evolucion-del-numero-de-empresas-inscritas-en-la-seguridad-social:-comparacion-interregional

Evolución del número de empresas inscritas en la Seguridad Social: comparación interregional

Comparte esta entrada



En una entrada anterior se analizó la evolución del número de empresas inscritas en la Seguridad Social según el tamaño de la empresa. Lo que se observó es que desde 2019 hasta 2025, el número total de empresas ha registrado un crecimiento modesto, ya que la fuerte caída en el número de empresas de 1 a 2 trabajadores, junto al estancamiento las de 3 a 5 trabajadores –entre ambas representaban en 2019 el 75% de número total de empresas– apenas ha sido compensado por el crecimiento –muy intenso en términos porcentuales, pero moderado en valores absolutos– en el número de empresas de mayor tamaño. 

En esta entrada se va a comparar la evolución del número de empresas en las comunidades autónomas. Con datos hasta septiembre de 2025, el crecimiento registrado en comparación con 2019[1] en el número total de empresas en España ha sido del 0,2%, o 2.137 en valores absolutos. Dicho crecimiento procede básicamente de cinco comunidades autónomas: Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana, Baleares y Cataluña (por orden de crecimiento nominal, ver cuadro 1) [ordene el cuadro según variación en porcentaje o variación absoluta –o bien alfabéticamente– haciendo clic en el lado derecho de la cabecera de cada columna»] . El resto de las regiones registraron caídas o leves ascensos. Entre las que sufren mayores caídas nominales destacan Galicia, Castilla y León, País Vasco y Aragón. En términos porcentuales, el descenso más acusado fue en Ceuta y Melilla (las cifras de las dos ciudades autónomas se ofrecen en conjunto).


Otro rasgo importante son las diferencias en la tendencia reciente que describe cada región. Desde 2013 hasta 2022 prácticamente todas se comportaron conforme a un mismo patrón: crecimiento continuado hasta 2019, fuerte caída en 2020 a consecuencia de la pandemia, y recuperación (“rebote”) en 2021 y 2022 en casi todas, en mayor o menor grado, exceptuando País Vasco, La Rioja y Ceuta-Melilla, que prácticamente no se recuperaron de la caída anterior. A partir de ese momento, el comportamiento diverge, de modo que nos encontramos con tres grupos de regiones.


El primer grupo [escoja «a. CC. AA. más dinámicas» en el menú desplegable del gráfico 1] es el de las comunidades cuyo número de empresas continuó creciendo de forma intensa en los años posteriores al “rebote”, superando en 2025 significativamente el número de empresas de 2019. Este grupo estaría constituido por –de mayor a menor dinamismo– Baleares, Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana. En todas ellas, el crecimiento para el conjunto del periodo se sitúa entre el 2,3% y el 5%

Dentro del segundo grupo [escoja «b. CC. AA. menos dinámicas» en el menú desplegable del gráfico 1] encuadraríamos a las regiones que han registrado el peor desempeño. Son las que, tras un leve o inexistente rebote, mantuvieron estable su número de empresas en un nivel muy inferior al de 2019, o incluso iniciaron una tendencia de continuo declive: Aragón, Asturias, País Vasco, La Rioja, Castilla y León, Galicia, y, especialmente, Ceuta-Melilla. Mención especial merece el País Vasco, que fue la región española que sufrió una menor caída en su número de empresas en 2020, pese a lo cual se sitúa entre las de peor desempeño, debido a que en 2021-2022 no registró prácticamente rebote alguno, y en los años siguientes se instaló en una continua trayectoria decreciente, finalizando un 2,8% por debajo del nivel de 2019. En todas ellas, la caída en el número de empresas con respecto a 2019 se sitúa entre el 2,7% y el 4,2%, salvo para el caso de Ceuta y Melilla, con un hundimiento del 9%

El resto de comunidades constituirían un tercer grupo [escoja «c. CC. AA. intermedias» en el menú desplegable del gráfico 1]. Son aquellas que, tras el rebote inmediatamente posterior a 2020, mantuvieron estable su número de empresas, con pequeños altibajos, en un nivel en algunos casos algo superior y en otros algo inferior al de 2019. Algunas de ellas, como Cataluña, han registrado un crecimiento casi continuado año tras año, al igual que las del primer grupo, pero este ha sido muy pequeño, de modo que su nivel supera por muy poco al de 2019.  La mejor situada, Murcia, apenas lo supera en un 0,7%.

Finalmente, hay que señalar que no existe una correspondencia completa entre el desempeño de las comunidades autónomas en cuanto a la evolución de su número de empresas y su desempeño en cuanto a PIB. Hay algunas regiones que se encuentran entre las mejores o peores clasificadas en ambas mediciones, pero en muchas otras la relación entre estas variables es divergente. Cabe la posibilidad de que en algunas regiones más dinámicas en cuanto a crecimiento del PIB, el tamaño empresarial esté aumentando, lo que podría explicar, al menos en algún caso, la mencionada divergencia, aunque los datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social no permiten profundizar en la cuestión.


[1] Como cifra de 2025 se toma el promedio de los últimos doce meses (desde octubre de 2024 hasta septiembre de 2025) y como cifras anuales de los años anteriores, el promedio de los doce meses de cada año, al objeto de evitar las distorsiones en las comparaciones derivadas de la diferente estacionalidad de cada región.

