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La efectividad de las políticas monetarias, a debate en Jackson Hole

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Esta semana se celebra el Simposio de Jackson Hole, lugar idílico de Wyoming, donde se reúnen cada agosto los banqueros centrales de medio mundo, convocados por la Reserva Federal de EE UU. Es similar al que organiza el Banco Central Europeo (BCE) en la ciudad portuguesa de Sintra, a finales de junio cada año. En esta ocasión ha tenido que compartir protagonismo —y de qué manera— con la Convención Demócrata en Chicago que termina hoy. El debate económico será central en las elecciones presidenciales de noviembre, algo que se ha notado también en los debates que han llevado a proclamar a Kamala Harris como la candidata demócrata.

Esta edición en Jackson Hole tiene un título muy ilustrativo: ‘Reevaluando la efectividad y la transmisión de la política monetaria’. Llega en pleno debate en los bancos centrales sobre la posibilidad de comenzar los descensos en los tipos de interés, algo que ya han iniciado BCE, Banco de Inglaterra y el mucho menos ortodoxo Banco Popular de China. El foco está ahora en la Fed —algo lógico además al ser el anfitrión de la reunión— y si, tras tantas ideas y venidas, bajará el precio oficial del dinero en su próxima reunión. También recibirá atención el Banco de Japón, otro generador reciente de incertidumbre, tras su desconcertante subida de tipos hace unas semanas, justo antes del derrumbe de las Bolsas del lunes 5 de agosto.

Los bancos centrales continúan en el punto de mira, con muchos inversores y analistas mostrando fuertes críticas a sus decisiones desde 2022, que comenzó con una tardía reacción a la inflación, más persistente de lo inicialmente pronosticado y que continuó con un encarecimiento notable del precio del dinero (bien por encima de lo que se pensaba que era el nivel neutral de los mismos) y que ahora, una vez el consumo se ha resentido y hay señales de desaceleración, la estrategia sigue sin ser suficientemente clara.

Las miradas se centrarán en Jerome Powell, presidente de la Fed, quien se espera que apunte a esa disminución de tipos en septiembre, pero que no se comprometerá más allá. Todo permanecerá como hasta ahora, reunión a reunión, dependiendo de cómo evolucionen los datos. Lo normal es que los tipos sigan bajando tanto en Estados Unidos como en Europa, una vez la inflación está algo más controlada y la actividad económica da alguna muestra de agotamiento, aunque por ahora sin dramatismos. El BCE, por su parte, seguirá muy pendiente de los precios de los servicios en la zona euro, su mayor quebradero de cabeza. Con Alemania flirteando con la recesión (suave) de nuevo, la bajada de tipos estará sobre la mesa más de una vez en lo que resta de año. En septiembre, si los precios de los servicios se comportan, la segunda caída del precio del dinero es muy probable.

Volviendo al título del simposio, bien harán los banqueros centrales en reevaluar la efectividad de sus medidas desde 2021 y cómo se han transmitido al sistema financiero y la economía. No ha sido necesario provocar una recesión para atajar la inflación, pero la economía y los mercados financieros reflejan disfuncionalidades. Después de un periodo entre treinta y cuarenta años —dependiendo del país— sin inflación, esta llegó y a pesar de aplicar una dosis de la medicina intensa (fuertes subidas de tipos), la economía no ha tenido que entrar en recesión, ni siquiera suave, en la mayoría de los países.

Esta generación que desconocía las repercusiones de un proceso inflacionario, puede llegar a interpretar que con un incremento significativo del precio oficial del dinero durante dos o tres años es suficiente para combatir los crecimientos de precios. La economía actualmente tiene características diferentes —o mayor resiliencia, sobre todo en el mercado de trabajo— que en la década de 1980 o 1990. Sin embargo, lo que haya podido funcionar esta vez para combatir la inflación puede no ser suficiente en el futuro, sobre todo si ese rebrote de precios se produce en poco tiempo. Tampoco es definitiva la victoria sobre la inflación y los excesos de confianza se pagan caros. Aun así, mejor haber tenido una inflación elevada durante un par de años que durante casi una década, como era la norma alrededor de 1980.

La efectividad y transmisión de la estrategia monetaria de los últimos diez años ha tenido también implicaciones para los mercados financieros. Sin clara hoja de ruta sobre las decisiones que se tomarán en las próximas reuniones monetarias, pueden surgir turbulencias como las del 5 de agosto. El sector privado, sobre todo, el empresarial estadounidense, está muy endeudado. Cualquier decisión que afecte a sus costes financieros tiene gran importancia en su desempeño futuro. Las Bolsas de medio mundo ya andan sobrevaloradas desde hace tiempo —a pesar del derrumbe de 5 de agosto—, sobre todo las compañías tecnológicas, algo que vino apoyado en unos tipos bajos durante años.

