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Bifurcación de caminos de los bancos centrales y aranceles al alza: un ‘mix’ inconsistente

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La semana pasada, el Banco Central Europeo volvió a bajar los tipos de interés un 0,25%, mientras la Reserva Federal de Estados Unidos los dejó inalterados, indicando que no los tocará en un tiempo. El mercado de futuros apunta a que no será hasta septiembre cuando la Fed vuelva a disminuir los tipos. Antes de la semana pasada se esperaba que fuera en julio.

Señales distintas a ambos lados del Atlántico, que no dejaron a casi nadie satisfecho. El presidente Trump mostró su desacuerdo con la decisión de la Fed, ya que una de las aspiraciones en su mandato es reducir los costes financieros. Algunos en Europa, por su parte, mostraron su preocupación por una hoja de ruta del BCE de sucesivas reducciones del precio oficial del dinero que podría resucitar la inflación. En la autoridad monetaria europea sigue pesando el parón económico de buena parte de la eurozona, sobre todo Francia y Alemania.

Todo ello en una semana sacudida por otras noticias de gran relevancia. En primer lugar, supimos que el mundo de la inteligencia artificial (IA), el gran catalizador del crecimiento económico en los próximos años, no era exactamente como lo habíamos imaginado, y los gigantes tecnológicos americanos pueden recibir una fuerte competencia de sus contrapartes chinas, como DeepSeek, algo que puede traer mucha volatilidad y nervios en unos mercados en máximos, que ahora pueden poner en duda algunas de las valoraciones actuales de las empresas. Es prematuro saber qué pasará en el sector de la IA.

En segundo lugar, la semana siguió con la decisión de EE. UU. de fijar aranceles del 25% a los productos de sus vecinos México y Canadá, decisión que se ha dejado en suspenso un mes por los compromisos adquiridos por los países afectados. Y Trump ha amenazado con imponer aranceles a la UE.

Aparece un tradicional problema en economía de inconsistencia de las políticas. Las decisiones proteccionistas de Estados Unidos pueden traer resultados incoherentes e imprevisibles. Igual obligan a un viraje de la nueva Administración estadounidense más pronto que tarde. Otros, como la UE, inicialmente serán agentes pasivos de las decisiones del otro lado del Atlántico, pero la represalia es una respuesta lógica y muy probable. Los efectos negativos de un mayor proteccionismo se retroalimentan.

Vayamos por pasos. Primero, la política monetaria. La bifurcación en las estrategias monetarias del BCE y la Fed tiene implicaciones para los mercados financieros, las divisas y la economía global. La economía y el mercado de trabajo de Estados Unidos continúan mostrando gran fortaleza, mientras que la economía del euro está más debilitada, con estancamiento en Alemania, Francia y otros países miembros. La inflación ha bajado más rápido en la eurozona que en EE UU.

Ambos factores explican que el BCE siga con sucesivas bajadas de tipos. Habría impactos en el mercado de divisas. El dólar se fortalecerá frente al euro, ya que los flujos de capital buscarán las rentabilidades más elevadas de EE. UU.. Un euro más débil puede encarecer las importaciones para Europa, trayendo presiones inflacionarias adicionales. En los mercados, las diferentes hojas de ruta monetarias seguirán haciendo más atractivos los bonos del Tesoro de EE. UU. que los europeos. En el caso de los países en desarrollo, su deuda bono puede tener mayores dificultades, al estar denominada en dólares.

En cuanto a la renta variable, si la Fed se mantiene restrictiva, podría afectar al crecimiento de la economía y las empresas tecnológicas en EE. UU., algo que evidentemente preocupa a la nueva Administración Trump. Por su lado, las Bolsas europeas podrían beneficiarse de condiciones de financiación más favorables. Por último, un dólar fuerte suele incrementar los precios de materias primas como el petróleo, ya que estas se comercian en la divisa norteamericana.

El riesgo de una desaceleración en EE. UU.

Si finalmente se materializan los nuevos aranceles –algo que parece seguro en el caso de China– o la mera guerra comercial, los precios de importación en Estados Unidos tenderán a aumentar, con lo que la Fed podría verse obligada a mantener un precio oficial del dinero alto durante más tiempo, agravando la bifurcación con la zona euro, que continuará bajando tipos. Ello encarecería el crédito y podría desacelerar la economía de EE. UU.