Comparte esta entrada



Leer más
claves-del-ciclo-expansivo

Claves del ciclo expansivo

Comparte esta entrada



La revisión del INE confirma el tirón de la economía española, con un PIB que se sitúa ya un 9,3% por encima de los registros anteriores a la pandemia, ampliando la ventaja en relación a las otras grandes economías de nuestro entorno. El PIB de la eurozona ha crecido 3,3 puntos menos que el español, y los indicadores más recientes apuntan a una atonía persistente tanto en Alemania como en Francia.  

Frente a una cierta continuidad de las grandes magnitudes, también aparecen dos importantes puntos de inflexión, así como alguna sorpresa del lado de la inversión. En primer lugar, el sector exterior ya no juega el papel prominente que tuvo en el inicio del ciclo expansivo. Su aportación al crecimiento está siendo negativa en lo que va de año, y el contexto de guerra comercial, caracterizado por continuos vaivenes de la Administración Trump, no despeja el horizonte. Pese a todo, la situación de nuestro comercio exterior no difiere mucho de la del resto de Europa, lo cual no está mal habida cuenta del diferencial de crecimiento: habitualmente un ciclo expansivo como el que vive la economía española se acompaña de un deterioro de la balanza comercial en relación a las economías más estancadas, una circunstancia que no se está constatando en esta ocasión. 


En segundo lugar, la demanda interna ha tomado el relevo del sector exterior, si bien con cambios relevantes en su composición. El consumo de las administraciones pierde tracción, lastrado por las sucesivas prórrogas presupuestarias, y todo apunta a que esta situación persistirá en el corto plazo, con la posible salvedad del gasto en defensa. En contraposición, se afianza el ciclo de consumo privado y de inversión en construcción, en consonancia con la creación de empleo, la revitalización de la oferta de vivienda y, probablemente, el desembolso de fondos europeos, evidenciado por el auge de la inversión no residencial, es decir en infraestructuras y otras edificaciones.   

Destaca el repunte, a un ritmo sorprendente, de la inversión en bienes de equipo y en “intangibles”, que incorpora el capital inmaterial, software y demás productos de la propiedad intelectual. Ésta, que había sido la variable más rezagada en la fase de recuperación, emerge como una de las claves de la coyuntura. Conviene, sin embargo, tener en cuenta que los fondos europeos, particularmente el kit digital, han podido aportar un estímulo puntual a la inversión en intangibles, con efectos inciertos en el crecimiento futuro. La inversión en maquinaria y equipamiento físico, por su parte, ha crecido solo un 4,5% en los últimos cinco años, evidenciando una escasa filtración de fondos europeos en este segmento. 

Finalmente, tras la revisión del INE, sigue siendo el caso que la economía española ha crecido sobre todo sumando fuerza laboral. Las horas trabajadas habrían crecido incluso más de lo anticipado, lo que ha tenido como resultado un menor avance de la productividad por hora efectivamente trabajada: esta variable, que aproxima la velocidad de transformación de la economía, habría crecido un 2,9% desde 2019, en vez del 3,6% conforme a las estimaciones anteriores. Eso sí, se mantiene el diferencial favorable de crecimiento de la productividad respecto al resto de Europa, y la tendencia es positiva en el periodo más reciente.  

En definitiva, los ajustes estadísticos dejan entrever una economía española con más tracción de lo anticipado para afrontar los desafíos globales. Queda, no obstante, por esclarecer la sostenibilidad de las fuerzas que sustentan el ciclo. Algunos factores, como los fondos europeos, no han generado el efecto transformador que se esperaba, a tenor del moderado comportamiento de la productividad. Los recursos que quedan por ejecutar ascenderían a más de 25.000 millones de euros: a poco más de un año de la conclusión del programa, habrá que esforzarse por mejorar su vinculación con las necesidades del tejido productivo.      

CONSUMO | Las revisiones del INE no disipan la dicotomía entre la macroeconomía y su percepción social. Desde 2019, el consumo de las familias se ha incrementado un 6,2% a nivel agregado, descontando la inflación (un punto más que la anterior estimación). Ahora bien, ajustando por el crecimiento poblacional, la mejora es solo del 2,9% en términos medios por habitante. El menor impulso demográfico de la eurozona en su conjunto ha provocado que el consumo haya crecido más que en España en términos per capita (2,5%), pese al peor comportamiento a nivel agregado (3,9%).     

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más
tipos-de-interes,-mercado-de-trabajo-y-narrativas-financieras-en-jackson-hole

Tipos de interés, mercado de trabajo y narrativas financieras en Jackson Hole

Comparte esta entrada



El Simposio Anual de Jack­son Hole, organizado por la Reserva Federal de Kansas City, y que se celebró la pasada semana, se ha convertido en la última década en el escenario veraniego central para medir la temperatura de la economía y las finanzas mundiales. No obstante, este año, bajo el título Mercados de trabajo en transición: demografía, productividad y política macroeconómica, pone el énfasis en la creciente relevancia del mercado laboral frente a los grandes desafíos y permite explorar cómo el envejecimiento de la población, la caída en la productividad y los cambios demográficos están remodelando el empleo, la inflación y la capacidad de reacción de las políticas públicas. Asimismo, las políticas monetarias no pueden desligarse de tendencias estructurales como la automatización, digitalización e inteligencia artificial, los desplazamientos poblacionales y la evolución de la participación laboral. 

