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¿Qué son los bienes públicos?

Esta esta ocasión, dentro de nuestra serie de Conceptos de Economía analizamos qué son los bienes públicos, un tipo de bienes muy especial que no son susceptibles de comprar ni vender en ningún mercado, puesto que tienen la característica de ser ‘colectivos’ y cuyo uso y disfrute puede llevarse a cabo por cualquier ciudadano sin distinción, con independencia de que este deba respetar la jurisdicción aprobada al respecto para protegerlos.

La gestión y/o provisión de los bienes públicos no es exclusiva del Estado, sino que también pueden ser provistos por el sector privado. Un ejemplo de bien público provisto por el Estado sería el alumbrado de las calles, ya que si no se sufragase entre todos los ciudadanos de un municipio, nadie tendría incentivos privados como para poder hacerlo. Y otro de un bien público gestionado por una institución privada sería una señal de radio o unos fuegos artificiales sufragados por una empresa en una convención anual, ya que podríamos disfrutar de ellos sin pagar y sin poseer la invitación para dicha convención.

Los bienes públicos gestionados por el Estado, son una herencia del imperio romano, época de la historia en la que se empezaron a proveer ciertos bienes y derechos públicos como la seguridad ciudadana, la justicia, la gestión del agua y de los terrenos municipales, etcétera.

Características de los bienes públicos

La esencia de un bien público, es decir, la característica que le distingue de otro que no lo sea son dos propiedades, que sea no rival y no excluyente. Que sea no rival significa que el uso y/o disfrute por parte de un usuario adicional no suponga una limitación para el uso y/o disfrute de un usuario que ya hace uso de él, como por ejemplo una señal de radio, que permite a distintos usuarios escuchar la sintonía en el mismo momento.

Un ejemplo de bien rival sería un coche, puesto que cuando lo usa uno de nosotros, otro usuario no puede hacerlo al mismo tiempo, o el consumo de una porción de tarta cuando solo contamos con una, ya que al comerla uno de los comensales, disminuye la cantidad disponible para el resto.

Que sea no excluyente, quiere decir que no es posible discriminar qué usuarios lo disfrutarán y quiénes no mediante los precios, puesto que estos no tienen precio, y cualquier usuario que lo desee puede acceder al uso y disfrute del mismo, con independencia de que estos contribuyan o no a su mantenimiento y/o protección. Algunos ejemplos son el viento, la arena de la playa o el olor de un exquisito pastel al pasar por una panadería.

Los bienes públicos en nuestras vidas

El ejemplo más común de bien público es la defensa nacional, un servicio de protección garantizado y gestionado por el Estado de la nación, que nos protege frente a amenazas externas, bridándonos a todos nosotros el servicio, y para el cuál es muy difícil excluir a un usuario en concreto.

Un ejemplo de por qué no podemos excluir a un usuario en concreto es el siguiente, pensemos en que en nuestro país comienza un conflicto armado contra otra nación, el Estado trataría de protegernos mediante la defensa nacional, defensa que sería prácticamente imposible negar al vecino del tercer piso de un edificio, y proteger al mismo tiempo al resto de los vecinos de la comunidad.

Respecto a este Concepto hay que tener muy claro que no por el hecho de que un determinado bien o servicio lo administre el Estado, se trata de un bien público, solo que estos son gestionados por la administración porque de lo contrario nadie tendría incentivos para hacerlo.

Debiendo distinguirlos de los bienes públicos impuros, bienes que provee el Estado así como instituciones privadas que pueden llegar a limitarse, a reducir su cantidad disponible o a verse mermada su calidad, y que se ejemplarizan perfectamente en la educación. Supongamos que un estudiante asiste a más clases que el resto de los compañeros de su titulación, hecho que no provoca que la cantidad de educación percibida por los demás disminuya, por lo que en principio no hay rivalidad en el consumo, siempre y cuando este hecho sea individual y aislado, pero si este ‘fenómeno’ se extiende, podemos llegar a un punto de masificación de las universidades, y por tanto disminuir la calidad de la enseñanza disponible para el resto.

