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La industria española se comportó mejor que la de la eurozona en 2023, aunque sin recuperar el nivel prepandemia

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Índice de Producción Industrial | Diciembre 2023


Tras la publicación de los resultados del índice de producción industrial de diciembre, ya tenemos información relativa al comportamiento de la actividad del sector en el conjunto del año 2023. Así, el índice total registró un descenso del 0,7% con respecto al año anterior, aunque el sector manufacturero (es decir, excluyendo industrias energéticas y extractivas) presentó un leve avance del 0,1%. El volumen de producción manufacturera en 2023 aún fue un 0,4% inferior al de 2019.

Analizando los resultados por ramas, estas se pueden agrupar fundamentalmente en tres grupos según su comportamiento en los dos últimos años (gráfico 1). Por una parte, tenemos aquellas cuya actividad ha crecido tanto en 2022 como en 2023: industria farmacéutica, automóviles y otras ramas relacionadas con la fabricación de bienes de equipo, como productos informáticos, electrónicos y ópticos, fabricación de equipo eléctrico, otro material de transporte, y, podría añadirse, fabricación de otra maquinaria y equipo –aunque con un crecimiento prácticamente nulo en 2022–. En un segundo grupo, podríamos incluir las ramas con un comportamiento negativo en ambos periodos: industria del papel, artes gráficas, química, otros productos minerales no metálicos, y metalurgia, hierro y acero, es decir, industrias intensivas en energía. Finalmente, cabría destacar una serie de ramas que experimentaron un crecimiento en 2022 pero retrocedieron en 2023, fundamentalmente industria destinada a la fabricación de bienes de consumo, como bebidas, textil, confección, cuero y calzado, muebles y otras industrias manufactureras, a las que se añaden algunos sectores de bienes intermedios, como industria de la madera, coquerías y refino de petróleo, caucho y plásticos y productos metálicos.


Así, la industria de bienes de equipo en su conjunto registró un crecimiento en el conjunto de 2023 del 4,7%, tras ascender un 6,4% en 2022, mientras que la industria de bienes de consumo retrocedió un 0,3%, después de crecer un 4,1% el año anterior.

El moderado crecimiento de la producción industrial en España en 2023 contrasta con la caída del 2,3% registrada en el conjunto de la eurozona –a falta aún de conocer el dato de diciembre– (gráfico 2). En Alemania, el descenso fue del 0,4% y en Italia del 2,2%, mientras que Francia experimentó un crecimiento del 0,6%. En comparación con el año 2019, la actividad en la eurozona en 2023 fue superior en un 1,5%, aunque en todas las grandes economías del área –además de España– se situó aún por debajo de dicho nivel.

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La pesadilla de la vivienda en España

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Cada dato reafirma el problema creciente de accesibilidad a la vivienda, en compra o alquiler. Hace diez días un estudio de la plataforma idealista.com mostraba que el porcentaje promedio de los ingresos del hogar necesario para acceder a una vivienda se incrementó hasta el 22% en el caso de la compra y al 33% para el alquiler durante 2023. En este último caso, se apuntaba a la insuficiente oferta y el consiguiente aumento de los precios. Implica un incremento del esfuerzo para alquilar de tres puntos en el último año. El encarecimiento de los costes financieros para las hipotecas —con la subida de tipos de interés— explica fundamentalmente que las familias que adquieren en propiedad hayan pasado de tener que destinar el 18% de sus ingresos al 22% en solamente un año. Existen abundantes y marcadas diferencias territoriales, siendo la ciudad de Barcelona la que mayor porcentaje de ingresos del hogar exige para un alquiler medio (44%), seguida por Palma de Mallorca (43%), Valencia (39%), Málaga (38%) y Madrid (37%), significativamente superiores al 30% recomendado por los expertos. El esfuerzo para adquirir en propiedad suele ser menor que para alquilar, pero en la compra hay tasas de esfuerzo más elevadas que la recomendada (30%) en Palma de Mallorca (46%), San Sebastián (39%), Barcelona (33%), Málaga (33%) y Madrid (31%). Estos datos chocan con la consideración de 2023 como buen año inmobiliario basándose en ganancias de valor. Los inversores abrazan lógicamente la seguridad y rentabilidad. Sin embargo, debe compatibilizarse con una accesibilidad adecuada, priorizando el uso para vivienda habitual, sobre todo en una situación tan preocupante. En la actualidad, según cálculos de Funcas, 6 de cada 10 compraventas se hacen sin hipoteca, lo que ilustra el desequilibrio en las opciones de acceso.

La Ley de Vivienda aprobada hace un año tenía medidas complejas y difíciles de llevar a la práctica con éxito. Se ha notado, en particular en alquiler, que era el foco. Los topes a precios del alquiler suelen tener efectos contrarios a los deseados, salvo casos excepcionales. Impulsan la retirada de viviendas del mercado para arrendamiento y agravan la situación. La falta de oferta es el gran problema. En las campañas electorales de 2023 se habló mucho de accesibilidad, especialmente para jóvenes. Llevaría bastantes años arreglarlo —por las viviendas que se necesitan—, pero se echa en falta contundencia. Incrementar la oferta desde ya (pública y privada) y persistir el resto de la década, como poco. La accesibilidad de la vivienda debe dejar de ser una pesadilla a medio plazo. La única buena noticia a corto plazo puede venir para los propietarios con hipoteca a tipo de interés variable, que pueden ver a lo largo de 2024 como bajan —aunque sea poco a poco— el coste financiero de su préstamo. Bien por ellos, pero hace falta mucho más.