Más allá del contenido académico de las ponencias, se trata de una plataforma para que los banqueros centrales y otros líderes económicos comuniquen su visión de corto y largo plazo. En estos días, la atención se ha centrado en si la Fed confirmará o no un cambio de rumbo hacia una política más laxa, con rebajas de tipos de interés. Asimismo, ante la renovación de la presidencia de la Reserva Federal en 2026, este será el último Jackson Hole de Je­rome Powell, en plena polémica con Trump.

Los datos más recientes de Estados Unidos manifiestan un crecimiento algo más débil de lo esperado, moderación en el consumo y algunas señales de enfriamiento en el mercado laboral. Por su lado, la inflación sigue relativamente contenida –aunque por encima del objetivo del 2%– y los salarios mantienen hasta ahora un ritmo de avance compatible con los objetivos de la Reserva Federal.

Algunos analistas interpretan estas cifras como un signo de fragilidad. Sin embargo, otros sostienen que reflejan un ajuste saludable después del repunte extraordinario posterior a la pandemia y a los conflictos geopolíticos. La Fed se enfrenta, por tanto, a un dilema: si mantiene los tipos de interés durante demasiado tiempo, corre el riesgo de frenar en exceso la actividad; si los reduce prematuramente, podría reavivar las presiones inflacionarias. Esta disyuntiva se traduce en la prudencia de los discursos recientes de Jerome Powell.

Los datos económicos por sí solos, de cara al simposio de Jackson Hole de este año, aportan menos claridad para fundamentar la necesidad de un recorte. A pesar de ello, la valoración actual del mercado muestra un consenso mucho mayor respecto a la decisión que tomará la Fed en septiembre. El mercado sigue descontando una probabilidad cercana al 90% de un recorte de 25 puntos básicos. Hace un año ahora, la expectativa para la reu­nión de septiembre de 2024 reflejaba mucha más ambigüedad sobre si la Fed optaría por un movimiento de 25 puntos o de 50.

La casi certeza con la que hoy los mercados esperan un recorte de 25 puntos en la próxima reunión de septiembre parece estar impulsada por tres factores: las dos disidencias en la votación del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Fed de julio, un mayor deterioro en los datos de empleo y, por último, pero no menos importante, la retórica persistente y muy agresiva de la Administración Trump a favor de recortes de tipos de mayor alcance. El foro llega en un momento particularmente sensible, ya que desde la última reunión del FOMC hasta la próxima reunión hay un vacío comunicativo de casi siete semanas. Por ello, el discurso de Powell del viernes dio claves sobre el rumbo económico para lo que queda de 2025 y más allá, anticipando un posible calendario de decisiones y la posible evolución de los tipos de interés.

Mientras en Estados Unidos se habla de un aterrizaje suave, en Europa la narrativa parece menos optimista, con una economía alemana debilitada que arrastra al conjunto de la zona euro. Factores como la elevada dependencia energética, la ralentización del comercio global tras la imposición de aranceles y la falta de dinamismo en la inversión privada han lastrado el crecimiento.

Las proyecciones para el PIB de la eurozona se han revisado a la baja, mientras que las expectativas de inflación, aunque en descenso, siguen por encima del objetivo del BCE. El enfoque reunión a reunión sin comprometerse excesivamente continuará seguramente siendo el orden del día del discurso de Lagarde en el Simposio. El BCE podría estar atrapado en una trampa de bajo crecimiento y una inflación moderada, pero por encima del objetivo; una situación difícil de revertir, como se está observando.

En este contexto monetario y económico, los inversores se encuentran atrapados entre dos narrativas. La primera, de carácter optimista, que confía en que la Fed logre un aterrizaje suave y que la inflación siga cediendo sin necesidad de un endurecimiento mayor. La segunda, la pesimista, que teme que la combinación de tipos relativamente elevados y un contexto global frágil pueda precipitar una recesión o un notablemente menor crecimiento.

Hasta ahora, los índices bursátiles han mostrado cierta resiliencia, pero los movimientos en los mercados de bonos y divisas reflejan una elevada sensibilidad a cualquier declaración de los bancos centrales. En estos meses seguirá la incertidumbre –aranceles, déficit público de EE UU–, y lo que decidan los bancos centrales será, como siempre, importante, pero seguramente los banqueros centrales no harán nada muy tajante. Preferencia por el mal menor que por apuestas arriesgadas.

Una versión de este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días

Comparte esta entrada



Leer más
sorpresa-positiva-en-las-cifras-de-pib-del-ii-trimestre-de-2025

Sorpresa positiva en las cifras de PIB del II trimestre de 2025

Comparte esta entrada



CNTR IIT 2025

El PIB creció un 0,7% intertrimestral en el segundo trimestre de 2025, según cifras provisionales, una décima más que en el trimestre anterior, e igual tasa a las registradas en los últimos trimestres de 2024. El resultado ha superado las previsiones, que se situaban en torno al 0,5% (gráfico 1).


La aceleración con respecto al primer trimestre procedió del consumo privado, de la inversión en construcción de viviendas y de la inversión en bienes de equipo. El consumo público registró una leve contracción –por segundo trimestre consecutivo, siempre en tasas intertrimestrales– mientras que la aportación del sector exterior fue negativa, como consecuencia de un crecimiento de las importaciones mayor que las exportaciones. Dentro de estas últimas, la aportación al crecimiento procedente del turismo ha sido mucho más moderada que a lo largo del pasado año.