Como se ha visto esta semana, los mayores tipos de EE. UU. y la inestabilidad arancelaria han reforzado al dólar frente al euro y otras divisas internacionales. Un dólar fuerte afectará las exportaciones estadounidenses, ya que sus productos serán más caros. Podría ocurrir también que algunos países a los que finalmente se les impongan aranceles (China y potencialmente Canadá y UE) vean depreciarse sus monedas, lo que conduciría a un conflicto comercial global.

Los aranceles harían que los bonos americanos siguieran siendo atractivos, atrayendo capitales y afectando negativamente a los mercados emergentes. En renta variable, las empresas que dependen del comercio internacional se verían perjudicadas, y en materias primas, los aranceles refuerzan el dólar fuerte y las materias primas lo notarán.

En suma, con la imposición de aranceles, mientras la Fed mantiene tipos más altos y el BCE los recorta, es muy probable una mayor inflación en EE. UU., si se demoran las bajadas de tipos allí. También habría un mayor riesgo de recesión en Europa, con lo que el BCE debería continuar reduciendo los tipos. Todo ello con inestabilidad en los mercados por la incertidumbre comercial. La clave es cómo reac­cionará la Fed ante este mix de políticas incoherentes, y si el BCE logra impulsar la economía del euro sin que se deprecie excesivamente su moneda.

Este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días

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covid-19-y-la-reforma-del-orden-economico-internacional

Covid-19 y la reforma del orden económico internacional

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La covid-19 ha sacudido la economía global en unos momentos en los que se estaban generalizando las tensiones comerciales. En los últimos tres años los gobiernos nacionales han aprobado 2.723 medidas restrictivas del comercio internacional. Las más graves son las aplicadas en la guerra comercial de Estados Unidos y China. Estos dos países sólo son responsables del 23% de dichas medidas, aunque son las de mayor calado y las que están poniendo en peligro el sistema multilateral de comercio creado por Estados Unidos y del que China ha sido, seguramente, el país más beneficiado.

El conflicto Estados Unidos-China se remonta prácticamente
al momento en el que China fue aceptada en 2001 como miembro de la Organización
Mundial del Comercio (OMC). Desde ese momento China utilizó el comercio como un
arma al servicio de su estrategia geopolítica. Por su particular sistema económico, que podemos
caracterizar como de capitalismo de estado, su gobierno ha interferido
sistemáticamente, mediante ayudas
públicas de todo tipo, en la asignación de recursos y en la formación de
precios. El resultado es que en algunos sectores sus producciones son
extraordinariamente baratas, no porque sea el país más eficiente y competitivo
sino porque, debido a su sistema opaco de subvenciones públicas, invaden los
mercados internacionales obligando
a cerrar empresas en las economías avanzadas. El caso más extremo y
conocido ha sido el referente a la
producción de acero que, como consecuencia de este comportamiento anticompetitivo, ha ocasionado el cierre
de numerosas empresas en países desarrollados. Estados Unidos es seguramente el
país que en mayor medida se ha visto afectado, tanto en su producción de acero (sector
en el que también se han cerrado plantas industriales en Europa y en España) como
en otras actividades productivas.

Frente a este comportamiento, la OMC, que es la
organización encargada de vigilar y supervisar el cumplimiento de los acuerdos
que garantizan un comercio libre, no ha sido capaz de resolver los
conflictos y se ha mostrado incapaz de encauzar el comercio según el espíritu que impregnan
las normas que deben regir las relaciones comerciales internacionales y que
dieron origen a la propia organización.

«Es de esperar que la tremenda perturbación ocasionada por lacovid-19 haga ver con claridad a los líderes mundiales la necesidad de fortalecer el orden comercial internacional. Y que, mediante la cooperación y el consenso, se restaure una OMC más eficiente».