Este artículo se publicó originalmente en el diario La Vanguardia.

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Claves para la transformación digital en la tesorería de BUFF

La transformación digital del área de tesorería es clave para las organizaciones que quieren perdurar en el tiempo.

  • En esta historia de éxito descubrirás como BUFF optimizó la gestión de su tesorería de la mano de la consultora tecnológica GOLIVE.
  • La implementación de Sage XRT condujo a mejoras significativas, como la reducción de errores y el acceso a información en tiempo real.

BUFF es una empresa española pionera en la industria de los accesorios y la ropa de deporte al aire libre. Presente en más de 70 países, la compañía se ha convertido en un referente en su sector gracias a su compromiso con la calidad, la innovación y la sostenibilidad.

En un contexto de creciente competencia y globalización, la compañía necesitaba optimizar su gestión de tesorería para mejorar su competitividad y el proceso de toma de decisiones estratégicas. Para ello, contrató nuestros servicios para implementar Sage XRT, un software de gestión de tesorería y comunicación bancaria desarrollado por Sage.

¡COMPARTE! Descubre la historia de éxito de BUFF, que demuestra cómo la innovación impulsa la competitividad y toma de decisiones estratégicas.

Desafíos y soluciones implementadas

Los principales desafíos residían en las complicaciones asociadas a la gestión contable, lo que ocasionaba retrasos en la generación de informes y obstáculos para obtener información actualizada sobre el saldo de cuentas y el flujo de dinero entre el ERP y el banco. Estas dificultades fueron el impulsor detrás de la decisión de adoptar Sage XRT y llevar a cabo una transformación digital completa.

Desde GOLIVE, al estar especializados en soluciones de gestión empresarial de Sage, implantamos con éxito el proyecto en tan solo tres meses. Esto permitió a BUFF empezar a disfrutar de los beneficios de la nueva solución de forma inmediata.

En la consecución de este hito fue determinante la estrecha colaboración con la dirección y el personal de BUFF y la comprensión profunda de sus necesidades.

El principal problema que tenía BUFF con relación a la gestión de su tesorería era de interpretación de datos y generación de informes financieros. Su modelo de gestión de tesorería se había quedado anticuado y no daba respuesta a las nuevas necesidades de información que demandaba la empresa.

Esto se traducía en dificultades crecientes por parte del departamento de tesorería para llevar una gestión contable actualizada, lo que repercutía negativamente en la generación de informes financieros para la toma de decisiones por parte de la dirección.

La solución a todos estos problemas fue la implantación de Sage XRT, un software de última generación para la gestión de la tesorería y la comunicación bancaria.

La instauración de esta aplicación les permitió realizar la transformación digital que necesitaban, ya que gracias a las funcionalidades de la nueva aplicación y a su exitosa implantación, comenzó a mejorar rápidamente la gestión de su tesorería.

Según Estefanía Ruíz, responsable de Tesorería de BUFF, ahora cuentan con una solución moderna, que ha transformado positivamente su forma de gestionar las finanzas y la tesorería de la empresa.

Beneficios de la transformación digital del área de tesorería con Sage XRT

Entre los principales beneficios que ha obtenido BUFF con Sage XRT, destacan los siguientes:

  • Reducción de errores y trabajo manual. La automatización de los procesos de tesorería ha permitido a la empresa reducir los errores y el trabajo manual, mejorando la productividad y la eficacia.
  • Mejora de la gestión contable. Sage XRT proporciona una visión completa de la situación financiera de la empresa, lo que ha permitido a BUFF mejorar su gestión contable y aumentar la precisión de los informes financieros.
  • Acceso a la información en tiempo real. Sage XRT permite a BUFF acceder a la información financiera en tiempo real, lo que facilita la toma de decisiones estratégicas.
  • Mayor agilidad y flexibilidad en los procesos de tesorería. Sage XRT permite a BUFF adaptar sus procesos de tesorería a las necesidades cambiantes de la empresa, proporcionando una mejor visibilidad y control de la tesorería de la empresa.
  • Mejora de la seguridad. Sage XRT cuenta con medidas de seguridad avanzadas que protegen la información financiera de la empresa.
  • Reducción de costes. Sage XRT ayuda a BUFF a reducir los costes asociados a la gestión de tesorería.

Por lo tanto, la implementación de Sage XRT ha sido un éxito para BUFF. La nueva solución ha permitido a la empresa:

  • optimizar su gestión de tesorería,
  • mejorar su competitividad
  • y tomar decisiones más estratégicas.

En resumen, la transformación digital en la tesorería de BUFF, respaldada por la implementación exitosa de Sage XRT con la colaboración de GOLIVE, ha marcado un hito significativo en la evolución de la empresa. La superación de desafíos en la interpretación de datos y generación de informes financieros ha llevado a una gestión más eficiente y a la toma de decisiones estratégicas más informadas.

