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Impuesto erróneo a la banca

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No estoy de acuerdo con el nuevo impuesto a los bancos. Los supuestos en los que se sustenta son incorrectos. Tampoco ayuda a resolver de manera significativa los posibles problemas recaudatorios. Se trata de un gravamen mediático que yerra el tiro. Genera más problemas que soluciones. La estructura impositiva de nuestro país requiere una reforma desde hace tiempo, entre otras razones, por su insuficiencia, pero ni el impuesto a las energéticas ni el de la banca son el camino. Gravar a unos sectores por sus supuestos “beneficios extraordinarios” y no a otros que también pueden estar teniéndolos facilita una crítica tan sencilla como la discriminación por ramas de actividad.

La clave conceptual reside en qué son “beneficios extraordinarios”. La situación excepcional en los mercados de gas y petróleo y el sistema marginalista de fijación de precios ha podido conducir a “beneficios extraordinarios” en algunas empresas energéticas. Por el contrario, es muy difícil argumentar sólidamente que la banca esté teniendo análogos “beneficios extraordinarios”. Llevamos escasamente cuatro meses de subidas de tipos de interés oficiales y del euríbor. Aunque algunos bancos hayan anunciado un incremento de beneficios en los últimos trimestres, ello no significa que el sector no siga teniendo problemas de rentabilidad. En la mayoría de los casos no cubre el coste estándar de capital que exigen los inversores, como señala el bajo valor en bolsa comparado con el mantenido en libros.

No es un problema que afecte solamente a la banca española, sino internacional. Es una actividad con grandes costes administrativos y de cumplimiento regulatorio para garantizar la estabilidad financiera. Si ésta se pierde, genera graves problemas sociales, análogas a una crisis de salud pública. Esos supuestos “beneficios extraordinarios” serían, más bien, el resultado de la normalización de los tipos de interés que vuelven a estar en positivo tras una década cerca de cero o negativos. Ahora están cerca del 3%, bastante bajos en perspectiva histórica. Y habrá que ver si con el debilitamiento de la economía no aumenta la morosidad.

El argumento de vincular este gravamen para “arrimar el hombro” con el rescate bancario de hace diez años es débil. Se rescataron principalmente los depósitos de las entidades en dificultades. No hacerlo habría causado una cascada de acontecimientos más graves. En los casos donde hubo una gestión negligente la fiscalía actuó, por lo que no cabe hablar de “rescate de banqueros”. Además, el sector financiero, se ha adaptado al nuevo entorno de mayor exigencia como demuestra su participación activa en los préstamos ICO o en el reciente acuerdo para aliviar la carga hipotecaria.

Por último, algunos argumentos económicos de peso. Con el impuesto se encarece el crédito en un contexto de inflación y fuerte desaceleración. Asimismo, como señaló el BCE en su dictamen al respecto, puede aminorar la creación de las reservas de la banca, pilar clave de su solvencia y estabilidad. Menor crecimiento de recursos propios conlleva una disminución de la capacidad de la banca para asumir nuevos riesgos lo que implica menos crédito. Y finalmente debilita la posición competitiva bancaria española globalmente. No existe parangón de un impuesto así en otras latitudes.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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Reacciones financieras a la inflación

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La inflación continúa su escalada en las principales economías. Estuvo tanto tiempo perdida que este retorno ha sido tan vigoroso como polémico en cuanto a su continuidad ¿Fantasma pasajero o pesadilla recurrente? El dato definitivo del IPC en España de diciembre ha alcanzado el 6,5%, su nivel más alto en décadas. Esta misma semana conocimos también que la inflación en EE UU llegó al 7%. Como consecuencia del reconocimiento explícito —el mismo Jerome Powell lo ha hecho esta semana en el Senado estadounidense— de esa mayor persistencia de la inflación por parte de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra Comprar Reseñas google, y en menor medida, del Banco Central Europeo, los agentes financieros están comenzando a reaccionar.

En la primera semana de 2022 se produjo algo llamativo, una emisión masiva de bonos —más de cien mil millones de dólares— por parte de las grandes empresas en los mercados globales de deuda. Una forma de anticiparse y beneficiarse aún de unos tipos más bajos, antes de que suban. Los de deuda son casi siempre los mercados que reaccionan primero a un cambio de expectativas, como el actual, de una gran magnitud. Ya aparecen varios aumentos de tipos de interés en el horizonte en EE UU.

Esto tiene importantes implicaciones, incluso para la eurozona. Que se “levante” esa cantidad de deuda en tan corto plazo de tiempo es un movimiento de mucha trascendencia sobre lo que va a acontecer con las expectativas y los mercados. Es algo de lo que no se podrá “desacoplar” el BCE, aunque siga teniendo una visión de mayor cautela ante el crecimiento de los precios. Tarde o temprano, si la inflación se mantiene, el BCE no podrá desentenderse de lo que están haciendo otros bancos centrales relevantes.

Por el lado del ahorro, cabe esperar también reacciones. La liquidez que no busca rentabilidades y no se mueve, apenas sufre cuando no hay inflación o ésta es muy baja. Sin embargo, en entornos de inflación del 6-7%, cabe esperar movimientos en la colocación del ahorro. La evolución de algunos productos bancarios de nuestro país es curiosa. En octubre de 2021 (último dato disponible) los depósitos a la vista eran 1,21 billones de euros, casi el doble que en 2015. Los depósitos a plazo han seguido la tendencia contraria: en 2015 eran 508.000 millones de euros y el pasado octubre habían bajado a 124.000 millones.

Esa elevada cantidad en cuentas corrientes —un instrumento fundamentalmente transaccional y que puede moverse rápidamente—, puede ir a parar, en el actual contexto de inflación, a instrumentos que generen un mayor rendimiento que otras alternativas estrictamente bancarias. Los fondos de inversión, por ejemplo, pueden ser grandes recipientes de ese ahorro que ahora sí buscará rentabilidades nominales significativas. No serán los únicos instrumentos de mercados financieros que recibirán ahorro, incluidos destinos más heterodoxos y arriesgados como los criptoactivos. Eso sí, con algo más de incertidumbre porque no está claro hasta qué punto estas inversiones tan volátiles protegen contra la inflación.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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para-conseguir-rentabilidad-en-tiempos-de-mas-inflacion-no-queda-sino-asumir-mas-riesgos.-y-ademas-espana-esta-peor-colocada-que-el-resto-del-mundo

Para conseguir rentabilidad en tiempos de más inflación no queda sino asumir más riesgos. Y además España está peor colocada que el resto del mundo

Se cierra el mes de septiembre con un incremento del IPC del 4%, de acuerdo con el indicador adelantado que ofrece el INE. Estos niveles son muy significativo pues representan los niveles más altos desde septiembre del año 2008, siendo el protagonista el auge del precio de la electricidad.

Ipc

Como hemos explicado en anteriores ocasiones, el incremento de los precios de la electricidad vendría asociado al incremento del gas y, a su vez, al alza de los derechos de emisión en consecuencia de la ambiciosa batalla contra los emisiones de gases de efecto invernadero.

Otro factor a destacar para la subida de los precios, se fundamenta en las intensas caídas de precios que mostraron a lo largo de verano de 2020, muchas actividades de servicios que requieren un elevado grado de interacción social como es el caso de la hostelería y el ocio.

A lo largo de 2021 se observa una acusada aceleración de los precios de producción industrial en España, con especial intensidad en el caso de los precios de fabricación de algunos bienes intermedios en las ramas de la metalurgia, la química básica y la industria papelera.

Al mismo tiempo, vemos presiones inflacionistas que se observan a escala global, fruto de la recuperación de la demanda que ha propiciado los denominados cuellos de botella en la oferta por el incremento de los costes de producción por el incremento del precio de las materias primas. Se ha generado problemas de abastecimiento de insumos en sectores como el de los semiconductores, los productos químicos, los plásticos, la madera o los metales industriales.

Esta problemática se une a las tensiones del transporte marítimo y, debido a que la Eurozona es fuertemente dependiente de la importación de materias primas y bienes intermedios en sus procesos productivos se están produciendo situaciones de escasez de componentes básicos, que esta impidiendo que la oferta puede atender a la demanda en los plazos adquiridos.

Los actuales niveles de precio son de suma importancia para los hogares españoles debido a que el posible grado de persistencia podría mostrar, de cara a un futuro, una pérdida de poder de compra de la renta disponible y una política monetaria mucho más restrictiva para tratar de contener el alza de los precios.

EL inversor está atrapado

Si el poder adquisitivo de nuestra renta se ve afectado por la subida de los precios, nuestro patrimonio sigue la misma línea.

Podríamos pensar que dado el apego del español a la vivienda en propiedad, estamos cubiertos. Una reflexión que es parcialmente verdad porque el precio de la vivienda se ha incrementado un 4% desde septiembre de 2020 hasta los niveles actuales (datos del portal Idealista). Aunque hay que matizar que estas subidas tienden a mover las subidas catastrales para el alza del pago del IBI que afectan a nuestra renta.

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Pero el verdadero problema del auge del IPC, lo encontramos en los ahorradores españoles que se posicionan generalmente como perfiles conservadores. Su realidad es que los depósitos no ofrecen nada y el bono español a diez años ofrece una rentabilidad del 0,46%, es decir una rentabilidad real del -3,54%.

Entidades

Desde finales de agosto hasta la actualidad, hemos visto el incremento de la rentabilidad del bono español a 10 años, en línea de lo sucedido en los mercados de deuda soberana de las economías avanzadas en este caso el diferencial de rentabilidad del bono español a 10 años frente al alemán, la prima de riesgo, ha conseguido repuntar desde los 3 puntos básicos que muestro a finales de julio hasta situarse en los 64 puntos básicos.

Esta es la realidad del inversor conservador... o acepta la pérdida real o incrementa su riesgo para tratar de captar potenciales retornos sobre su ahorro.

En este caso, seguramente se miraría ponderar cartera en renta variable que está muy alta... el índice S&P 500 se ha elevado un 3,4% desde finales de junio y ha alcanzado,durante el trimestre, nuevos máximos históricos, con unas ratios de valoración fuera de órbita.

En el mismo período, el Euro Stoxx 50 se ha revalorizado un 3,1%, mientras que nuestro Ibex 35 que todavía se sitúa por debajo de sus niveles prepandemia, ha mostrado un ligero retroceso, condicionado por el impacto negativo que la expansión de la variante delta del COVID-19 ha tenido sobre las empresas de los sectores del ocio y del turismo, que presentan un peso comparativamente elevado en el índice español.

Indics

Nuestro ahorro no genera nada en el banco, invirtiendo en deuda del Estado aceptamos la pérdida real y nuestra bolsa es una de las rezagadas a escala global con poco potencial de crecimiento, pues sobreponderan empresas del siglo XX, de la vieja economía. Definitivamente, España estaría peor posicionada que gran parte de los países.

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