Puede decirse, por tanto, que el patrón de crecimiento en los dos primeros trimestres de 2025 ha sido diferente al predominante en los años anteriores, con una menor aportación del consumo público –que había ejercido un papel excesivamente protagonista–, y una mayor aportación de la inversión, tanto en vivienda como en bienes de equipo –tras el preocupante estancamiento exhibido durante todo el periodo pospandemia–. 

El mantenimiento de la fortaleza del consumo privado, la revitalización de la inversión en vivienda, la ralentización del turismo y la aportación negativa del sector exterior, son todos ellos rasgos esperados, que evolucionan en línea con lo previsto. El freno del consumo público y la reactivación de la inversión en equipo, sin embargo, son elementos más inesperados, o, al menos, sobre los que había una mayor incertidumbre en cuanto a su posible evolución. La recuperación de la inversión en equipo, por otra parte, pone de manifiesto que la incertidumbre internacional derivada de la subida de aranceles y de las negociaciones comerciales no ha tenido gran impacto sobre la economía nacional.

Como elemento negativo, cabe señalar la profundización en la caída de las horas trabajadas por ocupado. Así, el número de personas ocupadas creció un 0,7% en el segundo trimestre, pero el número de horas trabajadas solo lo hizo en un 0,3%. El promedio de horas trabajadas por persona se sitúa ya, de este modo, un 4,1% por debajo del promedio de 2019, lo que mantiene estancada la productividad por ocupado. Este fenómeno, unido al elevado ritmo de crecimiento del salario medio –en la primera mitad de este año creció un 4,3% con respecto al mismo periodo del año pasado–, supone una continuación de la trayectoria alcista de los costes laborales unitarios, que se sitúan un 27% por encima del nivel de 2019 (gráfico 2).

Comparte esta entrada



Leer más
el-nucleo-duro-del-crecimiento-espanol

El núcleo duro del crecimiento español

Comparte esta entrada



Por lo general una economía crece cuando coinciden dos circunstancias. La primera, un incremento de la demanda, ya sea interna o exterior. Y la segunda, que las empresas sean capaces de responder a dicho impulso de la demanda, porque son competitivas y disponen de capacidad productiva. Por diferentes razones, los datos de PIB de EE. UU. y España divulgados esta semana aportan informaciones relevantes acerca de las fuerzas y debilidades de ambos factores del actual ciclo expansivo.

El comportamiento de la economía norteamericana, con un descenso de una décima, evidencia un deterioro súbito de la confianza y una inquietante pérdida de competitividad como consecuencia de la guerra comercial. El consumo privado se ha desacelerado netamente y si todavía crece es en cierta medida por las compras anticipadas de los hogares norteamericanos ante la perspectiva de un aumento de los precios; cabe esperar, por tanto, que el consumo se frene en los próximos meses. Por su parte, las empresas, anticipando fuertes aranceles, han hecho acopio de productos importados, algunos destinados a la venta (elevando las existencias) y otros a la inversión en bienes de equipo. Todo ello traduce los primeros efectos des doble shock, de demanda y de competitividad.

En España el escenario es más favorable, pero también emergen nuevos riesgos. El avance del PIB (0,6% en el primer trimestre, el doble que la Unión Europea) se sustenta en un bucle de demanda de consumo privado, inversión en construcción y aumento del empleo, conformando el núcleo duro del crecimiento de la economía española. El consumo público, sin embargo, se desacelera. Y la inversión empresarial evidencia una cierta volatilidad, al tiempo que sus perspectivas se ven afectadas por la incertidumbre global.


También surge una nueva amenaza en el frente de la competitividad. Nuestras empresas mantienen una posición competitiva positiva en términos de costes laborales y energéticos. Destaca el tirón de las exportaciones de servicios no turísticos (4,6% en el primer trimestre). Pero la guerra comercial también provoca un efecto de desvío de las ventas de productos asiáticos hacia los mercados europeos, por las restricciones impuestas por Trump. Es un hecho que las importaciones han empezado a repuntar: las compras en el exterior crecen ya a un ritmo tendencialmente superior a la demanda (con una elasticidad de 1,2), cuando hasta hace poco lo hacían muy por debajo de dicha demanda (elasticidad inferior a 1). Los envíos de productos españoles a los mercados europeos también podrían verse perjudicados por la mayor competencia de productos asiáticos a precios artificialmente bajos. En suma, la demanda interna resiste, pero aparecen nubarrones en el panorama externo y en la competitividad.

De cara al futuro, es probable que perdure el ciclo expansivo de la demanda de consumo, inversión residencial y creación de empleo. Desaparecen los fenómenos de recuperación de poder adquisitivo, pero un mayor recurso al ahorro por parte de los hogares podría actuar como contrapeso. No obstante, el golpe arancelario se propagará a través del comercio mundial, entorpeciendo las exportaciones y exacerbando la competencia internacional. Las dos principales potencias mundiales han entrado en zona de turbulencias, y salvo un improbable acuerdo comercial la situación no parece que vaya a cambiar en el corto plazo.

