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La (des)organización de la evaluación de la eficiencia de medicamentos y otras tecnologías sanitarias en España

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En España, actualmente, el desarrollo de la evaluación de la eficiencia de las tecnologías sanitarias (EETS) corre a cargo de una compleja y confusa constelación de instituciones, organismos, órganos, unidades y redes que, más que constituir una organización, deriva en una desorganización. Esta confusión dificulta el funcionamiento y la coordinación, derrocha recursos escasos, especialmente de personal altamente cualificado, limita los esfuerzos meritorios e indudables que realizan las organizaciones y las personas participantes y devalúa los nada desdeñables logros y progresos alcanzados. Así, resultan perjudicados el Sistema Nacional de Salud (SNS), los ciudadanos y las empresas productoras o comercializadoras.

Esta es la principal conclusión de una nota técnica recientemente publicada por Funcas, segunda de una serie de tres, cuyos autores somos Juan Oliva, José Vida y el firmante de este artículo. La primera analiza la evolución de la regulación y la práctica de la EETS y la tercera ofrece propuestas de reforma. En este blog ya hemos comentado en qué consiste la EETS, las barreras que se le oponen, su muy insuficiente regulación, su desarrollo en la práctica y las últimas tendencias.

Este segundo documento parte de las aportaciones de la teoría sociológica, jurídica y económica (Weber, Milgrom y Roberts…) sobre la Administración “ideal”, el Estado de Derecho y la importancia de las organizaciones como “factor productivo”. En su aplicación a los procesos técnicos de EETS las ideas fuerza son la eficacia, la independencia respecto de los vaivenes y las decisiones políticas, combinada con control democrático y la concepción moderna del buen gobierno.

Cuatro cuestiones organizativas
transversales determinan el sino de la EETS en nuestro país. La Unión Europea carece de mandato para imponer un
modelo, aunque puede garantizar la coordinación, tal y como hace en el
Reglamento (UE) 2021/2282. A nivel interno, al Estado corresponde la competencia
para realizar la evaluación económica de las prestaciones sanitarias básicas de
la cartera común, mientras que las CC.AA. pueden evaluar las prestaciones
complementarias no financiadas a nivel estatal, así como las básicas, siempre
que sea para optimizar su gestión y no para dificultar su acceso. Por otro
lado, los medicamentos siguen en España regulaciones y procesos de evaluación
separados y estancos respecto de las demás tecnologías sanitarias, escisión que
impide aprovechar economías de escala y recursos humanos muy especializados,
además de que la separación es técnicamente cada vez menos clara. En cuarto
lugar, se destacan los problemas organizativos generales del Ministerio de
Sanidad: postergación de las políticas de salud y asistencia sanitaria,
insuficiente liderazgo (26 ministros en 45 años),
estructura orgánica reducida, mutilación de órganos clave, escasez y
envejecimiento del personal,
retribuciones reducidas y ausencia de un mecanismo garante de su
especialización.

El análisis de las entidades
relacionadas con la evaluación de la eficiencia de los medicamentos (Dirección
General de Cartera de Servicios del SNS y Farmacia, Consejo Interterritorial
del Sistema Nacional de Salud y su Comisión Permanente de Farmacia, la Comisión
Interministerial de Precios de Medicamentos, la Agencia Española de
Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el Comité Asesor para la
Financiación de la Prestación Farmacéutica) revela que no tienen una
organización suficiente. Sólo la AEMPS es un organismo técnico potente, aunque
no es independiente del poder político. La Red de Evaluación de Medicamentos
sólo ha funcionado dos años y medio, hasta ser liquidada por una sentencia de
la Audiencia Nacional de 26 de junio de 2023, por obvias razones de falta de
sustento legal.

La evaluación de eficiencia de las demás tecnologías sanitarias tiene también problemas organizativos. Su arquitectura separa adecuadamente las misiones de evaluación técnica y decisión, pero sin garantías legales de la independencia de la primera. Las “agencias” que integran la Red Española de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud, son pequeñas unidades administrativas con pocos recursos, debilidad que alcanza notoriamente a la estatal, una unidad menor dentro del Instituto de Salud Carlos III, integrado, al menos orgánicamente, en el Ministerio de Ciencia y no en Sanidad. Quedan dudas sobre si una estructura “en red” concuerda con el reparto competencial entre el estado y las comunidades autónomas (CC. AA.); si es más o menos operativa que una entidad única alternativa de ámbito nacional (costes de transacción frente a costes de organización) y si los entes integrantes alcanzan una dimensión crítica mínima.