Esta falta de un buen gobierno multilateral ha contribuido al desarrollo de movimientos antiglobalización que reaccionan contra lo que consideran los efectos negativos de un mundo globalizado. Para estos movimientos, la covid-19 evidenciaría de forma clara lo que ellos consideran efectos negativos de la globalización. Por ello, hoy es frecuente escuchar que el reto al que nos enfrentamos no es la reconstrucción y mejora de las relaciones económicas que se estaban resquebrajando, sino el restablecimiento de unas sólidas economías que prioricen las industrias nacionales. Parece que hay unas fuerzas sociales y políticas que apuntan a la intensificación de los conflictos en las relaciones económicas internacionales. Por eso, Dani Rodrik cree que los autócratas populistas se volverán más autoritarios, que China y Estados Unidos mantendrán su enfrentamiento y que, en general, se intensificará la batalla en el seno de los países entre populistas autoritarios e internacionalistas liberales.

Ese camino sería desastroso y ojalá no se intente recorrer. Por el contrario, el impacto que está teniendo la covid-19 debería servir para reconducir las tensiones chino-norteamericanas. Es necesario comenzar superando el sentimiento anti-chino propio de algunas esferas de la sociedad norteamericana, pero también la hostilidad anti-norteamericana que se está extendiendo en la sociedad china. Como señala Keyu Jin, la crisis provocada por la covid-19 debería abrir el camino a la reconciliación. China, como potencia en ascenso, debe dejar de usar los instrumentos económicos como arma para hacer valer sus intereses geopolíticos y, en su lugar, ganarse la confianza del resto del mundo con comportamientos transparentes y actuaciones honestas. En la lucha que mantienen ambos países por el liderazgo mundial, Martin Wolf ha señalado, muy acertadamente, que vencerá aquel que sea capaz de mostrarse ante el mundo como competente y decente. Y cree que China no es decente, pero el coronavirus puede cambiar esta situación en unos momentos en que Estados Unidos tiene un presidente al que muchos consideran incompetente y perverso con el resto del mundo.

Es de esperar que la tremenda perturbación ocasionada por la covid-19 haga ver con claridad a los líderes mundiales la necesidad de fortalecer el orden comercial internacional. Y que, mediante la cooperación y el consenso, se restaure una OMC más eficiente para que vuelva a convertirse en un instrumento esencial para el logro, gracias a la división internacional del trabajo y la creciente integración de las economías nacionales, de la prosperidad, la estabilidad económica y la paz mundial.


Referencias

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instaply,-el-whatsapp-del-comercio,-anade-contactos-profesionales

Instaply, el WhatsApp del comercio, añade contactos profesionales

Instaply, aplicación de mensajería para comercios y tiendas, disponible en Android e iOS En mi viaje a los EE.UU. en primavera tuve la oportunidad de descubrir Instaply, una aplicación de mensajería  para comercios que en aquel entonces se estaba desarrollando con algunos clientes, pero que todavía no había salido al público.  Se trata de un sistema de comunicación vía una aplicación instalada en smartphones Android y iOS, con la que podemos ponernos en contacto directamente con las tiendas y comercios que nos interesan para hacerles preguntas y que nos puedan responder rápidamente.

Ahora han ampliado el uso de la aplicación a todos los contactos profesionales, de forma que todas las comunicaciones de trabajo queden recogidas en una sola plataforma.interfaz administrador comercio instaplyEs una alternativa al email más acorde con el uso que hacemos hoy en día del teléfono, lo único que cambia es que en lugar de enviar mensajes a un amigo se los enviamos al comercio en el que queremos hacer una compra. Cuestiones habituales son disponibilidad de un producto, horarios, etc.El interfaz es sencillo y directo para cualquiera que ya haya usado una aplicación de mensajería en su teléfono móvil.

Descargar Instaply, menajería para smartphonesDesde el principio me gustó mucho el producto, sobre todo por lo fácil que es entenderlo y ver su utilidad para mejorar las relaciones con los clientes. Esta sencillez no se transmite al desarrollo, ya que tienen un equipo que crece cada día más para asegurarse que la experiencia de usuario y las aplicaciones para los distintos teléfonos móviles son lo más fluidas posible (Instaply se ha construido primero pensando en los móviles, el interfaz web viene después). Lo hemos empezado a probar en mi espacio de coworking en Bruselas, aunque de momento no hay muchos usuarios en Bélgica.

Instaply es gratuita para usuarios (para siempre) y comercios (en la versión básica actual), está disponible para uso en todo el mundo y la podéis descargar aquí. El modelo de negocio está basado en añadir funciones de pago más avanzadas y en función de la cantidad de empleados que usen la aplicación para cada comercio.


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