España goza de un núcleo duro de crecimiento autosostenido que nos diferencia de los socios comunitarios. Todo apunta a que el PIB todavía avanzará netamente por encima del 2% este año. Sin embargo, sería temerario pensar que nos podemos desacoplar de los desvaríos del resto del mundo, de modo que una desaceleración es previsible a partir de la segunda mitad del año. Ante la guerra comercial y las tensiones geopolíticas, lo deseable sería sustentar la confianza para nutrir las fortalezas internas y profundizar en el descenso del paro. De lo contrario el ciclo expansivo perderá rápidamente vigor.

PRODUCTIVIDAD | El número de ocupados aumentó un 0,8%, pero el número de horas trabajadas se redujo, de modo que se mantiene la tendencia a la reducción de las horas trabajadas por persona que se observa desde 2023, con un descenso de la productividad por ocupado y un incremento de la productividad por hora. El perfil que se desprende de la EPA es similar: el número de ocupados se incrementó un 0,7% en el primer trimestre, entrañando un ligero descenso de la productividad por persona ocupada, y a la inversa cae el número de horas trabajadas, impulsando la productividad horaria.  

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más
el-pib-en-el-primer-trimestre-de-2025:-continua-el-ciclo-expansivo,-aunque-con-una-moderacion-del-consumo

El PIB en el primer trimestre de 2025: continúa el ciclo expansivo, aunque con una moderación del consumo

Comparte esta entrada



CNTR IT 2025

El PIB registró un crecimiento intertrimestral del 0,6% en el primer trimestre de 2025, una décima menos de lo anticipado por Funcas. Además, se ha revisado ligeramente a la baja el PIB del trimestre anterior, lo que reduce el efecto de arrastre sobre el crecimiento en 2025.

La demanda nacional en su conjunto aportó cuatro décimas al crecimiento, la cifra más baja en nueve trimestres. El consumo privado experimentó una notable desaceleración, hasta el 0,4%, sensiblemente por debajo de los crecimientos observados a lo largo de 2024, quizás influido por las malas condiciones climatológicas. El consumo público creció un 0,2% por segundo trimestre consecutivo, apuntando a una desaceleración tras un periodo fuertemente expansivo.  La inversión en construcción presentó un ritmo de crecimiento semejante al del trimestre anterior, mientras que la inversión en bienes de equipo ha logrado mantener el nivel alcanzado tras el intenso repunte registrado en el cuarto trimestre de 2024 (gráfico 1). Esto constituye una buena noticia, ya que la debilidad de esta variable sigue siendo uno de los elementos preocupantes de la evolución reciente de la economía española. No obstante, la inversión en bienes de equipo sigue sin superar claramente los niveles alcanzados en 2019, y la incertidumbre derivada de la guerra comercial podría frenar esta incipiente –y tardía– recuperación. 


El sector exterior aportó 0,2 décimas al crecimiento del PIB, como resultado de un crecimiento de las exportaciones superior al de las importaciones, siendo fundamentalmente las exportaciones de servicios no turísticos las que explican el positivo comportamiento de la variable total. El gasto de los turistas también avanzó a un buen ritmo, aunque más moderado que las tasas medias observadas en 2024. Ambos componentes siguen siendo los elementos más brillantes de la evolución económica pospandemia, mientras que las exportaciones de bienes mantienen la tónica de estancamiento que ha predominado durante todo este periodo (gráfico 2).


El número de ocupados aumentó un 0,8%, pero el número de horas trabajadas se redujo, de modo que se mantiene la tendencia a la reducción de las horas trabajadas por persona que se observa desde 2023, con un descenso de la productividad por ocupado y un incremento de la productividad por hora. El crecimiento del salario medio se moderó, aunque sigue siendo relativamente intenso: un 4,4% interanual. Como resultado, el coste laboral unitario continúa creciendo por encima del deflactor, y por encima del excedente bruto unitario.

En suma, el crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2025 mantiene, básicamente, el mismo patrón de los últimos años, aunque con una cierta moderación del consumo privado y público.

Comparte esta entrada



Leer más
la-demanda-interna,-motor-del-ciclo

La demanda interna, motor del ciclo

Comparte esta entrada



La economía española cosecha buenos resultados, y lo hace en un contexto internacional plagado de incertidumbres. El avance del PIB, un robusto 0,8% en el cierre del año, contrasta con el parón europeo. El diferencial guarda cierta relación con el plus de competitividad aportado por los precios energéticos —anclados por debajo de la media comunitaria—, la menor exposición a las turbulencias comerciales globales —los intercambios de bienes con los países no comunitarios ocupan el 36% total, frente a casi la mitad en Alemania— y el impulso de la inmigración. 

No todo son buenas noticias: también se aprecia una inflexión en la pauta de crecimiento, menos equilibrado que en años anteriores. Y es que la atonía de los mercados europeos hace mella en las exportaciones. A la caída de los envíos de bienes hacia el exterior, que ya venían flaqueando, se une desde mediados del año pasado la moderación de las exportaciones de servicios no turísticos, quebrando la senda de fuerte crecimiento. Eso sí, el turismo sigue tirando, pero sin compensar el frenazo del resto. Como por otra parte las importaciones se recuperan, la aportación al crecimiento del PIB del conjunto del sector exterior se ha vuelto negativa en la segunda parte del pasado ejercicio. 