Ahora el precio del dinero es más elevado y, a pesar de las correcciones bursátiles, la percepción es que sus valores continúan exagerados. Los bancos centrales no están para quebrar burbujas de activos —vivienda o valores—, aunque deben hacer un buen seguimiento de la situación —y tenerlo en su radar de decisiones— para evitar situaciones parecidas a la crisis financiera de 2008. Jackson Hole, sin duda, nos aportará una visión de los pesos que los banqueros centrales otorgan a todos estos desafíos y riesgos.

Este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días

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Un cóctel que explica el derrumbe de las Bolsas

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Lo acontecido el pasado lunes en las Bolsas mundiales, con una fuerte corrección, que algunos consideran pánico —llegándose a citar los anteriores de 1987 y 1929—, se explica por una combinación de factores comentados en los últimos tiempos, y que ahora han llevado al incendio. Se habla de peores datos de empleo de los esperados en Estados Unidos como el detonante de la pólvora de desconfianza que ha sacudido los mercados. Es el miedo a una posible recesión en EE UU que está por ver que acontezca, porque que llevamos dos años en los que se ha esperado en más de una ocasión y no se ha llegado materializar. No parece suficiente razón, o al menos ser la única fuente de inestabilidad.

También afectó y mucho la incertidumbre —¿cierto desbarajuste?— sobre los tipos de interés, en particular nuevamente sobre lo que decida la Reserva Federal. He señalado en anteriores artículos de esta cabecera que la Fed ha dado demasiados volantazos desde comienzos de 2023 sobre la senda de tipos. A estas alturas, se esperaba que hubieran acontecido varias reducciones del precio oficial del dinero y sin embargo, no ha sido así. La comunicación de la Reserva Federal de los dos últimos años no ha ayudado. Se echa de menos la visión de los anteriores presidentes, Ben Bernanke y Janet Yellen, aunque también sufrieron turbulencias, algunas gravísimas como la crisis financiera global con la que tuvo que lidiar el primero.

En la zona euro, existen también dudas sobre la hoja de ruta de los tipos y, sobre todo, sobre cómo evolucionará su economía, con mucha más atonía y retos competitivos. Tampoco ayuda al momento actual del sentimiento sobre la economía, ni la economía asiática —con China y Japón a la cabeza— que no están en su mejor momento. Lo demuestra, por ejemplo, el batacazo de los mercados en Japón del lunes, con una caída que no se veía desde 1987. La subida de tipos de la semana pasada en el país nipón y su impacto sobre sus sobrevaloradas Bolsas y los tipos de cambio actuaron como otro detonante. Las tensiones geopolíticas —como la escalada entre Irán e Israel— también complican el escenario financiero. Y el que estemos en agosto, un mes con menos operaciones en los mercados, aumenta la volatilidad.

En la zona euro también se extraña la maestría de la comunicación de Mario Draghi cuando presidía el BCE. Sin embargo, los grandes interrogantes ahora han venido del lado de la Fed. El mercado entró en estado de nervios cuando algunos análisis apuntaron a que los más débiles datos de empleo probablemente provenían por los elevados costes del crédito para muchas empresas y familias. Es el riesgo que tiene mantener los tipos de interés restrictivos y elevados durante demasiado tiempo. En las recientes presentaciones de resultados corporativos, se ha repetido con frecuencia este mensaje: el consumo se está resintiendo por los altos costes del crédito.

Un tercer componente más permanente ha influido también. La opinión generalizada es que los valores en los mercados de capitales están sobrevalorados, en particular, el estadounidense y dentro de este, el sector tecnológico, que lleva años de rally no siempre justificado por los números de esas compañías. Hasta hace poco, los valores en los mercados habían seguido al alza, pero el sentimiento de los inversores ha podido cambiar en esta ocasión con algunos nubarrones macroeconómicos, eso sí, en un contexto en el que, por ejemplo, el índice S&P 500 cotizaba a 20 veces el valor de las ganancias del próximo año, un nivel ciertamente compatible con una notable sobrevaloración de las empresas.

El último rally, asimismo, en los mercados parece que ha acontecido sin que haya habido ni noticias macroeconómicas que lo apoyaran ni una clara hoja de ruta de bajada del precio oficial del dinero que apuntara al alivio del coste del crédito de empresas y familias. Parece haberse basado en elementos con menor materialidad. Sin duda, las grandes expectativas sobre la tecnología y la inteligencia artificial han participado activamente a encarecer los valores tecnológicos. No se sabe si este es el final de burbuja tecnológica 2.0 —un tema de gran interés alejado del enfoque de este artículo—, pero es probable que en el futuro haya más cautela sobre la valoración de las grandes tecnológicas y se exija más coherencia entre sus números y las expectativas para volver a revalorizarse significativamente.

Los inversores, en un contexto en el que los tipos de interés continúan altos, salieron de activos de mayor riesgo como son las acciones, y entre ellas las tecnológicas, hacia posiciones más líquidas (efectivo). Por ejemplo, Berkshire Hathaway —que preside Warren Buffet— anunció recientemente que había vendido en junio más de 75.000 millones de dólares de su renta variable y reducido su exposición al capital de Apple a la mitad. Sintomático. Otras inversiones de elevado riesgo —incluido el bitcoin que llegó a caer un porcentaje de dos dígitos— han sufrido también.

El índice de volatilidad VIX estuvo el lunes en máximos, en niveles de la crisis financiera y la pandemia. Aunque el 5 de agosto fue la peor fecha de este derrumbe, seguida de cierta calma y una recuperación parcial de los valores, están por ver las implicaciones de medio plazo de lo acontecido. Los bancos centrales, como han hecho en esta ocasión también, pueden apoyar para aliviar estas tensiones, pero no pueden rescatar siempre a las economías y los mercados de todas las contingencias.

Este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días

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Todo esto han perdido en bolsa las grandes tecnológicas en el transcurso del año

A penas quedan dos meses para cerrar el año y, o cambia notablemente el panorama presente, o bien este año cerrará como uno de los más dramáticos para los grandes valores tecnológicos. Empresas como Microsoft, Amazon y Alphabet están viendo caer sus acciones más del 30% este año, en comparación con una caída de aproximadamente el 18% del S&P 500. Seguramente Apple, es el único valor de los grandes tecnológicos que aguantan con una caída del 14,50%.

Pero hay otros valores que no están corriendo la misma suerte. Los titulares son inquietantes para ortos gigantes del sector: Meta acaba de vivir su peor semana en bolsa desde que se estrenó en 2012 con una caída del 24% y ya arrastra un 70% en lo que va de año, siendo el penúltimo valor del S&P 500 por orden de rentabilidad. Por el lado de Netflix, llegó a ocupar la peor posición de rentabilidad negativa del índice, aunque ha logrado remontar hasta la posición 480 con unas pérdidas del 51%.

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Si lo analizamos desde el punto de vista de la capitalización pérdida, las cifras pueden sonar más alarmantes. El valor que más ha evaporado capitalización bursátil está siendo Microsoft, con casi 800.000 millones de dólares fulminados, y una caída del 32%. De manera similar, Amazon se está dejando un 40% y una capitalización fulminada 720.000 millones.

Los problemas a los que se enfrentan las grandes tecnológicas

El sector está viendo como se ahonda en una desaceleración del crecimiento de los ingresos y la lucha por contener los costes que está tocando sus beneficios. Las grandes tecnológicas se encuentran en una posición desconocida después de una década de crecimiento descontrolado.

Para ser específicos, en esta temporada que están saliendo los resultados financieros del cuarto trimestre del año fiscal 2022. Los resultados de las cinco grandes tecnológicas esgrimen en este trimestre unos beneficios de 59.500 millones de dólares, un 17,8% menos frente a los 72.300 millones vistos en el mismo trimestre del año anterior. Este hecho contrasta con el crecimiento de los ingresos del 9,1% hasta llegar a los 364.100 millones de dólares. Por lo tanto, se pone de manifiesto un problema de costes.

Tenemos de todos los colores. Por ejemplo, Alphabet vio crecer sus ingresos en el tercer trimestre un 6%, pero sus beneficios han caído un 26,5% frente al mismo trimestre del año anterior. Meta afronta un deterioro de los ingresos del 6% y sus beneficios caen un 49%. Apple, que se ha visto como la gran tecnológica más sólida, los ingresos anuales fueron un 8% más año tras año, y los beneficios anuales subieron un 9% en este período, es la única que consigue incrementar sus beneficios.

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Los resultados del tercer trimestre se producen en un contexto de inflación vertiginosa, tipos de interés al alza que encarece la financiación, un dólar estadounidense fuerte que hace que las compras en moneda extranjera se encarezcan y una recesión inminente.

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En ese punto, las grandes tecnológicas que tienden a cotizar a elevados múltiplos por las expectativas generadas de su evolución ven como el crecimiento de la mayor parte de sus flujos de efectivo puede valer mucho menos en dinero actual cuando aumenta la inflación.

En medio de tanta incertidumbre, parece que han desaparecido esos crecimientos de dos dígitos que tendíamos a ver en estas compañías, las expectativas de los inversores ahora han cambiado y valoran estas empresas por su capacidad de resiliencia, poniendo coto a sus gastos y mejorar la capacidad de generar flujo de caja libre.

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Julio fue un buen mes en bolsa, pero hay que ser cauto con las perspectivas

El mes de julio fue positivo para la renta variable global porque vimos una subida de más del 10% en el MSCI World Index (EUR). Y es que desde los mínimos vistos a mediados de junio, las bolsas han iniciado una continua subida. En Europa, el Stoxx 600 se marcó, el mes pasado, una subida del 7% y nuestro Ibex 35 ha quedado absolutamente rezagado con una tímida subida del 0,71%.

