Por qué no es lo mismo un impuesto a los beneficios de la banca que a los supermercados
El Gobierno ha lanzado un nuevo globo sonda sobre la posibilidad de crear un cheque extraordinario de entre 200 y 300 euros para que las familias más vulnerables puedan hacer frente a la inflación que se ha visto en general y en particular en los supermercados, ya que el cheque estaría destinado a la compra de entre 20 y 30 productos básicos.
La medida, que en sí no está mal, dependiendo de sus detalles, tiene un escollo: quiere financiarse con un impuesto extraordinario a las cadenas de supermercados. Y como la medida viene de UP, parece que Hacienda no tenía noticias de la posible medida, así que todavía es muy incipiente.
Cheque extraordinario, ¿buena medida?
En general es cierto que las familias más desfavorecidas están teniendo un impacto de la inflación muy fuerte. Hay muchas familias con presupuestos muy ajustados y la subida de precios ha descolocado todo. Es el deber de la sociedad, a través del Estado, ayudar a estas personas para que no se hundan en la miseria.
Sin embargo la serie de medidas que se impulsan, como el bono social energético o este cheque supermercado, siempre finalistas, van tapando agujeros por aquí y por allá, llegan siempre tarde y quizá no se ajusten a las necesidades de los que lo están pasando mal.
Siempre es mejor una ayuda económica directa y que cada cual lo use donde mejor le venga. Por ejemplo se podría generalizar el IMV, aumentar su cuantía o simplemente agilizar su tramitación para que las familias que están en una urgencia reciban apoyo económico.
Los impuestos finalistas: una mala idea
Pero la otra pata de la medida es la financiación. Y aquí estos impuestos finalistas (quito de aquí para dar allí) son una mala idea. ¿Por qué un sector concreto tiene que pagar las carencias de las familias? El pacto social que tenemos es que los que más ganan pagan más impuestos, y luego el Estado redistribuye.
Por tanto si esta medida es muy cara y es necesario elevar impuestos, que se haga, pero no de una forma específica en un sector concreto. Porque aunque parezca que este tipo de medidas no tiene impacto en el público en general al final alimenta la subida de precios, ya que las empresas tienden a repercutir sus costes.
El caso de los supermercados: nada que ver con la banca
Y en este caso concreto se habla de un impuesto específico a los supermercados. El caso recuerda al impuesto especial a la banca. Y el caso de los supermercados no tiene nada que ver con el de la banca.
La banca, que por cierto lleva lustros arrastrándose debido a los tipos bajos, está empezando a ver cómo sus beneficios despuntan debido a la subida de tipos. Y yo sin creer en este tipo de impuestos específicos al menos veo donde rascar y cierta justificación moral (se dieron muchas ayudas en la crisis del 2007-2012).
Pero el caso de los supermercados es diferente: los precios a los que venden sus productos se han incrementado, sí, pero no así sus márgentes. El márgen de la mayor cadena de supermercados de España, Mercadona, no llega al 3%. Y el de la segunda, Carrefour, no llega al 4%. Un impuesto extraordinario se comería la totalidad de los beneficios. ¿De verdad tienen que pagar esto quienes están sufriendo en sus propias carnes el incremento de los precios? No me parece justificado.