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Por qué lo más importante de tu hipoteca actual y la que contrates son las condiciones de cancelación y subrogación

Los tipos de interés están subiendo en casi todas las economías mundiales (quizá con una notable excepción). La zona euro va algo más lenta que otras economías pero ya ha subido los tipos al 0,5% y se prevee que suba otro medio punto en septiembre. Y esto se ha propagado a las hipotecas, ya que el euribor ha pasado de un -0,5% del año pasado a rozar el 1,3%, una subida de casi dos puntos.

Todas estas subidas son para controlar la inflación y llegará el momento en que esté controlada, de hecho los precios energéticos siguen disparados pero por ejemplo los alimentos o el transporte ya están viviendo una normalización de sus precios. Por lo que no sería raro que después de estas subidas de tipos vengan, de nuevo, las bajadas. Y por supuesto, ante la incertidumbre, es mejor protegerse.

¿Qué tipo de hipoteca conviene ahora?

Hasta hace unos meses, cuando se veía que los tipos iban a subir pero todavía no lo habían hecho y había ofertas interesantes por parte de la banca la decisión estaba clara: el tipo fijo daba seguridad a largo plazo.

Ahora la cosa parece más complicada. De esas hipotecas al 1% o 1,5% hemos pasado al 2,5% o incluso entidades que no las quieren ofertar. Por tanto algunos hipotecados se están decantando por la hipoteca a tipo variable y esperar que escampe el temporal y vuelvan a bajar los tipos.

Sin embargo la incertidumbre sigue siendo importante. Si los precios energéticos siguen disparados puede que las subidas de tipos sigan siendo importantes y los tipos altos duren bastante tiempo. No se puede saber. Incluso si hay una recesión puede que los Bancos Centrales piensen que su mandato más importante es el control de los precios, como pasó en los años 80, y hasta que no esté bien controlada la inflación no vuelvan las bajadas de tipos, pase lo que pase en la economía.

Por tanto, desde mi punto de vista, las hipotecas a tipo fijo siguen siendo las más interesantes (es el mejor consejo financiero viral que se ha dado jamás). Permiten un control de las finanzas con menos incertidumbre, con una cuota que se sabe cuál va a ser en toda la vida del producto. Pero entonces hay que fijar un camino para un escenario de tipos bajos. Y esto, en una hipoteca de tipo fijo, se hace negociando otras condiciones.

Las condiciones de cancelación, subrogación y novación

En el caso de tener contratada una hipoteca a tipo fijo y los tipos bajan se pueden explorar otras vías para recoger esta bajada de tipos. La principal es subrogar la hipoteca a otra entidad que proporcione mejores condiciones. Antes de hacerlo siempre hay que ofrecer al banco actual la posibilidad de mejorar las condiciones e igualarlas a la de la nueva oferta, y esto sería una novación de la misma.

En ambos casos (subrogación o novación) hay una comisión máxima por ley, que es el 0,5% en los primeros cinco años de la misma y el 0,25% después. Esto es así si la hipoteca está firmada después de 2019, si es antes es algo más complicado. Estos valores son máximos, así que es importante intentar que el banco fije un valor inferior para que el cambio de banco sea más barato.

La compensación por cancelación está también limitada por ley a dichos valores, y aunque normalmente no es conveniente cancelar la hipoteca y contratar otra (es mucho más caro que simplemente subrogar) puede que haya casos en los que sea la única vía.

Ahora bien, existe una figura legal que puede hacer la operación excesivamente cara: la compensación por riesgo de tipo de interés por pérdida de capital. Esto está excesivamente abierto en la ley: básicamente dice que al cambiar la hipoteca de banco este pierde unos ingresos previstos y si los tipos están más bajos estas pérdidas no va a poder ser compensadas con nuevas inversiones. En este caso el banco calcula lo que va a perder y se lo tenemos que pagar, a no ser que ponga otra cosa en el contrato.

Algunos bancos establecen un límite, por ejemplo el 1% del capital pendiente, que sería una buena cifra. Hay que tener cuidado con esta clausula porque puede hacer que el cambio de banco sea completamente imposible a nivel financiero. Hay que luchar para que este limitado en el contrato y sea un valor razonable.

La importancia de la negociación

Y es que todo esto parece muy tedioso: en medio de una búsqueda de casa, la tasación, las conversaciones con múltiples bancos, encima negociar las condiciones. Y luego una vez que se ha conseguido y se ha salido de todo el proceso, bajan los tipos y hay que empezar de nuevo para intentar una subrogación o una novación. ¿De verdad merece la pena? Pues sí, hay que tener en cuenta de que estamos hablando de cifras muy altas. La diferencia entre pagar durante 30 años por una hipoteca de 200.000 euros un 1,5% de interés o un 3% son 55.000 euros.

Por tanto es importante dedicarle tiempo y esfuerzo a estas condiciones. Muchas veces los seres humanos dedicamos tiempo innecesario a cosas de poca importancia, como por ejemplo dónde es más barato el detergente, y no en este tipo de decisiones financieras que pueden ahorrar una cantidad de dinero ingente. Es cierto, es mucho más fácil elegir el detergente más barato, pero el rendimiento es muchísimo menor. Las cosas importantes de la vida necesitan dedicación.

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Ahorrar teniendo hipoteca no es fácil, pero muchas personas lo logran, sobre todo cuando han pasado unos años desde la formalización de la misma. Y siempre que se logra ahorrar más allá del típico colchón que hay que tener disponible para imprevistos llega la gran duda: ¿qué hay que hacer con estos ahorros para obtener una mejor rentabilidad?

Existen tres opciones: la primera es invertir dicho dinero; la segunda es amortizar parcialmente la hipoteca manteniendo la cuota y reduciendo plazo; y la tercera es amortizar la hipoteca manteniendo el plazo y reduciendo la cuota. Analizamos las tres posibilidades.

Invertir

Si la rentabilidad de una inversión esperada es superior al coste de la hipoteca, lo lógico es lanzarse a ella. Con los tipos de interés bajos es muy posible que existan opciones de inversión con rentabilidad superior a los costes una hipoteca, pero también es cierto que existe un riesgo.

Realmente es imposible determinar con antelación si una inversión va a ser más rentable que el coste de una hipoteca, pero viendo los años recientes, con los tipos en entornos ultrabajos, se puede ver que muchos fondos de inversión diversificados han logrado batir cómodamente los gastos de una hipoteca.

Hay otro factor a tener en cuenta y es la comodidad de una persona con tener deudas altas. Al final una opción muy recomendable es intentar reducir lo máximo posible las deudas antes de empezar a invertir. Ante imprevistos (como la pérdida de empleo) la deudas van a seguir ahí con certeza y la rentabilidad de la inversión en cambio es una incógnita.

Personalmente creo que antes de invertir es conveniente cancelar cualquier deuda que haya pero es una opción muy personal. Si el hipotecado tiene una alta tolerancia al riesgo entonces invertir los ahorros generados es una buena idea.

También hay que tener en cuenta un punto extra: aunque la desgravación por hipoteca terminó hace casi una década, las hipotecas firmadas antes de enero de 2013 la siguen teniendo. En este caso hay unos máximos a desgravar (9040 euros) y la desgravación es de un 15%, lo cual es una muy buena rentabilidad.

Si se tiene derecho a desgravación y la suma de todas las cuotas del año no supera los 9040 euros, lo mejor es seguir teniendo hipoteca. Y por tanto no merece la pena amortizar. Si se superan los 9040 euros al año lo más conveniente es amortizar reduciendo la cuota hasta llegar a estos 753 euros al mes para maximizar la desgravación y el resto invertirlo.

También existe otro caso en el que invertir es más conveniente que amortizar y es si en el contrato hipotecario existe alguna comisión por amortización parcial. En este caso los tipos suelen ser bajos según la legislación vigente, pero en el caso de las hipotecas a tipo fijo podrían ser relevantes (2% durante los primeros 10 años). En este caso puede que invertir sea una mejor idea, ya que amortizar conlleva unos gastos que nos permiten que incluso unas inversiones más conservadoras (y por tanto con menso riesgo) puedan superar la rentabilidad de amortizar.

Amortizar la hipoteca reduciendo el plazo o reduciendo la cuota

Si el riesgo de invertir es suficiente como para no evaluar la opción de la inversión la otra lógica posibilidad es amortizar parcialmente la hipoteca. Pero dentro de esta opción existen dos formas de hacerlo: reduciendo el plazo o reduciendo la cuota.

Normalmente se suele ofrecer siempre reducir la cuota, pues a los bancos les conviene más y en principio puede parecer que a un particular también: una cuota más baja es más cómoda de pagar, genera menos fricción.

Sin embargo al final genera más intereses. No hay que olvidar que todos los años se pagan intereses por el saldo vivo que quede en la hipoteca y que cuanto menos sea el plazo para la finalización menores serán los intereses a pagar.

Por tanto hay que estudiar dos cosas: la primera es si se está cómodo con la cuota actual o hay estrecheces para llegar a fin de mes. Si la situación es complicada y aunque salga más caro, quizá lo más conveniente es reducir la cuota. Pero si ya se está en un punto donde la cuota es cómoda entonces lo lógico es apuntar a obtener una mayor rentabilidad (es decir, pagar menos intereses) y por tanto lo más acertado es reducir el plazo.

Personalmente, siempre que no haya desgravaciones de hacienda, siempre elegiría primero amortizar reduciendo plazo. No tener deudas da mucha tranquilidad, por bajo que sea el tipo de interés de la hipoteca, y cuanto antes se eliminen las deudas mejor. Esto seguramente proporcione una rentabilidad intermedia entre invertir o amortizar reduciendo cuota pero con mucho menos riesgo.

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