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La industria mantenía la tendencia ascendente antes del inicio de la guerra de Ucrania

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Indice de producción industrial | FEBRERO 2022


El Índice de Producción Industrial se recuperó en febrero del moderado descenso sufrido el mes anterior, con un crecimiento del 0,9%. El índice relativo a solo manufacturas registró un ascenso del 1,4%. Por tanto, hasta el estallido de la guerra en Ucrania el sector industrial mantenía la suave tendencia ascendente iniciada el verano pasado. Si se excluye el sector del automóvil, que es el que arrastra una peor evolución, con una caída del 11% con respecto a hace un año –y que en febrero volvió a retroceder– la tendencia ascendente es más clara. Así, el índice de manufacturas excluyendo automóviles se encontraba en febrero un 6,7% por encima del nivel de hace un año, y un 3% por encima del nivel previo a la pandemia, frente a un 3,2% y un -0,2% respectivamente en el caso de las manufacturas totales.

Los sectores que han presentado un mayor dinamismo en el último año son los de confección, madera, refino de petróleo, productos informáticos e industria textil. Solo los sectores de metalurgia y automóviles presentaban tasas negativas (de las 23 divisiones sectoriales de que consta el índice de manufacturas).

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Revisión al alza del PIB del cuarto trimestre

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Contabilidad Nacional Trimestral | 4T 2021


La economía española creció un 5,1% en 2021, lo que supone una décima más que lo avanzado en enero por el Instituto Nacional de Estadística. Este mayor crecimiento anual es debido a una revisión de los datos del primer y cuarto trimestre al alza que más que compensan la revisión a la baja del segundo.

La recuperación de la economía continuó en el último cuarto del año. No obstante, a pesar de la revisión al alza del crecimiento del PIB en este trimestre hasta el 2,2%, la economía creció con menor intensidad que en el trimestre previo. El crecimiento procedió del consumo —revisado al alza con respecto a la caída indicada en la primera estimación—, de la inversión —con una aportación revisada intensamente a la baja— y del sector exterior.

En la demanda privada, la inversión, a pesar de la revisión a la baja de su crecimiento, registró en todos sus componentes avances intertrimestrales positivos, con la única excepción de la de construcción de viviendas con un recorte del 1,5% —frente a un crecimiento del 0,4% que había adelantado el avance de enero—. El consumo privado ha sufrido una fuerte revisión al alza, desde un crecimiento negativo hasta un avance intertrimestral del 1,4%. En sentido contrario, se revisa a la baja el de las AA.PP. hasta un retroceso del 1,6%, siendo el primer trimestre con crecimiento negativo tras crecer ininterrumpidamente desde 2014 (con la excepción del cuarto trimestre de 2016). Respecto al sector exterior, se eleva el crecimiento de exportaciones e importaciones, manteniéndose la aportación conjunta al crecimiento del PIB. Las exportaciones se ven impulsadas por las de servicios, tanto las de no turismo como las de turismo. Destaca especialmente la revisión a la baja en el crecimiento de estas últimas, que pasan de situarse en el 98% respecto al nivel del último trimestre de 2019, según el avance de enero, al 86% en los datos publicados hoy.

En el cuarto trimestre de 2021, el consumo de las administraciones públicas, la inversión en bienes de equipo, las importaciones de bienes y las exportaciones de bienes y de servicios de no turismo eran los únicos componentes de la demanda que superaban el nivel prepandemia. En la oferta creció la actividad en todos los sectores, pero sin alcanzar los niveles prepandemia, salvo en el sector de AA.PP. sanidad y educación. Sorprende en este caso la construcción, que se sitúa un 13% por debajo del nivel del último cuarto de 2019.

En cuanto a la evolución en 2022 estará fuertemente condicionada por las tensiones geopolíticas derivadas de la guerra en Ucrania, la intensa elevación de precios y problemas en el suministro de materias primas.

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IPRI de enero: las presiones inflacionistas por el lado de la oferta siguen al alza

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Índice de precios industriales | ENERO 2022

El índice de precios industriales (IPRI) refleja los precios a salida de fábrica de los bienes industriales de todas las categorías y a lo largo de toda la cadena de producción (es decir, tanto de bienes de consumo como de bienes intermedios, productos semielaborados o bienes de capital). Este índice, que desde hace varios meses ya se encontraba en máximos históricos, elevó su tasa de crecimiento en enero hasta el 35,7%. Los productos energéticos situaron el crecimiento de sus precios en el 91,4%. Si excluimos estos, los precios del resto de bienes industriales no energéticos situaron su tasa de crecimiento en el 12%, el nivel más elevado desde 1984.

Este índice puede considerarse un indicador de la evolución de los costes de producción en el sector industrial, y la trayectoria fuertemente ascendente que mantiene desde el pasado mes de marzo refleja el incremento que han sufrido estos como consecuencia del encarecimiento de las materias primas, de los productos energéticos, del transporte marítimo, así como de determinados componentes de la cadena de producción que han subido de precio como consecuencia de los cuellos de botella. 

Entre los productos industriales que más se han encarecido se encuentran la energía eólica (266,8%) y térmica (198,3%), fertilizantes (128%), comercio de gas (113%), refino de petróleo (56,5%), seguidos de productos en las fases iniciales de la cadena de producción, como productos básicos de hierro y acero, laminación en frío, otros productos básicos de química orgánica, etc. También cabe destacar el aluminio, que presenta un aumento interanual de sus precios del 45%, y productos relacionados con la alimentación, como fabricación de aceite de oliva, pastas alimenticias, margarinas o productos de molinería, todos ellos con tasas de crecimiento de los precios superiores al 20%.

Estos resultados ponen, por tanto, de manifiesto la persistencia, e incluso intensificación, en enero, de grandes tensiones inflacionistas por el lado de los costes de producción, de una magnitud insólita desde hace décadas, cuya transmisión hacia los precios finales al consumo aún ha sido limitada —ha alcanzado mayor intensidad en los productos alimenticios, pero hasta el momento el traslado hacia otros bienes y servicios ha sido más contenido—. 

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Fuerte retroceso del IPI en diciembre

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Fuente: INE

Indicador de producción industrial | DICIEMBRE 2020

Tras el intenso avance registrado el mes anterior, el IPI ha sufrido un importante retroceso mensual del 2,6% en diciembre, tras el cual su nivel queda ligeramente por debajo del previo a la pandemia. No consigue, por tanto, romper el estancamiento en el que se mantiene desde la primavera.

El sector del automóvil continuó en diciembre su recuperación, aunque sigue siendo el sector que acumula una mayor caída desde el inicio de la pandemia (un 21,4%). El índice de manufacturas (que excluye industrias extractivas y energía) se encuentra un 0,9% por debajo de dicho nivel, con una trayectoria igualmente estancada desde la primavera.

Los sectores que en el tramo final del año se situaban en un nivel más elevado con respecto a antes de la pandemia han sido la industria de la madera y otros minerales no metálicos. La industria de la confección, que fue una de las más afectadas al inicio del Covid, ya había recuperado y superado al final de 2021 el nivel previo al mismo. Mientras, la industria del cuero y calzado, también entre las más afectadas, se encontraba aún un 14% por debajo, siendo, después de la industria del automóvil y de otro material de transporte una de las actividades que más lejos se encuentra de recuperar dichos niveles.

Finalmente, en el conjunto del año, el IPI creció un 7,3% con respecto a 2020, aunque su nivel aun ha sido un 3% inferior al de 2019.

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Intenso repunte del IPI en noviembre

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Indicador de producción industrial | NOVIEMBRE 2021


El IPI registró un fuerte ascenso en noviembre de 2021 del 4,5% sobre el mes anterior, el mejor resultado desde julio de 2020. Desde mayo había mantenido una tendencia descendente, que se ha interrumpido en noviembre, aunque aún es pronto para saber si esto supone un cambio de tendencia. 

En el caso del índice de solo manufacturas (que excluye los sectores extractivos y energéticos) el ascenso fue más modesto, un 1,6%, aunque también es un buen resultado que rompe con la trayectoria ligeramente descendente anterior. Tras este resultado, el índice se encuentra tan solo un 0,2% por debajo de los niveles prepandemia.

Se han registrado crecimientos en la gran mayoría de secciones que componen el índice, pero destaca especialmente el fuerte ascenso observado en fabricación de productos farmacéuticos y en maquinaria y equipo. La fabricación de automóviles se mantuvo estable en noviembre tras haber experimentado una recuperación el mes anterior. 

Cabe destacar que en el débil comportamiento del índice a lo largo de 2021 ha pesado mucho la negativa evolución del sector del automóvil. Este es el que más lejos se encuentra de los niveles previos al Covid-19, un 23,7% por debajo, y un 32% por debajo del máximo alcanzado en octubre de 2020, durante la recuperación posterior a la reapertura de la economía. Si excluimos el sector del automóvil, el resto de las manufacturas se situaba en noviembre un 3% por encima de los niveles precovid.

Consulta otros indicadores de actividad e industria.

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La anomalía estadística española

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Si la tasa de crecimiento del PIB en el segundo trimestre fue decepcionante, la del tercero tampoco ha cumplido con las expectativas. Se esperaba que el rebote posterior a la finalización de las restricciones ligadas al estado de alarma, que no se reflejó en las cifras de PIB del segundo trimestre —a diferencia de lo sucedido en el resto de países de la zona euro—, se observaría en el tercero, lo cual implicaría un crecimiento del orden del 3%. Sin embargo, no superó el 2%, una cifra que en una situación normal sería espectacular, pero en el contexto actual de reapertura de la economía es escasa, más aún tras el pobre resultado del segundo trimestre.

Lo más destacable, en un sentido negativo, ha sido el comportamiento del consumo y de la inversión en construcción de nueva vivienda. La primera variable sufrió un retroceso, a pesar de que la positiva evolución del turismo interior durante el verano, en que llegó a superar los niveles prepandemia, hacía esperar un resultado mucho más favorable. Aún no hay datos sobre el comportamiento de esta variable para la mayoría de países de la eurozona en el tercer trimestre, pero en el segundo España era uno de los que más lejos se encontraban de los niveles precrisis, y probablemente en el tercero esta distancia se ha ampliado. 

En cuanto a la inversión en vivienda, ha encadenado cuatro trimestres consecutivos con caídas comparables a la registradas tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. La evolución tan negativa de este componente de la demanda es una auténtica anomalía en el contexto europeo, y contrasta con la bonanza por la que atraviesa el sector inmobiliario, con cifras de ventas de viviendas que ya han superado las anteriores a la pandemia, y que se sitúan en el punto más alto desde comienzos de 2008. El crédito nuevo para la compra de vivienda también se encuentra en el mejor momento de la última década, con un saldo medio mensual en lo que llevamos de año un 34% superior al saldo medio de 2019.

Con una demanda nacional muy débil, el crecimiento en el trimestre procedió, básicamente, del sector exterior, y más concretamente del turismo internacional, que recuperó cerca del 50% del nivel previo a la crisis. 

La recuperación del empleo en el tercer trimestre, medido en términos de número de horas trabajadas tal y como lo recoge la contabilidad nacional, también decepcionó. No obstante, en el conjunto del periodo transcurrido desde la reapertura post-Covid, esta variable ha mostrado un dinamismo superior al del PIB, lo que implica una caída de la productividad por hora trabajada: en el tercer trimestre esta era un 3,2% inferior a la anterior a la pandemia, otro fenómeno anómalo en el contexto de la eurozona, donde todos los países salvo Portugal registraban —a la altura del segundo trimestre, que es para el que hay datos completos— una productividad por hora trabajada superior a la prepandemia. Esto sería lo que cabría esperar por un efecto composición: las actividades donde mayor es la brecha con respecto a antes de la crisis —hostelería, comercio— son las de más baja productividad, de modo que el efecto sobre la media del conjunto de la economía debería ser una elevación de la misma. 

Esta desconexión entre empleo y producto es especialmente acusada en la construcción, donde la caída de la productividad con respecto al cuarto trimestre de 2019 alcanza nada menos que el 12%, y en actividades profesionales, con un descenso de casi el 16%, datos ambos profundamente discordantes con lo que se observa en el resto de la eurozona. 

Si las cifras publicadas por el INE se confirman, el crecimiento de la economía española no superará el 4,5% en 2021, por debajo de lo que se espera para la zona euro. Y ello pese a haber sufrido una caída más profunda en 2020, lo cual, de no darse en la economía española ningún factor extraño, debería haber dado lugar a un crecimiento mayor, ya que el efecto rebote en el momento de la apertura de la economía también habría sido mayor. Incluso con una pérdida de PIB al final del periodo, en comparación con 2019, de mayor magnitud que en el resto de Europa, debido a nuestra mayor dependencia del turismo internacional, la variable económica que probablemente más tiempo va a tardar en regresar a los niveles prepandemia. Esas eran las expectativas que todos los analistas y organismos nacionales e internacionales manejaban desde el principio de la crisis.

En suma, la recuperación de la economía española muestra rasgos insólitos en comparación con otros países sin que exista una explicación evidente para ello, y algunas incoherencias con la evolución de ciertos indicadores. No debemos olvidar, en cualquier caso, que las cifras de contabilidad nacional pueden sufrir modificaciones sustanciales en revisiones posteriores, de modo que por el momento debemos tomarnos todos estos resultados con cautela.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El Periódico de España.

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