En términos generales, gran parte de los sectores consiguieron anotarse rentabilidades positivas y especialmente de las empresas tecnológicas y de consumo discrecional, vinculadas al crecimiento económico, las rentabilidades más importantes. Al selectivo español le ha ocurrido que está sobrerepresentado en los sectores de servicios de energía, finanzas y comunicaciones que se mantuvieron prácticamente planos.

Los bancos centrales marcaron el pulso el mes pasado. La Reserva Federal aumentó tipos en 75 puntos básicos, sin embargo, el presidente Jerome Powell comentó más tarde que el ritmo de endurecimiento de la política podría disminuir a partir de ese movimiento. Por parte del BCE, elevó el precio del dinero en 50 puntos básicos más de lo esperado, poniendo fin a la era de tipos negativos. El BCE también presentó su nueva "herramienta anti-fragmentación" que está diseñada para evitar que salten las primas de riesgo de los países periféricos, especialmente Italia.

En general, lo que los mercados están valorando positivamente es que se está atacando a la inflación, aunque ello suponga dirigirnos hacia una recesión. De hecho, como comentamos recientemente, Estados Unidos ha entrado ya en recesión técnica.

Cuidado con las perspectivas en las acciones: La importancia de los márgenes

Esta subida experimentada puede tratarse de un espejismo. Si los bancos centrales consiguen controlar la inflación, vamos de cabeza a la recesión. O se pierde poder adquisitivo por el alza de los precios o por la contracción de la economía. La cuestión es elegir cuál debería ser el mal menor. Si nos vamos a una recesión las expectativas actuales del mercado se deterioran más por el descuento de flujos esperado, lo que no llevaría a menores cotizaciones.

En un entorno de alta inflación, el crecimiento de los ingresos no es difícil de conseguir. Los precios están aumentando en todas partes, y las empresas y los consumidores esperan una sorpresa. Las empresas pueden hacer crecer sus líneas superiores simplemente subiendo sus precios, sin necesidad de vender más unidades.

Pero los costes de los insumos (materias primas, transporte, salarios, y la lista continúa) también están aumentando. Las empresas de mayor calidad son las que pueden aumentar sus precios de venta más rápido de lo que los proveedores aumentan los suyos. Esa es la definición de poder de fijación de precios.

Por ello, tenemos riesgos evidentes para los márgenes de los beneficios empresariales derivados de un empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas y un aumento de los costes. Los bancos centrales parecen decididos a controlar la inflación suprimiendo el crecimiento, lo que aumenta el riesgo de que se descarrile un reinicio posterior al coronavirus.

Y los márgenes han partido de una situación un tanto utópica. El crecimiento de los ingresos no ha tenido precedentes desde el Covid-19. Las empresas también han informado de un poder de fijación de precios sin precedentes en los últimos dos años en medio de interrupciones en el suministro. Entonces, la combinación del estímulo del gobierno y las interrupciones de la cadena de suministro por los cierres forzosos ha alimentado este ciclo alcista en los márgenes.

El crecimiento de los beneficios se mantuvo firme el primer trimestre del año frente a una inflación más alta, tipos de interés más altos y un posible "aterrizaje forzoso", ya que los beneficios y los ingresos año tras año crecieron un 42,1% y un 22,9%, respectivamente.

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Si miramos las perspectivas para los próximos trimestres, la primera caída de los beneficios la veríamos en el primer trimestre del año siguiente (-5,3%) y en el segundo veríamos caída una caída conjunta de ingresos (-4,4%) y beneficios (-6,2%). Los riesgos de recesión están aumentando a medida que la liquidez se reduce y la confianza de los hogares se desploma.

Poner freno a la inflación

Los bancos centrales están emprendiendo una acción coordinada para matar la inflación. Esta respuesta supone atacar a la demanda y sus expectativas, lo que nos lleva a la sombra de la recesión. De ahí que los precios del petróleo se hayan contraído y el barril de Brent cotice por debajo de la barrera psicológica de los 100 dólares.

Ya hemos visto cómo los precios del petróleo han caído un 28% desde su máximo de cierre reciente de 123,70 dólares el 8 de marzo tras la invasión rusa de Ucrania.

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Las subidas del crudo se revirtieron luego de un repunte en los primeros cinco meses del año, extendiendo las pérdidas de este mes luego de las pérdidas de junio y julio. La liquidación borró las ganancias de la invasión rusa de Ucrania, lo que aliviaría las presiones inflacionarias en la economía global que han llevado a los bancos centrales, incluida la Reserva Federal, a aumentar los tipos de interés.

La jugada está saliendo bien: la demanda se enfría. Por ejemplo, en Estados Unidos, el organismo energético EIA ha apuntado que los estadounidenses están usando menos gasolina que durante el verano pasado (cuando los precios eran más bajos), pero incluso durante el verano de 2020, cuando el covid-19 todavía restringía los viajes.

Por el lado de la oferta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, incluida Rusia, acordaron un pequeño aumento en la oferta colectiva para septiembre, al tiempo que advirtieron que su capacidad disponible era extremadamente limitada. Arabia Saudita, el líder de facto del grupo, ha impulsado los precios del petróleo a niveles récord para los compradores asiáticos.

Desde la óptica europea, si bien la invasión rusa de Ucrania no eliminó de inmediato la actividad económica en Europa, la amenaza de que Rusia corte el suministro de energía a Europa sigue siendo un riesgo económico importante. Después de caer a niveles muy bajos el invierno pasado, los inventarios de gas natural en Europa han estado creciendo a un ritmo típico en esta época del año.

El almacenamiento estaba lleno en un 62% el 9 de julio y está en camino de alcanzar su objetivo del 90% en noviembre, cuando las necesidades de calefacción en invierno suelen aparecer.

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Invertir en bolsa cuando hay inflación: estos son los sectores que históricamente han funcionado mejor

En términos generales, la inflación moderada suele ser buena para las acciones porque a menudo se asocia con un crecimiento económico positivo, aumento de los beneficios empresariales y aumento de los precios de las acciones. Sin embargo, si la inflación aumenta demasiado, la situación de los inversores del mercado de valores empeorará rápidamente.

Aunque no nos encontramos en una economía sobrecalentada, los datos de subida de los precios están en auge en todo el mundo. La inflación se está sumando máximos y el crecimiento a la baja.

En el contexto europeo, la inflación siguió aumentando hasta situarse en el 4,9% en el mes de noviembre y, según las previsiones del BCE, se mantendrá por encima del 2% durante la mayor parte de 2022.

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La subida de la inflación refleja fundamentalmente un acusado incremento de los precios de los combustibles, el gas y la electricidad. En noviembre, la tasa de variación del componente energético representó más de la mitad de la inflación general. La demanda también continúa superando a una oferta restringida en algunos sectores. 

Como es evidente, el impacto de la inflación sobre los ingresos variará según el sector económico y su capacidad para traspasar los mayores costes de sus propios insumos a los consumidores finales. Lo importante es la capacidad de preservar sus márgenes que se convertirá en un beneficio nominal más alto.

Sectores que asimilan bien las tasas de inflación elevadas y debemos tener en cartera

A partir de aquí debemos identificar que sectores tienden a hacerlo bien en etapas de elevada inflación y rotar la cartera hacia ellos. En primer lugar, el sector energético, que incluye empresas de petróleo y gas, es uno de ellos. Estas empresas superaron la inflación el 71% del tiempo.

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Este es un resultado bastante intuitivo. Los ingresos de las acciones de energía están naturalmente vinculados a los precios de la energía, un componente clave de los índices de inflación. Entonces, por definición, tendrán un buen desempeño cuando aumente la inflación.

Seguimos con las sociedades inmobiliarias, las llamadas SOCIMIS. Éstas pueden brindar protección ya que a la inflación el 67% de las veces.

Para entender este comportamiento debemos de analizar qué sucede con sus flujos de efectivo. Las SOCIMIS de renta variable poseen activos inmobiliarios y proporcionan una cobertura de inflación a través de la transferencia de los aumentos de precios en los contratos de alquiler y los precios de las propiedades.

Pero debemos matizar... Existen algunas SOCIMIS cuyo subjetivo de inversión son las hipotecas. Estos valores se encuentran entre los sectores con peor rentabilidad. Al igual que los bonos, los pagos de las cuotas hipotecarias pierden valor a medida que aumenta la inflación.

Lo mismo ocurre con el prometido crecimiento futuro de las ganancias de las acciones de tecnológicas. Se espera que la mayor parte de sus flujos de efectivo llegue en un futuro lejano, lo que valdrá mucho menos en dinero de hoy cuando aumente la inflación.

Las acciones utilities ni son la panacea para una cartera de inversión pues muestran una tasa de éxito algo decepcionante del 50% frente la inflación. Como monopolios naturales, deberían poder traspasar los aumentos de costos a los consumidores para mantener los márgenes de beneficio. Sin embargo, en la práctica, la regulación a menudo les impide hacerlo plenamente.

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Es más, dada la naturaleza estable de su negocio y los pagos de dividendos, las acciones de servicios públicos a menudo se negocian como "sustitutos de bonos", lo que significa que pueden bajar en relación con otros sectores cuando la inflación despega (y los precios de los bonos caen).

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Esperar a las caídas de bolsa para invertir es una mala estrategia a largo plazo, te contamos por qué

Una de las grandes preguntas que tienen los ahorradores que desean invertir en bolsa es cuál es la mejor manera de proceder para obtener los mejores resultados ¿debemos ir poniendo dinero mes a mes o es una mejor alternativa ir ahorrando y más adelante cuando se produzca una caída invertir todo lo ahorrado hasta ese momento?

Hoy resolvemos está duda de ambas estrategias de inversión a largo plazo. Pero antes de empezar, debemos describirlas.

La primera alternativa tiende a conocerse por dollar cost average (DCA) que parte de la idea de invertir una cantidad fija periódicamente en bolsa, independientemente si el mercado sube o baja.

Comprar en caídas

Comprar en caídas se traduce en ir ahorrando un importe determinado periódicamente en efectivo hasta que el mercado caiga por debajo de una determinada cantidad porcentual desde sus máximos históricos.

Una vez que el mercado caiga lo suficiente, un determinado porcentaje desde máximos, se invierte todo el efectivo ahorrado. A partir de ahí, invertimos periódicamente hasta que el mercado visite máximos históricos. En ese momento, vuelta a empezar, volvemos a acumular efectivo hasta que se produzca la siguiente caída del mismo en términos porcentuales que la anterior.

Esta tiende a ser la estrategia más empleada. Al igual que compramos cualquier artículo cuando está en rebajas, lo mismo ocurre con la compra del mercado cuando ha bajado.

Tomaremos el estudio de Nicolás Maggiulli publicado en Of dollars and data que se ejecuta de la siguiente manera:

Con el DCA invertimos 100 dólares cada mes durante los 20 años. Por el contrario, con la metodología de esperar las caídas, ahorramos 100 dólares mensuales hasta que el mercado cae y se invierte todo el efectivo ahorrado y continúa invirtiendo 100 dólares cada mes hasta que el mercado alcance otro máximo histórico. En ese momento, se vuelve a acumular efectivo hasta que se produzca la siguiente caída del mismo tamaño. Y así sucesivamente durante todo el periodo de 20 años.

Los resultados que se observan en todos los períodos de 20 años desde 1920 hasta 2020 es que la media de rentabilidad de utilizar la estrategia de comprar en caídas durante 20 años oscila entre el -5% y el -13% frente al DCA, dependiendo del umbral de caída que se se vaya a emplear.

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Es poco probable que si nos basamos en esperar caídas pequeñas para entrar en el mercado ganemos al DCA a largo plazo frente a si esperamos caídas grandes entre 1920 y 2020: Cuando se utiliza una estrategia de entrar en un umbral de caidas del 10% al 20%, existe una de cuatro posibilidades de derrotar al DCA.

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DCA es mejor estrategia

Si usamos un umbral del 50%, la probabilidad de exceder el DCA aumenta a casi a cuatro de cada diez. Pero esto tiene un precio porque, aunque es más probable que supere el DCA cuando usa un umbral de caída más alto, la rentabilidad final decaerá más (en promedio).

Esto sucede porque la estrategia de esperar las caídas para entrar, tiende a permanecer en efectivo demasiado tiempo. Esos dineros dado que no se capitalizan en la inversión, no aprovechan todo el potencial de la fuerza del interés a largo plazo del mercado.

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Mercados de valores ante la pandemia

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Para gestionar adecuadamente una cartera de acciones es preciso dominar los modelos, conocer los fundamentales del mercado y no olvidar factores psicológicos. Tres elementos, hoy por hoy, difícilmente controlables. Desde que estalló la crisis de la covid-19 los mercados de valores ilustran notables diferencias geográficas. Historias distintas a los dos lados del Atlántico, que hoy son solo una parte de un problema global. En Estados Unidos, no sin muchas dificultades, se espera una recuperación económica y financiera algo más ágil que en Europa. Los mercados lo reflejan, sobre todo por el impulso de las grandes compañías tecnológicas. El índice Nasdaq ya registra valores positivos, de nuevo, para lo que llevamos de 2020.

Los resultados empresariales en Estados Unidos están siendo menos malos de lo esperado. La primera gran divergencia que reflejan los mercados se halla entre el mundo digital y el que no lo es. Por eso —y por falta de cohesión político-económica— en Europa hay muchas más dudas. Hay un mayor peso de sectores más castigados, en servicios como los financieros. Un informe de la semana pasada del Banco de Pagos Internacionales señala que las acciones de los bancos han sufrido un castigo en los mercados equiparable al de Lehman Brothers en 2008 y que probablemente los más resilientes se recuperarán más rápido. Los bancos europeos sufren más por un entorno de tipos de interés menos favorable, un modelo de negocio aparentemente menos adaptativo que el estadounidense, las mayores dudas de la recuperación europea y la falta de infraestructura institucional en la Unión Europea.

«El contexto actual es de abundancia de liquidez, escasez de rentabilidad y mucho riesgo. Mala combinación. Las pocas oportunidades de inversión con rentabilidades apreciables o las coberturas sofisticadas con bonos están solo al alcance de los inversores más privilegiados».

Santiago Carbó

Es difícil que los mercados anticipen una recuperación rápida, en “V”. Olvidémonos. Ni siquiera en Estados Unidos. Ya se está viendo en China lo difícil que es volver a los niveles precrisis. Ni el consumo energético, ni los pedidos industriales, ni el comercio exterior auguran un rebote suficientemente compensatorio en el corto plazo.

Hay otras intrahistorias de asimetrías bursátiles, más microeconómicas. El contexto actual es de abundancia de liquidez, escasez de rentabilidad y mucho riesgo. Mala combinación. Las pocas oportunidades de inversión con rentabilidades apreciables o las coberturas sofisticadas con bonos están solo al alcance de los inversores más privilegiados. Es difícil que queden oportunidades para inversores de a pie, fondos de pensiones y ahorradores en general. Un problema de nuestro tiempo que tardará en resolverse. La reacción de los bancos centrales vuelve a ser crucial a corto y medio plazo porque evitan el pánico y ponen coto a las primas de riesgo. Pero, a largo plazo, esta extensión de anomalías (financiación oficial y tipos muy bajos) ofrecerá pocos incentivos a un ahorro generalizado que, hoy por hoy, no ofrece apenas rendimiento para clases medias y difícilmente existe para clases bajas.

En este contexto de mercados parece tentador pensar que las Bolsas subirán y subirán cuando la recuperación económica se vaya visualizando. Claro que también podemos acordarnos de aquella frase de Keynes: “Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia”.


Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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Más Móvil cotiza ya en niveles de 100 euros

Más Móvil

Este año en curso promete ser muy interesante para las telecos y en especial a uno de sus valores más emergentes como es Más Móvil. En estos momentos ya ha alcanzado niveles de los 100 euros la acción. Algo que era realmente impensable tan solo hace unos pocos años. En donde hasta se dudaba de su modelo de comercialización. Pero las cosas han cambiado sustancialmente hasta el punto de que esta teleco nacional ha sido uno de los valores más rentables del mercado continuo nacional. Con un rendimiento anual en 2017 superior al 50 %. Y por supuesto que con más intensidad que el resto de valores, incluidos los que cotizan en el índice selectivo de la renta variable de España, el Ibex 35.

Son muchas las noticias de que está siendo objeto Más Móvil, algunas de ellas auténticas catalizadoras para que se ha hay sitiado nada menos que en los tres dígitos. No obstante, su fuerte revalorización en los últimos meses hace que tengas que ser más precavido en el momento de tomar posiciones. Porque en cualquier momento puede llevarse a cabo correcciones en sus precios muy altas. No en vano, el mal de altura es de los denominadores comunes. Hasta el punto de que te plantes su puede seguir creciendo durante este año en curso. Al menos con la misma intensidad que en los ejercicios precedentes.

Más Móvil es sin lugar a dudas uno de los valores más activos de la renta variable española. Hasta el punto que cada vez son los pequeños y medianos inversores que ha decidido abrir posiciones en esta empresa de telecomunicaciones y telefonía. Incluso como punto de referencia para integrarla en su cartera de inversión a partir de estos momentos. Con una línea de negocio que va en franco crecimiento e incluso haciendo la competencia a Telefónica. Su oferta de tarifas están siendo el desencadenante de que buena parte de los usuarios opten por esta marca comercial en detrimento de otras con mayores años de antigüedad en los mercados.

Fidelity compra el 5 % de Más Móvil

El fondo de inversión Fidelity Management and Research (FMR) ha comprado un 5 % de Más Móvil hasta superar el 8 % del capital en la operadora de telecomunicaciones, según ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Pues bien, con este aumento de participación se produce después de que otro fondo, Providence Equity Partners decidiera vender casi el 15 % del capital a un precio de 88 euros por acción. Para embolsarse en la operación un montante de 245 millones de euros. Una operación que ha sido seguida con lupa por parte de los diferentes agentes del mercado de renta variable.

También ha sido objeto de otra clase de operaciones y que ha propiciado que el valor haya protagonizado continuas subidas en la cotización de sus precios. Hasta llegar a sus niveles actuales y que han impulsado a que sus acciones se puedan vender en estos momentos en niveles de 100 euros. Algo completamente impensable para los pequeños y medianos inversor tan solo un par de años. Si en este periodo formalizaste alguna compra, enhorabuena, por el saldo de tu cuenta corriente se habrá ampliado bajo unos límites muy favorables para tus intereses personales.

Subidón en la bolsa desde 2016

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Desde luego que Más Móvil ha sido uno de los valores bursátiles más activos en los dos últimos años. En concreto, desde 2016, cuando tan solo cotizaba en torno a 20 euros la acción. Pues bien, en este periodo que ha pasado su valor se quintuplicado. Algo que pocas veces pasa en los mercados de renta variable. No en vano, esta tendencia ha hecho ganar mucho dinero a ciertos fondos de inversión que habían abierto posiciones en una de las telecos que más de moda están en el panorama bursátil actual. Y que incluso puedes optar indirectamente a través de los bonos convertibles. En lo que se constituye como otra alternativa peculiar para invertir tu dinero desde planteamientos completamente diferentes con respecto a la compra y venta de acciones en la bolsa.

Esta compañía de reciente creación ha sido la oportunidad de negocio para muchos inversores. Que han visto en ella el instrumento más adecuado para incrementar su patrimonio personal o familiar. Quizás también te haya pasado a ti, o cuando menos seguro que en alguna que otra ocasión habrás pensado comprar sus acciones. Ahora si puede ser un porque tarde, al menos para que se generen subidas de la intensidad que ha habido hasta estos momentos. El nivel de los 100 euros es realmente clave para mostrar lo que puede hacer Más Móvil a partir de estos precisos momentos.

Fusiones en el sector en 2018

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De todas formas, hay otra tendencia de fondo que puede beneficiar a la teleco en este año. Con la posibilidad de que pueda seguir con su escalada en los precios. Esto es debido precisamente a que fusiones en el sector puede ser el denominador común durante los próximos doce meses. Porque en efecto, si hay algo en lo que coinciden los analistas de renta variable es que la actual calma en el sector no va a durar mucho tiempo. No en vano, durante el pasado ejercicio ya hubo fundamentados rumores sobre una posible fusión entre dos grandes telecos como Deutsche Telekom y Orange. Tratándose de dos de las empresas más fuertes de este sector.

Si esto se desarrollase en este año, no cabe duda que terminaría beneficiando a los intereses de Más Móvil. Con un potencial de revalorización que quizás sorprendiese a más de un pequeño y mediano inversor. Será un factor que deberás tener en cuenta si próximamente vas a abrir posiciones en este valor tan especial. Porque, entre otras razones, abriría un nuevo escenario que sería completamente inédito y del que te podrías beneficiar en tus operaciones en los mercados de renta variable. Aunque actuando con una cierta precaución para proteger tu dinero de movimientos adversos que pudiese desarrollar en este periodo.

Buscar nuevos objetivos

En este caso, no sería descabellado que el precio de sus acciones pudiese visitar la importante resistencia que tiene en los 150 euros por acción. Esta es una de las razones más relevantes para que estés al tanto de todos sus movimientos. Porque puede depurar todavía alguna que otra sorpresa positiva que potencia aún más su precio objetivo. A pesar de haberse revalorizado con tanta fuerza en los dos últimos años. Pero quien no te dice que este año puede seguir igual a los precedentes. Es algo que se preguntan algunos de los inversores con mayor experiencia en los mercados financieros. Poco tiempo te quedará para saberlo con un poco de objetividad.

Por otra parte, tampoco puedes olvidar a partir de ahora que esta compañía de telefonía está en condiciones de lograr un acuerdo con otras telecos establecidas en la geografía española. Más allá de si las operaciones pueden salir beneficiosas para los intereses de los inversores minoristas. Este es sin lugar a dudas otros de los escenarios que se te pueden presentar en el 2018. Es un factor, que en cualquier caso, puedes contar con él para tratar de rentabilizar los ahorros bajo una mayor intensidad en las subidas.

Un sector bursátil en alza

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De cualquier forma, tampoco puedes olvidar como inversor que eres que el mercado de la telefonía en España está siendo más competitivo que nunca. Durante los ocho primeros meses del año, más de cuatro millones de clientes cambiaron de operador, es decir, un 8 % del total. Este factor juega a tu favor si vas a impulsar alguna clase de operaciones en la renta variable durante los próximos días. Pero además contarás son una serie de ventajas adicionales como las siguientes que te exponemos a continuación.

  • Su línea de negocio te permite seguir aspirando a que tus inversiones se sigan revalorizando a partir de las próximas semanas. Más allá de correcciones puntuales en sus precios. Puede que sea el momento de marcarte nuevos objetivos.
  • Este es uno de los valores de la renta variable española más caliente del momento. De momento no muestra cansancio ni signos de debilidad en la formación de sus precios. Si no más bien todo lo contrario.
  • No debes olvidar que esta teleco está bajo una directriz impecablemente alcista a todos los niveles. En donde se siguen alcanzando nuevos máximos históricos en su cotización. Al menos hasta la llegada de los 100 euros la acción.
  • El proceso de fusiones en el sector también podrá ayudarte a que sus precios se vayan más arriba aún de lo que están en estos momentos. Sin frenos por lo que respecta a las resistencias que tiene este valor tan especial por el camino.
  • Su potencial de crecimiento a medio y largo plazo puede ser muy interesante para mejorar el saldo de tu cuenta corriente. Más allá de que puedan generarse correcciones puntuales en sus precios. Es un sector que habrá que tener en cuenta a partir de estos momentos.
  • Y por último, no debes olvidar que a partir de ahora deberás ser mucho más cauto para abrir posiciones ya que ha subido con gran verticalidad en los últimos años. Puede que desde ahora ya no sea de esta manera.


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