La demanda interna toma el relevo al calor del consumo tanto público, que sigue desbocado, como privado. Las familias gastan a un ritmo vigoroso, explicando el 77% del avance del PIB registrado en el segundo semestre del año pasado. La inversión toma aire, especialmente en el segmento de bienes de equipo. Pero es pronto para determinar si se trata de una mejora estructural, los indicadores apuntando en direcciones contradictorias. Por una parte, el incremento de la inversión obedece a factores transitorios, ya que está muy concentrado en el material de transporte, pudiendo reflejar cambios anticipados de fiscalidad. Por otra parte, la demanda de crédito y las importaciones de bienes de equipo serían consistentes con una tendencia alcista. En todo caso, la inversión en vivienda apenas reacciona a la sucesión de anuncios oficiales, perpetuando el grave problema de escasez. 

De cara al futuro, el sector exterior seguirá probablemente restando actividad, por la persistente debilidad de la economía europea como por las incertidumbres crecientes que se ciernen sobre el comercio internacional. Además, las importaciones están normalizándose (su elasticidad con respecto a la demanda se acerca a la media histórica), algo que en un contexto de fuerte empuje del mercado interno tiende a detraer actividad. 

Si el motor externo del crecimiento flaquea, el interno no falla. El consumo privado mantendrá previsiblemente una fuerte inercia expansiva, sostenido por la creación de empleo, la recuperación de poder adquisitivo de los salarios y la liberación de una parte del ahorro embalsado. Sin embargo, la situación de prórroga presupuestaria junto con factores técnicos (menores ajustes de las entregas a cuenta de las comunidades autónomas) apuntan a un consumo público algo más encauzado. 

La clave estará en la inversión. Los estímulos provienen de la relajación de la política monetaria y de la necesidad de ejecutar en muy poco tiempo el abundante remanente de fondos europeos todavía disponibles. 

El factor limitativo procede del clima de incertidumbre, exacerbado, al menos en el caso de las grandes corporaciones, por la política transaccional del Presidente Trump: el problema no es tanto la amenaza arancelaria como el cuestionamiento de las reglas multilaterales que rigen las relaciones internacionales desde la segunda guerra mundial. La inseguridad acerca del futuro de estas reglas que deja planear la principal potencia económica global es perjudicial para la inversión. Tampoco ayuda, en el plano interno, la congelación de la política presupuestaria, o la falta de consenso para acometer reformas en el mercado de vivienda. En suma, el ciclo expansivo prosigue, sin despejar las dudas sobre su sostenibilidad. 

INMIGRACIÓN | La incorporación de trabajadores extranjeros sigue siendo uno de los factores distintivos de la economía española. En 2024, la población activa nacional descendió en 87.000 personas, mientras que el número de activos extranjeros o con doble nacionalidad se incrementó en 391.000, según la EPA. Por otra parte, el 79% de los nuevos empleos creados en el pasado ejercicio fueron ocupados por mano de obra foránea, un porcentaje al alza en relación al año anterior (63%). Destaca el peso de la inmigración en los sectores ligados al turismo y en la construcción.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más
el-pib-en-2024-crecio-un-3,2%,-con-un-patron-muy-similar-al-de-2023

El PIB en 2024 creció un 3,2%, con un patrón muy similar al de 2023

Comparte esta entrada



CNTR – IV trimestre 2024 (avance)

El PIB creció un 0,8% en el cuarto trimestre de 2024, impulsado por todos los componentes de la demanda nacional. Destacó la inversión en bienes de equipo, sobre todo en su componente de material de transporte. Este es un resultado muy positivo puesto que la inversión se encontraba muy rezagada y por debajo de los niveles prepandemia (gráfico 1). No obstante, aún es pronto para saber si se trata del inicio de una senda de recuperación o de un repunte transitorio. La aportación del sector exterior fue negativa, como resultado de un crecimiento intenso de las importaciones.

Se ha revisado el resultado del primer trimestre del año, desde un crecimiento del 0,9% hasta un 1%, lo que, unido al dato del cuarto, da lugar a un crecimiento del conjunto de 2024 del 3,2%. La demanda nacional aportó 2,8 puntos porcentuales, y el sector exterior cuatro décimas.

Dentro de la demanda nacional, destacó el fuerte crecimiento del consumo público, un 4,9% en el conjunto del año, lo que sitúa esta variable un 19% por encima del nivel de 2019. El consumo privado también mostró un gran dinamismo, con un avance del 2,9%, que supone una aceleración significativa sobre el año anterior.

La formación bruta de capital fijo avanzó un 2,3% en 2024, situándose apenas un 0,8% por encima del nivel de 2019. La inversión en construcción creció un 2,6% y la dirigida a bienes de equipo un 2,4%, manteniéndose ambas por debajo de los niveles precovid. Solo la inversión en productos de la propiedad intelectual supera, en un 16,2% dicho nivel, siendo este componente el que explica que el total de la FBCF se encuentre ligeramente por encima de su resultado de 2019 (gráfico 2).


Con respecto al sector exterior, su aportación positiva al crecimiento del PIB en 2024 procedió de un crecimiento de las exportaciones mayor que el de las importaciones. El impulso a las primeras procedió de las ventas al exterior de servicios, tanto turísticos como no turísticos, mientras que las de bienes continuaron mostrando debilidad. Estas apenas superan en un 2,7% el nivel de 2019, frente a un 22,6% y un 31,1% en el caso de las exportaciones de servicios turísticos y no turísticos, respectivamente.

