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El superávit en la balanza de pagos se mantiene en niveles históricos gracias al continuo aumento del saldo de servicios

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La balanza de pagos por cuenta corriente ha registrado un superávit de 24,6 miles de millones de euros en lo que llevamos de año (acumulado del primer semestre), lo que supone un 6,1% menos de lo registrado en el mismo periodo de hace un año. En porcentaje del PIB, dicho saldo ha supuesto el 3%, frente al 3,3% de la primera mitad de 2024[1]. Tanto en términos absolutos como en relación al PIB, es el segundo registro más elevado –tras el del año pasado– para un primer semestre de toda la serie histórica, resultado de un superávit en la balanza de servicios solo parcialmente compensado por los déficits de las balanzas de bienes y de rentas.

La balanza de capital registró un superávit de 5,9 miles de millones y supone el máximo histórico para los dos primeros trimestres del año de toda la serie, influido por los efectos derivados de los fondos Next Generation EU. Todo ello dio lugar a una capacidad de financiación de 30,6 miles de millones, el 3,7% del PIB (segundo mayor registro para una primera mitad del año de la serie).

Respecto a los componentes del saldo por cuenta corriente, la balanza comercial empeoró su resultado con respecto al primer semestre de 2024 en apenas 2,1 miles de millones, mientras que la de rentas mejoró muy levemente su saldo negativo (gráfico 1).

El deterioro del superávit comercial se debe a un incremento en el saldo negativo de la balanza de bienes de un 69%, que ha más que compensado la intensa mejoría, de un 34%, del saldo en los servicios de no turismo y la de los servicios turísticos ( 5%). El buen comportamiento de los servicios ha permitido que el superávit comercial, a pesar de su ligero retroceso, se mantenga en niveles elevados (gráfico 2).


En los servicios no turísticos, destaca especialmente el crecimiento en el capítulo de transporte, con una magnitud que supera los 3.000 millones, y que supone el 65% de la mejora en la balanza del total de los servicios no turísticos. En menor medida, el capítulo de telecomunicaciones, informática e información mejoró su superávit en algo más de 1.000 millones. Por zonas geográficas, cabe mencionar el incremento de más de 3.000 millones en el saldo de los servicios no turísticos destinados a Europa y, en menor medida, los más de 1.000 millones con América.

La ligera mejoría de la balanza de rentas refleja el menor déficit en concepto de rentas primarias (que incluyen las rentas del trabajo y de la inversión generadas en el extranjero). En estas, destaca la intensa reducción del saldo negativo en las rentas de inversión como resultado de una mejora en todos sus componentes a excepción del relativo a las administraciones públicas. Por su parte, el déficit de las rentas secundarias (que incluyen las transferencias y remesas de emigrantes), registró un ligero deterioro.

En suma, la balanza de pagos continúa registrando superávits históricos gracias a que el déficit de la balanza de bienes es compensado por el excedente de la balanza de servicios, turísticos y no turísticos.


1 Ambos calculados en base a los datos trimestrales del INE disponibles en la fecha de esta nota. Serie pendiente de actualizar y no consistente aún con la CNA recientemente actualizada.

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Revisión de la contabilidad nacional centrada en la inversión y el consumo público

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Conforme a la revisión de las cifras de contabilidad nacional anual, publicada por el INE el pasado día 19 de septiembre, el PIB en 2024 creció un 3,5%, tres décimas porcentuales más que la cifra anterior, mientras que en 2023 el crecimiento fue del 2,5%, dos décimas inferior a lo inicialmente estimado, y en 2022 dos décimas superior (hasta el 6,4%). En suma, el crecimiento acumulado del PIB en el conjunto del periodo 2021-2024 fue del 12,8%, en lugar del 12,5% anterior.

Las revisiones de mayor magnitud afectan al consumo público, que creció menos de lo indicado inicialmente –un 8,4% entre 2021 y 2024, frente al 10,2% publicado inicialmente–, así como a la inversión en capital fijo (FBCF), cuyo crecimiento se ha revisado intensamente al alza, hasta un 14,3%, desde un 8,6% inicial. El resto de componentes por el lado de la demanda han sufrido modificaciones de escasa cuantía (gráfico 1). Como consecuencia de estos cambios, la aportación de la demanda nacional al crecimiento en el conjunto del periodo fue algo mayor de lo inicialmente calculado, mientras que la del sector exterior se ha aminorado.


La fuerte revisión al alza de la FBCF procede enteramente de dos de sus componentes: la construcción de no vivienda, cuyo crecimiento en el conjunto del periodo mencionado se ha elevado desde un 4,6% hasta un 16,4%, y los productos de propiedad intelectual, con un avance del 28,6%, frente al 10,5% inicial. El resto de componentes –construcción de vivienda y bienes de equipo— apenas sufren una ligera revisión a la baja (gráfico 2).


En suma, prácticamente los únicos cambios relevantes son los que afectan al consumo público y a la inversión en otras construcciones y en productos de la propiedad intelectual. El patrón de comportamiento del resto de partidas se mantiene sin cambios con respecto al dibujado por las cifras anteriores: crecimiento moderado del consumo privado, debilidad de la inversión en equipo y de las exportaciones de bienes, que contrasta con el fuerte dinamismo de las exportaciones de servicios turísticos y no turísticos (cuyas cifras apenas sufren modificaciones).

Por el lado de la oferta, no hay revisiones significativas. Tan solo una cierta revisión a la baja en el crecimiento del VAB industrial, y al alza en la construcción.

En cuanto al empleo, se ha revisado al alza (para el conjunto del periodo), tanto en términos de número de personas ocupadas como de horas trabajadas, aunque en mayor medida en el caso de estas últimas, de modo que las horas trabajadas por persona registraron un leve avance del 0,6%, frente al crecimiento nulo previo. No obstante, el número de horas trabajadas por persona en 2024 sigue siendo inferior a 2019. Finalmente, como consecuencia de todo lo anterior, la productividad por hora trabajada creció menos de lo anteriormente calculado: un 2,2% frente a un 3,2%.

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Sorpresa positiva en las cifras de PIB del II trimestre de 2025

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CNTR IIT 2025

El PIB creció un 0,7% intertrimestral en el segundo trimestre de 2025, según cifras provisionales, una décima más que en el trimestre anterior, e igual tasa a las registradas en los últimos trimestres de 2024. El resultado ha superado las previsiones, que se situaban en torno al 0,5% (gráfico 1).


La aceleración con respecto al primer trimestre procedió del consumo privado, de la inversión en construcción de viviendas y de la inversión en bienes de equipo. El consumo público registró una leve contracción –por segundo trimestre consecutivo, siempre en tasas intertrimestrales– mientras que la aportación del sector exterior fue negativa, como consecuencia de un crecimiento de las importaciones mayor que las exportaciones. Dentro de estas últimas, la aportación al crecimiento procedente del turismo ha sido mucho más moderada que a lo largo del pasado año.

Puede decirse, por tanto, que el patrón de crecimiento en los dos primeros trimestres de 2025 ha sido diferente al predominante en los años anteriores, con una menor aportación del consumo público –que había ejercido un papel excesivamente protagonista–, y una mayor aportación de la inversión, tanto en vivienda como en bienes de equipo –tras el preocupante estancamiento exhibido durante todo el periodo pospandemia–. 

El mantenimiento de la fortaleza del consumo privado, la revitalización de la inversión en vivienda, la ralentización del turismo y la aportación negativa del sector exterior, son todos ellos rasgos esperados, que evolucionan en línea con lo previsto. El freno del consumo público y la reactivación de la inversión en equipo, sin embargo, son elementos más inesperados, o, al menos, sobre los que había una mayor incertidumbre en cuanto a su posible evolución. La recuperación de la inversión en equipo, por otra parte, pone de manifiesto que la incertidumbre internacional derivada de la subida de aranceles y de las negociaciones comerciales no ha tenido gran impacto sobre la economía nacional.

Como elemento negativo, cabe señalar la profundización en la caída de las horas trabajadas por ocupado. Así, el número de personas ocupadas creció un 0,7% en el segundo trimestre, pero el número de horas trabajadas solo lo hizo en un 0,3%. El promedio de horas trabajadas por persona se sitúa ya, de este modo, un 4,1% por debajo del promedio de 2019, lo que mantiene estancada la productividad por ocupado. Este fenómeno, unido al elevado ritmo de crecimiento del salario medio –en la primera mitad de este año creció un 4,3% con respecto al mismo periodo del año pasado–, supone una continuación de la trayectoria alcista de los costes laborales unitarios, que se sitúan un 27% por encima del nivel de 2019 (gráfico 2).

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El crecimiento de las importaciones eleva el déficit comercial

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Según las cifras de Aduanas hasta mayo, el déficit comercial acumulado de mercancías se situó en 21,5 miles de millones de euros, frente a 15,1 miles en el mismo periodo del año anterior, debido fundamentalmente al empeoramiento del componente no energético. Este resultado es el peor de la serie histórica desde 2011, con la excepción del año 2022, año en el que el déficit de bienes se disparó como consecuencia de la guerra de Ucrania. 

El aumento del déficit obedece a un incremento del 4,3% en las importaciones, frente a un crecimiento de las exportaciones del 0,8%. En términos reales, las importaciones registraron un avance del 9,5%, mientras que las exportaciones sufrieron una contracción del 0,2%. 

Es destacable la divergencia en el comportamiento de exportaciones e importaciones desde la primavera de 2024. Las primeras se mantienen prácticamente estancadas en niveles ligeramente por debajo de los registros prepandemia, mientras que las importaciones mantienen una tendencia fuertemente ascendente y se encuentran en torno a un 12% por encima de los niveles de finales de 2019 (gráfico 1).


El crecimiento de las importaciones en lo que llevamos de año con respecto al mismo periodo de 2024 procede del empuje de las de bienes intermedios no energéticos y las de bienes de equipo –que crecen ambas en torno al 13%–, y, en menor medida, a las de bienes de consumo, que registran un avance del 6%. 

También llama la atención el comportamiento de los precios de importaciones y exportaciones, medidos a través de los índices de valor unitario (IVU). Así, los precios de las importaciones registraron una caída interanual hasta mayo del 4,7% –con un descenso tanto en el componente energético como en el no energético–, en tanto que los precios de las exportaciones avanzaron un 1%, con crecimiento en el componente no energético y caída en el energético. Con ello, se prolonga el fenómeno del incremento de nuestra relación real de intercambio (precios de las exportaciones en relación a los precios de las importaciones), que se viene produciendo desde el año 2023, situándose en el nivel más elevado en lo que llevamos de siglo (gráfico 2).

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El PIB en el primer trimestre de 2025: continúa el ciclo expansivo, aunque con una moderación del consumo

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CNTR IT 2025

El PIB registró un crecimiento intertrimestral del 0,6% en el primer trimestre de 2025, una décima menos de lo anticipado por Funcas. Además, se ha revisado ligeramente a la baja el PIB del trimestre anterior, lo que reduce el efecto de arrastre sobre el crecimiento en 2025.

La demanda nacional en su conjunto aportó cuatro décimas al crecimiento, la cifra más baja en nueve trimestres. El consumo privado experimentó una notable desaceleración, hasta el 0,4%, sensiblemente por debajo de los crecimientos observados a lo largo de 2024, quizás influido por las malas condiciones climatológicas. El consumo público creció un 0,2% por segundo trimestre consecutivo, apuntando a una desaceleración tras un periodo fuertemente expansivo.  La inversión en construcción presentó un ritmo de crecimiento semejante al del trimestre anterior, mientras que la inversión en bienes de equipo ha logrado mantener el nivel alcanzado tras el intenso repunte registrado en el cuarto trimestre de 2024 (gráfico 1). Esto constituye una buena noticia, ya que la debilidad de esta variable sigue siendo uno de los elementos preocupantes de la evolución reciente de la economía española. No obstante, la inversión en bienes de equipo sigue sin superar claramente los niveles alcanzados en 2019, y la incertidumbre derivada de la guerra comercial podría frenar esta incipiente –y tardía– recuperación. 


El sector exterior aportó 0,2 décimas al crecimiento del PIB, como resultado de un crecimiento de las exportaciones superior al de las importaciones, siendo fundamentalmente las exportaciones de servicios no turísticos las que explican el positivo comportamiento de la variable total. El gasto de los turistas también avanzó a un buen ritmo, aunque más moderado que las tasas medias observadas en 2024. Ambos componentes siguen siendo los elementos más brillantes de la evolución económica pospandemia, mientras que las exportaciones de bienes mantienen la tónica de estancamiento que ha predominado durante todo este periodo (gráfico 2).


El número de ocupados aumentó un 0,8%, pero el número de horas trabajadas se redujo, de modo que se mantiene la tendencia a la reducción de las horas trabajadas por persona que se observa desde 2023, con un descenso de la productividad por ocupado y un incremento de la productividad por hora. El crecimiento del salario medio se moderó, aunque sigue siendo relativamente intenso: un 4,4% interanual. Como resultado, el coste laboral unitario continúa creciendo por encima del deflactor, y por encima del excedente bruto unitario.

En suma, el crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2025 mantiene, básicamente, el mismo patrón de los últimos años, aunque con una cierta moderación del consumo privado y público.

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El salario real medio sigue creciendo en 2024, sin recuperar el nivel de 2019

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ETCL | IVT 2024

Conforme a las cifras de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) publicadas por el INE, el coste laboral total aumentó en 2024 un 4% con respecto al año anterior, hasta 3.112 euros al mes por trabajador (media anual), lo que supone una desaceleración con respecto al 5,5% registrado en 2023. El componente salarial aumentó un 3,8%, hasta 2.302 euros, mientras que el coste no salarial, que en su mayor parte está constituido por las cotizaciones sociales, se desaceleró hasta un 4,4%. 

El crecimiento del componente salarial superó al incremento salarial pactado en la negociación colectiva, que para 2024 fue del 3,1%, situación que viene produciéndose desde 2021 (gráfico 1).

El crecimiento salarial nominal en 2024 fue superior al de la inflación, de modo que, en términos reales, el incremento ascendió al 1%. A pesar de ser el segundo año consecutivo en que se produce una ganancia de capacidad adquisitiva, esta aún no ha recuperado el nivel de 2019 (gráfico 2).


El mayor crecimiento del salario medio anual en 2024 tuvo lugar en los sectores de actividades artísticas y actividades financieras, con ascensos cercanos al 6%, y el menor incremento anual se produjo en el sector de suministro de energía, donde se registró un descenso del 1,4% (gráfico 3). En comparación con 2019, los sectores que han registrado mayores incrementos salariales nominales acumulados fueron los encuadrados dentro del agregado “otros servicios”, seguido de Administración Pública y actividades inmobiliarias, mientras que los menores crecimientos se registraron en suministro de energía eléctrica, industrias extractivas y construcción.

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El PIB en 2024 creció un 3,2%, con un patrón muy similar al de 2023

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CNTR – IV trimestre 2024 (avance)

El PIB creció un 0,8% en el cuarto trimestre de 2024, impulsado por todos los componentes de la demanda nacional. Destacó la inversión en bienes de equipo, sobre todo en su componente de material de transporte. Este es un resultado muy positivo puesto que la inversión se encontraba muy rezagada y por debajo de los niveles prepandemia (gráfico 1). No obstante, aún es pronto para saber si se trata del inicio de una senda de recuperación o de un repunte transitorio. La aportación del sector exterior fue negativa, como resultado de un crecimiento intenso de las importaciones.

Se ha revisado el resultado del primer trimestre del año, desde un crecimiento del 0,9% hasta un 1%, lo que, unido al dato del cuarto, da lugar a un crecimiento del conjunto de 2024 del 3,2%. La demanda nacional aportó 2,8 puntos porcentuales, y el sector exterior cuatro décimas.

Dentro de la demanda nacional, destacó el fuerte crecimiento del consumo público, un 4,9% en el conjunto del año, lo que sitúa esta variable un 19% por encima del nivel de 2019. El consumo privado también mostró un gran dinamismo, con un avance del 2,9%, que supone una aceleración significativa sobre el año anterior.

La formación bruta de capital fijo avanzó un 2,3% en 2024, situándose apenas un 0,8% por encima del nivel de 2019. La inversión en construcción creció un 2,6% y la dirigida a bienes de equipo un 2,4%, manteniéndose ambas por debajo de los niveles precovid. Solo la inversión en productos de la propiedad intelectual supera, en un 16,2% dicho nivel, siendo este componente el que explica que el total de la FBCF se encuentre ligeramente por encima de su resultado de 2019 (gráfico 2).


Con respecto al sector exterior, su aportación positiva al crecimiento del PIB en 2024 procedió de un crecimiento de las exportaciones mayor que el de las importaciones. El impulso a las primeras procedió de las ventas al exterior de servicios, tanto turísticos como no turísticos, mientras que las de bienes continuaron mostrando debilidad. Estas apenas superan en un 2,7% el nivel de 2019, frente a un 22,6% y un 31,1% en el caso de las exportaciones de servicios turísticos y no turísticos, respectivamente.

En suma, el patrón de crecimiento del PIB en 2024 fue muy semejante al de 2023, sustentándose, en líneas generales, sobre las exportaciones de servicios y el consumo público, y manteniéndose la debilidad en la inversión y en las exportaciones de bienes. La principal diferencia con respecto a 2023 procede de un mayor dinamismo del consumo privado.

Por el lado de la oferta, creció la actividad en todos los sectores, incluyendo el energético, tras tres años consecutivos de caídas. Las mayores aportaciones al crecimiento procedieron del sector de comercio, transporte y hostelería, seguido de la industria manufacturera. El sector primario continuó la recuperación iniciada en 2023, tras el desplome sufrido en 2022.

El número de ocupados creció un 2,2% en el conjunto del año, mientras que el total de horas trabajadas avanzó un 1,9%, lo que implica un nuevo descenso en el número de horas trabajadas por ocupado. La productividad por hora trabajada creció un 1,3%, un resultado positivo, pero se trata de una variable que muestra gran volatilidad año a año, con un crecimiento medio anual desde 2019 en el entorno del 0,6%.

La remuneración por asalariado creció un 5,1%, por encima, por tanto, del crecimiento de la inflación. Los costes laborales unitarios aumentaron un 4%, aportando 1,9 puntos porcentuales al crecimiento del deflactor del PIB, que fue del 3%. El excedente bruto de explotación unitario aumentó un 1,5%, aportando 0,6 puntos al deflactor –los impuestos netos aportaron las cinco décimas restantes–.

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El mercado inmobiliario en el segundo trimestre del año: interrupción, posiblemente transitoria, de la recuperación

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El repunte observado en la compraventa de viviendas en el primer trimestre de 2024 —tras la caída sufrida el año anterior— no tuvo continuidad en el segundo trimestre, en el que se registró una caída del 7% con respecto al trimestre anterior (gráfico 1). Esta caída procedió fundamentalmente del mal resultado obtenido concretamente en el mes de mayo. En los dos meses posteriores, junio y julio, las ventas regresaron a niveles semejantes a los del primer trimestre del año, por lo que quizás se tratase de una interrupción puntual dentro de una tendencia de recuperación. Así, la caída podría estar relacionada con la actualización de los sistemas informáticos de notarios y registradores, que obligó a posponer muchas operaciones al mes de junio.


En cualquier caso, el conjunto de viviendas vendidas en los siete primeros meses del año todavía fue un 1,3% inferior a las compraventas realizadas en el mismo periodo del año pasado, de modo que, de confirmarse en los próximos meses la continuidad de la recuperación, aún nos encontraríamos en una fase incipiente de la misma.

El crédito nuevo a las familias para la compra de viviendas exhibió un patrón semejante: su crecimiento se detuvo en el segundo trimestre, para repuntar nuevamente en julio, situándose un 25% por encima del nivel registrado el mismo mes del año anterior (gráfico 2).

Los precios de las viviendas, por otra parte, no han abandonado en ningún momento su trayectoria ascendente, e incluso se han acelerado: en el segundo trimestre el crecimiento fue del 7,8% interanual (gráfico 3).


El euríbor a 12 meses ha intensificado recientemente la senda descendente que inició a finales del pasado año. En agosto se situó de media en el 3,54%, el nivel más bajo desde junio de 2023, y a lo largo del mes de septiembre ha caído por debajo del 3%, lo que, unido a la positiva evolución del empleo, constituye una señal positiva de cara a la continuación de la fase de recuperación del ciclo inmobiliario.

El factor que podría frenar dicho ciclo podría ser la dificultad de acceso debido al elevado nivel que han alcanzado los precios. No obstante, el indicador de esfuerzo para la compra de vivienda, construido como la ratio entre el precio y la renta bruta anual por hogar, se ha reducido sustancialmente desde los máximos alcanzados en 2022 —como consecuencia de la caída de la renta durante la pandemia—, y ahora se encuentra solo dos décimas por encima de los niveles previos a la misma. Hay que puntualizar, en cualquier caso, que todas estas cifras se refieren a medias nacionales, y que pueden existir grandes diferencias a nivel regional.

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Alza del crecimiento y revisión del diagnóstico

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El panorama que se dibuja tras la revisión al alza del Instituto Nacional de Estadística, con un PIB un 2,5% superior a las estimaciones iniciales, obliga a repensar el diagnóstico de las fuerzas y debilidades de la economía española. Una mirada en el espejo de Europa aporta algunas informaciones relevantes a este respecto. 

Considerando los cuatro últimos años en su conjunto, el PIB español avanzó un 3,6%, prácticamente lo mismo que la media de la eurozona (3,5%). Sin embargo, este resultado encubre dos periodos distintos, uno marcado por el golpe de la pandemia, más perjudicial en nuestro país, y otro posterior a la guerra en Ucrania: desde entonces el crecimiento ha sido sistemáticamente superior a la media europea, con una brecha que ha ido incluso ensanchándose. Así pues, mientras que la economía europea muestra síntomas de estancamiento, con ligeros repuntes seguidos de recaídas, la nuestra afianza su avance (las próximas estimaciones trimestrales podrían obligar a matizar el perfil temporal, pero sin alterar tendencia de fondo). 


De todo ello se puede deducir que la crisis energética ha tenido un menor impacto que en los países vecinos, bien por la disponibilidad de fuentes de energía alternativas a un precio asequible, bien por el peso reducido de la industria. En todo caso, el comportamiento de la economía española, tal y como ahora lo conocemos, es coherente con el advenimiento de un shock positivo de competitividad, cuyo vigor no se habría apreciado correctamente. Esta visión de excepcionalidad es coherente con la acumulación de superávits externos, particularmente en lo que atañe a los intercambios con el resto de la Unión Europea.      

Otro factor de diferenciación es la política presupuestaria. El consumo público explica 2,5 puntos de crecimiento (casi el 70% del avance del PIB registrado entre 2019 y 2023), siendo ésta una de las principales causas de la revisión de los expertos estadísticos. Sin duda, el momento coyuntural, más favorable de lo inicialmente previsto, no hubiera necesitado un estímulo fiscal tan potente. Es decir, habida cuenta lo que ahora sabemos acerca de la intensidad de la recuperación, un mayor esfuerzo de saneamiento de las cuentas públicas hubiera sido asumible.

En sentido contrario, se confirma la debilidad de la inversión, con una aportación negativa al PIB frente al ligero repunte registrado en Europa. No deja de extrañar un resultado así, considerando el tirón de la demanda, el plus de competitividad internacional y el maná de los fondos Next Generation. Además, los datos revisados dejan entrever una desaceleración en los dos últimos años, tanto en concepto de inversión en vivienda como de bienes de equipo. Existe por tanto un riesgo de cronificación del déficit de inversión productiva: a falta de nuevas iniciativas políticas, será complicado resolver la situación de escasez de vivienda o acelerar la adaptación del aparato productivo ante los desafíos globales y medioambientales que se vislumbran. Nos asomamos a un recorte adicional de tipos de interés, y esto ayudará, pero falta incidir más directamente en los obstáculos de fondo que lastran el mercado de vivienda, como las trabas al desarrollo del suelo construible, o las incertidumbres que enfrían la inversión en sectores clave como el automotriz.      

Las revisiones tampoco cierran la brecha entre las buenas cifras macroeconómicas y la pérdida de capacidad de compra que perciben muchas personas. Aun teniendo en cuenta el ajuste al alza, el consumo privado sigue sin alcanzar el nivel prepandemia en términos per capita

En definitiva, la economía española goza de un buen momento coyuntural, pero el impulso está siendo insuficiente para afrontar los principales desequilibrios económicos y sociales. No bastará con dejarse llevar por la inercia expansiva. Tampoco es concebible un desacoplamiento de la renqueante economía europea. El diagnóstico implacable del recién publicado informe de Mario Draghi sobre la economía comunitaria es también válido aquí. 

AUTOMÓVIL | El sector automotriz está atravesando un momento complicado. Entre 2019 y 2023, la producción europea retrocedió un 16,6% y los datos disponibles para el presente ejercicio apuntan a un deterioro adicional. España comparte la tendencia, pero el descenso es ligeramente menos acusado (-13,6%) gracias a la resistencia de sus exportaciones al resto de la Unión Europea. EE.UU., por su parte, logra crecer un 2,7%, recuperando una pequeña parte del terreno perdido antes de la pandemia. Finalmente, China afianza su liderazgo global en la producción automotriz, anotando un salto adelante del 22,2%.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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Se mantiene un buen ritmo de crecimiento al inicio del año

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CNTR IT 2024


El PIB creció un 0,7% intertrimestral en el primer trimestre del año, según cifras provisionales, al tiempo que la tasa correspondiente al cuarto trimestre de 2023 se revisó al alza desde un 0,6% a un 0,7% (gráfico 1). La aportación de la demanda nacional al crecimiento intertrimestral fue de 0,2 puntos porcentuales, mientras que la demanda exterior aportó 0,5 puntos.

El consumo privado creció un
moderado 0,3%, mientras que el consumo público sufrió un retroceso del 1%. La
FBCF, que es el componente de la demanda que ha registrado una peor evolución a
lo largo de todo el periodo postpandemia, repuntó un 2,6%. Los componentes en
los que se apoyó dicho crecimiento fueron la construcción no residencial y los bienes
de equipo. La FBCF en vivienda y en productos de la propiedad intelectual
descendió en el trimestre.

Pese a la recuperación del primer trimestre, la FBCF total continúa un 2,2% por debajo del cuarto trimestre de 2019. La inversión en vivienda se encuentra un 8,2% por debajo, mientras que la destinada a bienes de equipo, cae un 6,4% con respecto a antes de la pandemia. Solo la inversión en otras construcciones y en productos de la propiedad intelectual superan dichos niveles (gráfico 2).


Las exportaciones crecieron impulsadas por los servicios, especialmente los turísticos, mientras que las exportaciones de bienes sufrieron una caída. El crecimiento de las importaciones fue inferior al de las exportaciones, de modo que la aportación del sector exterior fue positiva.

Por el lado de la oferta, destaca
el crecimiento de la industria manufacturera, un 2,2% intertrimestral, así como
el de la construcción, un 2%. Los servicios de AA.PP. registraron una caída de
su VAB, mientras que el resto de servicios avanzó un 0,9% en su conjunto. Más
concretamente el sector de comercio, transporte y hostelería creció un 1,4%,
impulsado por el fuerte crecimiento del turismo.

En cuanto al empleo, el número de personas ocupadas se incrementó un 1% intertrimestral, pero las horas trabajadas se redujeron un 0,3%, de modo que se mantiene la tendencia de caída en el número de horas trabajadas por ocupado —han descendido en seis de los últimos siete trimestres—. También creció el salario por persona ocupada, un 2%, así como el salario por hora trabajada, un 2,7%. El coste laboral unitario aumentó en el primer trimestre en el conjunto de la economía, aunque en la industria manufacturera registró un descenso. El Excedente Bruto de Explotación descendió en el primer trimestre, corrigiendo parte del fuerte ascenso del trimestre anterior. El excedente por unidad producida, que aproxima la evolución de los márgenes, también se redujo en el primer trimestre del año.

En suma, la economía volvió a
crecer a un ritmo muy dinámico al inicio de 2024, y con una composición más
robusta que en el trimestre anterior, aunque la FBCF, pese a su repunte,
continúa siendo un elemento de preocupación.

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