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Las bajadas previstas de tipos en 2024: se requiere un poco de calma

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Las reuniones de esta semana de la Reserva Federal y del jueves pasado del Banco Central Europeo han dejado inalterados los tipos de interés. Era lo previsto, pero los inversores esperaban señales más claras sobre cuándo empezarán las disminuciones del precio oficial de dinero, y, aún más, aguardaban confirmación —en especial en Estados Unidos— sobre si ya en marzo podrían llegar. Parece que llevará más tiempo. Lo que sí parecen reconfirmar los últimos mensajes de esos bancos centrales es que ya han terminado las subidas. No es poco, aunque se haya estado descontando desde hace unos pocos meses.

Los inversores han estado apostando por una disminución de tipos de la Reserva Federal ya en marzo, y eso hoy parece prematuro. Hace unos días, el semanario británico The Economist era muy crítico con las predicciones sobre tipos de interés de inversores y traders y las catalogaba de “terribles”. Quizás un adjetivo excesivamente duro por la dificultad para predecir de todos los agentes —incluidos organismos internacionales o bancos centrales— lo relacionado con la economía y las finanzas en los últimos años.

Sirve de alerta para evitar efectos manada o excesiva euforia en los mercados. Desde hace un año, aproximadamente, muchos inversores se han precipitado en dar fechas a las bajadas de tipos. Sus deseos parecen confundirse con frecuencia con sus predicciones. Las proyecciones actuales de la propia Reserva Federal son acometer tres bajadas a lo largo de 2024. Sin embargo, los operadores de los mercados van mucho más allá, y sus expectativas alcanzan la cifra de cinco o seis, la primera en marzo.

Las últimas noticias sobre la inflación no son tan alentadoras —tampoco deben causar pánico—, ni parecen compatibles con una bajada de tipos tan pronto como marzo por parte de la Reserva Federal, que sería el pistoletazo de partida para el resto de los bancos centrales, incluido el BCE. La reducción de la inflación de la segunda mitad de 2023 en Estados Unidos y Europa tuvo mucho que ver, sin duda, con las políticas monetarias restrictivas, pero también con ciertos vientos de cola, como la caída de los precios de la energía y la falta de tensiones en la cadena de suministro tras años de aprietos.

Sin embargo, el año ha comenzado con el fin de la caída de los precios de la energía y con dificultades —aún no completamente materializadas, pero ya causando problemas significativos— en los transportes internacionales y cadenas de suministro por el conflicto del mar Rojo. Tampoco se puede descartar, tras lo sucedido entre Estados Unidos e Irán, una escalada del conflicto de Oriente Próximo, que amplificaría y mucho estos problemas.

Mientras el entorno geopolítico y los mercados de combustibles sigan afectando a las expectativas de inflación e impidan acercarse completamente al objetivo de inflación de los bancos centrales (2%), puede ser prematuro apostar por bajadas más intensas de las proyectadas por los bancos centrales. En todo caso, si la inflación no sube significativamente, la debilidad de la actividad económica —con algunos países en el entorno de la recesión técnica— parece confirmar que, pase lo que pase, se va a producir ese alivio en el precio oficial de dinero a lo largo de 2024. Lo normal es que esa reducción de los tipos venga en varias dosis este año, también en el BCE.

La situación de la zona euro requiere más cautelas. Las palabras de Christine Lagarde el pasado jueves tras la reunión del consejo de gobierno lo dejaban claro: “Se espera que la inflación siga bajando a lo largo de 2024, pero el BCE necesita confirmar que se está en una fase más avanzada del proceso de desinflación para tener la suficiente confianza para comenzar a reducir los tipos”. Parece totalmente descartado marzo para iniciar las bajadas en la zona euro.

El BCE comienza los cambios de rumbo en su política monetaria más lentamente y con muchas más cautelas que la Fed. Avanzada la primavera o verano parece mucho más probable, más aún si el PIB europeo muestra más debilidades en su crecimiento. En todo caso, en materia de evolución de precios, los próximos datos de inflación serán muy importantes en la hoja de ruta del BCE. El dato adelantado de enero de la zona euro que se publica hoy dará señales —aunque no sean definitivas— de cuándo se puede comenzar a esperar una reducción de tipos en la eurozona. Por lo pronto, los datos de inflación de enero de países individuales publicados esta semana apuntan, en general —aunque España es una excepción—, a que sigue bajando, pero aún lejos del objetivo del 2%.

Aunque el BCE sigue preocupado con la evolución de los salarios en la zona euro —los famosos efectos de segunda ronda—, que afectarían más al sector servicios, intensivo en mano de obra, hasta ahora no han supuesto grandes quebraderos de cabeza. La inflación en los bienes debería bajar, pero dependerá de si escala el conflicto del mar Rojo. Ya tiene algún efecto sobre el precio de los bienes, pero, hasta ahora, parece manejable. El BCE también deberá estar pendiente de los efectos sobre la inflación de la retirada de los subsidios a la energía por parte de los Gobiernos europeos.

En suma, parece necesario continuar manteniendo la calma con respecto a las bajadas de tipos, que podrían hacerse esperar hasta bien entrada la primavera o el verano, sobre todo en el caso del BCE. La Reserva Federal actuará antes, pero tampoco parece inminente.

Este artículo se publicó originalmente en el diario Cinco Días

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El lento ritmo de descenso del abandono escolar pone en entredicho el objetivo europeo del 9% en 2030

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La tasa de abandono es la media de 4 trimestres del año del porcentaje de población entre 18-24 años que no ha finalizado Bachillerato, FP Media o FP Básica y, que, no habiendo titulado en estos tres niveles educativos, no ha realizado un curso de formación en las últimas cuatro semanas. Los datos oficiales del Ministerio de Educación, FP y Deportes hechos públicos el lunes 29 de enero muestran que la tasa de abandono en España en 2023 ha disminuido desde el 13,9% de 2022 al 13,6% de 2023. Aunque aún no se conocen los datos de la UE para este año, si nos basamos en la información de 2022, parece que España va a continuar siendo el segundo país comunitario con más jóvenes que no continúan sus estudios, tan solo mejor que Rumanía y a cierta distancia del antepenúltimo Hungría. La media de la UE-27 en 2022 fue del 9,6%. La tasa de abandono del 13,6% en España en 2023 nos sitúa aún lejos del objetivo de la UE en Educación y Formación (Education and Training Monitor Report de la UE) para 2030 de situarse en el 9%. Con un ritmo de disminución de 3 décimas no parece que nuestro país vaya a poder situarse en ese umbral dentro de 7 años.  


El gráfico 2 muestra las tasas de abandono temprano en la educación por comunidades autónomas. Hay una gran heterogeneidad en el abandono, con Navarra (6,3%), País Vasco (6,4%), Cantabria (7,4%) o Galicia (8,8%) ya con registros por debajo del objetivo de la UE para 2030 del 9,0%. En todas las CC. AA., el abandono temprano de la educación es más bajo entre las mujeres que entre los hombres, en algunos casos incluso la mitad, como en Navarra (3,8% por 9,0%) o La Rioja (3,9% por 14,5%). 


En cualquier caso, es interesante comprobar que la diferencia en la tasa de abandono entre hombres y mujeres se ha reducido considerablemente en los últimos años en España. En 2002 la diferencia entre la tasa masculina (37,2%) y femenina (24,3%) era de 12,9 puntos porcentuales. Ahora, en 2023, después de 3 años consecutivos de mejor comportamiento relativo de los hombres, esa diferencia se ha reducido a 4,5 puntos porcentuales. Incluso en términos porcentuales, los 12,9 puntos de distancia en 2002 eran un 42% de la tasa de abandono en España ese año (30,9%) mientras que los 4,5 puntos porcentuales de diferencia en 2023 son el 33% de la tasa de abandono del 13,6%. Y es que a medida que se baja la tasa de abandono más difícil es lograr reducirla, como muestra el caso de las mujeres que parten de niveles de abandono inferiores a los hombres, por lo que resultado más complicado disminuirla más. Lo mismo ocurre entre las comunidades de Navarra y País Vasco, que tenían tasas de abandono más bajas en 2022 (5,7% y 5,6% respectivamente) que en 2023 (6,3% y 6,4%)

La resistencia a bajar el abandono cuando se van teniendo tasas más bajas va a requerir nuevas medidas educativas. Con la pandemia, los indicadores educativos de promociones mejoraron mucho y esa inercia inicial se ha perdido. Una potente oferta educativa podría evitar que estudiantes que, de no haber sido por la pandemia habrían dejado los estudios, los abandonen un poco más tarde. Es posible que los jóvenes a los que en mayor medida les afecta la tasa de abandono sean ya de colectivos de características singulares a los que sea más difícil llegar y a los que habrá que ayudar con medidas muy bien dirigidas, bien analizadas y evaluadas de forma constante. El miércoles 31 de enero dedicamos una jornada virtual a evaluar posibles medidas educativas que España podría llevar a cabo para disminuir la tasa de abandono. Pueden ver el acto tanto en directo como una vez terminado, en el canal de YouTube de Funcas.

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El crecimiento del PIB supera las expectativas, pero su composición arroja dudas

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CNTR | IVT 2023


El PIB del cuarto trimestre sorprendió con un ascenso del 0,6%, según cifras preliminares, lo que, unido a las revisiones de los resultados de los trimestres anteriores (algunos al alza y otros a la baja), deja el crecimiento del conjunto de 2023 en un 2,5%.

Dicho crecimiento trimestral procedió fundamentalmente de la acumulación de inventarios, que aportaron cuatro décimas de crecimiento, y del consumo de las AA.PP. El crecimiento del consumo privado fue moderado, un 0,3% y la formación bruta de capital fijo —la variable más débil de la etapa post pandemia— registró una nueva caída. La aportación del sector exterior fue también modesta, 0,2 puntos porcentuales.

Por el lado de la oferta destacó
positivamente el crecimiento de la actividad industrial, pero la mayor
aportación al crecimiento procedió del sector de Administración Pública,
sanidad y educación. El resto de servicios tomados en su conjunto sufrieron una
caída de su VAB en el cuarto trimestre.

 En cuanto a los resultados del conjunto de 2023, el componente de la demanda que más creció fue el consumo de las AA. PP., un 3,8%, una tasa superior, incluso, a la registrada en 2020. El consumo privado avanzó un 1,8%, la inversión en construcción un 2,2%, y la inversión en bienes de equipo sufrió una caída del 1,6%. El sector exterior aportó 0,8 pp a la tasa de crecimiento, procedente de las exportaciones netas de servicios, tanto turísticos como no turísticos.

Por el lado de la oferta, las cifras anuales reflejan también el elevado peso de las AA. PP. en el crecimiento —su VAB creció un 3,1%—. El resto de servicios, sin embargo, fueron los que más aportaron, con un ascenso del 3,2%. Es muy destacable la positiva evolución de la actividad manufacturera, que creció un 3,3%, mientras que la construcción avanzó un 1,9%.

En cuanto al empleo, en 2023 se
incrementó más el número de ocupados que el de horas trabajadas, de modo que la
productividad por ocupado se redujo un 0,7%, mientras que la productividad por
hora trabajada aumentó un 0,6%. Con respecto a los niveles de 2019, la
productividad por ocupado fue un 1,3% inferior, y la productividad por hora
trabajada fue un 1,4% superior.

El crecimiento del PIB español contrasta con los resultados de la eurozona, donde el PIB registró un crecimiento nulo en el cuarto trimestre, y un 0,5% en el conjunto del ejercicio. Si comparamos el PIB de 2023 con el de 2019, la eurozona se halla un 3,2% por encima —aunque, si excluimos Irlanda, el incremento es del 2,4%—, frente a un 2,5% en el caso del PIB español. No obstante, la composición de dicho crecimiento es muy diferente: en España, en comparación con la eurozona, ha tenido un elevado protagonismo en dicho crecimiento el consumo de las AA. PP., que se encuentra un 11% por encima del nivel prepandemia, junto al sector exterior, mientras que el consumo privado está aproximadamente al mismo nivel que en 2019, y, la inversión, por debajo, al contrario de la zona euro, donde ambas variables superan los valores previos.

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El modelo exportador español en una Europa que pierde terreno

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El sector exterior ha sido uno de los principales protagonistas de la recuperación reciente tras la pandemia, de manera similar a lo que sucedió después de la crisis financiera. España es el único de los grandes países de la Unión Europea que ha conseguido mantener simultáneamente un sólido superávit de los intercambios comerciales (cercano al 2,5% del PIB en el último año, con datos hasta el tercer trimestre, prácticamente lo mismo que la media del periodo 2015-2019), y un abundante flujo de entrada de capital extranjero. El doblete también ha aportado capacidad de resistencia y confianza ante las turbulencias geopolíticas de los últimos años. 

La cuestión es hasta qué punto estos resultados son sostenibles en el
tiempo. Para calibrarlo, en un mundo interconectado, conviene examinar nuestra
trayectoria a la luz de las transformaciones que atraviesan la economía
global. 

La más evidente: Europa, nuestro principal mercado de exportación y de atracción de inversiones, está perdiendo terreno en relación a los otros grandes bloques comerciales. El crecimiento de la zona euro lleva más de un año sin levantar cabeza, de modo que a duras penas supera los niveles de actividad prepandemia. El PIB se sitúa solo un 3% por encima del nivel alcanzado a finales del 2019, cuando la economía norteamericana ya se ha propulsado un 7,3% más allá de ese umbral. Y se vislumbra una divergencia aún más acusada en el próximo año. 


La locomotora exportadora europea parece haberse atascado, a tenor de la notable contracción del superávit exterior (desde el 2,8% del PIB en el periodo 2015-2019, hasta el 1,2% en 2023). El bloque es también menos atractivo para el capital productivo internacional. La inversión directa extranjera retrocede en términos agregados, aun con diferencias, ya que cae en Alemania al tiempo que sube en España. Mientras tanto, el capital fluye hacia el otro lado del Atlántico tras la aplicación de los potentes estímulos a la inversión y a la relocalización de empresas del Inflation Reduction Act. Europa no dispone de un arsenal comparable al que ha desplegado la administración Biden, ni de una estrategia coordinada, optando de facto por la competencia entre socios comunitarios, como lo evidencia la inflación de subvenciones nacionales, o “ayudas de Estado”, un instrumento poco eficaz que además desvirtúa el mercado único en detrimento de las economías con menos espacio fiscal como la nuestra.

Además del deterioro de la posición energética, Europa padece un
déficit creciente en sus intercambios de productos de alto valor añadido
tecnológico, particularmente con China. En 2022, dicho déficit alcanzó los
36.000 millones de euros, dejando atrás los excedentes de años anteriores. De
manera similar, el comercio de vehículos eléctricos es deficitario.

Así pues, tiene mérito que las empresas españolas hayan ganado terreno en un mercado aletargado como el europeo. Tarde o temprano, sin embargo, el auge de nuestras exportaciones empezará a languidecer. De hecho, ya se perciben síntomas de enfriamiento de los intercambios con la UE, como el ligero descenso de las exportaciones de bienes registrado hasta noviembre. Las importaciones, por su parte, se van recuperando, de modo que cabe esperar una contracción del excedente exterior para este año. Según el Panel de Funcas, el superávit que arroja nuestra balanza por cuenta corriente descenderá hasta el 1,5% del PIB. Este es todavía un saldo saludable.      

No obstante, a medio plazo, además de depender de un bloque comercial europeo
en declive relativo, nuestro aparato productivo se enfrenta al reto de
incorporar las nuevas tecnologías para mantener su posición competitiva. El
talón de Aquiles es la debilidad de la productividad, reveladora de la
dificultad a realizar la transición digital, amenazando con erosionar la
ventaja que disponemos en términos de costes de producción. Un viento de cola
que conviene preservar con consenso social y actuando sobre todas las palancas
que impulsan la productividad.

COMERCIO INTERNACIONAL | Las exportaciones cayeron un 0,7% hasta noviembre en relación a un año antes, arrastradas por los derivados del petróleo, las semi-manufacturas y los medicamentos. Por el lado positivo, destaca la recuperación de las ventas en el exterior del sector automotriz y la consolidada robustez de las de bienes de equipo. Las importaciones también experimentaron una caída a nivel agregado, del 6,8%, como consecuencia sobre todo del abaratamiento de las compras de energía. Con estas tendencias, el déficit comercial se situó en menos de la mitad en comparación con un año antes.

Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.

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Protagonismo de la mano de obra extranjera en las cifras de empleo de 2023

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Según las cifras de la Encuesta
de Población Activa, en el cuarto trimestre de 2023 se redujo el empleo en
19.000 personas, aunque, una vez eliminado el componente estacional, dicho
resultado equivale a un incremento en el número de ocupados de 126.000, es
decir, un 0,6%, un ritmo de crecimiento relevante, aunque sensiblemente
inferior a los trimestres anteriores.

Con respecto a las cifras del
conjunto del año (es decir, tomando los promedios de los cuatro trimestres del
año), destacan los siguientes resultados.

En primer lugar, el número de ocupados aumentó en 615.000 sobre el año anterior, de los cuales, 53.780 fueron empleos públicos. Aunque lo más reseñable es el papel de la mano de obra extranjera, que representó la mitad de dicho incremento del empleo (gráfico 1). La población mayor de 16 años aumentó en 596.000, el crecimiento nominal más elevado desde 2007, como consecuencia, básicamente, del incremento de la población extranjera, que fue de 444.500. Este intenso avance de la población procedente del exterior hizo posible el mayor incremento de la población activa desde 2008, lo cual ha limitado el descenso en el número de parados a tan solo 130.000, situando la tasa de desempleo media anual en el 12,1%, ocho décimas menos que el año anterior.


Otro dato relevante es que el número de ocupados ha superado por primera vez el máximo anterior a la crisis de 2008: el número promedio de ocupados en 2023 fue de 21.005 miles de personas, frente al máximo de 20.580 miles registrado en 2007. No obstante, si eliminamos el empleo público, que ha crecido en 573.000 en todo este periodo, tenemos que el empleo privado, que se situó en 17.463 miles, aún no supera el máximo registrado en 2007, el cual ascendió a 17.610 (gráfico 2).


Por sectores, el empleo creció moderadamente en la industria, y con más intensidad en la construcción y en los servicios, mientras que descendió en el sector primario. Todo el crecimiento del empleo neto registrado en la industria y en la construcción ha sido de mano de obra extranjera (incluso, en la industria se ha reducido la presencia de trabajadores de nacionalidad española). En los servicios, los foráneos ocuparon el 43% del nuevo empleo.

El incremento del empleo
registrado en 2023 fue fundamentalmente a tiempo completo, de modo que la tasa
de parcialidad (ocupados a tiempo parcial sobre el total) descendió hasta el
13,3%. La tasa de temporalidad también se redujo hasta el 17,1%.

En suma, los resultados del
último trimestre han sido relativamente positivos, y en el conjunto del año el
crecimiento del empleo ha sido superior al crecimiento del PIB, que se estima
(a falta de conocer el dato del último trimestre) en un 2,4%. El otro elemento
destacable del comportamiento del mercado laboral en 2023 ha sido el papel
protagonista de la mano de obra extranjera.

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Por el mundo digital con la guardia baja

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Millones de personas transmiten diariamente datos personales, laborales y financieros a través de Internet. Gestionarlos de forma adecuada es esencial para salvaguardar la privacidad personal, prevenir el acceso y uso no autorizado de información sensible y proteger contra el robo de identidad y los fraudes. Reconociendo el derecho fundamental de las personas a la protección en relación con el tratamiento de sus datos personales, las instituciones europeas y nacionales han elaborado en los últimos años una densa estructura normativa para hacerlo efectivo. Por su parte, numerosas organizaciones y empresas promueven la participación en programas y cursos de ciberseguridad para concienciar a los usuarios de Internet sobre la importancia de la autoprotección. Sin embargo, las estadísticas disponibles indican que, en general, navegamos por Internet con la guardia baja.

En efecto, las Encuestas sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en Hogares realizadas en 2023 en los países de la Unión Europea reflejan niveles moderados o deficientes de medidas de protección, si bien se aprecian notables diferencias internacionales. Por ejemplo, en España, un 38 % de los internautas han modificado alguna vez la configuración de sus navegadores para restringir las cookies, cifra cercana a la media europea pero muy alejada de las que muestran Finlandia (66 %) o Países Bajos (56 %) (gráfico 1). En el mismo sentido apunta la menor frecuencia con la que los encuestados españoles afirman llevar a cabo prácticas tales como la instalación de software para limitar el rastreo en línea (un 17 %, tres puntos porcentuales (pp) por debajo de la media europea), una prudencia también menos frecuente en el resto de países del Sur y Este de Europa.


Otros indicadores ponen asimismo de manifiesto ese comportamiento excesivamente confiado de los internautas españoles. Así, según datos recogidos en 2020 por esa misma encuesta (no disponibles en la edición de 2023), más de la mitad de los encuestados en España (54 %) carecía de un sistema de seguridad en sus teléfonos móviles inteligentes o ignoraba tenerlo, frente al 37 % de la media europea. Además, un 34 % nunca había restringido el acceso de las aplicaciones a los datos de sus dispositivos o desconocía la posibilidad de hacerlo, cifra que superaba en 7 pp a la de la media europea (gráfico 2).


No obstante, en otras facetas, los españoles manifestaron una mayor cautela en la gestión directa de datos personales: en 2023 un 41 % afirmó leer las políticas de privacidad antes de proporcionar datos personales; un 63 %, haber restringido el acceso a su ubicación, y un 72 %, haberse negado en alguna ocasión al uso de sus datos para publicidad, cifras todas ellas superiores a las correspondientes a la media europea (gráfico 3).


La encuesta también refleja la existencia de diferencias sociodemográficas en estos comportamientos. Los mayores, las mujeres y las personas con menor nivel educativo se posicionan como los grupos más vulnerables por su menor precaución en la protección de sus datos. Ya sea por falta de habilidades tecnológicas o por desconocimiento de la importancia de proteger esta información personal, en general, las mujeres muestran menos prudencia en la protección de datos que los hombres de sus mismas edades, especialmente en cuanto a actividades algo más exigentes técnicamente, como la instalación de software (gráfico 4). La edad influye en el sentido esperado (los internautas mayores protegen menos la privacidad de sus datos), si bien la relación no es lineal: los entrevistados más jóvenes (de 16 a 24 años) se protegen menos que los que cuentan entre 25 y 34 años. También el nivel educativo marca diferencias en estas conductas. No llega a un tercio la proporción de internautas con educación secundaria o menos que ha configurado su navegador para limitar el seguimiento de cookies, mientras que esta cifra supera el 50 % entre quienes han completado estudios universitarios (gráfico 5).


Lo cierto es que los usuarios, aunque estén acostumbrados al uso cotidiano de la tecnología, muy a menudo carecen de los conocimientos técnicos necesarios para comprender los riesgos a los que están expuestos sus datos en el entorno digital y subestiman la importancia de su protección. Sus intereses han de conjugarse con los de las empresas, que se encuentran ante el dilema de aprovechar el uso de los datos de sus usuarios como oportunidad de negocio o adoptar una estrategia de diferenciación de marca basada en una mayor protección de datos. Estas tensiones se refuerzan con el auge de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, cuyo desarrollo depende del acceso a grandes volúmenes de datos. Pero, además, los reguladores no solo actúan como árbitros, sino que también son parte interesada dado el potencial aprovechamiento del acceso a los datos de los ciudadanos, cuya exposición se incrementa a medida que las diferentes esferas de la vida se trasladan, cada vez más y de más variadas formas, al entorno digital.

En definitiva, la protección de los datos queda a menudo comprometida en un sinfín de decisiones que realizamos cotidianamente en nuestras actividades online. Utilizamos navegadores sin ser conscientes de que ofrecen distintos niveles de seguridad, privacidad y protección contra el rastreo online; entramos en páginas web con diferentes niveles de seguridad, descargamos aplicaciones móviles, servicios de mensajería y plataformas de redes sociales, cada uno con sus propios protocolos y políticas de privacidad, que incluyen, en ocasiones, la venta de datos de los usuarios. Todo ello abona una sensación de complejidad y entropía que conduce a menudo a reducir las cautelas. No es sencillo regular la protección de datos de manera que proteja a todos los usuarios, independientemente de su nivel de habilidad o conciencia tecnológica, sin debilitar la inversión en innovación tecnológica ni frenar su avance en esa carrera internacional tan competitiva. Pero todos los esfuerzos por diseñar normativas que concilien esos intereses individuales, corporativos, políticos y administrativos en el manejo de datos personales resultarán de eficacia muy limitada si nos movemos por el mundo digital sin conciencia de los riesgos ni protección suficiente ante ellos. Insistir en este mensaje es probablemente una de las mejores formas de celebrar el Día Europeo de la Protección de Datos.

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Estas son las tendencias tecnológicas que marcarán la diferencia en 2024

¿Buscas información en Google o se la pides a ChatGPT? La forma en la que encontramos datos relevantes está cambiando con la IA. Y esta es solo una de las tendencias tecnológicas de 2024.

  • La transformación digital de las empresas se ha acelerado durante los últimos años debido al impulso de iniciativas como el Kit Digital y a la democratización del uso de las tecnologías.
  • ¿Pero qué nos espera en 2024?, ¿qué tendencias deben conocer las organizaciones para seguir creciendo este año? Te lo contamos en este artículo. 

IA generativa, tecnologías sostenibles o conectividad por satélites a baja altura son términos que se han escuchado durante los últimos años y, en 2024, van a continuar evolucionando y siendo relevantes. ¿Te gustaría saber más sobre las tendencias para este año y sobre cómo puedes implementarlas en tu empresa? En este artículo te contamos cuáles serán las tendencias tecnológicas que triunfarán durante los próximos meses.

¡TUITÉALO! Descubre las tendencias tecnológicas para 2024 que supondrán una gran revolución tecnológica y digital.

Tendencias tecnológicas clave en 2024

La tecnología evoluciona a un ritmo vertiginoso y permite cambios y avances más rápidos. Dentro de esa constante evolución, la inteligencia artificial generativa desempeñará un papel destacado en 2024, junto con otras tendencias que detallaremos a continuación. 

1. Aplicación y uso de la inteligencia artificial generativa

La IA se ha utilizado durante años para el reconocimiento de imágenes y del habla. Además, está presente en las aplicaciones de navegación y los asistentes personales de los teléfonos inteligentes, entre otros dispositivos. En este sentido, la IA generativa seguirá creciendo en 2024, pero habrá varios aspectos a considerar: 

  • Las empresas tienden a modelos privados para proteger la confidencialidad de su información. 
  • La protección de datos personales será fundamental, por lo que se espera que se apruebe una regulación a nivel europeo que sea una referencia. 
  • Cualquier organización que utilice la IA generativa deberá asegurarse de la fiabilidad de las fuentes, de la corrección de la información y de que se están respetando los derechos de propiedad intelectual. 

El mercado de la IA se espera que genere 190.000 millones de dólares en 2025 y que se extienda a multitud de sectores y empresas con independencia de su tamaño. De esta forma se crearán nuevos puestos de trabajo en desarrollo, programación, pruebas, soporte y mantenimiento, entre otros.

El incremento del uso de la inteligencia artificial ayudará a predecir la demanda de servicios y contribuirá a facilitar la toma de decisiones empresariales.

2. Tecnología sostenible 

Las tecnologías verdes serán la prioridad de las empresas en 2024. Esto significa que: 

  • Se deberán utilizar tecnologías más eficientes en cuanto al uso de energías. 
  • Las tecnologías que se apliquen en las empresas deberán depender cada vez menos de recursos no renovables. 

De esta forma, se impulsará la responsabilidad social corporativa de las empresas y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible. 

Como tecnologías sostenibles destacan la IA, la automatización o la nube

3. Apps inteligentes 

Las aplicaciones inteligentes se caracterizan por ser: 

  • Proactivas, es decir, anticiparse a las decisiones o deseos del usuario. 
  • Personalizadas, de forma que siempre se adaptan a las necesidades del usuario. 
  • Compatibles con otras plataformas, de manera que el usuario pueda utilizar diversas plataformas y la experiencia tenga continuidad. 
  • Adaptables al entorno del usuario en cada momento para que la experiencia sea siempre buena.

4. Industry Cloud Platforms 

Durante los últimos años, ha habido una creciente demanda de plataformas cloud adaptadas a cada sector. En 2024 evolucionarán las soluciones tecnológicas en la nube adaptadas al sector industrial, con el objetivo de afrontar problemas específicos como:

  • la logística, 
  • la regulación 
  • o la necesidad de escalabilidad

5. Impulso de la tecnología No code

Una tecnología No code es aquella que ayuda a diseñar o desarrollar aplicaciones utilizando herramientas intuitivas. Estas permiten arrastrar y soltar elementos, de forma que se elimina la necesidad de escribir código por parte de los desarrolladores. Gartner sostiene que el 70% de las aplicaciones desarrolladas por las organizaciones utilizarán tecnologías de código bajo o sin código, frente a menos del 25% en 2020. 

El 70% de las aplicaciones que desarrollan las empresas utilizan tecnologías de código bajo o sin código. 

6. Desarrollo e implantación de robots

Los robots ya no solo trabajarán en las fábricas, sino que podrán desarrollar otras tareas específicas como el reparto o la atención al cliente. Los robots serán cada vez más versátiles y gracias a la aplicación de la IA podrán aportar eficiencia y productividad a las empresas. 

7. Conectividad a internet por satélites 

La conectividad a internet basada en satélites que utilizan órbitas terrestres bajas se adoptará de forma más amplia y permitirán un mayor rendimiento, puesto que trabajan a menor altura (2.000 kilómetros). Esto favorecerá a aplicaciones como: 

  • las videoconferencias, 
  • la mensajería instantánea 
  • o los trabajos en documentos colaborativos. 

En definitiva, 2024 será un gran año para el desarrollo tecnológico. Este panorama desafiante también ha dado lugar a un momento ideal para cambiar la forma de hacer negocios. Un punto de inflexión para adoptar nuevas soluciones de gestión empresarial que ayuden a las empresas a afrontar estos tiempos difíciles y convertirlos en una ventaja competitiva.

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