En suma, el patrón de crecimiento del PIB en 2024 fue muy semejante al de 2023, sustentándose, en líneas generales, sobre las exportaciones de servicios y el consumo público, y manteniéndose la debilidad en la inversión y en las exportaciones de bienes. La principal diferencia con respecto a 2023 procede de un mayor dinamismo del consumo privado.

Por el lado de la oferta, creció la actividad en todos los sectores, incluyendo el energético, tras tres años consecutivos de caídas. Las mayores aportaciones al crecimiento procedieron del sector de comercio, transporte y hostelería, seguido de la industria manufacturera. El sector primario continuó la recuperación iniciada en 2023, tras el desplome sufrido en 2022.

El número de ocupados creció un 2,2% en el conjunto del año, mientras que el total de horas trabajadas avanzó un 1,9%, lo que implica un nuevo descenso en el número de horas trabajadas por ocupado. La productividad por hora trabajada creció un 1,3%, un resultado positivo, pero se trata de una variable que muestra gran volatilidad año a año, con un crecimiento medio anual desde 2019 en el entorno del 0,6%.

La remuneración por asalariado creció un 5,1%, por encima, por tanto, del crecimiento de la inflación. Los costes laborales unitarios aumentaron un 4%, aportando 1,9 puntos porcentuales al crecimiento del deflactor del PIB, que fue del 3%. El excedente bruto de explotación unitario aumentó un 1,5%, aportando 0,6 puntos al deflactor –los impuestos netos aportaron las cinco décimas restantes–.

Comparte esta entrada



Leer más
crece-la-brecha-entre-el-crecimiento-y-su-percepcion

Crece la brecha entre el crecimiento y su percepción

Comparte esta entrada



La economía española sigue atravesando un momento dulce que no se refleja en su percepción social. En los dos últimos años, el consumo privado ha avanzado un 4,4%: esto es más del doble que el crecimiento poblacional, de modo que la mejora parece haber permeado en la mayoría de familias. Sin embargo, los indicadores de confianza del consumidor se mantienen por debajo de la media histórica. Diversas encuestas hacen eco de este desacoplamiento, incidiendo en una valoración de la situación personal notablemente más positiva que la percepción que tenemos del conjunto de la ciudadanía.


La actitud de cautela tiene consecuencias tangibles, ya que las familias tienden a ahorrar más y a aligerar el peso de sus pasivos. Nunca en lo que va de siglo los hogares habían estado tan poco endeudados en relación a su renta disponible.

Las empresas siguen la misma estela. En los dos últimos años el PIB habrá avanzado en torno al 2,7% en media anual, prácticamente lo mismo que durante el periodo expansivo 2015-2019. Las empresas, sin embargo, consideran que el entorno no está siendo tan favorable como cabría esperar habida cuenta de las cifras macroeconómicas: el índice de sentimiento económico apenas supera la media histórica, cuando antes de la pandemia el mismo indicador anotaba valores notablemente superiores a esa media.

De ahí que la inversión privada siga atascada, incluso en un contexto de crecimiento favorable como el actual y en presencia de abundantes fondos europeos. De manera similar a las familias, las empresas no solo prefieren autofinanciar sus inversiones —no recurriendo al crédito, de modo que la deuda empresarial roza ya mínimos de siglo—. También acumulan activos financieros: según los datos del tercer trimestre del pasado ejercicio dados a conocer esta semana, la inversión financiera de las corporaciones alcanza el 5,2% del PIB.

Las expectativas que traslada el sector privado en el resto de Europa son aún más negativas. Un pesimismo que no puede explicarse únicamente por la coyuntura económica, menos boyante que en España. Los hogares europeos también tienden a tener excedentes de ahorro: la recuperación del poder adquisitivo, fruto de ajustes salariales y de la desinflación, prefiguraba un fuerte repunte del consumo que finalmente no ha tenido lugar. El BCE estima un avance del consumo privado del 0,9% en 2024, frente a la previsión del 1,4% realizada un año antes. De manera más contundente, el BCE anticipa una caída de la inversión empresarial de la eurozona del 1,7%, cuando se pronosticaba un rebote del 0,4%. El índice de sentimiento empresarial de la eurozona desciende hasta niveles inferiores a los registros de finales de 2020, todavía perjudicados por la pandemia. Y, al igual que en España, las empresas europeas optan por acumular excedentes.

La actitud de cautela se explica en parte por el impacto de la sucesión de shocks en tan poco tiempo. El fenómeno podría por tanto diluirse poco a poco, sobre todo si la desinflación se afianzara, pudiendo propulsar capacidad de compra y alentar la propensión a consumir. En teoría el entorno es también propicio a un descenso adicional de tipos de interés, incentivando la inversión. Pero esto es sin contar con una nueva piedra en el camino que complica la senda de relajación monetaria: ante los anuncios expansivos de Trump y el riesgo de persistencia de la inflación, la Reserva Federal ha enfriado las expectativas de fuertes recortes del precio del dinero, un giro que debe incorporar el BCE. Los mercados también reaccionan, exigiendo rentabilidades más elevadas para la compra de deuda pública.