Una de las confusiones más extendidas al respecto es por ejemplo la Sanidad Pública, un servicio de naturaleza económica privada, y que en cuyo consumo se pueden excluir a determinados usuarios, a la par que es rival, porque si se tienen recursos para hacer una sola intervención quirúrgica no podemos operar a dos pacientes al mismo tiempo. Siendo otro debate el hecho de que este bien sea provisto por el Estado, ya sea por las externalidades positivas que genera, el impacto social, o razones de otro tipo.

Otra cuestión que no siempre queda clara es la confusión entre los bienes públicos impuros y los bienes públicos preferentes, que no son bienes públicos puesto que no reúnen ninguna de sus dos características, siendo más bien bienes de naturaleza privada, algunos ejemplos son la sanidad, la educación, la vivienda o los alimentos. Bienes que generan externalidades positivas a la sociedad, y que si no se gestionasen por el Estado no se podrían proveer en una cantidad óptima por parte del sector privado, constituyendo uno de los ‘fallos de mercado’ más significativos

Principales problemas de sostenibilidad

Los bienes públicos necesitan de una gestión pública y de un estricto mecanismo de control que garantice su uso y disfrute, así como su sostenibilidad. Para garantizar esto último, debe instrumentalizarse un sistema de derecho y de garantías lo suficientemente represivo como para que todos los usuarios del mercado se impliquen en dicha tarea.

Por ejemplo, si no respetamos los bosques, los mares o el medio ambiente, podemos excluir a los futuros habitantes del planeta del uso y disfrute de dichos bienes. Por ello, se debe legislar en este sentido, y garantizar el respeto a las normas en pro de la consecución de este fin.

Otra de las problemáticas más extendidas al respecto es el Problema del Polizón, o ‘free rider’ en la lengua anglosajona, y que reza que es difícil excluir del servicio a quién o quienes no contribuyan al esfuerzo colectivo para su mantenimiento. Un ejemplo, al hilo de esta cuestión sería el uso de las autopistas públicas por parte de aquéllos ciudadanos que no pagan sus impuestos en tiempo y forma, proporcionando un daño económico y de disponibilidad de los recursos públicos a quienes si contribuyen a su financiación.

Este problema supone un ‘daño’ tremendo para los intereses colectivos, porque al esquivar estos usuarios ‘gratuitos’ el esfuerzo colectivo para su financiación o mantenimiento, supone que esta carga no satisfecha incrementará el esfuerzo que los ciudadanos contribuyentes han de satisfacer para garantizar su viabilidad.

Perspectivas, viabilidad y conclusiones

En los últimos años, en la medida que se han ido agudizando los problemas fiscales y presupuestarios de los Estados, han ido tomando impulso ciertas iniciativas en contra de la colectividad de las cargas tributarias, olvidando algunos que las cargas públicas se basan en dos principios, la equidad y la igualdad. No contemplando que aunque no se demanden servicios educativos o sanitarios por parte de algunos usuarios potenciales, todos utilizamos en mayor o menor medida el transporte público, la red de carreteras y la defensa nacional.

Por todo ello, los gobiernos deben promover una gestión a largo plazo y sostenible de los bienes públicos para no caer en este engaño, máxime cuando estos escapan al mercado, y si no se cuidan, pueden llegar a desaparecer.

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Esto es todo lo que se sabe de los avales públicos contra el coronavirus

Dentro del paquete de medidas económicas que el Gobierno de coalición puso en marcha el martes pasado para hacer frente a los efectos negativos del coronavirus en la economía de España se encuentran los avales públicos.

El remedio del Gobierno de coalición es inyectar 117 mil millones de euros públicos, de los que 100 mil millones, son avales públicos que buscan garantizar la liquidez de las empresas y autónomos en este situación de alarma sanitaria por el coronavirus.

https://www.elblogsalmon.com/economia-domestica/espana-saca-bazooka-economico-coronavirus-movilizara-20-pib

¿Qué es un aval?

