Cuarentenas más cortas por el covid: se impone la realidad empresarial
Ómicron está siendo el nuevo acto de la pandemia que nadie esperaba a estas alturas ya de 2022, con la población española mayoritariamente vacunada y una relativa normalidad ya instalada en la sociedad. "Otra vez", "es el cuento de nunca acabar...", son algunas de las frases más repetidas en estos días en que la nueva variante ha puesto en jaque la Navidad y también los servicios de Atención Primaria.
Porque el problema de Ómicron no es su elevada letalidad, por suerte, sino su elevada transmisión. Hemos llegado a cifras de contagios récord en España, con más de 100.000 casos detectados por día, y una incidencia de cerca de 2.000 puntos.
Unas cifras que hace un año habrían supuesto un nuevo confinamiento y parón de muchas actividades económicas, pero que a día de hoy no se pueden sostener porque la economía española no aguanta, y menos con una inflación por las nubes impulsada por los precios de la energía.
Por lo tanto, este nuevo giro de guión de la pandemia está trayendo novedades importantes en los protocolos, los cuales tienen más que ver con lo económico que con lo sanitario y social.
Sí, aunque algunos no lo querían, se impone la economía.
Cuarentenas más cortas, autodiagnóstico...
Ómicron está poniendo al límite a los servicios sanitarios, que no dan a basto para atender a un aluvión de pacientes en plenas vacaciones navideñas. Además, con el añadido de que muchos sanitarios han tenido que volver a darse de baja al contagiarse.
Pero este colapso de la Sanidad está teniendo su reflejo en el sistema económico y empresarial. Porque está haciendo que muchas empresas se queden en cuadro al tener a la gran parte de sus trabajadores confinados. De hecho, muchos bares, comercios e incluso teatros han tenido que echar el cierre al no tener personal sano suficiente.
Incluso la Liga de Fútbol está sufriendo esos problemas, con multitud de jugadores infectados, poniendo el peligro la reanudación de la competición. Reino Unido, donde las cifras han sido aún mayores, tuvo que suspender incluso el servicio de Correos y el de limpieza de las calles.
Por lo tanto, el Gobierno no ha tenido otra opción que tomar una medida drástica y difícil de imaginar hace pocas semanas: acortar las cuarentenas de 10 a 7 días para las personas que no tengan síntomas. Es decir, para casi todas, pues a los 7 días la enfermedad suele estar casi ya superada en los casos leves, sobre todo con Ómicron.
Aunque no tiene una base científica suficiente, no ha quedado de otra, pues la realidad económica es la que es. Pero no solo eso, porque también han cambiado los protocolos sanitarios.
Ahora solo te atienden si estás grave. Y tampoco te hacen PCR: debes ser tu el que te hagas tu propio diagnóstico con los test de antígenos que se venden en farmacias (en muchos lugares agotados) y, si das positivo, aislarte. ¿Qué pasa? Que esto puede hacer que muchas personas pasen olímpicamente del confinamiento y sigan con su vida a pesar del positivo, con el riesgo que conlleva.
Las autoridades justifican estas decisiones aludiendo a que "hay que adaptarse a esta nueva fase de la pandemia", pero la realidad es que la economía ya prima sobre la salud. Porque la previsión de Pedro Sánchez de crecer un 10% este año se va a quedar en menos de la mitad y las previsiones de 2022 cada vez son más bajas.
Por lo tanto la conclusión es clara: ni Ómicron ni ninguna nueva variante va a provocar un parón económico si no es de extrema gravedad. Y lo próximo será ver las cuarentenas aún más cortas, pues en EEUU son de cinco días. Al tiempo...