En suma, existen factores objetivos para una mejora de las expectativas que pesan sobre la economía, particularmente la inversión privada. Pero los anuncios de Trump, junto con la hipersensibilidad de los mercados, ponen en entredicho un rápido descenso de tipos de interés y empañan el escenario. Y las dudas se exacerban con la parálisis política que se adentra en todo el continente.

DEUDA PÚBLICA | La previsión de un rápido descenso de los tipos de interés parece menos probable, a tenor de la evolución reciente de los mercados. En el último mes, la rentabilidad de los bonos del Tesoro con vencimiento a 10 años se ha incrementado en cerca de medio punto porcentual, hasta el 3,2%. La referencia alemana ha seguido una pendiente parecida, de modo que la prima de riesgo española se ha mantenido, afianzando su desanclaje en relación a la que soporta la deuda francesa. La rentabilidad exigida por el bono británico, presionado por los mercados, se acerca al 5%.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más
el-tiron-irrepetible-del-consumo

El tirón irrepetible del consumo

Comparte esta entrada



La economía española sigue sorprendiendo, en parte, y esa es la noticia más positiva, por el auge exportador, aupado por unos costes energéticos competitivos. Pero las buenas cifras macroeconómicas también encubren una bonanza insostenible del consumo. Esta variable explica el 70% del crecimiento registrado en el primer semestre, frente al 28% de aportación del sector externo. El 2% restante es atribuible a la inversión, cuya persistente debilidad es preocupante. 


El consumo público difícilmente puede seguir expandiéndose a tasas superiores al 4% como en los últimos dos años, ya que nos enfrentamos tanto a los límites establecidos por Bruselas como a la realidad de los mercados: estos siguen comprando deuda española a un precio asequible ya que consideran que existe un margen de contención de los desequilibrios sin afectar gravemente la marcha de la economía. La situación de Francia pone de manifiesto el impacto de un cambio de expectativas, con unos ahorradores que exigen primas de riego incrementadas habida cuenta de la magnitud del agujero presupuestario y de las inciertas perspectivas de crecimiento de la economía gala. 

Por su parte el impulso del consumo privado procede sobre todo de los ingresos generados por la creación de empleo, y no de una mejora de la retribución media por trabajador. En los últimos dos años, la masa salarial se incrementó un 6,4% en términos reales (con una comparación de los segundos trimestres de 2022 y 2024, y descontando el IPC), como consecuencia del fuerte aumento del número de asalariados: el salario medio por persona asalariada apenas subió un 0,4% durante el mismo periodo.

Se arraiga, por tanto, el carácter “aditivo” de nuestro modelo productivo, basado en la incorporación de fuerza laboral, particularmente inmigrante. El 70% de empleo generado en el periodo considerado es de extranjeros, con un doble efecto positivo: en la actividad de algunos de los sectores más pujantes, y en el consumo. Sin embargo, más pronto que tarde la escasez de vivienda podría constreñir el mercado laboral y restar fuelle al ciclo expansivo. De momento no se percibe una recuperación sostenida de la inversión en construcción, cuyo nivel se sitúa todavía por debajo de la cota prepandemia, al tiempo que la población se ha expandido en 1,7 millones de personas. 

Cabe por tanto anticipar una moderación del consumo en los próximos años. Para que la inversión tome el relevo, como sería deseable, hace falta que las bajadas de tipos de interés, motivadas por la desescalada del IPC, animen el crédito; hasta la fecha las empresas han tendido a desendeudarse en vez de solicitar nuevos préstamos. También sería necesario abordar las incertidumbres, percibidas o reales, que lastran la inversión y derivan en un ahorro precautorio. En el primer semestre, las empresas acumularon un excedente superior al 2% del PIB, mientras que las familias incrementaron su tasa de ahorro por encima de los niveles considerados como normales en este punto del ciclo. En ambos casos, la tendencia al atesoramiento es compartida con la eurozona, poniendo de relieve la dimensión internacional de algunas de las incertidumbres.        

A este respecto, el conflicto en Oriente Medio, además de ser un drama humano, ensombrece el horizonte económico al tiempo que entraña un riesgo para la senda de desinflación, especialmente si las tensiones derivaran en una merma de capacidad de bombeo de hidrocarburos de la región. Una conflagración de mayor envergadura solo podría complicar la tímida recuperación prevista para la economía europea, debilitando el pulmón de las exportaciones.  

El escenario central sigue apuntando a un sólido crecimiento económico para este año, perdiendo algo de vigor en el próximo ejercicio, pero todavía manteniendo un diferencial muy relevante en relación a nuestros principales socios comunitarios. Es buen momento de encontrar consensos políticos para abordar los frenos a la inversión, generar confianza social y ensanchar el margen presupuestario que nos permita reaccionar ante nuevos shocks que acabarán por producirse. 

PETRÓLEO | El recrudecimiento del conflicto en Oriente Medio ha desatado una reacción de los mercados de hidrocarburos, ante el temor de una disrupción de la producción y de las exportaciones, particularmente de Irán. La cotización del barril de Brent se aproxima a los 80$, cuando apenas llegaba a los 70$ hace un mes, con una tendencia a la baja. El petróleo sigue teniendo un peso relevante en España, de modo que una subida del 10% de su precio redundaría en cinco décimas más de IPC (sin tener en cuenta los impactos indirectos o de segunda ronda).

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies