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Panorama de la educación de la OCDE: gasto en educación por alumnos en España y la OCDE

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Hoy martes 10 de septiembre se ha publicado el informe Education at a Glance de la OCDE (Panorama de la Educación). En esta entrada me centro en su capítulo C1: ¿Cuánto se gasta por estudiante en las instituciones educativas? El gasto en educación es fundamental para garantizar un acceso equitativo y de calidad a la enseñanza. El análisis de cómo se distribuyen los recursos financieros se convierte en una pieza clave para entender los desafíos y las oportunidades para mejorar el rendimiento académico de los estudiantes. España, como parte de la OCDE, sigue las tendencias globales, pero también presenta sus particularidades que merecen atención especial.

Gasto por estudiante en España en los distintos niveles educativos

El gráfico 1 muestra el gasto total por estudiante a tiempo completo en los niveles de educación primaria, secundaria y terciaria en países de la OCDE en 2021 (último año disponible). La información se expresa en dólares estadounidenses ajustados por paridad de poder adquisitivo (PPP). En España, como en la mayoría de los países, el gasto por estudiante aumenta a medida que se avanza en los niveles educativos:

  • Educación
    primaria
    :
    España destina 10.181 USD por estudiante en este nivel por los 11.902$ de
    promedio de la OCDE.
  • Educación
    secundaria
    :
    el gasto aumenta ligeramente a alrededor de 12.541 USD por estudiante, por
    los 13.324$ de media de la OCDE.
  • Educación
    terciaria
    : el
    gasto sube de manera más pronunciada hasta los 15.654 USD por estudiante,
    por debajo de los 20.499$ de la OCDE.

A
pesar de este aumento en el gasto conforme al nivel educativo, España se
encuentra por debajo de la media de la OCDE, especialmente en la educación
terciaria. Países como Luxemburgo, Dinamarca o Estados Unidos superan
significativamente la inversión en la educación superior con respecto a nuestro
país.

Cambio en el número de estudiantes y en el gasto por estudiante

El gráfico 2 muestra las tendencias de cambio anual promedio entre 2015 y 2021 en tres indicadores clave: el número de estudiantes, el gasto total en educación y el gasto por estudiante en los países de la OCDE. En el caso de España, el gasto total en educación ha aumentado un 2,6% anual durante este periodo, mientras que el número de estudiantes ha crecido un 0,8%. Esto ha llevado a un incremento anual promedio del 1,8% en el gasto por estudiante.

A
nivel de la OCDE, los números son similares: el gasto total ha aumentado un
2,1%, mientras que el número de estudiantes se ha mantenido prácticamente
estable, con un crecimiento del 0,2%. Como resultado, el gasto por estudiante
en la OCDE también ha crecido un 1,8% anual en promedio.

Los datos reflejan una tendencia interesante: el incremento moderado en el número de estudiantes en España, acompañado de un aumento en el gasto total, ha permitido destinar más recursos por alumno. No obstante, este crecimiento no es tan pronunciado como en otros países de Europa del Este, como Bulgaria, Hungría o Polonia, donde la disminución significativa del número de estudiantes ha resultado en un mayor incremento del gasto por alumno. Cuando la población de estudiantes disminuye, los países que mantienen o aumentan su presupuesto educativo logran destinar más recursos por cada estudiante, lo que potencialmente puede mejorar la calidad de la enseñanza. En España está disminuyendo el número de alumnos y alumnas en educación infantil y en primaria por la bajada de la natalidad, pero esta caída de estudiantes se está viendo más que compensada por el aumento de matriculados en todos los niveles de FP (básica, media y superior) así como en la Universidad.

El gráfico 3 explora la relación entre el gasto acumulado por estudiante de 6 a 15 años y los resultados en matemáticas en PISA 2022. Este gráfico es clave para entender cómo el dinero invertido en educación afecta al rendimiento académico. A primera vista, podría parecer que un mayor gasto conlleva necesariamente mejores resultados, pero los datos muestran que esto solo es cierto hasta cierto punto. En el caso de España, el gasto acumulado es moderado en comparación con otros países, pero los resultados en matemáticas se encuentran cerca del promedio de la OCDE.

Por
ejemplo, Estados Unidos gasta más de 150,000 USD por estudiante entre los 6 y
15 años, pero los resultados de sus estudiantes en matemáticas no son
significativamente mejores que los de otros países que invierten menos. De
hecho, Japón, que gasta alrededor de un 30% menos por estudiante en este grupo
de edad, logra puntuaciones más altas en matemáticas. Esto sugiere que no solo
importa cuánto se invierte en educación, sino también cómo se utilizan esos
recursos.

El gráfico es revelador para España, ya que indica que, aunque el país no está entre los que más invierten en términos absolutos, todavía existe margen para mejorar la eficiencia en la asignación de recursos educativos. Invertir más no siempre significa obtener mejores resultados, sino que es crucial centrarse en áreas estratégicas que apoyen el aprendizaje de calidad.

No obstante, Handel y Hanushek (2023)  muestran que los análisis más rigurosos y causales, más allá de las correlaciones que muestra el informe publicado hoy por la OCDE, señalan que un aumento del 10% en el gasto en educación incrementa las puntuaciones de los exámenes en 0,069 desviaciones estándar. Es decir, que las estimaciones causales revisadas por Handel y Hanushek sí encuentran que un déficit en la financiación de la educación afecta negativamente al aprendizaje de los estudiantes si estos gastos en educación se invierten de forma efectiva. Es una conclusión diferente de la que muestra el Informe PISA, con evidencia de asociación y no de causalidad, en el sentido de que, una vez alcanzado un umbral de gasto por alumno, incrementos adicionales no conducen a mejoras en el rendimiento de los estudiantes.

Interpretación y conclusiones

Estos
tres gráficos ofrecen una visión amplia y detallada de la situación del gasto
educativo en España en comparación con otros países de la OCDE. En resumen,
podemos extraer varias conclusiones importantes:

  1. Aumento del gasto con el nivel educativo: En España, como en la mayoría de los países de la OCDE, el gasto por estudiante aumenta a medida que se progresa en los niveles educativos. Pero a pesar del aumento, el gasto por estudiante en España es inferior al de países con economías similares, especialmente en la educación terciaria.
  2. Tendencia moderada en el aumento del gasto por estudiante: En España, el gasto total en educación ha crecido en los últimos años y ha aumentado más que el número de estudiantes. Esto ha llevado a un incremento del gasto por estudiante. Este aumento refleja un compromiso continuo con la mejora de la calidad educativa, pero es importante seguir monitorizando cómo se distribuyen estos recursos para maximizar su impacto en el rendimiento académico y asegurar que este crecimiento se traduzca en mejoras sostenibles a largo plazo.
  3. Relación no lineal entre gasto y resultados académicos: El gasto por estudiante no siempre se traduce en mejores resultados en pruebas como PISA. España se encuentra en una posición intermedia, lo que sugiere que optimizar la asignación de recursos podría ser una estrategia clave para mejorar el rendimiento.

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PISA y la satisfacción con la vida de los estudiantes españoles de 15 años por comunidades

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El informe PISA de 2022 publicado en diciembre de
2023 mostró que los estudiantes españoles y de la OCDE de 15 años empeoraron
sus resultados en la competencia matemática. En lectura y ciencias, los
resultados de 2022 también muestran una disminución, situando a los estudiantes
españoles y de la OCDE con menos competencias que en ediciones anteriores. La
distribución de resultados revela que los estudiantes españoles de los niveles
socioeconómicos más bajos superan el promedio de la OCDE, mientras que los de
niveles socioeconómicos más altos quedan por debajo del promedio. A pesar del
aumento de estudiantes que no alcanzan el nivel 2 en competencias, España aún
tiene una menor proporción de estudiantes rezagados que en la OCDE. En esta
entrada
que escribí para Nada es
Gratis
se puede ver un resumen de las principales conclusiones de la
evaluación PISA de la OCDE.

El Informe PISA 2022 muestra una reducción en las
competencias matemáticas de los estudiantes españoles desde 2012, pero también
revela una mayor satisfacción y sentido de pertenencia de los estudiantes de
nuestro país a sus centros educativos en comparación con el promedio de la
OCDE. Los alumnos españoles tienen una relación positiva con sus docentes y
compañeros, y una menor exposición al acoso escolar. Las variaciones
internacionales en la satisfacción con la vida de los estudiantes resaltan la
importancia de equilibrar la excelencia académica con el bienestar estudiantil.

En una entrada
anterior
en la Fundación SM, analizaba los datos del gráfico 1a sobre los
niveles de satisfacción con la vida de los estudiantes españoles en relación a
los de la OCDE. En concreto, se plantea a los estudiantes: “La siguiente
pregunta te pide que expreses cuán satisfecho te sientes con tu vida, en una
escala del ‘0’ al ‘10’. ‘0’ significa que te sientes ‘nada satisfecho’ y ‘10’
significa ‘completamente satisfecho’”.
En general, los
estudiantes españoles de 15 años muestran un nivel de satisfacción con la vida
superior al promedio de la OCDE en 2022. Mientras que un 15% de los jóvenes
españoles indican una baja satisfacción vital (puntuaciones de 0 a 4 en una
escala de 10), en la OCDE este porcentaje asciende al 18%. La puntuación media
de satisfacción de los estudiantes en España es de 6,88, superando la media de
la OCDE, que es de 6,75. Países como Finlandia, Holanda y Estonia destacan
tanto en resultados académicos como en altos niveles de satisfacción vital de
sus estudiantes. El cuadro proporciona evidencia de estas diferencias,
mostrando cómo varía la satisfacción con la vida entre los estudiantes en
distintos países y sugiriendo que un enfoque equilibrado en educación puede
lograr tanto excelencia académica como satisfacción personal.

En esta entrada se añade la información de PISA 2022 (OCDE, 2023) sobre satisfacción con la vida de los estudiantes españoles de 15 años por comunidades autónomas (gráfico 1b).

Del gráfico 1b se desprende que en comparación a la media de España (6,88), País Vasco (7,13) y Extremadura (7,21) sobresalen por tener estudiantes de 15 años con una satisfacción con la vida significativamente más alta que el promedio nacional. Galicia (6,63), por otro lado, tiene una satisfacción significativamente más baja. En relación al promedio de la OCDE (6,75), los estudiantes de varias comunidades —como Aragón (6,99), Islas Baleares (7,05), País Vasco (7,13), Castilla León (7,03), Cataluña (6,99), Extremadura (7,21), La Rioja (7,00) y Navarra (7,04)— tienen una satisfacción con la vida significativamente más alta que el promedio de la OCDE. La ausencia de comunidades con una satisfacción significativamente menor que la media de la OCDE indica que, en general, las comunidades autónomas de España mantienen un estándar de bienestar para los estudiantes comparable o superior al promedio de los países de la OCDE.


La importancia de tener buenas relaciones cercanas con los compañeros y adultos para la satisfacción general con la vida de los estudiantes también se refleja al analizar diferentes aspectos de sus vidas. En 13 países/economías que distribuyeron el cuestionario de bienestar, entre ellos España, se preguntó a los estudiantes cuán satisfechos estaban con diferentes aspectos de sus vidas. Los países en donde se llevó a cabo este cuestionario son, además de España, Brasil, Hong Kong (China), Hungría, Irlanda, Macao (China), México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Panamá, Arabia Saudí, Eslovenia, Emiratos Árabes Unidos. Los elementos más asociados con la satisfacción con la vida de los estudiantes de 15 años son la calidad de las relaciones con sus padres o tutores, su vida en el centro educativo, su salud, todas las cosas que tienen y su apariencia, esto tras considerar el nivel socioeconómico tanto de los alumnos como de sus escuelas (gráfico 2). Además, otros factores como como los amigos que tienen, cómo usan su tiempo, el vecindario en el que viven, su relación con los profesores y lo que aprenden en la escuela tienen una correlación positiva con la satisfacción con la vida. La evidencia de PISA destaca la importancia del entorno escolar para la satisfacción de los estudiantes, mostrando que aquellos en ambientes educativos con sólidas relaciones interpersonales y un buen estado de salud, tienden a estar más satisfechos con su vida independientemente de su origen socioeconómico.

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Reducción de la brecha salarial de género, con matices

El próximo Día Internacional de la Igualdad Salarial, el tercero desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas decidiera instituirlo a partir de 2020, se celebra en un contexto laboral menos marcado por la crisis sanitaria de la COVID-19 que por el acelerado aumento de los precios. Preocupa, en particular, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y el consiguiente deterioro de las economías domésticas y de la calidad de vida de las familias. Pero también preocupan las dificultades que muchos trabajadores –sobre todo, hombres y mujeres con escasa cualificación laboral– están teniendo para recuperar el empleo tras la pandemia; dificultades que coexisten con las de numerosas empresas (no solo las high-tech, sino también las low-pay) para encontrar la mano de obra que precisan. 

Desde luego, hay razones para la inquietud ante las desigualdades en el mercado de trabajo y para la reivindicación de “mercados laborales más inclusivos”, por citar el título del recientemente publicado informe anual sobre el empleo de la OCDE (Employment Outlook 2022). Llama, sin embargo, la atención que, en el capítulo introductorio de este informe, la OCDE fije la atención en los jóvenes, los trabajadores poco cualificados, los inmigrantes y las minorías étnicas como los grupos más vulnerables del mercado de trabajo. Son ellos los que han sufrido más severamente los efectos económicos de la pandemia y los que ahora pueden verse más perjudicados por el shock inflacionario. Ni esas primeras páginas que recogen la posición editorial de la OCDE ni el resumen ejecutivo del informe hacen referencia a la brecha salarial de género. Diríase que, desde 2020, esta ha perdido relevancia respecto a otras brechas laborales.

Lo cierto es que la brecha salarial de género, tal como la mide Eurostat[1], ha disminuido en buena parte de los países de la Unión Europea durante la última década. En España, de acuerdo con esa misma fuente, el descenso ha sido notable: en el año 2020 (últimos datos disponibles) el salario medio bruto por hora trabajada de los hombres superaba en un 8,5% al de las mujeres, la mitad que en 2011 (16,8%) (Gráfico 1). Esa diferencia salarial de 8,5% a favor de los hombres sitúa a España en una posición no solo mejor que las ocupadas por Alemania (17,3%), Francia (15,3%) y los Países Bajos (13,1%), sino también por otros países que constan como muy igualitarios en cuestión de género, como Dinamarca (13,4%)  o Suecia (10,5%). Brechas salariales de género más reducidas que la española pueden encontrarse, sin embargo, en países como Luxemburgo (0,8%) e Italia (5,5%), pero también en otros con economías menos desarrolladas, como Polonia (4,8%) y Rumanía (1,2%) (Gráfico 2).   


Los datos de la OCDE, que utiliza una medida de la brecha salarial de género algo distinta[2], también colocan a España, en 2021, en una posición relativamente favorable respecto a la media de la UE y a otros países europeos. No obstante, ponen de manifiesto una diferencia muy significativa, de 20 puntos porcentuales (pp), entre los trabajadores por cuenta ajena y por cuenta propia. En el ámbito del trabajo autónomo, la brecha salarial de género se triplica largamente  (Gráfico 3).


Retomando los datos de Eurostat y con la mirada puesta en España, se observa una diferencia considerable entre las brechas salariales de género del sector privado (13,9%) y del sector público (8,2%). Habida cuenta de que las Administraciones Públicas están sujetas al principio de igualdad retributiva, las diferencias salariales en el sector público solo pueden deberse a las diferencias en las características medias de los empleados y de las empleadas. Con todo, esa distancia de 5,7 pp entre las brechas salariales de género en el sector privado y en el público es menor que la registrada en Países Bajos (8,2 pp), Italia (12,4 pp) o Alemania (13,2 pp) (Gráfico 4). 


Por otra parte, en España las mayores brechas salariales de género se registran en el sector sanitario y de trabajo social, y en el de actividades profesionales, científicas y técnicas; y las brechas más reducidas, en el sector del transporte y almacenamiento, y en de hostelería y restauración. Ahora bien, desde una perspectiva comparada, España destaca por su reducida brecha salarial de género en dos sectores: el de la información y comunicación (8,6%) y el de las finanzas y los seguros (13,2%). Como en otros países, la brecha salarial de género en la construcción es negativa (la retribución media por hora de las mujeres es superior a la de los hombres), lo que se explica por el hecho de que los varones empleados en este sector ocupan masivamente puestos de trabajo menos cualificados (sobre todo, de operarios) (Gráfico 5).


Una particularidad interesante del caso español se advierte al analizar las brechas salariales de género por grupos de edad. En la mayoría de países, la brecha salarial de género tiende estrecharse a medida que disminuye la edad de los trabajadores, pero en España esta relación se manifiesta de una manera más ostensible. De hecho, entre los trabajadores menores de 25 años la brecha salarial de género es negativa, y entre los que cuentan entre 25 y 34 años, apenas llega al 1% (Gráfico 6).


A la luz de lo expuesto hasta aquí, cabe pensar que en España hemos reducido significativamente la brecha salarial de género en  los últimos años y, además, nos encontramos en una senda muy prometedora, toda vez que entre las cohortes más jóvenes esta brecha ha desaparecido prácticamente. 

A este respecto es preciso, no obstante, hacer dos observaciones. En primer lugar, los datos de Eurostat dan cuenta de la brecha salarial de género en empresas de 10 o más empleados, por lo que dejan fuera de la estimación a cerca de un 40% de la población empleada en España. Es probable que en esas empresas de menor tamaño se registren brechas salariales de género mayores que en las empresas grandes, en cuyo caso los datos de Eurostat estarían infravalorando la realidad. En segundo lugar, si bien entre los jóvenes se reduce muy significativamente la brecha salarial de género, no podemos pasar por alto que los salarios medios son inferiores a la media en esos grupos de edad (compuestos precisamente por los hombres y las mujeres que se encuentran en la fase de emancipación de la familia de origen y de desarrollo de sus propios proyectos familiares). En esas circunstancias, la consecución de una mayor igualdad salarial no puede ser concebida ni celebrada como un éxito social.

[1] Diferencia entre la retribución media (bruta) por hora de los hombres y de las mujeres, en porcentaje de la retribución media (bruta) por hora de los hombres. El cálculo incluye solo a trabajadores en empresas con 10 o más empleados. Sobre el método de estimación y clasificación de las brechas salariales de género publicadas por Eurostat, véase Leythienne, D. y Pérez-Julián, M. (2022). Gender pay gaps in the European Union. A statistical analysis. Revision 1. 2021 Edition. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea.

[2]  Diferencia entre la retribución mediana de los hombres y las mujeres en relación al salario mediano de los hombres (distinguiendo entre trabajadores por cuenta ajena a tiempo completo, por un lado, y trabajadores autónomos, por otro). 

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