pull&Bear y Bershka, el problema es que echa a otro tipo de clientes de sus tiendas y también a los futuros compradores.

Hacer entender a la sociedad que unos vaqueros de Zara cuestan 50 o 60 euros no es fácil, porque Zara ha destacado siempre por lo contrario, con lo que las personas que se quieren gastar ese dinero en un pantalón se van a una de las marcas premium, ya que sí las asocian a esos precios. Pagar eso en Zara lo consideran tirar el dinero.

No, la marca Zara hoy por hoy no es premium, es moda rápida, low cost, y la gente no entra en sus tiendas buscando un diseño de tal firma o una calidad, entra buscando una tendencia que sabe que le va a durar x meses. Por lo tanto, no va a ser fácil para la nueva presidenta hacer este cambio de timón.

Y mientras tanto, la competencia le va ganando la partida en un ámbito clave para el presente y el futuro: las redes sociales. Marcas minoritarias como Noon Spain, Brownie, Basyco Jérez, El Ropero de Carmela o Puro Trendy conquistan el mercado Z con un contenido muy fresco, ágil y cercano en redes sociales, colaboraciones con microinfluencers que les dan una visibilidad muy grande precios asequibles y mayor calidad. Además, con la ventaja de tener unidades mucho más limitadas de las prendas, haciendo que las prendas no sean masivas y tengan un toque más exclusivo.

Zara no colabora con influencers y no tiene una actividad muy grande en redes, vuelve a repetirse el concepto catálogo o aspiracional que no permite la interactuación con el cliente.

Por lo tanto, vemos cómo la firma se aleja cada vez más del mercado 'real' y busca posicionarse en la mente del consumidor como una aspiración, pero lo va a tener difícil para quitarse la etiqueta low cost de encima. Sobre todo en un momento de máxima inflación.

Veremos cómo son las cuentas del cierre de año, pero desde luego que el inversor, y el consumidor, extrañan a Pablo Isla. Y mucho.

Leer más
cada-vez-circulan-menos-billetes-de-500-euros-pero-no-tiene-que-ver-con-que-haya-menos-economia-sumergida

Cada vez circulan menos billetes de 500 euros pero no tiene que ver con que haya menos economía sumergida

¿Dónde están los billetes de 500 euros? A día de hoy, 20 años después de la implantación del euro en España, mucha gente sigue pensando que realmente estos billetes no existen, pues nunca han visto uno.

Y es de lo más común no verlos. Primero, porque es un billete que no te permite hacer mucho con él (a ver qué comercio tiene cambio de esa magnitud), segundo, porque por desgracia la mayoría de la gente no tiene tanto dinero (y menos en efectivo), y tercero, porque apenas hay en circulación.

Según los últimos datos del Banco de España, solo hay 13,9 millones en nuestro país, cerca del mínimo histórico de 12,7 millones que había cuando la moneda entró en vigor en 2002. Esto supone un importe de 6.950 millones de euros, casi un 20% menos que hace un año.

Puede que piensen que esta cantidad es mucho, pero hay que tener en cuenta que de 50 hay 74.150 millones de euros circulando.

Pero, ¿es esto una buena señal? ¿Quiere decir que hay menos economía sumergida? No, simplemente, que ya no se fabrican.

Menos billetes pero el fraude sigue igual

En 2019 se paró la impresión de billetes de 500 euros en toda Europa. El principal motivo: frenar la economía sumergida.

Precisamente, estos billetes han sido (y siguen siendo) el principal vehículo de las operaciones que se hacen en negro, ya que permiten pagar grandes cantidades de dinero con pocos billetes. Vaya, que se disimula y se guarda mejor.

Por eso, el BCE, consciente de que había sido un error crear estos billete, ordenó que se parara su impresión hace unos años. Aunque no su empleo y circulación. Pero vamos, que eso no ha tenido mucho efecto en España en términos de economía sumergida.

Según los Técnicos de Hacienda (Gestha), en España hay un negocio sumergido del valor del 25% del PIB, es decir, que las arcas públicas dejan de ingresar 270.000 millones por el fraude fiscal y el dinero negro.

Y es un problema endémico, lleva así décadas y es muy difícil erradicarlo, aunque la pandemia ayudó al ligar las ayudas y prestaciones al trabajo declarado.

Por lo tanto, que haya menos billetes de 500 euros no soluciona nada ni dificulta que haya operaciones en negro, y menos ahora cuando el mercado inmobiliario está en niveles de burbuja de nuevo.

Leer más

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies