reshoring,-la-reubicacion-productiva

Reshoring, la reubicación productiva


el reshoring es el proceso al país de origen de centros de producción

En un mundo globalizado, las empresas no solamente tienen la oportunidad de comerciar con otros países, sino también la de producir en otro país que no sea el de origen. Aunque esta práctica resultó ser atractiva y rentable para muchos negocios, en la actualidad los inconvenientes de hacerlo están llevando a las empresas a replantearse la situación. Es decir, volver la producción a sus países de origen. Esta «vuelta a casa» es lo que se conoce como reshoring, y desde hace años cada vez más se está popularizando y llevando a cabo.

Pero, ¿qué es lo que ha motivado que el reshoring tome fuerza? ¿Cuáles son esos inconvenientes de producir en otros países? Y lo más importante, ¿qué van a ganar las empresas con volver a su país de origen las producciones? A continuación, junto con las respuestas a todas estas preguntas, te explicamos qué es y de qué se trata el Reshoring.

¿Qué es el Reshoring?


Cada vez más empresas optan por el reshoring ante los desafíos económicos

Es el proceso por el cual las empresas vuelven a traer la fabricación y producción de sus productos a los países de origen. El reshoring, también es conocido como inshoring, onshoring o backshoring. Este fenómeno sucede motivado por la pérdida de ventajas que hacían anteriormente rentable la producción fuera del país. El gran ejemplo es China, dónde muchas empresas habían instalado sus centros de producción y ahora vuelven a los países de dónde proceden.

El por qué esto ha tomado una relevancia mayor en nuestros días podemos encontrarlo hasta en los noticieros. La primera explicación es que ciertos países han visto aumentado el precio de la mano de obra. Si contamos con qué pagar el salario es más caro, esto se vuelve una desventaja frente a lo que antaño podía suponer una motivación e interés económico por parte de las empresas. Además, durante los años previos al Covid, la guerra comercial entre USA y China provocó que quizás no fuera tan interesante según qué importaciones y exportaciones.

El caso, es que de entre otros países, 2020 estuvo marcado por los cortes en la cadena de suministro debido al Covid con una afectación global. Esto fue otro aliciente para para que muchas empresas más indecisas se plantearan y comenzaran con unas políticas de reshoring. El fenómeno no se detuvo, y recientemente este 2022 debido a la guerra entre Rusia y Ucrania y las diferentes medidas y posturas adoptadas entre los diferentes gobiernos, han ayudado a impulsar el reshoring entre muchas empresas.

¿Qué es el offshoring?

Es el proceso contrario al reshoring. Se trata del traslado del proceso de fabricación de bienes a países extranjeros. Usualmente motivados por reducir costes en los procesos de fabricación debido a la mano de obra o materias primas. Estuvo especialmente popularizado en las últimas décadas debido al incremento en los jornales de los trabajadores en países desarrollados.


el nearshoring es un intermedio entre el reshoring y el offshoring

Existieron muchos factores que influyeron al optar por deslocalizar las empresas. No solamente el ánimo a rentabilizar los procesos por reducción de costes, eventualmente algunos trabajadores no estaban del todo dispuestos a ciertos trabajos. Este fenómeno pudo ser la consecuencia, no tanto la causa, a que el nivel académico en general aumentó. Muchas de estas personas altamente cualificadas luego serían las que desde los países de origen trabajarían en la investigación y desarrollo.

¿Qué es el nearshoring?

Otro término que se ha popularizado es el de nearshoring. Es un camino intermedio entre el reshoring y el offshoring. Se trata de trasladar los centros de producción y reubicarlos a un país cercano al de origen. De modo que se persiguen algunas ventajas competitivas cuando el anterior lugar ya no es tan rentable o atractivo, y se valora la cercanía al lugar.

Este proceso lo hemos podido apreciar con el traslado de varias empresas de USA que estaban ubicadas en China que ahora han sido trasladadas a México. De este modo, las empresas encuentran un equilibrio entre calidad, rentabilidad y seguridad en sus negocios.

¿Qué ventaja tiene el reshoring y qué oportunidad ofrece?

Un continuo mundo en desarrollo conlleva desafíos empresariales que obligan a salir del área de confort para tener éxito. Una marcha atrás en el traslado o deslocalización de empresas ponen a prueba los planteamientos que hasta ahora habían servido. La evolución tecnológica y automatización de los procesos ayudan a reducir los costes de personal que esas áreas podían ocupar. De este modo, se gana en eficiencia y optimización de recursos, pudiendo trasladar el capital humano a tareas que aporten un valor añadido a los productos.


el reshoring ofrece nuevas oportunidades empresariales

A su vez, los productos son cada vez menos estándar, y abrir diferentes líneas y diversificaciones de negocio estando cerca del consumidor ayuda a que cualquier adversidad no tenga un impacto tan considerable para las empresas. Para un mundo que ha vuelto a cambiar, vuelve a ser atractivo el reshoring y estar cerca de los consumidores.

Otro motivo es el respeto a la propiedad intelectual que no siempre puede estar regulado como en el país de origen. Este problema afecta muy directamente a la empresa pudiendo además desincentivar el desarrollo de sus productos si luego pueden ser replicados. La investigación y desarrollo suele ocupar un gran porcentaje de los beneficios en muchs empresas.

Conclusiones

Puede resultar paradógico que empresas que se habían marchado a producir fuera de su país de origen de repente comiencen a ir regresando. Aunque no del mismo modo, este tipo de prácticas o formas de funcionar no son algo nuevo. Durante mucho tiempo, y por diferentes motivos, los negocios con enfoques fuera de la región han sido algo común. En cada una de estas etapas de reubicación o vuelta, han surgido nuevos desafíos que han hecho evolucionar la forma de hacer negocios.


A pesar de los desafíos que el reshoring conlleva, esto va a impulsar y buscar nuevas formas de centrar la producción. Del mismo modo, también sería posible que al igual que en el pasado, esta vez se pueda dar un enfoque diferente. De poder enfocar correctamente el capital humano prescindible en los nuevos procesos de automatización, el mundo tiene también una oportunidad para dar un salto cualitativo en la forma de hacer las cosas.


El contenido del artículo se adhiere a nuestros principios de ética editorial. Para notificar un error pincha aquí.

