En el verano de la supuesta recuperación turística tras el COVID varias cosas han pinchado: una inflación altísima que nadie esperaba, una menor llegada de turistas extranjeros y un cambio de guión que muchos no esperaban respecto a la isla ‘más exclusiva’ de España.
Hablamos de Ibiza, la isla que más gente reúne por metro cuadrado en verano y que este 2022 se las prometía muy felices con la recuperación de la actividad total después de un 2021 a medio gas con el ocio cerrado.
Pero…Ibiza ya no es lo que era. O lo que creemos los pobres mortales que nunca hemos ido que era. Porque el lujo y exclusividad que se presuponen ya no es tal, y ha quedado como reducto de futbolistas, influencers y demás rostros conocidos en redes que se pasean todo el verano por Usuahia y el resto de discotecas.
La exclusividad no es una botella de 1000 euros en un reservado al lado de David Guetta pinchando. Ahora la experiencia de sentirse exclusivo es otra cosa. La cual dura lo que dura un instante.
Francia, Italia y Grecia: destinos de lujo real
Porto Cervo, Cerdeña, Corfú, las Eolias… Se trata de los destinos del lujo real en estos momentos en Europa. Lugares tan exclusivos en los que se mantiene la privacidad total y nadie sabe quién va o quién viene, pues todo queda bajo secreto de sumario.
Las grandes fortunas mundiales frecuentan estas islas y costas atraídos por su belleza, los servicios que ofrecen y la idea de máxima exclusividad. ¿Cómo? A través de la experiencia.
El lujo no es sinónimo de dinero y ostentación, que también, sino de disfrutar de algo que quizá nadie más pueda disfrutar y sin tener que mostrarlo al mundo entero.
Así, este verano de 2022 se han puesto de moda excentricidades como lugares a los que solo se puede acceder en barco (ni aviones ni nada) o restaurantes efímeros: están solo un par de horas y no todos los días abiertos en enclaves paradisíacos secretos.
Al final, lo que cuenta es la experiencia exclusiva, y estar en un reservado rodeado de cientos de personas no lo es. Por eso, Ibiza no es ya destino de lujo. Y nunca lo fue al nivel de los mencionados anteriormente.
Por ello, muchos se temen que Ibiza acabe ‘mallorquinizándose’ y se quede en destino de guiris en busca de fiesta. Aunque hay que decir que Baleares no es solo eso ni de lejos, pero los extranjeros que vienen suelen buscar esos requisitos de playa y fiesta.
De este modo, España lo tiene difícil para atraer a ese turista que sí deja realmente dinero en el destino. Aunque cuenta con los ingredientes para ello, los servicios que damos hoy en día están lejos de ser exclusivos.