Un aval es una garantía de pago. Los avales los suelen pedir las entidades bancarias a la hora de conceder un préstamo o un crédito. El avalista es la persona, o en este caso que se hace cargo de la deuda en caso de que el prestatario, persona a la que se le concede el préstamo o crédito, no lo puede hacer frente al pago.

Es decir, un aval funciona como un contrato de afianzamiento a través de este una entidad bancaria confía en que un tercera va a cumplir con sus obligaciones financieras a la hora de devolver las cuotas con los interés.

Cuando se pide un aval, lo que se pretende es consolidar una garantía de que se va a cobrar las obligaciones financieras contraídas. Cuando una entidad bancaria lo solicita a una persona que pide un préstamo o crédito, el objetivo es asegurarse de que va a recibir el dinero aún en el caso que no se pueda hacer frente a los pagos.

Los avales públicos se añade a la línea Thomas Cook de financiación para el sector turístico

Los avales públicos se van a realizar a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Estas garantías permitirán a las entidades bancarias poner entre 20 mil y 50 mil millones de euros en créditos a interés bajo.

Se prevé que la cantidad necesaria que necesita el sistema son alrededor de 30 mil millones de euros para paliar los efectos económicos del coronavirus. Con estos avales públicos se consigue:

  • Que las empresas, independientemente como estén, puedan acceder de forma rápida a liquidez.
  • En el caso de que alguno de estos préstamos acabasen siendo impagados, no perjudicaría a la entidad bancaria que los ha concedido.

Todos los sectores se pueden acoger a estas líneas de crédito y el objetivo es que las empresas dispongan de liquidez para poder hacer frente a los gastos fijos que tienen en sus empresas y que por falta de facturación provocada por el coronavirus no se pueden hacer frente.

En paralelo, existe otra partida de créditos para el sector turísticos, que entre las entidades bancarias se conoce ‘línea Thomas Cook’, por 400 millones de euros, que hace frente el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

A parte de los avales públicos se autoriza 2 mi millones para las empresas exportadoras

El Real decreto permite ampliar la capacidad de endeudamiento del Instituto de Crédito Oficial (ICO) en 10 mil millones de euros para facilitar la liquidez a las empresas (PYMES y autónomos), a través de líneas de financiación de este organismo, y así conseguir paliar los efectos económicos del coronavirus.

Durante el período de 6 meses, el Real Decreto autoriza la creación de una línea de cobertura aseguradora de hasta 2 mil millones de euros a cargo del Fondo de Reserva de los Riesgos de Internalización para créditos circulantes de las empresas exportadoras.

Los avales públicos se pueden aplicar a cualquier necesidad de la empresa

Los avales públicos servirán para cubrir tanto la renovación de préstamos ya existentes como para lograr nuevas líneas de financiación concedidas por entidades bancarias y, por tanto, hacer frente a los efectos negativos ocasiones por el coronavirus.

Los créditos obtenidos mediante la obtención de estos avales públicos podrán servir a las empresas y los autónomos para hacer frente al pagos de facturas, resolver necesidades de material o de tesorería de la empresa, incluyendo los vencimiento de obligaciones de entidades bancarias o de la Agencia Tributaria, es decir, para pagar impuestos.

Durante la semana pasada el Gobierno ya realizó una moratoria de las obligaciones fiscales para empresas y autónomos para que puedan aplazar hasta 30 mil euros del IRPF, IVA o el Impuesto de Sociedades durante 6 meses, con una carencia de 3 meses, sin costes ni intereses.

Esta moratoria para las PYMES y los autónomos sólo iba dirigido a aquellas empresas y autónomos que facturasen como máximo 6 millones de euros el año pasado, por lo tanto, estos avales públicos permitirán a las empresas con mayor volumen de facturación hacer frente a los impuestos, además de ser destinado al pago de las nóminas de los empleados.

En El Blog Salmón | España saca el 'bazooka' económico contra el coronavirus: movilizará el 20% del PIB

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