Leer más
cash-flow:-definicion

Cash Flow: Definición


Que es el cash flow o flujo de caja

En finanzas existe una jerga y terminología particular a la hora de nombrar cada uno de los aspectos de la economía. Ya sea economía doméstica o familiar, empresarial, estatal, etc. Cada cosa que del dinero se derive y pueda contabilizarse debe ser clasificado para no terminar con un montón de datos sin sentido. Y como no, en las empresas, existe una ancha terminología financiera, como el Cash Flow.

En este artículo hablaremos sobre el Cash Flow, también conocido como flujo de caja. De qué manera es contabilizado, qué tipos existen, y cómo usarlo para saber que tant solvente es una empresa. Además, hay que decir que aunque existe el término y más ampliamente es usado en el mundo empresarial, también puede emplearse en la economía doméstica. Al final, todo radica en cuánto control tenemos sobre ella, y por supuesto, se le puede sacar partido.

¿Qué es el Flujo de Caja?


Cómo ayuda controlar el flujo de caja en una empresa

Cash Flow o Flujo de Caja, es un término que se refiere a todas las entradas y salidas de efectivo de una empresa, en el sentido más amplio. A pesar de ser usado como un termómetro donde se entiende como rentable para una empresa un flujo de caja positivo, no necesariamente un problema de liquidez indica que la empresa no sea rentable. De hecho, el cash flow puede emplearse para averiguar las siguientes cosas:

  • Problemas de efectivo. Puede existir un cash flow negativo, sin significar que la empresa no sea rentable. De hecho, el propósito es anticipar y determinar los saldos de efectivo.
  • Para saber qué tan viable puede ser una actividad de inversión. Gracias al flujo de caja, se puede calcular el valor neto y la tasa interna de retorno y determinar los rendimientos futuros de la inversión.
  • Para medir la rentabilidad o crecimiento de un negocio. No es estrictamente necesario, pero pueden existir circunstancias en las que las normas de contabilidad no terminen de representar la realidad económica de la empresa.

Luego, existen 3 tipos de Cash Flow, dependiendo los flujos de liquidez que se quieran analizar. El flujo de caja operacional, el de inversión, y el de financiamiento. A continuación vamos a verlos.

Cash Flow Operacional

El flujo de caja operativo (FCO), es toda la cantidad de dinero que genera una empresa a partir de sus actividades y operaciones. Permite saber todas las entradas y salidas de dinero de las actividades de explotación, por lo que es difícil su manipulación. Dentro de ella también se pueden incluir también los gastos a proveedores, personal, ventas, etc.


El flujo de caja es un indicador de la salud financiera de una empresa o economía familiar

Dentro de los ingresos se contemplan todos los relacionados con las ventas y servicios, cobros y efectos a cobrar dentro de esas ventas. También todos los ingresos provinientos de los clientes, así como el Estado y/o ayudas o pagos por compra de bienes.

Finalmente, dentro de los gastos, pueden incluirse los relacionados con las materias primas o productos para su posterior venta. También los pagos a proveedores y personal, así como los impuestos que se pagan al Estado derivados de la explotación de la actividad.

Cash Flow de Inversión

El flujo de caja de inversión son todas las entradas y salidas de dinero derivadas de las actividades de inversión de la empresa. Dentro de ella pueden contabilizarse los productos financieros que se pueden convertir en liquidez, como la compra de bienes inmuebles así como inmovilizado tangible e intangible. También compras de maquinaria, inversiones o adquisiciones. Todas ellas siempre con el fin de obtener una rentabilidad futura.

Cash Flow de financiamiento

El flujo de caja de financiamiento es aquel efectivo procedente de actividades financieras. Pueden ser tanto el dinero que viene o se paga de préstamos, de emisiones de acciones, recompras y/o dividendos por ejemplo. Es toda esa liquidez que proviene de operaciones de financiación, es decir, los pasivos y fondos propios de la empresa en el largo plazo. También se incluyen emisiones de bonos o ampliaciones de capital, que representan entradas de liquidez.

Calcular el flujo de caja en la economía familiar


Cómo calcular el flujo de caja personal y ayudar a administrar tus finanzas

Aunque debería ser deber para cualquier núcleo familiar o persona, calcular el flujo de caja puede ser una tarea complicada, o mejor dicho, densa. Muchos de los gastos o beneficios que tenemos no salen reflejados en la cuenta corriente. Si pagamos en efectivo, un pequeño capricho, pequeñas compras que podemos hacer incluso en un viaje, deberían estar todas contabilizadas. Si en cambio aparecen reflejados los recibos, las letras que puede ser que tengamos, el alquiler de la vivienda en caso de que así sea, etc.

Para calcularlo, basta con anotar todas las entradas y salidas que tengamos, siendo la principal entrada usualmente nuestro salario. Si somos autónomos, las entradas son de efectivo muy variables. Debería hacerse el flujo de caja anteriormente para determinar nuestros beneficios dependiendo la actividad que hagamos.

Básicamente el cálculo sería el siguiente. Flujo de Caja = Beneficios Netos Amortizaciones Provisiones.

Tener el control de nuestras finanzas y tener un flujo de caja positivo nos va a permitir anticipar los saldos positivos con los que podremos realizar futuras pretensiones. Desde la compra de una vivienda, a invertir el dinero sobrante.


El contenido del artículo se adhiere a nuestros principios de ética editorial. Para notificar un error pincha aquí.

Leer más
reduccion-de-costes

Reducción de costes


Gráfica en subida gracias reducción de costes

Ya sea que tengas una empresa, o que en tu casa no llegues a fin de mes, la reducción de costes es una de las soluciones, siempre y cuando lo sepas hacer bien.

Por eso, en esta ocasión nos queremos centrar en darte ideas para reducir costes, ya sea en una empresa o a nivel personal. Porque, muchas veces, la solución la tienes delante, pero a menudo no se ve a primera vista. ¿Quieres saber qué puedes hacer? Pues presta atención.

Reducción de costes no es perder autonomía ni perjudicar

Muchas veces tomamos la reducción de costes como algo negativo, pensando que supone un perjuicio sobre el trabajo de los demás, o sobre la empresa en sí. Por ejemplo, si te dijeran en la empresa que hay que reducir costes, lo primero que pensarías es en despidos. Pero, ¿y si se pudiera hacer de otra manera?

