En el tablero de ajedrez de las finanzas españolas, la OPA hostil de BBVA a Banco Sabadell de este jueves parece una jugada agresiva, también legítima. Es semejante a un audaz “jaque” en medio de una partida de ajedrez. Ha puesto en alerta a todo el mercado. La propuesta, aunque valora las acciones de Sabadell en un 18% por encima de su precio de cierre anterior al anuncio, ha sido percibida por el banco objetivo como una subestimación significativa de su valor y futuro potencial. La propuesta trae un cierto déjà vu casi cuatro décadas más tarde del intento del Banco de Bilbao en su opa hostil a Banesto, que no fructificó.
El mercado también tuvo sus dosis de anticipación de la beligerancia en estos días, con correcciones para el BBVA y subidas para el Sabadell. Asimismo, muchos analistas ya consideran que la estrategia puede ser “lose-lose” para ambos bancos (pérdidas para todos) a medio plazo. Esta estrategia del BBVA parece poner de manifiesto una situación parecida al “todo o nada” característico del ajedrez cuando se intensifica la hostilidad entre los jugadores. La falta de una oferta que incluya efectivo plantea un nivel de incertidumbre mayor que podría dificultar el interés de algunos accionistas de Sabadell.
Las reacciones del mercado y del gobierno también van a jugar su papel en esta partida. La oposición gubernamental por las potenciales repercusiones negativas sobre la competencia en el sistema financiero y la cohesión territorial, añade nuevos obstáculos a una operación ya difícil de por sí. Las opas hostiles en el sector bancario suelen tener muchos efectos, algunos en dirección contraria. Los beneficios esperados en términos de reducción de costes y eficiencia operativa a menudo se ven contrarrestadas por los desafíos de integración en un clima menos cooperativo, como el que ahora se plantea entre BBVA y Sabadell. Otro aspecto destacado es la importancia del entorno regulatorio. En mercados con regulaciones bancarias más estrictas, como la española, las opas hostiles son menos frecuentes y generalmente involucran una supervisión más rigurosa, lo que puede disuadir a las entidades a lanzar ofertas no solicitadas. El BCE advirtió ayer que tendría que aprobar la operación. Más cautelas.
Los accionistas
del Sabadell tendrán que sopesar si la prima ofrecida justifica ceder el
control de su banco. Históricamente, incluso cuando las ofertas hostiles son
financieramente atractivas, pueden fallar debido a la resistencia cultural, la
lealtad a la marca del banco objetivo y el temor a la pérdida de identidad
corporativa. En este caso, el Sabadell parece contar con una fuerte marca e
identidad corporativa, además de haber mejorado sus números notablemente en los
últimos dos años.
Este movimiento no solamente redefine las estrategias de fusiones y compras. También pone a prueba las normas y expectativas sobre las que manejar estas operaciones de gran escala para todos los participantes, incluyendo el gobierno, el supervisor y la sociedad. El español es un mercado tradicionalmente conservador, pero las jugadas audaces como la del BBVA sacuden el tablero de ajedrez y cualquier resultado es posible.
Este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días