Las deficiencias organizativas generales en
la EETS que identifica la nota técnica son, en definitiva, las siguientes:

  • Ausencia de un diseño de conjunto del sistema y exceso de órganos y organismos intervinientes.
  • Carencia de un marco normativo completo.
  • Falta de garantías legales y organizativas para la plena realización de los principios de buen gobierno (eficacia y competencia, independencia técnica, transparencia, rendición de cuentas, participación…).
  • No separación entre los procesos de evaluación económica de los medicamentos y de decisión.
  • Insuficiente coordinación entre el Gobierno/AGE y las CC. AA.
  • Plantillas de personal técnico, manifiestamente insuficientes.

El
documento, con base en su detallado diagnóstico, concluye que resulta
imperativo sustituir esta desorganización por un sistema coherente. Se impone una
reforma con visión de conjunto, estratégica, que tenga presente que el progreso
y la sostenibilidad del SNS dependen de una EETS de amplia cobertura, bien
regulada y organizada, con calidad metodológica e independencia intelectual y
correctamente dotada de medios y personas.

El webinario de Economía y Políticas de Salud celebrado el pasado 12 de diciembre de 2023 en el que se presentaron estas notas técnicas es fácilmente accesible en el canal de Youtube de Funcas.

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2021: Recuperación De La Economía Española: Notable pero incompleta

CaixaBank Research ( Oriol Carreras Baque r y Javier García Arenas | La crisis financiera de 2008 todavía está fría en la memoria colectiva. No obstante, la crisis de 2020 es de una naturaleza muy distinta. Para comenzar, la crisis tuvo su origen en una urgencia de salud pública, La economía fué víctima de las medidas primordiales para llevar a cabo frente a la pandemia. En segundo lugar, la crisis del coronavirus fué de una intensidad sin precedentes . En tanto que en el auge de las crisis de 1993 y 2008, el Producto Interno Bruto cayó al 2,5% y al 9% abajo del nivel previo. nivel de crisis, respectivamente, a lo largo de la crisis de coronavirus, el Producto Interno Bruto alcanzó un 22% abajo del nivel previo a la crisis, en tercer lugar, la dinámica además fué muy distinta.En la medida en que coronavirus fué el detonante de la crisis de 2020, la economía ha evolucionado según con las oscilaciones de la pandemia. Por consiguiente, la agilidad de la rehabilitación fué bastante eficaz que en crisis anteriores. En 2020, en un solo período de tres meses (tercer trimestre) la economía recuperó cerca del 60% de su producción perdida, frente a los nueve trimestres que tomó a lo largo de la crisis financiera.

Aspectos de la crisis financiera

Otro aspecto de la crisis de hoy fué el papel clave que desempeño la política fiscal y monetaria para paliar los efectos de la pandemia. Para ilustrar esto, en el primer gráfico exponemos la relación entre un índice sintético de la dureza de las condiciones económicas (construido utilizando la tasa de desempleo y la prima de peligro soberano) y el desarrollo anual del Producto Interno Bruto. La enorme caída del Producto Interno Bruto fué acompañada de un deterioro del índice de gravedad bastante menor de lo que cabría aguardar dada la vivencia de la crisis financiera. Esto se ha debido, en parte importante, a la acción decisiva del BCE y a todas las acciones de política fiscal y económica para garantizar los capital de los damnificados por las limitaciones a la actividad, asi sea por medio de los regímenes de cesantía «ERTE» de España, ceses extraordinarios de actividad en la situacion de autónomos, moratorias de deudas o aplazamientos de impuestos. Esto no supone que ya hayamos visto todas las implicaciones de esta crisis: muchas todavía están por emerger y nos referiremos a ellas después . No obstante, para utilizar una metáfora de la salud, la política económica ha actuado como una anestesia para normalizar los signos vitales de un tolerante que entra en la etapa crítica. ¿Qué nos va a traer el 2021? El 2021 va a seguir gobernado por la pandemia, aunque estimamos que es el año donde la economía consolide su rehabilitación. Posiblemente las medidas que debieron tomarse a finales de 2020 para batallar la segunda ola de infecciones tengan alguna continuidad en los primeros meses de 2021.

Riesgo de pobreza

Hablamos de una cantidad muy importante y es clave que los fondos se utilicen para crear un plan de inversión capaz enfocado a la infraestructura y las transiciones verde y digital, acompañadas de reformas que aborden los retos estructurales de la economía (incidencia de contratos temporales en el mercado de trabajo, educación y formación profesional, originalidad, etc.). El gobierno espera realizar 26.600 millones de euros de fondos NGEU en 2021 anticipando los fondos presupuestados para apresurar las inversiones organizadas. Hablamos de un importe destacable que, antes de su ejecución, requeriría la selección y diseño de un enorme conjunto de proyectos en un tiempo récord, siendo conservadores, nuestra previsión de desarrollo para España el siguiente año tiene dentro la ejecución del 50% de este importe de 26.600 millones. euros , que aportarían 1 punto al desarrollo del próximo año. Los fondos de europa son una enorme novedad, pero merece ver qué encontronazo macroeconómico va a tener la política fiscal en su grupo (incluidos estos fondos europeos) en 2021. Cuando hacemos este exámen, llegamos a un impulso fiscal total en 2021 de cerca de 2,5 % del Producto Interno Bruto con un encontronazo macroeconómico de 1,5 p.p., de los cuales 1,0 p.p. procede de UNGE y el resto del gasto corriente. Resumiendo, los fondos de europa son el catalizador que dejará que las reglas económicas estimulen el desarrollo barato en 2021 (y más allá).

Condiciones económicas de crecimiento

No obstante, confiamos en que la disponibilidad de una vacuna, adjuntado con un uso más intensivo de pruebas veloces, dejará sostener la pandemia bajo control sin la necesidad de recurrir a medidas tan restrictivas como las impuestas hasta hoy. En este sentido, esperamos que el desarrollo de la actividad económica repunte desde el segundo período de tres meses, cuando los grupos de más grande peligro ya deberían ser inmunizados, en tanto que la movilidad en todo el mundo debería gozar de una rehabilitación más fuerte, con el consiguiente encontronazo positivo en el turismo. Generalmente, esperamos que el desarrollo barato en 2021 sea de cerca del 6,0%. Más allá de que el ritmo de rehabilitación es prominente, esto dejaría a la economía un 6.2% abajo del nivel del Producto Interno Bruto previo a la crisis. De hecho, no esperamos que la economía vuelva a los escenarios anteriores a la crisis hasta 2023.

LOS ERTE y las ayudas

Las cicatrices económicas de la pandemia Covid-19 La economía se recuperará en los siguientes años a nivel macroeconómico, pero va a dejar algunas cicatrices indispensables. Por consiguiente, va a ser primordial perseguir reglas económicas correctas para que estas cicatrices se cierren en el período de tiempo más corto que se pueda y evadir efectos persistentes en determinados sectores baratos y para todos los que trabajan en ellos. El mercado de trabajo se recuperará pausadamente en 2021, aunque las reglas laborales tendrán acompañar esta rehabilitación para evadir que los sectores más damnificados por la pandemia -turismo, ocio, hostelería …- emerjan con profundas cicatrices. Entonces, los esquemas de licencias (ERTE) van a seguir siendo una utilidad considerable en la primera mitad de 2021 , aunque de una forma más selectiva y temporal que en 2020. Otra cicatriz que debería cerrarse más acelerado que en la Enorme Recesión es el incremento de la desigualdad. En ocasiones las secuelas de las crisis tardan en emerger a nivel social: el porcentaje de población en peligro de pobreza en España aumentó de manera significativa entre 2013 y 2015 , justo cuando ya había pasado lo malo de la crisis previo y la economía se se encontraba embarcando una principiante rehabilitación. De hecho, con base en nuestras expectativas de desarrollo y desempleo, observamos que la suma de la tasa de peligro de pobreza y la tasa de exclusión popular podría incrementar en 2021 al 27% de la gente (25,3% antes de la pandemia), un incremento de 750.000 personas. . Esto resalta la consideración de continuar construyendo reglas inclusivas que permitan que la rehabilitación llegue a todos:en 2020, el índice de Gini aumentó 2 puntos entre febrero y septiembre sabiendo las transacciones del área público , pero habría incrementado 4 puntos en su sepa, según el Inequality Tracker de CaixaBank Research. 2021 además va a ser un año considerable para el tejido productivo de la economía de españa. Es primordial que las compañias españolas no salgan excesivamente debilitadas de esta pandemia. Esto requerirá una conjunción de alivio financiero para las compañias ejecutables que son las más perjudicadas para asegurar que su solvencia no se deteriore, entre otras cosas, por medio de recapitalizaciones y ayudas directas, adjuntado con reglas estructurales que adapten el tejido productivo de la economía a una más grande mundo post-pandémico digital y verde. Por último, va a ser primordial unir una política fiscal que ofrezca acompañamiento a la rehabilitación de corto período con una perspectiva de mediano período pensada en reequilibrar las cuentas públicas y recobrar algún margen fiscal para garantizar que la próxima crisis nos atrape con espacio para contrarrestar -políticas cíclicas. La promesa de los fondos de europa NGEU El Fondo Europeo de Rehabilitación, Next Generation EU (NGEU), representará una ocasión exclusiva para modernizar la economía de españa e impulsar su desarrollo potencial. En 2021, España va a presentar todos los datos de su Plan de Rehabilitación a la Comisión Europeay, después de su aceptación esperada, empezará a recibir fondos en la época de año. Estos fondos sumarán unos 72.000 millones de euros en transacciones no reembolsables entre 2021 y 2026, equivalentes al 5,8% del Producto Interno Bruto en 2019.

https://www.youtube.com/watch?v=lN3iTRB0cF8

Ojalá sea así. Lo necesitaremos.

jose julian isturitz

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los-tres-pecados-del-“quedate-en-casa”

Los tres pecados del “quédate en casa”

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Los meses pasan y el estado de alarma vuelve. Mientras, problemas básicos en la gestión de la crisis sanitaria permanecen. La forma en que se implantan medidas y se comunican a los ciudadanos sigue incurriendo en los mismos tres pecados originales. La recuperación del eslogan “quédate en casa” es buena muestra de ello.

Primer pecado: no se evalúan ni reconsideran las medidas, aunque haya dudas sobre su eficacia

La novedad de la pandemia ha supuesto que muchas
de las medidas que se han tomado no contaban aún con una evidencia empírica
sólida sobre cuál sería su eficacia cuando se llevaran a la práctica. Sin
embargo, en la implantación de restricciones no se han propuesto horizontes para
su evaluación y reconsideración. Un ejemplo muy ilustrativo es el del
establecimiento de la obligatoriedad de la mascarilla al aire libre incluso
cuando se puede mantener la distancia de seguridad. En la segunda semana de
julio la Generalitat implantó esta medida, entonces única en Europa, y el resto
de comunidades la copiaron en cascada.

La evidencia preliminar disponible hasta el
momento cuestiona el impacto que esta norma haya podido tener para frenar el
aumento de casos (gráfico 1). Mientras en España se mantenía esa restricción y la
epidemia se expandía, el número de nuevas infecciones permanecía bajo en casi
todos los países europeos (gráfico 2) donde no existía tal norma ni se utilizaba
mayoritariamente la mascarilla al aire libre de forma voluntaria. A pesar de
estas evidencias parciales y de la insistencia de la comunidad científica en la
importancia de realizar una evaluación independiente de la gestión de la crisis,
no se ha dado ningún paso en ese sentido, ni sobre esta medida ni sobre ninguna.

La copia de medidas ha sucedido también entre
países, como se ha puesto de relieve al inicio del otoño con el aumento de los
casos en el resto del continente europeo. Italia, Grecia y algunas ciudades
francesas han implantado la obligatoriedad generalizada de la mascarilla. Tras
la imposición del toque de queda en algunas regiones francesas, varios países
lo han establecido también, entre ellos España. Sin embargo, la evidencia de
que los toques de queda por sí solos son eficaces para combatir los contagios es
aún débil. Aunque parece que han sido efectivos en algunos países (la mayor
parte en desarrollo, como Jordania o Kenia), en otros o bien no ha tenido
ningún efecto sobre el crecimiento de casos (Israel) o si lo ha tenido es
difícil de diferenciar del efecto de otras medidas decretadas al mismo tiempo (la
Guyana Francesa o Melbourne). Convendría que en este nuevo estado de alarma las
autoridades españolas se plantearan la evaluación y reconsideración de las
nuevas normas en función de sus resultados.

Gráfico 1

Nota: Los círculos en las series representan la fecha de inicio de la obligatoriedad generalizada de la mascarilla al aire libre en cada comunidad.

Fuente: Ministerio de Sanidad.

Gráfico 2

Fuente: Our World in Data.

Segundo pecado: no incorporamos nuevos conocimientos

El segundo pecado es precisamente la nula
adaptación de la gestión de la crisis a los cambios. Una vez que se aprende
algo, no se reconsidera. No cabe duda de que el eslogan “quédate en casa” y la
profunda reducción de la movilidad funcionaron durante el confinamiento para
reducir la expansión de los casos. Sin embargo, una vez inmersos en la
desescalada una menor movilidad no ha significado por sí sola una mejor
evolución de la epidemia.

Baste tener en cuenta que durante el verano la
peor situación epidemiológica de España frente a otros países comunitarios (gráfico
2) se produjo a pesar de que la movilidad había crecido menos tras el
confinamiento que en los países vecinos, según datos de Google Mobility Report.
Tal y como ilustran los gráficos 3, 4 y 5, esto ha sucedido así en la movilidad
de distintos tipos (a tiendas y restaurantes, a parques y playas, y a lugares
de trabajo). Por otra parte, con la llegada del otoño los casos han aumentado
en la mayor parte de países europeos al mismo tiempo que se reducía la
movilidad. Esta pauta sugiere que no es quedarse en casa lo que hace disminuir
los casos, sino que los encuentros sociales se realicen en condiciones de
seguridad, sean donde sean (y serán seguros con más probabilidad si se realizan
al aire libre).

No puede pasarse por alto que en el resto de Europa la comunicación tras el confinamiento incidió decisivamente en la importancia de los espacios abiertos y la ventilación. Por ejemplo, este artículo en The Guardian de mediados de agosto se planteaba qué pasaría con el nuevo hábito británico de pasar tiempo al aire libre cuando llegara el otoño. En Grecia, la celebración de misas al aire libre se ha extendido. En el contexto europeo la escasa presencia de las recomendaciones sobre los espacios abiertos y la ventilación ha sido una excepción española y, de hecho, no ha estado encima de la mesa hasta que no se ha acercado el otoño. Esta atención corre el riesgo de desvanecerse con la vuelta a la recomendación de quedarse en casa.

La conversación pública se ha aferrado a la
evidencia del resultado del confinamiento de la primavera, sin atender al hecho
de que, desde la desescalada, la relación entre la reducción de la movilidad y
la de los casos ya no parece tan directa. El foco se ha centrado en cuánto
debe reducirse la movilidad, en lugar de en el cómo y en el dónde.
En consecuencia, se han dejado de lado políticas que fomentaran que la nueva
normalidad se desarrollara en condiciones seguras. Por ejemplo, no se han
ofrecido subvenciones para la compra de pérgolas y calefacciones de exterior
para restaurantes, ni para la adquisición de purificadores de aire con filtro
HEPA o medidores de CO2 para comprobar si un espacio cerrado está
convenientemente ventilado.

Una buena gestión de un fenómeno nuevo y cambiante
necesita la incorporación continua de nuevos conocimientos. Aferrarse a lo
aprendido como si de un mantra se tratara no sirve de nada.

Gráficos 3, 4 y 5

Fuente: Elaboración propia con datos del Informe de movilidad de Google (extraído el 25/10/2020).

Tercer pecado: mensajes simples, sin didáctica ni contenido

Esta rigidez en la toma de decisiones y en los
mensajes bebe del tercer pecado: la comunicación de las restricciones atiende
más a su forma que a su sentido. Se ha desistido de explicar adecuadamente las medidas
y, por lo tanto, de tratar a la población como personas adultas. Puede que la
estrategia de simplificar las normas busque facilitar su seguimiento, pero
también las hace poco flexibles. En el caso que nos ocupa, la ausencia de una
buena explicación acompañando la insistencia en la restricción de la movilidad
durante el confinamiento hizo más difícil cambiar la recomendación durante la
desescalada y fomentar las actividades en espacios abiertos. Si no se han
entendido las razones de una norma, tampoco se puede comprender que se cambie.

En esta vuelta a la recomendación de no salir del domicilio se acude de nuevo a un lenguaje simplista que no contribuye a que la población entienda dónde está el riesgo de contagio y por lo tanto sepa cómo aplicar la norma de acuerdo con sus circunstancias. Ceñirse al eslogan de “quédate en casa” conlleva no salir a dar paseos, a pesar de los beneficios que reportan y el nulo riesgo de contagio. “Quédate en casa” implica que muchos abuelos recibirán la visita de sus nietos en sus hogares, cuando sería más conveniente recomendar que se encontraran en un parque. “Quédate en casa” significa que no se tiene en cuenta el modo en que la población incorpora a su vida cotidiana mensajes vacíos que no se han explicado. “Quédate en casa” expresa la carencia de una visión amplia de las consecuencias a largo plazo para la salud física y mental de la población.

A lo largo de estos meses, medida y restricción se han convertido en sinónimos. La demanda de más iniciativa a los poderes públicos se ha centrado en la necesidad de más rastreadores y medios materiales y humanos en el sector sanitario. Pero hay mucho margen para ir más allá: evaluar las medidas tomadas y reconsiderarlas si es necesario, incorporar de forma sistemática esos nuevos conocimientos y explicar adecuadamente el sentido de las medidas a los ciudadanos. Estos cambios contribuirían a mejorar la gestión de la pandemia y a que los ciudadanos recuperen la confianza en las normas. No es necesario confesar o expiar estos tres pecados. Solo hay que dejar de cometerlos.

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