A veces, no hay más remedio que hacer esto, pero otras veces lo único que hay que plantear es una gestión estratégica de todos los costes que se tienen. En otras palabras, valorar los costes y el beneficio que estos pueden tener, o el perjuicio, para saber si se pueden tener de manera más eficiente. ¿Y eso qué implica? Por ejemplo:

  • ¿Tienes máquinas y equipos parados un tiempo sin hacer uso de ellos?
  • ¿Aplicas las nuevas tecnologías a tu trabajo?
  • ¿Apuestas por la calidad en el servicio?
  • ¿Desperdicias tiempo y dinero en aspectos que podrían automatizarse o hacerse más baratos?

Si has respondido que sí a alguna, ya tienes una reducción de costes que aplicar. Pero vamos más allá.

Ideas para la reducción de costes «con cabeza»


Gráfica en subida por reducción de costes

La economía en una empresa es algo muy importante. A veces no pensamos en esa importancia hasta que nos encontramos en la situación de tener que «cortar el grifo». Es decir, reducir los costes. Pero en realidad hay muchas cosas que se pueden hacer sin que eso implique una serie de despidos o tener que ajustarte el cinturón. ¿Cuáles?

Evalúa a tu empresa

Con ello nos estamos refiriendo a que hagas una auditoría de tu empresa y de todos los procesos que se realizan en ella. Desde que abres hasta que cierras.

El motivo de esto es ver si hay algún aspecto que pueda mejorarse para ser más competitiva y productiva.

Pongamos un ejemplo. Imagina que tienes una tienda y das servicio para envolver los productos para regalo. Tienes a una persona contratada para eso. Pero mientras que le piden o no le pide, está parado.

¿Por qué no ocuparlo en otros menesteres que pueda dejar en el momento en que alguien necesita que le envuelvan un regalo?

Máquinas paradas, trabajadores sin poder avanzar, productos que no salen… Tienes que establecer una cadena de «montaje», aun cuando no tengas eso en tu empresa.

Forma a tus trabajadores

Sí, no echarlos. Formarlos. Y esto debes verlo como una inversión. No solo vas a mejorar la calidad del servicio que te dan, sino que habrá menos errores, mayor productividad (porque se sentirán apreciados por la empresa) y un mejor rendimiento laboral. ¿Qué implica? Más esfuerzo, motivación y lealtad.

Cuida el horario laboral


Gráfica en subida

Todavía hay muchos que piensan que los trabajadores tienen que estar pendientes del trabajo las 24 horas del día, no solo las 4-8 horas que trabajan. Y eso lo único que hace es quemar a la gente.

Si intentas que el horario se cumpla por todos y estableces una buena metodología para que nadie tenga que hacer horas extras, ¿no crees que ayudarás a tu personal a descansar para después rendir más?

Optimiza el gasto

Hay veces que la reducción de costes conlleva la externalización. Es decir, buscar una forma de seguir haciendo lo mismo pero sin tener que correr con todos los gastos.

Te ponemos un ejemplo. Imagina que tienes una editorial. Sin embargo, la máquina que encuaderna solo la usas una vez al mes. ¿De verdad te compensa el coste de esa máquina? ¿No sería mejor recurrir al renting de ella, pagarlo y usarla esa vez? No solo evitas gastos de mantenimiento y un operario que sepa cómo se usa, sino que pasas a tener más espacio y a no gastar tanto.

Automatiza

Todo proceso que se pueda automatizar, hazlo. Pero cuidado, porque a veces prescindir al máximo de la mano de obra «humana» hace que los resultados no tengan «personalidad», que no terminen de llegar a los clientes.

Retén costes

A veces no hay otra forma de reducir los costes que estudiar cuáles de ellos son prescindibles. Irremediablemente puede suponer despidos, pero esto se lleva a cabo siempre en última instancia porque, si se puede hacer de otra manera, se debería hacer.

Revisar los costes de fábrica, transporte, mensajerías, personal… es parte de la auditoría que te hemos propuesto antes. Pero en este caso, no solo hablamos de optimizarlo todo, sino que eliminar aquellos costes que, bien por la automatización, bien porque son prescindibles, podemos dejarlos de lado un tiempo hasta reponernos.

Siempre vemos las redes sociales como un lugar para comunicarnos con los clientes y potenciales clientes. ¿Pero no ves que también te pueden servir para otros menesteres?

  • Pueden ser el servicio de atención al cliente. De esta manera no necesitas a una persona atenta al teléfono para atender a los clientes porque todo lo que necesiten deben solicitarlo por las redes y evitas este coste.
  • Pueden servir como selección de personal. Cuando tienes que contratar gente, ¿pides los servicios de una empresa de selección de personal? Entonces, ¿por qué no usar las redes sociales para anunciar entre tus seguidores un puesto de trabajo. Seguro que habrá una persona que pueda ser perfecta para este puesto.
  • Te ayuda a hacer encuestas y estudios de mercado. Además con un público que será afín a lo que tú estás buscando.

Encuentra la forma más útil y rápida para tu empresa


La reducción de costes refleja un aumento

Sin que eso signifique que vas a mermar tu calidad o el servicio que prestas a tus clientes. El objetivo es encontrar una forma de trabajar que suponga una reducción de costes para ti sin que perjudiques con ello a tu empresa.

Y para ello, necesitas trabajadores creativos, de esos que cuando se encuentren con un problema no se bloqueen sino que piensen en soluciones para salir adelante.

¿Se te ocurren más formas de hacer una reducción de costes sin que implique despidos? ¡Cuéntanosla!


El contenido del artículo se adhiere a nuestros principios de ética editorial. Para notificar un error pincha aquí.

Leer más
la-innovacion,-un-desafio-inaplazable…-que-se-esta-aplazando

La innovación, un desafío inaplazable… que se está aplazando

Comparte esta entrada



Recientemente se celebró una Jornada de trabajo en el Observatorio Funcas de la Empresa y la Industria (OFEI) sobre innovación, aprovechando que se había publicado un número de Papeles de Economía Española sobre este tema. Entre las muchas ideas interesantes que aparecieron, quiero resaltar una reflexión: “La innovación es un desafío inaplazable hoy y hace una década, pero en España hemos sido capaces de aplazarlo”. Idea válida, además, tanto si se analiza la actividad privada como la pública. Así, mientras que la economía española es la cuarta de la Unión Europea (UE), cuando se ordena según el esfuerzo en investigación y desarrollo[1] ocupa el puesto decimosexto (el decimoséptimo al medir el esfuerzo del sector privado). Por tanto, aunque la innovación siempre está presente en la mayoría de los análisis económicos, pocas veces es protagonista. 

En una entrada anterior en el blog analicé la posición las empresas líderes en I D en el contexto europeo e internacional. Estas líneas se centran en la situación de las empresas españolas, durante el período 2014-2020, en el EU R&D Investment Scoreboardes decir, entre las 2.500 empresas que más invierten en I D en el mundo. 

Lo primero que se debe tener en mente es que, de estas 2.500 empresas líderes en la inversión en I D en el mundo, en 2020 sólo 401 están localizadas en la Unión Europea. Como se analizó en la entrada ya mencionada, aunque se trata de un número reducido de empresas, mantienen el protagonismo en cuanto al volumen de inversión en I D en relación al año 2014.

En este contexto internacional, ¿cuál es la posición de las empresas españolas? Pues, como ya se adelantaba al comienzo, mejorable. Como se aprecia en el cuadro 1, solo 14 empresas españolas se situaban entre las líderes en I D en el año 2020, lo que supone el 3,5% de las 401 europeas presentes en este grupo selecto. Si se tiene en cuenta que la economía española representa el 8,4% del PIB de la UE es, a todas luces, una cifra baja. En el gráfico 1 se representa el número de empresas en este ranking en cada uno de los países de la Unión Europea, siendo evidente el domino de Alemania y algo menos de Francia, pero es cierto que los demás de países muestran una presencia más moderada. El Reino Unido, aunque ya no figura en este gráfico de países de la Unión Europea, también es dominante con 105 empresas entre las 2.500 líderes, en el año 2020. 


En cuanto a la evolución seguida desde el año 2014, se observa que ha mermado algo el número de estas empresas en España, ya que en ese año eran 17. Lo cierto es que esta tendencia decreciente ha sido la tónica general en el panorama internacional, como consecuencia del incremento de la presencia de las empresas chinas. Lo preocupante es que la distribución de las empresas españolas dentro de las 2.500 líderes mundiales está cada vez más sesgada hacia el cuarto cuartil.

Dentro de este árido escenario, es posible ver un aspecto positivo. Se trata de que las empresas líderes españolas prácticamente mantienen la cuota en I D dentro de la inversión total que realizan las empresas europeas líderes. Así, en 2020, nuestras empresas representan el 2,4% de la I D que ejecutaron las 401 europeas, frente al 2,6% que alcanzaron las empresas europeas incluidas en el ranking de 2014.


Si, por una parte, existe un desplazamiento de empresas hacia el cuarto cuartil y, por otra parte, permanece el protagonismo en cuanto al volumen total de I D, lo que ocurre es que las 7 empresas españolas líderes en I D que permanecen en el primer cuartil están siendo muy resilientes. De hecho, estas empresas son las mismas en los últimos 4 años y, con anterioridad, los cambios fueron mínimos. El gráfico 2 identifica a estas empresas y muestra su posición en el ranking (eje X) en el año 2020. 


Desde los trabajos clásicos de Schumpeter, se plantea que el tamaño incide sobre la propensión marginal a innovar (e invertir en I D). Desde entonces, se han ido agregado determinantes explicativos de la inversión en I D como, por ejemplo, el sector de actividad. Para apreciar esta relación en el Grafico 2 también se ha representado el tamaño de las empresas españolas en relación con el tamaño medio de las europeas líderes (que se sitúa en 41.280). De manera que se comprueba que las empresas farmacéuticas (Grifols, Almirall y Pharma Mar) presentan un tamaño pequeño (con índices que van desde 0,57 a 0,01); lo mismo sucede con Amadeus o Indra Sistemas, empresas asociadas al sector del “Software y servicios informáticos”. Se evidencia así que empresas en sectores de alta tecnología con tamaños medianos pueden llegar a ser líderes, es decir, no es una condición reservada a las empresas muy grandes. El problema, no obstante, es que la presencia de empresas medianas en sectores de alta tecnología es limitada.

En resumen, la situación de España es muy similar a la observada en la Unión Europea: pierde relevancia en el contexto mundial en cuanto al número de empresas líderes en innovación, pero persevera en cuanto al volumen de recursos dedicados a I D. La debilidad más comprometida es el reducido número de empresas que llegan a ser líderes, en comparación con el protagonismo de la economía española. Una debilidad que ya existía en 2014 y que no se ha corregido durante los años de expansión previos a la pandemia.


[1] Ratio entre la inversión en investigación y desarrollo respecto del PIB.

Comparte esta entrada



Leer más
para-la-ue-la-sostenibilidad-ya-no-es-voluntaria

Para la UE la sostenibilidad ya no es voluntaria

Comparte esta entrada



Hace ahora 20 años la UE puso en marcha su particular vía hacia la inclusión de los principios de sostenibilidad en la actividad corporativa. La iniciativa de responsabilidad social empresarial, RSE, aprobada en 2001 y actualizada con sucesivas disposiciones y requerimientos informativos a las compañías, elegía la voluntariedad, la autorregulación y la sensibilidad de los gestores empresariales a las demandas de los stakeholders (clientes, proveedores, inversores y en general todos los grupos de interés alrededor de su actividad) como el modo de integrar el respeto a los derechos humanos y la protección del medio ambiente en su cadena de valor. Hablamos de cómo las empresas persiguen reducir o evitar los efectos negativos —por ejemplo, el trabajo infantil, los trabajos forzados, la contaminación o la pérdida de la biodiversidad— de su actividad. Dos décadas más tarde, los responsables comunitarios constatan que “la acción voluntaria no parece haber mejorado los resultados a gran escala a través de distintos sectores y, en consecuencia, se observan externalidades negativas de la producción y el consumo dentro y fuera de la Unión”. En consecuencia, han determinado que lo que no se ha conseguido con la presión del mercado, se consiga con la regulación y, desde ahora, en la Unión Europea, el compromiso social de las empresas no será una vía voluntaria, sino obligatoria. Así se desprende de una propuesta de Directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad que la Comisión adopta el pasado 23 de febrero.

El objetivo principal de la nueva Directiva es que las empresas determinen, prevengan, mitiguen y minimicen los efectos negativos de su actividad sobre derechos humanos y medio ambiente  —un anexo establece los impactos negativos en los ámbitos de derechos humanos y protección medioambiental relevantes para la norma—. También pretende que las compañías establezcan procedimientos de gestión interna y mejoren su información sobre la diligencia debida. Su cumplimiento será supervisado por agencias nacionales designadas por los Estados miembros que tendrán capacidad sancionadora. La norma otorga un papel especialmente activo a los directivos de las empresas, a quienes atribuye el deber de integrar la diligencia debida en la estrategia corporativa y, entre sus medidas de acompañamiento, establece la posibilidad de fijar ayudas financieras a las pymes.

La Directiva, secundada con varias disposiciones y comunicaciones complementarias[1], afecta a grandes empresas europeas y foráneas con un volumen de negocio superior a los 150 millones de euros y más de 500 empleados. También son objeto de la regulación compañías con una dimensión menor, pero pertenecientes a determinados sectores de alto impacto (industria textil al por mayor, agricultura, minería…). Quedan por el momento fuera de su ámbito de aplicación las pymes. 

En un análisis disponible a través del Observatorio Funcas de la empresa y la Industria (OFEI) el profesor Vicente Salas señala la presencia de externalidades negativas de carácter global como el principal desafío para la nueva regulación. La UE —recuerda— admite la necesidad de actuaciones más allá de sus fronteras y, por tanto, serán necesarios esfuerzos coordinadores que impliquen activamente a países miembros y no miembros, más allá de los efectos ejemplarizantes que la Unión espera de sus políticas. Aún así, Salas pronostica como dudoso el cumplimiento efectivo de los preceptos recogidos en la Directiva si, como él mismo indica, más allá de la coordinación de empresas y stakeholders, los efectos adversos de la actividad empresarial se derivan de la existencia de problemas de motivación.

Un comentario detallado de la Directiva, por Vicente Salas, está disponible aquí.


[1] La directiva sobre informes de sostenibilidad de las empresas, la comunicación sobre el trabajo digno en todo el mundo, la regulación taxonómica y la regulación sobre transparencia en finanzas sostenibles.

Comparte esta entrada



Leer más
impacto-economico-de-las-subidas-de-tipos-de-interes

Impacto económico de las subidas de tipos de interés

Comparte esta entrada



La inflación en la eurozona continúa ascendiendo por encima de lo esperado, y si a esto se le suma una tasa de desempleo en mínimos históricos, cada vez es más factible un escenario de una tasa de inflación por encima del 2% de forma duradera durante todo el periodo de proyecciones del BCE, condición establecida por este organismo para el endurecimiento de su política monetaria.

El primer paso ya lo ha dado con el cambio de discurso operado tras la reunión del pasado día 3, cuando Lagarde se resistió a descartar la posibilidad de subir los tipos este año, a diferencia de lo sucedido en reuniones anteriores. El impacto sobre las expectativas del mercado fue inmediato, y ya se da por hecho una aceleración del final de las compras de deuda, al tiempo que han comenzado a descontarse ascensos de tipos en este mismo año. La rentabilidad de la deuda pública ha comenzado a subir, y también las primas de riesgo, aunque todavía de forma moderada.

Es muy difícil predecir hasta donde podrían llegar los tipos de interés de la deuda española. Existe un riesgo nada despreciable de que ante el final de las compras de deuda y el inicio de las subidas de tipos se produzcan correcciones en los precios de los activos financieros, con fuertes turbulencias en los mercados y un aumento significativo de las primas de riesgo. Nuestro país es uno de los más vulnerables ante esta posibilidad, debido a la conjunción de un elevado nivel de deuda pública con un elevado déficit estructural. 

En cualquier caso, incluso aunque no se materialice el peor de los escenarios, lo que está claro es que los pagos por intereses de la deuda pública van a empezar a crecer. En los últimos siete años han descendido de forma prácticamente ininterrumpida, desde el máximo de 35.442 millones alcanzado en 2014 hasta unos 25.000 millones en 2021, y ello a pesar de que el volumen de deuda en el mismo periodo ha aumentado en cerca de 400.000 millones de euros. Ello se ha debido a la caída drástica de los tipos de interés de la deuda pública, desde niveles superiores al 4% en los años anteriores a 2014 a menos del 1% en 2019 y 2020. La deuda que vencía era renovada a tipos muy inferiores a los que había sido emitida, lo que contrarrestó el efecto del incremento del volumen de deuda.

No obstante, eso no va a seguir siendo así. Los tipos de interés ya han tocado fondo y a partir de ahora se van a mover al alza. Es cierto que, a pesar de ello, siempre que no nos situemos en un escenario de crisis de deuda, la que venza en los próximos años se seguirá refinanciando a tipos inferiores a los que fue emitida, pero esa diferencia ya no será suficiente para contrarrestar el efecto del enorme volumen de deuda acumulada en los últimos dos años.

En suma, el efecto sobre los pagos por intereses de la deuda pública no es inmediato, sino que se va transmitiendo a lo largo de varios años, a medida que venza la deuda existente. Pero en cualquier caso ahora mismo no se puede hacer una previsión de cuánto pueden crecer dichos pagos en los próximos años, porque no sabemos cómo va a reaccionar el mercado ante las retiradas de las compras de deuda y las subidas de tipos por parte del BCE. La única forma de minimizar el riesgo de caer en el peor de los escenarios sería anunciando un plan de consolidación fiscal sólido, con medidas concretas y creíbles.

Tan relevante como el impacto sobre las cuentas públicas, es el que puede resultar sobre las de las familias y las empresas. En cuanto a las primeras, parten —todas ellas consideradas en su conjunto— de una situación financiera muy sólida. Su endeudamiento ha descendido de forma prácticamente ininterrumpida desde 2009, tanto en cifras nominales como la ratio sobre la renta disponible. En 2020 esta ratio aumentó debido a la caída de la renta, y en 2021 parece observarse un cambio de tendencia en la evolución del endeudamiento y el inicio de una nueva fase de crecimiento del mismo, impulsado por la compra de vivienda, aunque desde niveles muy reducidos. De hecho, la carga de la deuda en 2020, es decir, los pagos por amortización de deuda y por intereses, estaban en mínimos históricos. Probablemente la subida de tipos moderará la bonanza del sector inmobiliario, pero, siempre bajo el supuesto de que no se materializa el peor de los escenarios, las subidas de tipos no llegarán al punto de inducir un parón en el sector, y serán fácilmente absorbibles por las familias, más aun teniendo en cuenta la importante bolsa de ahorro acumulada durante los dos últimos años.

Finalmente, en cuanto a las empresas, la situación de partida antes de la pandemia también era favorable, con un aceptable nivel de endeudamiento y unos pagos por intereses en mínimos históricos. Pero la situación actual es delicada en numerosos sectores, por el aumento de los costes energéticos o los efectos del Covid, de modo que una subida de tipos de interés sí podría tener un efecto más perceptible que en el caso de los hogares.

Comparte esta entrada



Leer más
flexibilidad-interna-en-el-ajuste-de-las-empresas-espanolas-a-la-crisis-de-la-covid-19

Flexibilidad interna en el ajuste de las empresas españolas a la crisis de la COVID-19

Comparte esta entrada

Las ayudas laborales y financieras a las empresas para hacer frente a los efectos de la pandemia han tenido como objetivo preservar la capacidad operativa de las empresas viables durante los peores momentos de la crisis sanitaria para, así, cuando las señales de mejora de la actividad cambiasen, poder recuperar los niveles prepandémicos de producción lo antes posible. A través de los programas ERTE, el estado ayuda financieramente a las empresas a mantener en situación de empleados a trabajadores desocupados por falta de carga de trabajo, y mediante los créditos con aval ICO, se proporciona la liquidez necesaria para hacer frente a la parte no subsidiada del coste laboral y a otros gastos fijos de la actividad empresarial.

Las medidas de política económica dirigidas a mantener la capacidad productiva de las empresas —incluido el número de trabajadores en nómina— en momentos de fuerte contracción de la demanda son inéditas en España. En crisis anteriores, cuando se contrae la demanda, las empresas españolas reducen capacidad productiva con cierres, desinversión en capacidad productiva y despidos. Utilizan el mercado de trabajo para ajustar su nivel de ocupación (lo que se conoce como flexibilidad externa) y hacer frente a las contingencias de la demanda. Ahora, en cambio, se han ensayado medidas de flexibilidad interna —utilizar la organización y mantener el empleo— y, a cambio, recibir ayudas del gobierno para compensar la falta de ingresos por la reducción de las ventas de bienes y servicios.

El gráfico 1 ofrece una aproximación de la evolución trimestral de la productividad aparente del trabajo, medida a través de la ratio VAB/gastos de personal, durante la Gran Recesión y la crisis de la COVID-19, bajo el supuesto de un coste laboral real estable.

Nota: El valor de las variables utilizadas en el cálculo de la productividad aparente (valor añadido bruto en el numerador y gastos de personal en el denominador) se han transformado, previamente al cálculo del cociente, en medias móviles de cuatro trimestres, terminando en el trimestre de referencia. Los costes de personal no incluyen la parte de coste laboral que cubren las ayudas de los ERTE.

Fuente: Elaboración propia a partir de Contabilidad Nacional: Cuentas trimestrales del sector institucional de las sociedades no financieras.

Las tendencias de signo opuesto de las líneas representadas en el gráfico ponen de manifiesto el contraste entre la respuesta a la crisis financiera y la respuesta a la crisis de la COVID-19 por parte de las empresas en España. Se observan dos trayectorias diferenciadas con efectos de signo distinto sobre la productividad aparente del trabajo en un periodo y en otro. Durante la crisis financiera y económica de 2009, en el periodo de mayor descenso en la actividad, la productividad aparente del trabajo sigue una tendencia creciente, que prolonga una trayectoria del mismo signo en los trimestres precedentes. Por el contrario, durante la crisis de la COVID-19, en los trimestres de contracción de la actividad, la productividad aparente del trabajo muestra un marcado retroceso, continuación de un periodo de notable estabilidad en la evolución de la variable en los trimestres anteriores. En la crisis financiera, la productividad aparente del trabajo se estabiliza a partir del trimestre cinco contando a partir del trimestre de referencia; durante la crisis por la pandemia de la COVID-19, el primer signo de cambio en la tendencia en la evolución de la productividad aparente del trabajo se produce a partir del segundo trimestre de 2021, cuando las tasas de crecimiento interanual por trimestres de actividad vuelven a valores positivos, después de varios trimestres en negativo.

El comportamiento procíclico de la productividad aparente del trabajo en las empresas españolas durante la crisis de la COVID-19 rompe con el rasgo diferencial de una productividad laboral contracíclica, y homologa el comportamiento de la productividad laboral con el que se observa entre las empresas de otros países del entorno como Alemania. Esta similitud del comportamiento de la productividad laboral es el resultado de adoptar unas respuestas similares de flexibilidad interna a las que se venían aplicando en los países de nuestro entorno. La flexibilidad interna significa también un aumento en la parte fija del coste laboral que soportan las empresas. Esto se traduce en un mayor (menor) peso de los gastos de personal (beneficio bruto de explotación) en el valor añadido bruto y, por tanto, en una mayor absorción de los riesgos por la volatilidad del ciclo económico por parte de los accionistas de las empresas y menor por parte de los trabajadores y del sistema público de protección del empleo.

Desde una perspectiva microeconómica, surge una cuestión de interés: ¿podemos reconocer en esta evolución de la productividad un cambio en el comportamiento de las empresas españolas que han comenzado a valorar con más interés el papel de los recursos humanos en la organización? Es pronto para interpretarlo de esta manera. Sin duda los programas de ayuda pública puestos en marcha —ERTE y créditos ICO— han contribuido a desarrollar un aprendizaje sobre cómo transitar por la crisis con mayor flexibilidad interna y menos despidos y pérdidas de capital humano. Pero para avanzar en esta dirección de forma más robusta, las empresas españolas, en sus estrategias y organización, deben ser capaces de reconocer la importancia del factor humano, su educación, compromiso y experiencia como activo estratégico fundamental para transitar con éxito en mercados cada vez más competitivos. Además, las ayudas públicas al mantenimiento del empleo deberán complementarse con programas de formación en las empresas que ayuden a impulsar el despliegue e incorporación de nuevas tecnologías y modelos organizativos avanzados, de los que tan necesitadas se encuentran muchas empresas españolas.Comprar Reseñas google

Desde un enfoque macroeconómico, la estabilización del empleo tiene como objetivo final suavizar la evolución de los ingresos y la demanda agregada, para favorecer un rápido crecimiento de la actividad con el cambio de fase. Esperemos que, efectivamente, sea así y que la recuperación de la actividad de las empresas en España siga la estela de la del resto de empresas de su entorno.

Esta entrada procede de un análisis más amplio sobre la evolución comparada de la actividad de los sectores institucionales de la economía española en la crisis de la COVID-19, disponible aquí.

Comparte esta entrada

Leer más
empresas-que-contratan-pero-no-invierten

Empresas que contratan pero no invierten

Comparte esta entrada



Tras el golpe asestado por la pandemia, se esperaba un fuerte rebote de la inversión productiva, y a la vez escasos avances en el mercado laboral, por el riesgo de expulsión de trabajadores en ERTE. La realidad está siendo distinta: mientras que la afiliación a la Seguridad Social se dispara, la inversión total ha caído cerca de un 1% y se sitúa todavía en fuerte retroceso en relación a los valores precrisis (con datos de formación bruta de capital fijo hasta el tercer trimestre). El resultado ha sido similar en Alemania, pero contrasta con el auge inversor en Francia ( 3%), y sobre todo en Italia ( 6,7% ya acumulados durante la primera parte del año). 

Fuentes: Eurostat, Markit Economics y Funcas.

Conviene interpretar los datos con cautela por la disrupción generada por la crisis en el aparato estadístico. Por ejemplo, la caída de la inversión en construcción estimada por el INE contrasta con los datos disponibles a partir de otras fuentes, como las cuentas de los hogares, elaboradas por el mismo INE. Pero preocupa el relajamiento del esfuerzo de equipamiento, precisamente en el momento que más se necesita para hacer frente a los cuellos de botella que se ciernen sobre el tejido productivo. Los indicadores de coyuntura para octubre muestran que los desfases en la entrega de suministros clave no cesan. De ahí la escalada de los precios pagados por las empresas (en octubre los PMI de costes de producción se situaban en máximos en la industria y su alza parece imparable en los servicios). 

La inversión es también vital para sacar partido de la mutación tecnológica en marcha, e incrementar la productividad. Los datos de empleo apuntan a un cambio acelerado: en los sectores más digitalizados como la logística, los servicios profesionales o la producción de nuevas tecnologías, la afiliación supera ya ampliamente los niveles precovid (por ejemplo, el número de afiliados en “programación, consultoría, y otras actividades informáticas” ha crecido un 15% desde octubre de 2019). Asimismo, los sectores de gestión de residuos, energías renovables y todo aquello que está asociado a la lucha contra la degradación del medio ambiente registran un ritmo elevado de creación de empleo (un vigoroso 2,5% en dos años para el conjunto de esos sectores). Otras ramas como el comercio minorista, sin embargo, siguen deprimidas.      

Sorprende que el contexto de bajos tipos de interés y el Next Generation, unido a las perspectivas generales de demanda, avaladas por unas carteras de perdidos desbordantes, no hayan animado más la inversión. Asimismo, el sólido excedente de los intercambios con el exterior es una señal inequívoca de la competitividad de la economía española, incluso en un entorno tan complejo como el actual. 

Si los estímulos no funcionan es en parte por el inicio renqueante del Plan de recuperación: se pronosticaba un fuerte empujón a la inversión pública y privada, pero la perspectiva de ejecutar los 27.000 millones de euros presupuestados se aleja. Las convocatorias iniciadas por la administración central llegan a cuentagotas, sin duda por la complejidad de la metodología. Francia e Italia han optado por procedimientos más agiles y sencillos de ventanilla, que explican el auge de la inversión. La nuestra ha descendido (con datos hasta agosto) y la Airef no vislumbra un cambio de tendencia antes de finales de año. Resulta llamativo el retraso de las convocatorias relativas al vehículo eléctrico, tal vez el proyecto estrella del Plan. 

Es probable que muchas empresas, ante la eventualidad de participar en proyectos respaldados por los fondos europeos, hayan adoptado una actitud expectante, y que ésta frene la inversión privada. Otro factor es la tensión en los mercados energéticos y su acusada volatilidad, ese hecho diferencial de nuestra factura eléctrica. En suma, la economía española posee los mimbres para una fuerte recuperación. Y, si bien el entorno geopolítico y sanitario es muy incierto, las claves del despegue se encuentran todavía en nuestro cuadro de mandos. 

AFILIACIÓN | El número de afiliados a la Seguridad Social ascendió en septiembre a 19,5 millones, un aumento de 57.000, muy superior al habitual en un mes de septiembre. El número de trabajadores en ERTE al final del mes ascendió a 239.000, y el de autónomos con prestación a 226.000. Con estas cifras, la afiliación recupera su nivel precrisis en términos brutos –si bien en términos desestacionalizados y descontando los trabajadores en ERTE y los autónomos con prestación, todavía persiste un déficit de 415.000 empleos. Eurostat también apunta a un fuerte descenso del paro. 

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más
facilidades-crediticias-tras-la-pandemia

Facilidades crediticias tras la pandemia

Comparte esta entrada



Aunque persiste la incertidumbre sobre cuánto más durarán los efectos sanitarios y económico-financieros de la pandemia, ya empieza a hablarse de sus consecuencias ex–post y de las actuaciones que serán necesarias para aminorar los efectos sobre toda la sociedad. En el caso del impacto sobre el sector empresarial, la referencia para ese día después es el Código de Buenas Prácticas aprobado por el Ministerio de Asuntos Económicos, que regula los criterios para las posibles quitas y refinanciaciones a empresas y autónomos que solicitaron en su día préstamos a la banca avalados por el ICO.

El Código marca que las empresas en dificultades —siempre que sus bancos crean que tienen viabilidad futura— podrán prorrogar los vencimientos de los préstamos garantizados por el ICO. Otra alternativa para esas empresas es convertir los créditos avalados en préstamos participativos, lo que de algún modo es una conversión en capital. La última opción, más dramática, es negociar una quita para reducir la financiación avalada.

Son las posibilidades que abre el Código, pero no olvidemos que el propio sector financiero tiene sus propias capacidades en este proceso con su conocimiento de las empresas a las que presta, y gestiona activos y por su mayor capacidad de evaluación de riesgos. Las entidades financieras se dedican precisamente a esa administración, una vez concedido un crédito, a monitorizarlo y a gestionarlo con flexibilidad, si es necesario, para facilitar los pagos y evitar la morosidad. Tienen además incentivos a esa gestión prudente y a evitar llegar a los avales públicos para compensar pérdidas, porque reclamar esas garantías supondría, por un buen tiempo, unas dotaciones a insolvencias importantes que afectarían muy negativamente a la cuenta de resultados.

En este momento de la verdad, hay que valorar el programa de créditos avalados por el ICO. Fue una respuesta —esta vez sí, a diferencia de la crisis financiera de la década pasada— contundente, rápida y eficaz por parte del Gobierno y de las entidades financieras, en un contexto de confinamiento, cierre de muchas actividades y una gran incertidumbre sobre la duración. Si ahora es necesario acometer, con alguna frecuencia incluso, algunas de las situaciones menos deseadas del Código no debería valorarse ese programa de ayudas como algo que al final solamente ha generado problemas.

El programa, al aprobarse con esa contundencia y celeridad, permitió que muchas empresas no se derrumbaran a las primeras de cambio y hayan llegado hasta aquí. Sin esos créditos, se habrían multiplicado las quiebras, cierres de empresas y pérdidas de empleo. Se ganó un tiempo precioso que el sector financiero ha ido gestionando, y ahora le queda lidiar con el final, donde puede que existan soluciones más traumáticas. Los efectos positivos han sido mucho mayores que los negativos.

La mayor parte (el 98%) del sector en su conjunto se ha adherido al Código de Buenas Prácticas. Es una buena noticia porque, por un lado, contribuye a mejorar la imagen de las entidades financieras, que no les viene nada mal. Por otro lado, se genera menos incertidumbre sobre lo que pasará con los préstamos con mayores dificultades.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más
una-recuperacion-desigual

Una recuperación desigual

Comparte esta entrada



La crisis tuvo un impacto heterogéneo, y la onda expansiva
que se despliega a través del aparato productivo es igualmente dispar. Los
datos globales son alentadores: las empresas anticipan un fuerte rebote de su
cifra de negocios, afianzando los resultados recientes (alza acumulada de la
facturación hasta abril del 13,9% en la industria y del 6,5% en los servicios);
el turismo sale del coma inducido por la pandemia, como lo muestra el tirón de
las reservas hoteleras y de viajes de avión; y la afiliación a la seguridad
social está creciendo a un ritmo próximo a máximos históricos.

Sin embargo, las tendencias globales eclipsan fuertes disparidades, en función de la capacidad de cada sector de compensar el repunte de inflación que se está gestando en paralelo a la recuperación. Destacan los sectores más beneficiados a la vez por el incremento del precio de la energía y de las materias primas, y por la expansión de la actividad. Solo en mayo, los precios energéticos crecieron un 2,6%, lo que eleva el alza en lo que va de año hasta el 18%. Los precios de los productos intermedios registran una tendencia similar, aunque menos pronunciada (del 2,1% y 9,8%, respectivamente). Sin embargo, las tarifas de facturación para los bienes de consumo y de equipo, si bien en ascenso, se mantienen en cotas moderadas. Los servicios, por su parte, apenas reflejan la tendencia general (prueba de ello, el IPC de servicios no levanta cabeza).

Esta pauta agrava las brechas provocadas por la crisis en 2020, prefigurando, por una parte, una mejora notable de la situación financiera de algunos de los sectores menos afectados como la energía, la agroindustria y buena parte de las manufacturas. El auge exportador aporta un impulso adicional a la industria en su conjunto, gracias al rebote de los mercados internacionales y al favorable posicionamiento competitivo de las empresas españolas que tienen presencia en el exterior. La construcción también emprende una senda expansiva al calor del efecto demanda embalsada. Por otra parte, sin embargo, el escenario es muy incierto para las empresas de servicios que carecen de poder de negociación y que por tanto no pueden trasladar el encarecimiento de los costes de producción a sus tarifas de facturación. Así pues, pese a la buena marcha de la actividad global, conviene activar los dispositivos de ayudas a las empresas endeudadas pero viables: transferencias directas que, salvo en alguna comunidad, solo existen en el BOE; créditos participativos en fase preparatoria; y restructuración de pasivos. También urge un cambio normativo para agilizar la resolución de empresas inviables.

Los hogares son los más perjudicados por las presiones
inflacionistas, al no poder repercutir directamente el alza de precios al
consumo en sus ingresos. Los acuerdos salariales se caracterizan por una fuerte
inercia, y de momento evolucionan con más moderación que en 2020, un año con deflación.
Nos asomamos por tanto a una erosión acusada del poder adquisitivo de las
familias para el presente ejercicio, y a su corolario: una recuperación del
consumo privado menos boyante de lo anticipado antes de la etapa de
“reflación”. También se amplía la brecha de ingresos en detrimento de los hogares
con bajos niveles de renta, por el peso desproporcionado de la factura
energética en su cesta de consumo.

En suma, una parte de la economía —la más potente— se acelera, gracias al sorprendente dinamismo exportador, al retorno del turismo y al ciclo alcista en la construcción. Pero la otra pisa el freno, como consecuencia del repunte de los precios y de su impacto sobre los ingresos de los hogares más desfavorecidos y de las empresas con márgenes más constreñidos. Las desigualdades sectoriales y sociales se agudizan, evidenciando la necesidad de reforzar los incentivos a la movilidad y a la recualificación en los principales instrumentos anticrisis (ayudas a empresas, ERTEs, ingreso mínimo vital). Un nuevo desafío de cara a la inminente puesta en marcha del plan europeo de recuperación.

PRECIOS | El índice de precios industriales se incrementó un 1,6% en mayo, lo que eleva el alza acumulada en el año hasta el 9,2%.  Si bien los productos energéticos y la electricidad son los que más se encarecen, con alzas interanuales superiores al 30%, los bienes intermedios como el hierro, el acero y los productos químicos básicos, también contribuyen a las presiones inflacionistas. De manera similar, el indicador PMI de precios industriales de la eurozona apunta a tasas de crecimiento que rozan máximos de la serie que arranca a finales de los 90.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

Comparte esta entrada



Leer más

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies